domingo, 30 de septiembre de 2012

ESCRIBIR (Roberto Plural)

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sgs



Escribir no es una exhibición de saber sino un ejercicio de aprendizaje.

Confundir esto genera
literatura mala, 
escritores falsos 
y abundante pobreza. 


Roberto Plural


viernes, 28 de septiembre de 2012

SI CATALUNYA FUERA INDEPENDIENTE PLANETA SE TENDRÍA QUE IR A ZARAGOZA, A MADRID O A CUENCA" José Manuel Lara

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El presidente del grupo editorial asegura haberle dicho a Mas que la independencia es imposible y es tajante: "No es que me fuera, es que me echan"
 
 
Barcelona (Redacción / Agencias).- "Si Catalunya fuera independiente, el Grupo Planeta se tendría que ir a Zaragoza, a Madrid o a Cuenca". Así de claro se ha mostrado José Manuel Lara, el presidente del mayor grupo editorial de España cuya sede social se encuentra en Barcelona.
 
El empresario se ha referido en una entrevista en la cadena ABC.Radio sobre los últimos acontecimientos políticos y se ha mostrado tajante: "No es que me fuera, es que me echan". Además, ha considerado que no tiene sentido que una editorial como Planeta "tenga su sede en un país extranjero que habla otro idioma".
Lara dice que está observando la escalada independentista en Catalunya "con una enorme, enorme, preocupación", y que le da "un miedo horroroso la radicalización del voto". Así, ha lamentado que "políticamente los partidos la están alimentando en los dos sentidos". Para el empresario la independencia es imposible y ha dicho no entender que se plantee en serio: "Se lo he dicho a Mas", ha asegurado.
 
El también mandatario de Antena 3 y de La Sexta ha lamentado que ambas partes "no se hayan sentado a hablar" a fondo sobre estos problemas, y ha alertado de que una supuesta independencia de Catalunya no beneficiaría a esta comunidad, porque tendría que asumir un 20% de la deuda pública española, al tiempo que ha recordado que buena parte del negocio de las empresas catalanas está en el resto de España.
 
Además, ha alertado de que, en el supuesto de que Catalunya pudiera ingresar en la UE, algo que requiere de la unanimidad de sus miembros, ha recordado, sería un contribuyente neto a la Unión Europea, por lo que "aportaría tanto o más dinero" del que actualmente aporta en forma de solidaridad al conjunto del Estado. Por ello, cree que ni la Europa del euro va a permitir que España se quede fuera de la moneda única ni es concebible pensar en una independencia de Cataluña.
Lara es uno de los pocos empresarios que ha expresado en público su preocupación por la hipótesis de una secesión de Catalunya, y ha añadido que, de las conversaciones con Mas, deduce que el president hace estos planteamientos porque está "muy presionado por su entorno".

(28/09/12)
 

jueves, 27 de septiembre de 2012

ENTRE SOL Y SOL (Narciso de Alfonso)

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Entre sol y sol, Michelle está arrobada, con los sentidos anulados, en suspenso, tal vez presa de alguna intensa emoción, de un dolor, de un placer, con el alma traspuesta, quizá conmocionada o transida. Le sienta bien la piel de oro oscuro, y el pelo onduladísimo de rubio oscuro, con esa mano central que sostiene toda la dejación, toda la ausencia de Michelle, como si una columna sola sostuviera un entero edificio abandonado.


Las sombras densas del ocaso ponen mucha oscuridad entre los oros porque cualquier obstáculo, cualquier estribación o resalte, cualquier tropiezo de la luz, hace una sombra larga, extendida, reteñida de oscuro, y la piel devuelve también el resplandor directo de la cara y de las piernas mayores, de manera que hay zonas, playas, llanuras, calas o rincones donde la vida refulge, resplandece, se oscurece, rebrilla y negrea en un solo golpe visual, en un solo pack ocular, en un efecto único.


Con la tarde y el mar entre las costillas, debajo y dentro de la piel, empujándole el alma y arrebatándole el cuerpo personal, Michelle está hermosa como un espléndido objeto que fuese humano y femenino y vivo y abrazado por el sol poniente.
 


