domingo, 23 de noviembre de 2014

PAPÁ (Javier Iribarren)




El día de su funeral cené con mamá en un mesón de los que se dicen jamoneros. Cuando concluyó la ceremonia buscamos un lugar para guarecernos de los mentideros creados en torno al pórtico de la parroquia. Amigos y conocidos de conocidos chismorreaban sin cuartel. Era su momento: “¡Cómo estaba la iglesia!”, “Muy bien este cura, eh”, “¡Solo nos vemos en funerales!”, “Que me voy ya, me alegro de verte”.
En el mesón estudié la carta con detenimiento: raciones, bocadillos fríos, los calientes, hamburguesas… Mamá, que tiene poca desenvoltura en los bares, me confió la iniciativa. Pedí dos bocadillos, el completo de jamón serrano, sin pimiento como lo prefirió ella, y el de cecina de Astorga con paté y aceite, que nos recomendó entusiasta el camarero. Los presentaron al cabo de cinco minutos, generosos y rotos en mitades, para facilitarnos el mordisco. Deliciosos los dos, vaya por delante, si convenimos a la hora de señalar el de cecina como excelente. Y así se lo hicimos saber al camarero, pues no dejaba de fisgar nuestros bocados en busca de una aprobación coral a su sugerencia. Bien a gusto me hubiera zampado otra mitad, y creo que mamá también, pero un conocido, otro más, se acercó a mostrar sus sentidos respetos a la viuda. Mamá ni siquiera se acordaba de su nombre, “el de la ferretería, sí, sí, claro”, pero verlo así de afectado, derramando la compostura entre sollozos, le causó algo de rubor.
Camino de casa retomamos el hilo del funeral. Mamá se atrevió a especular con cifras de asistentes y evocó con resignación socarrona las últimas voluntades de su marido, “Nada de misas ni sermones. Y tiráis mis cenizas al Ebro”.
Antes de retirarnos a dormir volvimos a coincidir en la cocina.
- ¿No te acuestas, hijo?
- Sí, ahora. Me he quedado con hambre. Voy a picar algo.
- Yo también tengo apetito, no te creas. ¿Queda algo de queso?
- En el “frigo” no. Lo terminé ayer.
- Hay en el balcón, creo.
- ¿Voy?
- Sí, por favor.
- Vale. Ahora vuelvo.
- ¡Luis!
- ¡Dime mamá!
- Coge también las nueces.


Javier Iribarren


jueves, 13 de noviembre de 2014

AYER PRESENTAMOS EN ZARAGOZA "INTERINO", LA NOVELA DE JAVIER IRIBARREN

Ayer, miércoles, después de su presentación en Pamplona, Logroño y otras localidades, se presentó por fin en Zaragoza la novela de nuestro amigo Javier Iribarren. Pasamos un buen rato de charla y conversación y, desde aquí, sólo me queda agradecer la presencia de los que allí estuvistéis y de los que queríais estar y no os fue posible. Os dejo abajo la crítica que en su día colgué en el blog Lecturas hispánicas.
Una buena novela, muy por encima de la media de lo que se está publicando. Calidad literaria, testimonio, crítica, amor y humor, de la mano de un autor con talento y oficio.



Procuré retomar el ritmo de estudio, por enésima vez, aunque no fue sencillo. Tal vez convenga precisar aquí al lector que aunque no lo parezca el relato avanza, y hacia delante. Las correrías de un opositor no encierran asesinatos junto al lago, leyendas templarias ni secretos vaticanos. Es probable que no haya ni sexo. Auguro que no habrá película. (de "Interino". Javier Iribarren.Ediciones Eunate. Pamplona, 2014).

Pues no, no es cierto. Porque en "Interino" sí que hay película. Javier Iribarren nos presenta una apasionante novela de amor, humor y crítica social, que destapa los padecimientos y hasta los peores instintos humanos ante la lucha diaria por la supervivencia, y cómo esa lucha puede convertirse en una verdadera trampa. Su lectura suscita multitud de interrogantes, pero quizá el principal consista en cuestionar nuestras propias ambiciones: la naturaleza de las mismas y sus efectos, su legitimidad y, en todo caso, su verdadera conveniencia (su oportunidad). Buen punto de partida para una profunda reflexión sobre lo que la sociedad espera de nuestros jóvenes y ellos de la sociedad.
Estamos ante el crudo testimonio del suplicio padecido por esta juventud condenada al fracaso escolar o a discurrir por un eterno laberinto implacable y desesperanzado de estudio, disciplina y pobreza, difícilmente compatibles con la mínima estabilidad física y emocional que cualquier tipo de proyecto vital precisa. Panorama sólo roto por algún que otro escarceo casi siempre condenado al fracaso, bien sea por el extranjero (Londres, en este caso) para intentar buscar salidas y, de paso, aprender o perfeccionar otro idioma; bien por los bosques de una administración efímera, transitoria y provisional. Estudiante, opositor o interino, qué más da: la angustia es extrapolable a cualquier otra situación en que se hallan inmersos los jóvenes de hoy. Y este es el testimonio y esta la odisea: un relato verdaderamente dramático. ¿Cómo que no hay película? 
Y ya, en la perspectiva puramente formal o literaria, nos encontramos con una prosa exenta de experimentos lingüísticos o expresivos o de pretensiones líricas o poéticas, pero rigurosa y eficaz; de hecho, la narración mantiene un ritmo muy bueno con dosis, si no de un suspense hitchcockiano (inapropiado por lo demás para el género), sí de la necesaria tensión para atrapar la atención del lector, aderezada además con pinceladas -ahí sí- de un lirismo nada pacato (y por tanto acorde con el tono narrativo) pero muy emotivo y salpicado de un humor muchas veces fino e inteligente. La trama está perfectamente estructurada y los personajes acertadamente definidos, lo que unido a ese logrado ritmo hacen de "Interino" una novela muy por encima de la mediocridad a la que nos tiene acostumbrados el actual mercado literario .
Recomiendo, pues, su lectura: es interesante, emocionante, divertida y motivadora. Pero, además, lo dicho: contiene un vivo testimonio de nuestra época. Bueno, hoy, para la reflexión y, mañana, para el recuerdo aleccionador.


Servando Gotor


sábado, 8 de noviembre de 2014

LA NOVELA "INTERINO" DEJAVIER IRIBARREN, SE PRESENTA EN ZARAGOZA ESTE MARTES, DÍA 12

Interino, la novela de nuestro amigo Javier Iribarren, editada por Ediciones Eunate, se presenta en Zaragoza el próximo día 12 a las 19,30 en Sala Cultural de Librería Central (Corona de Aragón, 40). En el acto intervendrá el abogado y escritor Servando Gotor y el propio autor. 



