domingo, 10 de marzo de 2013

EL CHAD (Juan Serrano)

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A mi tía Micaela no le importaba mucho el destino, lo que más le satisfacía era el viaje en sí, su ritual, el preparar las maletas, la dulce espera, esos andenes llenos de tiendas de souvenirs, las prisas, el trasiego resplandeciente y colorista de peinados vestimentas y hablares exóticos. 


Mi tía era trashumante de nacimiento. Siempre de aquí para allá. El desplazamiento, la curiosidad, el grácil balanceo del camino, el ver pasar los árboles, las rasantes, las señalizaciones, dejar atrás las nubes, los prados, aquella manada de ovejas, olvidar el agrio olor cotidiano de las paredes de su reclusión pueblerina. 

Mi tía necesitaba tirar por la ventanilla de su vagón en marcha la rutina almacenada en los repliegues anodinos de sus días clonizados. Como la culebra que se desprende en el camino de su vieja y arrugada piel, así mi tía siempre dispuesta a vestir su nueva camisa, la más hawaiana y corretera de sus prendas. 

Incluso cuando perdía su vuelo y se veía obligada a permanecer quieta parada durante horas en el aeropuerto, la Micaela con su imaginación peregrina recorría los más paradisíacos lugares de su cancelado viaje. 

El albergue, la playa, el parador, la gastronomía del lugar, el patrimonio artístico, los nuevos amigos.... todo le resultaba precioso, un verdadero deleite. 

Consumido el paquete turístico, a mi tía Micaela le ocurría lo que a esas madres, que en vez de sentirse superdichosas por haber parido su hijo deseado, caen en una fuerte depresión posparto. 

Ayer Micaela nada más pasar el umbral de su casa tropieza con el portal y se rompe la cadera. 

Y contra todo pronóstico el médico viene y me dice que mi tía ha contraído una enfermedad llamada “síndrome itenerari”. Y añade el galeno: 

“Su tía no volverá a dar un paso, si antes no logra viajar a esa ciudad jamás visitada por ella, el pueblo que la vio nacer". 

Y ahora al oír la recomendación del doctor recuerdo que mi madre me dijo un día que su hermana, la tía Micaela, fue adoptada por mis abuelos en uno de sus viajes al Chad.

Juan Serrano
(En el blog Blao
16 noviembre 2007)



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