Narciso de Alfonso
del blog
 
 

miércoles, 26 de septiembre de 2012

A FASCINANTE VIDA DE LAS PALABRAS, I (Antonio Envid)

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AEM



Una de las joyas que guarda el museo diocesano de Jaca es el monumental conjunto de pinturas de la iglesia del pueblecito de Bagües. Se trata de uno de los más importantes repertorios de pintura mural del románico europeo y en él se expone, a modo de viñetas, toda la Biblia, desde la creación hasta la pasión de Cristo. Una de sus escenas reproduce el acto en el que Adán da nombre a los animales:

Jehová Dios formó, pues, de la tierra toda bestia del campo, y toda ave de los cielos, y las trajo a Adán para que viese cómo las había de llamar; y todo lo que Adán llamó a los animales vivientes, ese es su nombre. 

Y puso Adán nombre a toda bestia y ave de los cielos y a todo ganado del campo; mas para Adán no se halló ayuda idónea para él. (Génesis, 2.19 y 20) 

He acudido a la Biblia (versión de Casiodoro de la Reina) con objeto de comprobar este curioso episodio. Para los redactores del sagrado libro el hecho de dar nombre a un ser supone tomar posesión de él, apropiarse de su esencia. No es el único lugar en que la palabra se presenta como el espíritu que insufla la realidad a las cosas, pues Juan comienza su Evangelio diciendo (he escogido la versión de José Ángel Valente):

En el principio era la Palabra
y la Palabra estaba cerca de Dios
y Dios era la Palabra.
Ésta en el principio estaba
cerca de Dios.

Por medio de ella todo fue creado
y nada fue creado sin ella


Jesús es para Juan la "Palabra" de Dios personificada. Esa Palabra es transcendente y creadora: "Todas las cosas fueron hechas por medio de la Palabra", dice, y en ella está la Vida que ilumina a los hombres.

Borges describe ese poder generador en su ensayo “La Cábala”: “Dios, cuyas palabras fueron el instrumento de su obra…., crea el mundo mediante palabras; Dios dice que la luz sea y la luz fue”, de modo que para el escritor el mundo fue creado por la palabra “luz”, incluso por la entonación con que la dijo, hasta el punto de que si hubiera dicho otra palabra, o, incluso, con otra entonación, el mundo habría sido otro.

Recientemente Serrano en su artículo “24 horas en la vida de una mujer” nos habla del poder creativo del lenguaje, y no es la primera vez que lo hace. Por mi parte, yo siempre me he sentido fascinado por esta sacralización de la palabra hasta el punto de dotarla de la capacidad divina de crear, y, lo que es más sorprendente, que Dios trasmita al hombre, el único ser dotado del habla, este poder. Así lo manifiesto en un poema, “Era el imperio del caos”, publicado en este blog en la lejana fecha del 15.9.2009.

Si la palabra crea, también destruye cuando deja de usarse, de modo que las cosas, cuando su nombre se olvida, desaparecen engullidas por la nada. Quizá por eso, porque cada vez se usa menos la palabra “caballero”, es por lo que éstos comienzan a escasear. El caballero era alguien trascendido por el sentimiento del honor. El caballero ajustaba su actuación a un comportamiento ético incapaz de transgredir, su profesión la ejercía dentro de unos parámetros éticos y morales bien precisos y claros, fuera médico, relojero, tornero ajustador, empresario o banquero. Un caballero que no respondiera a lo que creía que se esperaba de él, como mínimo dimitía de su función, cuando no tomaba decisiones de más calado para remediar su falta. Hoy abundan los señores que cifran su consideración social en su bmw, su jáguar, su rólex, su mansión y otros signos de riqueza, no importándole, aun teniendolo a gala, el origen poco ético del dinero cuyo poder exhibe. Este ser existe porque la sociedad tiene un bajísimo nivel moral y, carente de valores, solo sabe medir por el monto del dinero y por los signos externos en que éste se manifiesta. Ya lo decía mi abuelo: “Los señores los hacen los sastres, los caballeros nacemos”.


Antonio Envid.

martes, 25 de septiembre de 2012

CON LAS GAFAS PUESTAS (Juan Serrano)

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Yo no quiero cuando muera que me entierren con las gafas como a Santiago Carrillo: que quiero mirar cara a cara el vacío sin cristales que conducen a la Nada.
 