Interino es sinónimo de provisional, transitorio, fugaz. ¿Puede una persona llevar una existencia interina? Eduardo Iturralde es un joven universitario con nombre de árbitro y dificultades para pronunciar la erre. La timidez, parece, le viene de serie. Los proyectos que emprende, sean laborales o personales, no terminan de cuajar. “No acabas nada, hijo. Hay que ser más paciente en la vida”, le recuerda su madre.
Javier Iribarren
No parecen las mejores credenciales para estudiar una oposición, desde luego. Pero Iturralde es obstinado y la propia inercia de la vida le ha llevado por ese camino. Convertirse en alto funcionario de la Administración Foral de Navarra se convertirá a partir de entonces en su aspiración.
Un reto intelectual mayúsculo que el protagonista tratará de compaginar con su relación de pareja y con diversos empleos temporales al servicio de la Administración Pública. ¿Lo conseguirá? 
Una historia de superación que nace en el periodo de bonanza y profundiza en lo más profundo de la crisis actual. El testimonio (crudo testimonio) de lo que la sociedad actual depara a nuestros jóvenes. 
Javier Iribarren  nace en Logroño en 1980. Es licenciado en Derecho y funcionario de la Administración de la Comunidad Autónoma de La Rioja. “Interino” es su primera novela.


miércoles, 29 de octubre de 2014

TRES AÑOS SIN MARIANO BERDUSÁN



SGS



Tal día como hoy, 29 de octubre se cumplen tres años del fallecimiento de Mariano Berdusán. Tuve la suerte de conocerlo en sus últimos años, y la desgracia de que, precisamente, fueran los últimos. 
Nos consolaremos disfrutando de sus traducciones poéticas y aprendiendo de sus piadosos y ejemplares relatos. Pero, sobre todo, con su recuerdo, su conversación y su presencia.







Catulo: poema número 85:
Amor y odio 


Odi et amo. quare id faciam, fortasse requiris. 
Nescio, sed fieri sentio et excrucior.

Odio y amo. Y me preguntas por qué es así.
No lo sé, pero siento que es así y me atormento.


Versión de Mariano Berdusán








sábado, 25 de octubre de 2014

¿ME PUEDEN MULTAR SI USO UN SMARTWACH MIENTRAS CONDUZCO? - La interesante web de Carlos Rubio

Imagen del nuevo smartwatch de Lg
Seguramente muchos de vosotros ya os hayáis hecho con alguno de los tan de moda relojes inteligentes osmartwatches. Otros seguramente os lo estéis pensando muy seriamente, pero de lo que ya no hay duda es de que estos nuevos gadgets se han convertido en el objeto predilecto para muchos de los amantes de la tecnología.
Ya sea un reloj con Android Wear o el futuro Apple Watch, las dudas para quienes utilizamos en nuestro día a día un automóvil son las mismas. ¿Está permitido usar un smartwatch mientras conducimos? Las autoridades todavía no se han pronunciado oficialmente acerca de este tema, pero siempre es bueno saber qué nos dice la ley para evitar futuros problemas.


CARLOS RUBIO


EN ESTOS MOMENTOS (Ángel Ferrer)


sgs


En estos momentos

después del estrago, desconfiados hilos

responsabilizado, no sé si feliz

solo y protector

como quien conduce

mientras los demás duermen

involuntariamente vivos

me pregunto

si sólo somos infinito tiempo contenido

mientras tejemos mismascircunstancias



Ángel Ferrer


viernes, 10 de octubre de 2014

ALLÁ EN SU GRANJA DE COLORADO (Anthony Badgrapes)


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Allá en su granja de Colorado, cuando se aproximaba la primavera, Johnny Goat paraba de vez en cuando el tractor y venteaba el aire con extraña expresión. Todos sabían que a poco desaparecería como todos los años sin decir nada a nadie, para volver dentro de unas semanas con aire satisfecho, aunque lleno el cuerpo de tumefacciones y la piel rasgada por profundos rasguños y heridas, a veces, de alguna consideración.
Numerosos bulos corrían por el pequeño downtown donde los granjeros de la zona se reunían los fines de semana para ahuyentar su soledad y romper la murria cotidiana. Por el salón local, entre el soso ritmo de las baladas tocadas por músicos paletos, se propalaban rumores sobre los enigmáticos viajes de Johnny. Mientras se vaciaban barriles y barriles de cerveza, que en vano trataban de saciar la eterna sed de aquellos campesinos, una fabulosa sed, mayor que la de las doce tribus peregrinando por el desierto, los más extraños comentarios sobre Johnny se escuchaban en los corrillos, que apenas eran capaces de acallar las guitarrerías y estentóreas voces del grupo de texmex, que era lo más celebrado de la fiesta. Al día siguiente, por lo general, nadie se acordaba de nada. La única preocupación era remediar, con escaso éxito, la terrible resaca general.
Un viejo granjero, entre escupitajos de tabaco y tragos de güisqui casero, relataba a quienes querían escucharlo, que Johnny había sufrido un terrible accidente en su niñez. Que estando en el campo con un hato de cabras, el macho le había arrancado de un mordisco un testículo y que el muchacho en venganza le había amputado los dos al viejo chivo con su navaja cabritera. El padre había encontrado a los dos medio desangrados y recogiendo las vísceras y chirajos de carne esparcidos llevó al muchacho al médico del pueblo, que como siempre andaba medio bebido. Y echando un largo trago, para aclarar la voz, tras carraspear largamente y escupir por la comisura de su boca una bosta de tabaco a considerable distancia (era reconocido como uno de los más hábiles de la región en este deporte), midiendo el tempo para aumentar el interés del auditorio, con cara pícara, terminaba: -Dicen que el doctor se confundió y le enjaretó al chico el testículo del macho, cosiéndole la bolsa, y hasta hoy. Claro que el viejo estaba completamente lerdo porque el alcohol y el tabaco habían terminado por infiltrarse en sus circunvalaciones cerebrales, y nadie hacía caso de sus peroratas.
Sin embargo, algunos, no más cuerdos que aquel viejo, aseguraban haber visto a Johnny enfilar con su viejo jeep, adquirido como chatarra en el cercano campamento militar, hacia las montañas Rocosas, donde aseguran que pastaban algunos rebaños de cabras cimarronas.

