sábado, 15 de marzo de 2014

MERODEANDO A LA HUMANIDAD ÚLTIMA DE LEE JEFFRIES. HOY: CHARLES (Narciso de Alfonso)



Charles
de Lee Jeffries

Este hombre con ojos está en un clima descolorido, como cuando una tormenta no llueve pero se come toda la luz del cielo.
En la foto sólo vemos que quiere olfatearnos con esa enorme nariz: husmear, oler el mismo aire que nosotros respiramos; quitarnos el oxígeno que es nuestro y no nos sobra.
En la foto sólo nos enseña la mirada casi triste, con los ojos de no ser casi nadie y la cara de somático y de sufrido, como si llevara puestos con mucha fiebre los seis termómetros de la pena. Sólo nos dice, sin palabras, que es cordial y moribundo, que no ha comido suficiente y que somos sus hermanos humanos hombres, lo que tal vez es otra manera de decirnos que está libre de impuestos. En cualquier caso, mientras nos seduce o no nos seduce, parece que está en una huelga de princesas o en un certamen de amor tirano. No es más distinto de sí mismo que de los demás.
Debe saber: que lo primero es mantener activos a los testigos de su existencia y, casi a la par, asegurarse de que está en su nicho ecológico y que no debe salir de allí. A continuación: nada de plantearse historias que no quepan en su vida. Y para terminar: que somos hijos del rigor y lo que hagamos de nuestra vida depende de ciertos mordiscos.
Se trata de un hombre de la intemperie interminable, que es una intemperie –claro- que viene a estar allí donde huele a sal y donde hay un pequeño comedor con estorninos que no se utiliza.
Está cerca de donde acaba la vida, en la grieta donde el tiempo se abre y se rompe, quizá está ya olfateando el abismo o sólo aguantando el tipo o bostezando dentro de los días como si vomitara mismidad en una palangana blanca. Ya no necesita moverse, ni desplegar las alas, ni siquiera sospechar, ni oponerse: ya no necesita nada, solamente estar. 
Quisiéramos conocerlo más a fondo para responder, cuando nos pregunten, que su nombre de pila es pedazos, y que sus documentos generales tienen todas las páginas negras.


Narciso de Alfonso
Merodeos, IV



1 comentario:

  1. Muy bueno, como siempre.

    Parece que es peligroso quedarse sin testigos fuera de la "zona clausurada", que decía uno que yo me sé. La zona donde se come sin comer. Llenándose sin llenarse.
    Porque tenemos pastillas de astronauta de sal de frutas y nos quitan la indigestión en un segundo. Justo un segundo después de haber soltado la cuerda de la guillotina que no es guillotina.

    Gracias por la fotografía en cinemascope

    Ángel

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