¿Acaso eres tú más valiente que aquel que cruzó la frontera del destierro con peluca y gabardina, camuflado?

La vida es un baile de disfraces, obligado. No te dejarán entrar al retrete o al salón, si no llevas la cara cubierta.

En cambio la muerte es franca y generosa y acoge en su ataúd, lleves o no las gafas puestas.
 
 
 
 
Juan Serrano
(En el blog Blao
20 de septiembre,  2012)
 
 

lunes, 24 de septiembre de 2012

SOLEDAD, dos puntos. (Ángel Ferrer)

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sgs
 


Soledad, te escribo para darte las gracias, por todo tu sacrificio a la hora de permitir mi viaje al Polo Norte, para embarcarme en mi gran pasión. Escribir.

Muchos escritores , deben su trabajo al gran apoyo que tienen de sus familias y la paciencia con la que aceptan sus retiros, para que fluya la inspiración.

En mi caso no iba a ser menos y quiero agradecerte que estos veinte años en los que he estado sumergido en mis pensamientos, hayas inculcado en nuestros tres hijos la figura de su padre, a pesar de la lejanía. Y que tengan en mí, un referente claro y sólido. 


Tu marido


PD: Quiero que sepas que he concluído mi trabajo y por fín verá la luz mi libro, "La importancia de vivir en familia".


  
Ángel Ferrer
 
 
 
 

domingo, 23 de septiembre de 2012

QUÉ BIEN, AYER FUE EL DÍA SIN COCHE (Truhán)

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Qué maravilla, qué bien. Como son pocas las leyes que tenemos (ley = prohibición o privilegio, lo que viene a ser lo mismo), los gobiernos, a través de sus adláteres, llámense oENEgés o más bien oSÍegés, siempre subvencionadas (¿pero a quíén coño engañan: que alguien subvencionáo por el sistema vaya contra el sistema?, ¡A TODOS!... silance), eso: llámensé oenegés, prensa subvencionada, sindicatos y patronales, totos, totos, totos subvensionaitos, lanzan estos "diítas de la no tal o la no cual", o lo que es lo mismo un nuevo día para una nueva intolerancia, halá: como cosa güena.  Qué bien, qué maravilla. A ver, a ver cómo va el patio, para de inmediato, ¡zas! nueva ley sobre el asunto y multa al canto. Qué bien, qué gonito. 

Y luego los sinvergüenzas de los telediarios (suvensionaítos, tamén) entrevistan a quien va en un automóvil y practicamente le escupen: ¡por dios, cómo se le ocurre, ir en coche en un día como hoy!  O al que va en bici y dice que muy bien, que ya vale, que lo verde es mucho verde y que se acaben tós  coches y tós piatones..., ¡Hala!

Qué maravilla, si somos más tontos no respiramos.

Y llego yo, imbécil de mí, y también me lo creo. Me creo que ya tenemos bastantes coches con iva, bastantes carburantes con bastantes impuestos especiales, bastantes impuestos locales para NO circular por calles peatonales, bastantes imposiciones para que cada día sea un día de una prohibición más, de una nueva intolerancia (¡SÍ. INTOLERANCIA CERO!, por favor, a ver si sabemos leer), disfrazada de bonito. Coches NO, impuestos locales de circulación, SÍ. ¡Tariámos güenos: que er consejá de turno no tuviera pa la coca, hombre, pol dios! Sí, el mihsmito que lansa l'slogan: día de tal, día de cual y te llama atí ¡sinvergüensa y cachio cabrón!

No, en este país...  sorry, no en este país, no: en este puto MUNDO no hay más ignorantes porque no se ve más la tele, como hay que vel-la.

Usted cómprese un cochesito, que vale dos duros. Pero luego no pretenda (¡por Dios!) circular con él, por las calles peatonales; por los cinturones de veinte carriles por sentío a menos de sincuenta por hora, por las calles no peatonales a menos de treinta, por las autopistas de pe-a-je a menos de ciento veinte... ¡Pero qué se ha creído!