Anthony Badgrapes




viernes, 3 de octubre de 2014

¿DE QUÉ GUARDARROPÍA HABÉIS SACADO ESE ATREZZO? (Anthony Badgrapes)


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-¿De qué guardarropía habéis sacado ese atrezo? –Jefe, nos dijo que había que venir trajeados. Este es el traje de mi boda, el único que he llevado en la vida. Me lo hizo un sastre italiano, un espagueti ¡Vamos!. ¡Angelitos! Para llevarlos al museo de cera. Parecían huidos de El Padrino I remasterizada. ¿Cómo vamos a tener autoridad, vistiendo como unos espaldas mojadas?. A partir de hoy seremos los elegantes del gang. Nos llamarán los dandis, me encargo yo. – Ahora a escuchar la misa con seriedad. Os levantáis cuando todos se levanten y os sentáis cuando todos se sienten. Nada de cuchicheos. Seriedad. Cuando empiecen a repartir la comunión, os vais con paso normal a la sacristía, como hemos dicho. Así de fácil, tan fácil que pueden entenderlo hasta vuestras obtusas mentes. Cuando os hagáis con la recaudación a salir por la puerta lateral que sabéis. Allí estará esperando, en la cincuenta y una, Brokenass con la furgoneta. Nada de tiros, ni jaleos ¡Ya os lo he dicho!
La cosa parecía transcurrir con normalidad, pero cuando nos reunimos tras el golpe en el lugar convenido, vinieron con las manos vacías. –Jefe, es que cuando llegamos a la sacristía, la recaudación había volado, se nos había adelantado una chica rubia con dos tipos, según dijeron los dos tíos que estaban atados y amordazados-. Nos había levantado el muerto la rubia amiga de Crookedleg, aquella de toda confianza. No cabía duda.- Y vosotros, inútiles, aun perdéis el tiempo desatando a los dos tíos de la sacristía, y os dedicáis a una alegre cháchara con ellos. Pronto estará la bofia sobre nosotros y la rubia tan feliz con el producto.


Anthony Badgrapes


domingo, 28 de septiembre de 2014

IMPOSIBLE PRONUNCIAR SU NOMBRE (Baraque)


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La Vida sigue, si
Irremediablemente sigue
Pero desde el inesperado momento
En el que decidiste soltar mi mano
Me resulta imposible pronunciar su nombre


Baraque

Cité a los muchachos en una trattoria... (Anthony Badgrapes)


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Cité a los muchachos en una trattoria de Little Italy y de allí, sin previo aviso, los llevé a un sórdido sotabanco de Chinatown que funciona como caraoke para chinos. Con la misma enigmática sonrisa que utiliza Wong tanto para echar a un cliente borracho, como para recibir al boss de su triada, tomó mi dinero y mi recomendación de que no nos molestara nadie en el cuartucho que le habíamos alquilado. Aquí no nos ha seguido nadie, ni puede saberse donde localizarnos. Sitio perfecto para planear el golpe.
-Bien, business are business.- Comencé. –Hace seis semanas que todos los domingos voy a misa de 10:15 a.m. a St. Patrick y ya me la sé de corrido. Al que se ría le frio los huevos. No quiero interrupciones. ¿Por qué a la de las 10:15? Porque hay coro. ¿Por qué esta súbita fe religiosa? Por la colecta. ¿Por qué mi interés por la música? Porque la música centra la atención de los parroquianos y no se percatarán de nuestros movimientos. Sí, vamos a por la colecta. No son los tiempos en que concurrían a la catedral los Kennedy, pero continúan asistiendo peces gordos de la comunidad irlandesa y se dejan un buen puñado de dólares en la cestilla de la colecta. En este momento Brokenass comienza a liarse un canuto. Se lo arrebato de un manotazo. –Es solo un tirito, buss.- Es un carajo ¡Nada de fumar en el templo! ¿Lo oís? Y todos con traje, si no tenéis lo alquiláis ¿entendido? Tú, Loosedick, nada de esas corbatas con tías en pelotas ¿eh?. Pues bien, escuchad, una vez realizada la colecta se lleva a la sacristía y allí permanece hasta que una vez contada y registrada llega el coche blindado para recogerla, esto lleva algo menos de media hora, y ese es el tiempo del que disponemos. Cuando sea la comunión, no hace falta que os lo indique, ya veréis que muchos asistentes se acercan al altar, mientras el coro entona algunos cantos, entonces es cuando hay que actuar. Nos dirigiremos, como si fuéramos al altar, a la sacristía. Aquí está el plano de la catedral, ya veis que el movimiento es fácil. Entonces tú, Badface, y tú, Loosedick, dejáis vuestro asiento y con paso normal os vais derechos a la sacristía, amenazáis con las pipas al tío que está contando la recaudación y os la entregará sin resistencia. No quiero disparos, ¡eh! ¡Está claro! En caso de que ofrezca alguna resistencia, un culatazo. Todo limpio y silencioso. Vosotros dos los esperaréis afuera, en la 51, con el coche en marcha. Nos largamos y ya está. Así de sencillo. El domingo a las 10:15 a.m. en St. Patrick, para hacer un ensayo.

Anthony Badgrapes

lunes, 15 de septiembre de 2014

TUVE QUE ECHARLE JABÓN A LA COSA... (Anthony Bradgrapes)


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Tuve que echarle jabón a la cosa para vencer la resistencia de la Superiora, que si era loable la labor que hacía con esos chicanos, que ya podía el Ayuntamiento subvencionar tan meritoria obra. Jabón y dólares, porque comenzó a comprender que éramos de una organización sin ánimo de lucro dedicada a impartir cursos de formación para gente que quería reinsertarse en la sociedad (eso le dije, así no le chocaría el pintoresco aspecto de los chicos de la banda) cuando dejé sobre la mesa un buen puñado de billetes. “Señora, está bien, pero todos me llaman madre o reverenda madre, como guste”, me soltó ante mis dudas sobre el tratamiento. Pero a mí eso de “madre” no me salía, porque, a pesar de los velos y el hábito, la chica no estaba nada mal, y a ver si iba a cometer incesto de pensamiento, que uno tiene la conciencia muy estrecha para estas cosas, que uno tiene principios, que para eso sus padres lo mandaron a uno a una escuela católica, aunque yo sacase poco aprovechamiento. “Bien, las reglas son las siguientes: ustedes utilicen el aula las dos horas diarias por las que la han alquilado; sobre todo puntualidad; nada de mezclarse con los chicos que están en clase y no interferir lo más mínimo con la actividad docente, si necesitan algo toquen la campanilla y una hermana acudirá y les proveerá de ello. El precio incluye el uso de la pizarra, pero si quieren utilizar el proyector, eso se cobrará aparte….” Continuaba hablando y yo dando cabezadas de afirmación como si fuera un caballo, mientras mis pensamientos volaban por debajo de tocas y ropajes talares. 
Por fin había encontrado un sitio discreto y tranquilo para exponerles el plan a los chicos y organizarlo todo. Además, seguro que el lugar les cohíbe y estarán atentos, y allí, vista la monja cancerbera que tienen en la portería, jamás podrá irrumpir la rubia de Crookedleg. Tuve que utilizar toda mi autoridad para acallar las protestas. A ver quien es el boss. Que si los bancos están duros, que si huele a tiza y a lápiz, que como se enteren de las otras bandas vamos a ser la rechifla, que si puedo salir a fumar un cigarro, que si puedo ir a mear, que si podemos pedir un güisquitos. Esto último dicho con cierto deje irónico. Al rato llega la superiora toda escandalizada diciendo que esto era intolerable, que habían querido sobornar a una hermana para que les trajera una botella de güisqui del bar de enfrente. Tuve que calmarla convenciéndola de que solo se trataba de una broma, mediante un donativo extraordinario como ayuda de comedor de los chicos que no pudieran pagarlo. “Que no se vuelva a repetir esto, os jugáis la calificación del curso de fontanería”. Cuando marchó la monja les dije en ese tono tan convincente que empleo yo cuando quiero convencer, que a la próxima les cortaba los huevos allí mismo. Cuando estaba más enfrascado en mis explicaciones, trazando en la pizarra el esquema del plan, llega una hermana y me dice que la inspectora de la oficina federal quería entrar para hacer un informe sobre la marcha de los cursos. -¿No será rubia, por casualidad? –Sí, señor, rubia, muy rubia, yo diría que muy teñida, si me lo permite y que Jesús me perdone. –No la deje entrar por nada del mundo, no es ninguna inspectora, sino una alumna expulsada por pésimo comportamiento en clase y vida desarreglada. –Ya me lo ha parecido a mí, que no tiene pintas de inspectora, y me callo lo que parece. Y que me perdone la Santísima Virgen por ser tan mal pensada, que no tengo remedio, ya me puedo confesar esta falta sin falta…
Ya nos habían descubierto, alguien había filtrado el plan para desarrollar el plan. A alguno le huele ya el pelo a socarrado, menudo soy yo en esto de la disciplina.

Anthony Badgrapes


sábado, 13 de septiembre de 2014

LA BARBARIE DEL ESPECIALISMO (Domingo García-Sabell)


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Ortega atinó en cosas muy trascendentes. Cosas que ahí están, en sus textos. Quizá las más significativas se encuentren como agazapadas, como encubiertas por la luminaria de su estilo, en frases de poca apariencia, pero de potencial y fuerte carga discursiva. Vayamos, si no, a uno de sus libros principales. Vayamos a La rebelión de las masas, obra toda ella empapada de energía profética -empezando por el título, hoy convertido en eslogan-. Título que sirve, justo por su universal uso indiscriminado, para reafirmar la masificación intelectual del individuo.Pero encaminémonos a lo que interesa. Uno de los capítulos del libro ostenta este encabezamiento: «La barbarie del especialismo». ¿Qué se sostiene en él? Sencillamente esto. El hombre de ciencia actual es el prototipo del hombre-masa. Las ciencias físicas y biológicas van suscitando cada vez más la especialización. La ciencia experimental ha ido progresando gracias «al trabajo de hombres fabulosamente mediocres, y aun menos que mediocres». De ahí un hecho notorio: «el especialista sabe muy bien su mínimo rincón de universo; pero ignora de raíz todo el resto». Y como se siente satisfecho «dentro de su limitación, esta misma sensación íntima de dominio y valía le llevará a querer predominar fuera de su especialidad».
Aquí asoma la certera veta del profetismo orteguiano. El científico aspira a ofrecer no una vista discreta de aquello sobre lo que trabaja, sino una panorámica del universo en el que su mínima propiedad asienta. Surgen los científicos «filósofos», los divagadores, los superentendidos. ¿Se desea un ejemplo? No hace muchos años, un gran alergólogo, Urbach, publicó una obra espléndida sobre las enfermedades alérgicas. En el prólogo escribió esto: «La alergia -fijémonos bien, la alergia- es una nueva concepción médica del mundo». Nada más y nada menos.
Naturalmente que con esto no queda colmada la condición profética del texto de Ortega. Lo principal viene después. Al pensador le parecen bien las profundizaciones de tipo general que la ciencia necesita en determinados momentos para subsistir y para renovar su aparato conceptual. Mas para ello será menester que el científico se apoye seriamente en la filosofía, o bien que sepa «escucharla», que la tenga en cuenta y que la respete. Que deje al hombre de pensamiento puro la encomienda de la generalización y la interpre.tación universales. El hombre de laboratorio aporta sus datos. El filósofo los ordena en su amplia retícula personal. O deja que el primero la construya, pero siempre con el rigor de ideas que la filosofía exige y necesita. Newton no sabía demasiada filosofía. Einstein necesitó -según el propio Ortega- «saturarse de Kant y Mach ». Ellos le agilizaron, le liberaron la mente y le dejaron «la vía franca para su innovación». En una palabra -añado yo- lo desespecializaron.
Pues bien, en este instante de su pensar, Ortega nos dice algo sumamente agudo, sumamente veraz, a saber, que la física está entrando en la crisis más seria de su historia y que «sólo podrá salvarla una nueva enciclopedia más sistemática que la primera». Si no es así, el especialismo no podrá avanzar. El especialismo precisa de nuevas concepciones generales, de nuevas ideas, en el sentido más riguroso del vocablo idea. O quedará estancado.
Pues bien, esto se escribía en 1930, es decir, en pleno florecimiento y auge de la investigación científica. En el momento en que predominaba la humildad positiva ante los hechos reales y la aceptación de lo que esos hechos forzaban a admitir sin buscar en ellos otras significaciones que las de su propia textura, a veces poco entendible. Era la época de la resignación epistemológica de los científicos (Einstein, Jeans, Dirac, etcétera), a la que seguiría la búsqueda de los fundamentos, la búsqueda de la realidad verdadera con la que la fisica opera, o de la realidad última que se oculta tras las perforaciones de esa misma física. Heisenberg publica en 1952 un trabajo con este sintomático título: «Positivismo, metafísica y religión». En 1971, otro gran físico, Carl Friedrich von Weizsácker, confiesa abiertamente que no habría podido entender la teoría cuántica si antes no hubiera eritendido a Platón. En la astrofisica, los «agujeros negros» llevan de la mano a los cintíficos hacia los dominios de la metafísica. Otro tanto podría decirse de la biología. Adolf Portmann puede servir aquí de señal. O Tinbergen, o Brecher, o Von Holst, o Henderson, etcétera.
En realidad, dicen unos y otros, todo son «modelos». Con ellos opera la física. Pero estos modelos resultan, a su vez, mitos. Mitos cuya disección los sabios practican ceñidamente. Para quedarse, en último término, con su dimensión de metáforas. En otros términos, con su dimensión de intentos de expresar lo inexpresable. La «realidad velada», la «realidad lejana», la «objetividad débil» y la «objetividad fuerte» son, entre otros muchos, los síntomas de una inquisición que va más allá de lo estrechamente positivo. La metafísica del mundo. La inquisición de la cosa en sí.
Hegel combatía la matematización de toda la realidad. Y se opuso a la concepción newtoniana del tiempo. Ahora, los nuevos físicos tratan de hacer posible una concepción que sea capaz de abrir el mundo a su interpretación universal y, al tiempo, les deje el campo libre para sus metódicas de pesquisa positiva. «Conciencia de los límites, pero no resignación ante esos límites. En definitiva, ansia de construir la "nueva enciclopedia" que Ortega anunciaba hace cincuenta años». No es mala profecía. No es pequeña profecía. Sobre todo si se contempla en sus entresijos mentales, pues no nació de una vaga intuición -ni tampoco únicamente de un conocimiento detallado de lo que por aquellos tiempos acontecía en la física-. Esos conocimientos eran indudables. Pero no era Ortega el único que los poseía. Muchas otras cabezas europeas manejaban con igual destreza los datos concretos y estaban al tanto de sus últimas consecuencias. Pero Ortega tenía una virtud muy específica. ¿Cuál?
Sencillamente, la de su extraordinaria sensibilidad cultural. Ortega siempre fue un poderoso resonador de lo que ocurría fuera de las fronteras de sus propios saberes. Pienso que esa sensibilidad no ha sido estudiada como se merece. Algún día alguien tendrá que hacerlo. Esa sensibilidad cultural estaba al servicio de unas ideas generales bien maduradas y diáfanamente expuestas. El foco intelectual de Ortega iluminaba estratos del saber que ni siquiera sus cultivadores habían sospechado. C. F. von Wiezsäcker decía que es más fácil hacer ciencia que entenderla. Ortega no hacía ciencia, claro está. Pero la entendía. La entendía de raíz, porque se colocaba ante ella pertrechado con un andamiaje conceptual nuevo, sugeridor y abierto. Y desde esa atalaya emitía, con sus diagnósticos, sus profecías esenciales. Ahí quedan.
Hay ocasiones en que algo puede entenderse con total claridad -ha escrito Heisenberg- y, sin embargo, sólo puede hablarse de ello mediante imágenes y metáforas. Por ahí anda hoy la física. Y la biología. Ortega lo advirtió en su tiempo. Pero sus, advertencias venían arroipadas en brillantes imágenes y en deslumbradoras metáforas. Nos parecía aquello una excelsa literatura, pero no otra cosa. Ahora comenzamos a comprender que allí había algo más. En España -solía decir el filósofó-, para convencer, es necesario seducir. Así sedujo él con sus prosas. Y en la seducción se quedó la ingente obra. Nadie quiso ver otra cosa. La efectividad del pensamiento orteguiano, su vigencia, va surgiendo poco a poco del seno estético en que yacía como hipnotizada. Bueno es dedicarle nueva atención. Porque Ortega nos sembró un camino y nos lo hizo transitable. Incluso nos aleccionó sobre sus peligros, sobre sus recovecos, sobre los falsos atajos, hoy tan en boga. Por eso es pensamiento vivo.
Dejemos a un lado lo demás. Lo demás, esto es, los reparos, las salvedades, los recortes críticos a posteriori. Los fáciles desdenes. En una palabra, dejemos a un lado la cicatería hispana. Esa desabrida tendencia a arañar en la obra ilustre para restarle una mínima corteza de valor, a ver si de ese modo concluye por desmoronarse.
La cicatería hispana. Por desgracia, una constante histórica.