Ay, qué alegría... Quíalegría la prensa: "Más de 600 ciudades españolas celebran hoy el Día Europeo sin Coches". Olé, qué chulos y qué imbéciles tós. ¿Y mañana, mañana... qué DÍA nos aguarda? ¿el día sin móvil? Yo propongo no el día del imbécil porque o lo celEbraríamos tós o no lo celebraríamos nadie (depende'l'enfoque). O el día sin televisión. O el día sin fúrgol... A no, eso, no: el circo seguro, el pan no tanto. Y como tó esto es'imposible, puestos a poner propongo LA SEMANA SINSIN: sin sinvergüensas: banqueristas, polítiquistas, sindicalistas, patronalistas, oenegeistas, perroflautistas y cejistas, ¡Hala! ¡A tomal pol saco!  Un día pa cada uno. Y así totos, totos, totos mucho contentos. Y el que se pique, ajos coma. Y no confundan, ¿eh? que no es lo mismo ser de un sindicato que ser sindicalista, ¿lo coje?

Aurreboire monamí... Hypocrite lecteur, — mon semblable, — mon frère!, que tampoco yo he cogido hoy la vuatir.

 




Truhán





sábado, 22 de septiembre de 2012

ARTUR MAS ENTRANDO EN EL DESPACHO DE RAJOY (Armando Muchabulla)

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AEM



Mas.- Mi querido Presidente ¿qué tal el veraneo? ¿Y la señora y los hijos? Pues ya ves aquí a reivindicar.

Rajoy.- Bon día, Presidente. Qué, a pedir, eh?

Mas.- President, President. Tú Presidente, yo President.

Rajoy en un aparte: Tú Chita, yo Tarzán.

Mas.- Qué remedio, si nos estás dejando más secos que el Ebro. Esta mañana he abierto la caja y no me he encontrado nada más que facturas por pagar. Y ya ves, la Diada, qué reclamaciones, qué cantidad de gente, más que cuando gana el Barça. “Catalunya independent”

Rajoy.- Que buena ocasión perdida para colocarles los bonos patrióticos.

Mas.- Anda, Mariano, no vengas con coñas, que esto es muy serio, que tinc a tot el personal enmurriat. Ponte en mi lugar, si no les puedo dar dineros les tengo que dar promesas, y puestos a prometer, pues, la Catalunya gran e independent. Que no me hace ninguna gracia ¡eh!, porque si me nombran rey, fíjate, la corona me deshace el peinado, con lo que lo cuido yo. Una hora de peluquería todos los días, la ruina, Mariano, la ruina.


Rajoy.- Pues la independencia para los que me sucedan, a mí no me vengas con más problemas, que ya tengo bastantes y lo del pacto fiscal cuando quieras ¿a ver, como nos repartimos las deudas?

Mas.- Esto de discutir con un gallego es peor que con un catalán. Bueno, mira, te mandaré un salchichón de Vic de toda confianza, de los que encargo yo, para que lo disfrutes con la señora y los niños, con pá y tomaca está buenísimo, y mientras tanto te lo piensas. Podríamos hacer una estat federal, tendríamos un rey español y otro catalán y al Juan Carlos lo nombramos emperador, y todos contentos, creamos puestos de trabajo, y a vivir Mariano que la vida es una legislatura.

 


Armando Muchabulla

jueves, 20 de septiembre de 2012

VAYA PEDAZO DE MUJER (Servando Gotor)

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sgs

Sí, porque en Conde Aranda estamos acostumbrados a ver esciápodos corriendo a mil por hora con una sola pierna y la otra recogida sobre el hombro, apuntando el pulgar al cielo. Sobre todo en primavera, porque les gusta el buen tiempo y odian el cierzo. Y no sólo esciápodos, que cuando llega la temporada de los unicornios, ya al inicio del verano, que son como los turistas, inundan la calle y entonces, sí, entonces Conde Aranda vive su agosto más cálido. Para el invierno aparecen los sátiros con las hipatias y aquello es la gloria. Pero lo mejor son las plagas de manos mutiladas gateando por las aceras, jugando a quemepisasquenomepisas, saltando a las farolas, posándose en las papeleras. Luego, puntualmente, se ven hermosos muslos, piernas sueltas y desnudas pero con elegantes zapatos de tacón de aguja avanzando a paso de claké hasta el Portillo, para marcarse unos buenos tangos al calor de la gente que les rodea y les aplaude. Vaya pedazo de mujer, gritan algunos lanzando el sombrero al aire.
Servando Gotor
de Cuescos

miércoles, 19 de septiembre de 2012

POCAS PLAZAS PARA EL AMOR (Ángel Ferrer)