Domingo García-Sabell
18 octubre 1980




domingo, 7 de septiembre de 2014

ESTÁ CAYENDO OTRA GOTA (Baraque)


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Está cayendo otra gota
Ya no sé qué es
Una lágrima
Sangre
Un pedazo de alma
¿Hasta cuándo va a durar este doloroso goteo?


Baraque

EN EL DOMINICAL DEL NY TIMES... (Anthony Bradgrapes)


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La lectura del dominical del New York Times me proporciona una gran idea para nuestros planes: las sardinas, para despistar al enemigo, se camuflan dentro de un gran banco. Perfecto para nosotros. Llamo a Crookedleg y a Loosedick , mis lugartenientes, para tener una sesión de trabajo y planear un asunto. “En Central Park, a las nueve a.m.” les digo, “con ropa de deporte”….”¿Que qué es eso? Unos chandals cualquiera……. ¿Qué no tienes? Baja al chino de la esquina y te compras uno. No te irá mal un poco de ejercicio”. Loosedick protesta, pero yo me impongo, que soy el jefe. Gracias a mi inteligencia sobrevivimos, que si fuera por ellos… Dónde pasar más inadvertidos que en Central Park. Tres amigos que dan un higiénico paseo mientras conversan entre la multitud de pirados que corren en chándal sin tener que llegar con hora a ningún sitio. Me escama que Crookedleg no haya puesto ningún reparo, porque es al que quería evitar, estoy seguro que a Central Park y a hora tan intempestiva no le seguirá su rubia y podremos hablar tranquilamente.
Como siempre, me hacen esperar para empeorar mi, ya de por sí, mal humor. De pronto me quedo ojiplático: por ahí viene Crookedleg con su andar “tumbao”, uniformado de dirigente del partido colorao, luciendo el mismo chándal que Chaves y Fidel en la foto de su encuentro. Si queríamos pasar inadvertidos, ese es el perfecto camuflaje, sus colores chillones se ven desde la Quinta Avenida. “Deportivo, dijiste. Este chándal me ha costado un huevo, lo estreno hoy, es el mismo que llevaba Chaves en Cuba, auténtico, certificado. Me lo ha enviado un amigo desde Caracas. Dice que aquello sí que es vida, que lo que nosotros hacemos aquí, allí no es robar, sino redistribuir la riqueza, una acción social, que a él lo conocen como el agente redistribuidor. Aquí en USA estamos muy anticuados en materia de acción social y no se cuantas pendejadas más. Deberías escucharle y ponemos una base de negocios allí……”. Si le dejo continuar me da la paliza durante toda la mañana. Está muy interesado en los problemas sociales, seguro que se ha echado alguna rubia comunista.
Cuando se incorpora Loosedick comenzamos nuestro paseo-job. A los diez minutos siento como se me agarrotan los gemelos del esfuerzo físico y, a pesar de esta puñetera primavera neoyorquina, más fría que el culo de una callgirl, me surcan gruesas gotas de sudor la frente. A los quince minutos mis compis han desparecido, los veo derrengados unos metros más atrás. Decidimos ir a donde siempre, a The Garden. “Hoy no me jorobes con tus malditos screwdrivers, Pepe, no tengo el cuerpo para tus brebajes, tráenos burbon, pero no del que destila la Paca, tu mujer, en la cocina, me traes la botella de four roses sin abrir, ¡eh!, no empeores mi humor”. “Haga algo de ejercicio, le conviene, un paseo por las mañanas, no le pido mucho. Ese jilipollas de doctorcete. Qué vaya él y deje de tomar bieres, qué pasa más horas en el pub que en su consulta”. Cuando me dispongo a exponer mi plan, aparece la tal Roose, la rubia de toda confianza según Crookedleg. “Papito, papito ¿dónde te habías metido?” se abalanza sobre él dejándole la cara toda pringosa de rouge barato. Seguro que la envía Bignose para apropiarse de mis grandes ideas, de modo que vuelvo a contarles el argumento del robo al tren Glasgow, sustituyendo, naturalmente, Glasgow por Atlanta, y a todos, rubia incluida, y eso que le he advertido de que solo aguanto a las rubias cuando están calladitas, les parece un magnífico plan y quieren empezar hoy mismo.



Anthony Badgrapes

sábado, 30 de agosto de 2014

Me hallaba en mi rincón favorito de "The Gardens" (Anthony Badgrapes)


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Me hallaba en mi rincón favorito de The Gardens, un viejo club que había disfrutado de mejores tiempos, cerca de Central Park, qué quieren, también yo había disfrutado de mejores tiempos, tomando un screwdriver –“destornillador”, para entendernos-, lo más para ponerse a punto por la mañana, que solo sabía prepararme Pepe. Se hacía llamar Mr. Joseph, pero yo lo conocía desde cuando regentaba un tugurio por las Ventas del Espíritu Santo en Madrid y seguía llamándolo Pepe, a cambio, eso sí, de generosas propinas. No crean que tomo vulgares screwdrivers, mi decadencia no ha llegado todavía a tanto, se trata de una fórmula secreta, que hoy que me encuentro especialmente comunicativo voy a compartir con ustedes, ya que han tenido la pachorra de continuar leyendo hasta aquí, pero a condición de que no la divulguen, de otro modo el asunto pasaría a mayores, ya me entienden, y me vería forzado, entre otras cosas igual de perjudiciales para todos, a cambiar de combinado. Soy un espíritu selecto y no puedo tomar lo mismo que esa masa de frikis que pulula por ahí. Antes moriría de sed, que es para mí el peor tormento a que pueda ser sometido un ser humano, que tomarme un gintónic. ¡Estamos!, pues acérquense que les voy a confiar mi fórmula: 2/3 de gazpacho y 1/3 de vodka, se agitan en una coctelera bien fría, se agitan, ¡eh!, no se revuelven, y se vierten en una copa de martini, previamente helada, pero nada de hielo, ya saben, y con el borde escarchado con sal gruesa. Pruébenlo, mano de santo para esas mañanas en que el cerebro se encuentra envuelto en una espesa niebla producto de noches de pecado y de pasión. Bueno, quizá, pecado, pero pasión, la verdad, es que no mucha, al menos en mi caso, y ustedes no faroleen que esto no es una jugada de póker. Así de sencillito es el screwdriver, pero he de advertirles que no vale cualquier gazpacho, no, ni mucho menos, y no cometan la herejía de utilizar un alvalle de supermercado, aparte de cometer un crimen estético, esto les arruinaría el estómago por unos cuantos días. El ideal es el que prepara la mujer de Pepe, que es sevillana, a quien ayudo alguna vez a elaborarlo. Mientras su marido se halla ocupado en la barra nosotros nos encerramos en el laboratorio a cocinarlo, el marido tiene una absoluta prohibición de interrumpirnos , ya que es como una operación alquímica, que requiere de toda la concentración de los oficiantes y cualquier interrupción podría tener consecuencias fatales. El vodka, según Pepe, viene, por un oscuro canal, directamente de las bodegas del Kremlin, yo me lo creo y vale. Bien es verdad, que cada combinado de estos me cuesta un buen puñado de dólares, pero prefiero arruinarme tomando los combinados de Mr. and Mrs. Pepe, que pagando el impuesto sobre la renta. Bien, a lo que vamos, estaba en The Gardens donde debía de encontrarme con Eyedleg, un camarada de los viejos tiempos, que siempre se retrasaba, para tratar de un negocio. Apareció el interfecto acompañado de una rubia con más agua oxigenada que un botiquín de los Players. –Te dije que se trataba de business, de modo que tenías que venir solo, brother- le espeté a modo de saludo. La rubia me miró con la misma aprensión con que me miran todas las rubias, hasta que empiezan a conocerme, como si fuera una oruga defecando en un pétalo de rosa, mientras trataba de estirar la piel de su cara, abotargada de botox, para esbozar una sonrisa – Rosse puede escuchar todo, es seria y de toda mi confianza, my darling, no tengo secretos para ella-. Eso me dijo de la rubia anterior y así nos fue. De modo que le conté la película del robo del tren de Glasgow, cambiando las estaciones, claro, y le pareció un plan perfecto. “¡Espléndido, chico! Propio de tu genio ¿Cuándo nos ponemos a ello?” Preguntó.

Anthony Badgrapes


domingo, 24 de agosto de 2014

INFINITAMENTE INTENSO (Baraque)




Como un ovillo
me recojo a cada instante
esperando que así
el dolor se contraiga

Como un erizo
me hago una bola
en un intento
de defensa

Pero mis púas se clavan
atravesándome de lado a lado
El dolor
infinitamente intenso
me hace sentir aún más pequeña

Entre lágrimas
desgarradas
impotentes
grito
soy
y ya no seré
otra cosa
que nada





Baraque


martes, 19 de agosto de 2014

LA VENTANA (Anca Balaj) - Minicuentos para niños

Cuando las puertas se abren y se cierran con suavidad, uno puede atravesarlas con total libertad, pero si alguien las cierra de un portazo, ya no se puede pasar al otro lado en mucho, mucho tiempo. No importa si son horas o medias horas, tras el portazo queda una eternidad hasta el momento de volver a cruzar esa puerta.

Carlos se quedaba muchas tardes encerrado en su cuarto después de que alguien diera un portazo. Su habitación tenía la peculiaridad de volverse grisácea tras cada uno de esos portazos: desde las paredes hasta las alfombra, que de normal era roja, todos y cada uno de los objetos que había en su cuarto perdían cualquier rastro de color. 

Un día, mientras medía los minutos que quedaban hasta atravesar de nuevo el umbral y recuperar el rojo de su alfombra y de sus mejillas (y, no te asustes, pero había minutos de hasta veinte metros de largo), vio con el rabillo del ojo que uno de sus cuadernos conservaba las tapas verdes y azules. Se acercó al escritorio y lo abrió. Era el cuaderno de cuentos ilustrados en los que solía escribir las aventuras que inventaba jugando con los amigos. 

Dentro del cuaderno, las historias seguían conservando todo su colorido. Sin querer, a Carlos se le escapó una sonrisa al ver al pirata con los pantalones bajados arrastrado por tres gnomos. Se le ocurrió dibujarle los bigotes más despeinados, pero, en cuanto el lápiz rozó el papel, el cuaderno se convirtió en una ventana que daba a una isla con grandes palmeras y gnomos traviesos vestidos de violeta. Carlos cruzó la ventana y, con sus propias manos, despeinó los bigotes del pirata, vitoreado por al menos una docena de gnomos de todas las edades que parecían encantados con la ocurrencia del niño. 