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Fabiola


El matrimonio separa
Separa en marido y mujer
a la pareja
separa en tu y yo
tuyo o mío
lo que antes era nosotros,
nuestro

Separa en culpa y razón
lo que antes era consenso
en justo o injusto
bueno o malo
lo que antes era relativo
necesario o innecesario
el quiero
en tengo que
la voluntad y el amor
en condiciones

El matrimonio encumbra
al banquillo de los acusados
y sólo uno de los dos
será el absuelto

Nuevas oposiciones al amor
¡apresúrese!
quedan pocas plazas




Ángel Ferrer

martes, 18 de septiembre de 2012

LUZ Y COLOR (Narciso de Alfonso)

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Con la cara de colores y esos cuadraditos de luz luminosa, mientras ella mira el universo del techo, podemos merodear a Julia con las ventajas –o desventajas- que nos proporcionan las pinturas y la luz. El verde archipiélago pone una isla alrededor de la comisura que marca el surco de la barbilla y pinta el fruncido del labio superior; el rojo de la nariz hace resplandecer la punta nasal y el borde de la aleta, y nos deja el negativo del inicio del surco de la sonrisa; la oscuridad del iris del ojo se añade a la sombra del pelo y a la pintura negra, de manera que nos queda un rincón de noche y de tinieblas en el que podría sumergirse para siempre un escuadrón de regulares a caballo.


Los cuadraditos de luz que iluminan el pómulo pintado de amarillo dicen que sí, que sí y los que iluminan la mejilla de rojo y verde no dicen ni que sí ni que no, sólo dicen que sin llama no hay calor.


Julia está hermosa de pelo fibroso, duro y liso, con un flequillo napolitano que le cae sobre la mirada; está muy hermosa de ojos; hermosa de boca y postiza de nariz, imberbe y con el lóbulo de la oreja como una media luna.


 Narciso de Alfonso
del blog

El merodeador
 
 


 

domingo, 16 de septiembre de 2012

ESTO SE DESBORDA (Truhán)

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Laura Fernández
 
 
 
Uno, por supuesto, condena el salvajismo integrista sea del signo que sea, y a esto poco más hay que añadir a lo  mucho ya dicho. 
 
Pero lo que resulta inconcebible es que en las supuestas democracias occidentales con estados de derecho -se supone que- civilizados, no sea delito y/o se persiga implacablemente todo ataque, todo insulto, toda vejación contra cualquier tipo no sólo de raza sino también de creencia o condición humana (natural o cultural): los degenerados que se dedican a sacar pasta bajo una coartada "artística" de estos insultos, no son más que una cuadrilla de criminales sinvergüenzas. Y me estoy refiriendo, como es de suponer, al impresentable vídeo que ha generado la última escala de violencia islamista -por lo demás, insisto, injustificada.
 
El insulto y la vejación no pueden consentirse en ninguna sociedad moderna y democrática, ni en un estado de Derecho, y menos al amparo de no sé qué libertad de expresión: la libertad de expresión nada tiene que ver con el insulto, que sólo engendra violencia.  El arte, el verdadero arte, tampoco tiene nada que ver con la agresión física, o psíquica o espiritual. Y los que así lo practican lo saben perfectamente, pero también saben que sus acciones amén de impunes, suelen ser rentabilísimas, ante la sonrisa idiota -y la sonrisa idiota es la más triste- de una población inculta que piensa que eso es arte y que eso es moderno y progresista.
 
Lo de la embajada norteamericana en Libia, con la inhumana imagen del malogrado embajador, no tiene nombre y ya ha sido suficientemente comentado, aunque ningún comentario hubiera sido necesario pues basta el salvajismo que denotan las imágenes que  todo el mundo ha podido ver.  Pero por lo que habrá que preguntarse es por esa cuadrilla de criminales que bajo una falaz apariencia artística, progre y moderna que a pocos engañan, y dudo que -por muy mal gusto que esta desgraciada sociedad tenga, que lo tiene- a pocos enfermos satisface, se dedican a hacer "películas" como la que  ha provocado esta reacción  de los fundamentalistas islámicos-, cuyos líderes, faltaría más, andan al acecho del mínimo pretexto para azuzar a la gran masa de abducidos que sus comunidades y sociedades islamistas albergan y excitan.
 