Pasó la tarde rápidamente, pues los minutos que quedaban eran ya más cortos que el lápiz amarillo. La puerta se abrió y Carlos volvió a su cuarto, cerrando la ventana detrás de sí; la ventana volvió a ser un cuaderno de tapas azules y verdes, la alfombra era roja otra vez y los minutos de nuevo medían sesenta segundos exactos.

Pero, desde aquel día, Carlos siempre llevó consigo un cuaderno de tapas coloreadas, por si alguien daba un portazo y había que salir por la ventana. Y nunca volvió a quedarse encerrado en una habitación gris.



___________
Libros de Anca Balaj

TÍMIDaS (Anca Balaj)






La manera adecuada de manejar grandes textos es tomando el escrito en su conjunto. Después, a la hora de estudiarlo, deberá usted recorrer con su mirada la superficie de los renglones, de izquierda a derecha, sin variar el ritmo. Podría (en caso de ser absolutamente necesario) volver unas palabras atrás y recorrer de nuevo las letras ya leídas, procurando abarcar al menos medio renglón en esta revisión.

Pero jamás, bajo ningún concepto se debe detener con la mirada fija en una minúscula en concreto. Si así lo hiciera, la boba se sentiría halagada por tanta atención, dada su timidez se pondría roja y así destacaría entre las demás letras.

¿Puede alguien imaginarse la de líos e incorrecciones que supondría tener una minúscula destacada en mitad del libro? ¿Podría alguien resistir tal desbarajuste en un texto formal?



Anca Balaj
de su blog
aMINUSCULA


viernes, 15 de agosto de 2014


sgs


De haber sabido
Que mientras hablaba
Reía
Dormía
Sus demonios me observaban

Se apoderaban
De mis palabras
Mi risa
Mi descanso

Y en mi boca
Mis labios
Mis sueños

Hablaban
Reían
Soñaban por mí
Haciéndole creer
Que era yo

De haberlo sabido...

Me habría mantenido
Muda
Impasible

Insomne


Baraque




lunes, 11 de agosto de 2014

LIBROS: EDICIÓN - AUTOEDICIÓN. AMAZON CONTRA LAS GRANDES EDITORIALES (Servando Gotor)






   Se ha desatado una guerra de precios entre el joven monstruo distribuidor, Amazon, y la vieja bestia editorial Hachette. ¿Qué pasa? Que las grandes editoriales, como las pequeñas, no tienen otro remedio que vender sus libros (impresos o digitales) tanto en Amazon como en cualquier otra distribuidora de las muy pocas que con ésta pueden competir.  ¿Y qué más pasa? Que el precio lo ponen, como siempre,  las propias editoras con los mínimos que marcan la distribuidoras (por ej. Amazon).  ¿Y qué más? Que, como en tantas otras cosas, en Internet luchan los más fuertes contra los más débiles y muchas veces ocurre, como hoy, ¡ay!, que en estas nuevas lides digitales el pequeño puede comerse al grande. Y ahora mismo, resulta que cualquier persona física, desde su casa, puede editar y vender, y de hecho lo edita y vende, el mismo título a menor precio que la más fuerte. Y claro, vende lo que el grande no vende. Y uno pequeño no hace daño, pero muchos pequeños pueden cargarse al grande. Y esto es lo que pasa: que los editores o autoeditores, 2.0 venden en amazon (la tienda plus grande du munde) más que las editoras multinacionales de toda la vida.
Me explico, y voy por partes.
Yo, como autor, acabo de recibir una circular de Amazon por email, en la que explica a su mundial masa de autores y editores la guerra con Hachette, que ya ha sacado a la arena a los suyos con un manifiesto contra Amazon diciendo lo de siempre: que las editoras convencionales (las, para ellos, "buenas editoras") pueden irse al traste, y con ellas el arte y la cultura, por los bajos precios de la autoedición o la coedición, posibilitadas, en este caso, por el monstruo distribuidor Amazon. Vamos, que la vida del libro está en serio peligro. 
Este es el problema y esta es la guerra: Hachette, el monstruo editorial se resiste a bajar el precio de los libros digitales y ponerlo a la altura (más bien a la 'bajura') del precio medio (prácticamente tirado) de las editoriales pequeñas o, mejor, de las autoeditoriales o de los propios autores, francotiradores, 2.0,  freelance u outsiders (llaméseles como se quiera).
Mi opinión personal como "experto" en el tema en los sólo dos años escasos que llevo editando y vendiendo libros en Amazon, infiere de todo esto cinco conclusiones, dependiendo de mi poliédrica perspectiva personal. 
Las expongo seguidamente, desde la más egoísta a la más solidaria:
1ª Como autor, Amazon me ha dado la oportunidad de que mis libros se estén vendiendo en todo el mundo (poco, pero antes no es que no vendieran, es que no estaban en el mercado).
2ª Como editor estoy editando libros buenos de buenos autores que se están vendiendo en todo el mundo (poco, pero antes no es que no se vendieran, es que nadie los editaba).
3ª Como editor, estoy poniendo en el mercado, y a un precio increíble, buenísimos títulos, en cuidadas ediciones, y en una relación calidad/precio inmejorables, que hasta hoy estaban descatalogados, o agotados; en todo caso: fuera del mercado. (Vamos, que estoy aportando algo a la humanidad).
4ª Como autor/editor, me da lo mismo que Amazon y Hachette se saquen los ojos: los dos son dos monstruos multinacionales que, además se están limitando a "escenificar" una guerra que tiene los días contados, y por supuesto, con la victoria de Amazon, como luego diré.
5ª Como lector, alabado sea: cada vez tengo más libros en el mercado y a mejor precio.  Con la música ya pasó lo mismo: hace "años" que apenas compro música (¡con lo que me han sacado las discográficas en "sus" tiempos!, ¡con lo que han abusado de mí, en "sus" tiempos).  Hace mucho que, como melómano, soy millonario: tengo más de lo que nunca pude imaginar, más de lo que nunca soñé, gratis o prácticamente gratis.
Y volviendo a los libros, hace casi siete años que una institución semiprivada de mi querida ciudad, publicó una de mis novelas. Se la mostré al dueño/director de una gran librería/editorial cercana, la miró con desprecio y me dijo: es una vergüenza cómo la administración y los entes públicos o semipúblicos nos hacen este tipo de competencia desleal.  Es cierto, pensé: el pequeño editor tenía sus razones, pero también yo tenía las mías como autor: si no me la publica este organismo, tú nunca me la hubieras publicado. De hecho, he tenido una novela entre las finalistas de dos importantes concursos sin que nadie me la haya editado a lo largo de más de veinte años. Esas son las mías, mis razones ( en este caso, como autor).
Bien, pues la cuestión es sencillísima y por eso digo que la guerra entre Amazon y Hachette (que por lo demás me importa un rábano) tiene los días contados. Y ellos, además, lo saben mucho mejor que yo. Lo que pasa es que quieren arrancar las últimas mieles. 
Estamos en otra época. Eso es lo que pasa. 
Estamos en época de extremos: de las grandísimas multinacionales y del los pequeños profesionales 2.0 (los que podemos codearnos con los grandes gracias a los "populares" medios digitales).  
Estamos en la época en que muchas profesiones y muchas industrias han muerto, se están muriendo o se morirán a corto plazo, les/nos guste o no.  
Y todo esto tiene ventajas e inconvenientes. Pero, amigo: al que le toca, le toca (y a todos nos toca un poco de todo, y a todos nos toca espabilarnos).
La industria editorial como venía ejerciéndose hasta hoy, tiene los días contados. Por eso la guerra la ganará Amazon, que no es una editorial sino una distribuidora, un monstruo logístico.
Las editoriales tienen que cambiar de chip totalmente o desaparecerán.  Y lo mejor del caso es que tienen que competir,  no ya con Amazon, sino con microscópicos profesionales de la edición y la coedición: con los autores 2.0. Y en esta guerra, paradojas de la vida, yo no tengo ningún gasto: sólo mínimos, casi imperceptibles, beneficios: no tengo los costes de una editorial convencional: invierto tiempo, trabajo (u ocio), pero no dinero; tanto para los libros digitales como impresos.  Más: encima yo puedo poner a la venta en Amazon un libro clásico más barato que una editorial tradicional: no hace falta stock (ni siquiera en los impresos).  Ojo, tampoco cuento con subvenciones públicas: yo me lo guiso, yo me lo como.  Y, sin ayuda alguna, he puesto títulos en el mercado que de otra manera no existirían (¡qué bueno, cuánto bien para la humanidad!). Y yo solo, yo solito...  Y como yo, tantos "editores 2.0". No hay gastos, no se necesita stock, los títulos pueden ser los mismos.
Aquí, lo que realmente debe preocuparnos a todos, lo que de verdad debe preocuparnos, es que haya verdadera competencia, que no vayamos, como indefectiblemente parecemos ir, hacia el inexorable monopolio de dos o tres monstruos.  Porque esta es la paradoja de nuestros días: frente a la realidad del empresario o profesional 2.0, que aprovechando los modernos medios digitales puede hacer cosas grandes el solo, he aquí la otra realidad: la de los tres o cuatro grandes que todo lo atraen hacía sus insaciables fauces.  En definitiva, lo que hay que evitar por todos los medios es el monopolio, para eliminar luchas desiguales, desequilibradas.. Eso es lo que hay que hacer: evitar que bestias editoriales como Hachette o logísticas como Amazon, sean las únicas del mercado internacional.  Sobre esto es sobre lo que tenemos que pensar todos, porque este es el verdadero problema, en esto como en todo. Este es seguramente el gran problema de nuestro tiempo: la propiedad de los medios de producción esenciales en tres o cuatro manos.
Dicho todo lo cual, me mojo:
1º Soy de la opinión de que en el mundo editorial, como en general en todo, no debe haber ayudas ni subvenciones públicas (excepción hecha de libros de texto: ahí debe ser sagrada la ayuda, como sagrado, pulcro y exquisito debe ser el mecanismo democrático que haya de marcar sus contenidos).
2º Es mentira, pura mentira, que la muerte de las editoriales tradicionales conlleve la muerte de la literatura, de la poesía.
3º Los autores que se están posicionando a favor de las grandes editoriales, son "sus" autores: los autores de "ellas". Y debería darles vergüenza (a "ellos") posicionarse así. Porque: o mienten, o están vendidos, o ignoran la verdadera realidad... O las tres cosas a un tiempo: son meros esbirros de las grandes multinacionales, a las que se deben en cuerpo y alma, en tinta y pluma.
4º Los grandes medios de comunicación están todos en similar situación de dependencia que los autores expresados, claro que en este caso porque suelen pertenecer a los mismos grupos editoriales, o comparten sus mismos intereses.
5º Los periodistas que se manifiestan en los mismos medios y dicen lo mismo que los autores de las grandes editoriales, demuestran tener la misma dignidad profesional que los autores que firman semejantes manifiestos.
Y, por favor, ¿qué fuerza moral pueden tener las editoriales de siempre que, en las ferias del libro, promocionan a lo bestia a verdaderos patanes con verdaderas basuras que venden libros por ser famosos y guapos presentadores de televisión? Respuesta que nos dan: que gracias a esos patanes, gracias a los beneficios que dan se puede publicar a autores buenos deficitarios. Bueno, pues si los buenos autores son deficitarios, que se pasen al sistema que menos gasto comporta: la edición 2.0. ¡Yo les edito! Claro, que eso, competir en la arena, a pecho descubierto y sin una promoción con un buen respaldo económico...  Ah, y los editores y autores, o coeditores, 2.0 tampoco cuentan con las ayudas púbicas del mundo del libro (como no hay gastos, no hay ayudas, claro).  Y tampoco contarán aquí, en 2.0, con la opinión impresa de esos maravillosos críticos pseudo intelectuales (en realidad verdaderos pelotas que viven de lo mismo), para los que sólo cuentan los autores de las "grandes" editoriales.  
Bueno, pues esto, este sistema, como tantas otras cosas, se ha acabado. Así de claro. O renovarse, o morir.
En fin, lo principal: no dejarnos engañar. En la web tenemos de todo. Así que aprendamos a buscar, aprendamos a elegir. Precisamente veo estos días una noticia muy reveladora: 


Los comentarios de los clientes en Internet influyen en el precio y la ocupación de los hoteles.Cadenas como NH o Meliá vinculan el salario a la satisfacción.
                                                                                                            El País, 9 agosto 2014

Internet puede ser muy bueno para el consumidor, siempre que el consumidor tenga verdadera libertad. Pero para tener verdadera libertad hay que tener también una buena formación, claro. Y, como decía Proust, hay algo imperdonable: la estulticia. Hoy más imperdonable que nunca, porque hoy tenemos a nuestro alcance, a precios bajísimos y hasta regalados, los mejores libros del mundo. Algo que jamás hubiéramos podido soñar. Y no sólo libros: los mejores archivos, las mejores bibliotecas del mundo están digitalizando ahora mismo, mientras usted lee esto, muchas obras y documentos más, para ponerlos gratis a nuestro alcance. Por minutos, por segundos, se enriquece Internet. Ha sido mucho lo andado y muy largo el camino desde la Biblioteca de Alejandría hasta aquí. Aprovechémoslo.  
Si quieres... pásalo.  Y si no, lo tiras. Esto es Internet. Esto es, o debe ser, Libertad.


Servando Gotor


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