Occidente, y Estados Unidos a la cabeza, tienen evidentes intereses económicos en el ámbito musulmán y además con un nombre propio: petróleo. De modo que a veces resulta víctima de su propia política. Claro que  las víctimas nunca son los verdaderos responsables de esas políticas: los magnates y quienes mandan. La víctima siempre es el pueblo. Y, por supuesto, incluyo en el "pueblo" al embajador norteamericano asesinado, pues a los grandes no se les da un destinos tan arriesgado (en todo caso, y aunque así no fuera, la cuestión de fondo no cambia).
 
Bochornoso en todos los órdenes es el momento que vivimos.  Y la crisis de valores global, más que preocupante. Pues la pobreza espiritual genera probreza económica, y la económica peligrosos fundamentalismos y apasionamientos.  
 
Por lo demás, la historia la tenemos a la vuelta de la esquina, sin necesidad de ninguna "memoria" imbécil ni artificial.  Por supuesto, lo que está ocurriendo en Cataluña (irracional también, como todo nacionalismo imbécil) y el perdón electoralista con el que pretende sorprendernos ahora un tal Otegui, librito incluido (¡qué casualidad, justo en vísperas de que la izquierda abertzale asalte definitivamente el poder en el País Vasco!), no es sino fruto de tanta pobreza intelectual.  Nada más.  No engañarnos.
 
En España, en concreto, en mi juventud, en pleno franquismo, nos enseñaban la lógica de Aristóteles, filosofía y latín y, luego había una Formación del Espíritu Nacional que nunca nos la creímos nadie -y por eso, precisamente, llegó tan pronto la democracia.  Pues bien en estos casi cuarenta años de democracia, al menos dos generaciones han crecido y se han educado en una ignorancia supina al socaire de unos ridículos y trasnochados nacionalismos y de una falsa radical izquierda, fomentado todo este desbarajuste por quienes han vivido y quieren seguir viviendo del cuento. Y, la verdad sea dicha: mal -hasta ahora-  no les ha ido, que bien alimentados y con buenas cuentas andan por el mundo. Hasta el último sinvergüenza de izquierda unida tiene unos dineritos en el banco muy pero que muy por encima no de cualquier obrero sino de la media de los españoles.  Y encima se jacta de ello.
 
Evidentemente, todo esto no es que haga aguas.  Es mucho peor: huele a sangre. Lamentable... pero no extrañarse que cosas más raras han ocurrido y no muy lejos ni de aquí ni de ahora. Por tanto, como no se ponga coto y sentido común de forma inmediata a todo este desmadre (y aquí no se salva ningún político, ya que hasta el que no ha robado es cómplice), nos esperan armas y guillotinitas a la vuelta de la esquina.  De modo que a ver si nos espabilamos y nos lo tomamos en serio, de una vez,  para tratar de evitarlo.  Esto se desborda.
 
 
 
Truhán

 

sábado, 15 de septiembre de 2012

RELATOS PARA CUATRO GATOS - III (Antonio Envid)

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AEM
 


 “…y un gato de porcelana pa´ que no maúlle el amor….” Canturreando el viejo tango vino a mi mesa, donde yo maldecía un triste cortado (café descafeinado, leche desnatada, sacarina), más falso que un eccehomo borjano firmado por Bacón. “¡Qué solo está! Le voy a hacer compañía”. Exclama. Se sienta frente a mí sin esperar mi autorización, como siempre, mientras, le ofrezco un cigarrillo. “Estas pequeñas localidades encierran más secretos de los que uno pudiera pensar. Tal como los ve, tranquilos, saludándose con amplias sonrisas, preguntándose por la salud de los suyos. Eso es por el día. Por la noche, aquí, se levantan las pasiones. Se ve gente de ambos sexos y de todas las edades deslizarse sigilosos por los tejados, por fachadas y puertas traseras. Son como sombras, invisibles y etéreos. Cada uno abandona su dormitorio para acabar en las habitaciones íntimas de los más insospechados vecinos y vecinas. Los menos hipócritas se pierden por el puticlub de la carretera. Ahora, tan pronto como comienza a rayar el alba, como en los viejos cuentos de brujas y demonios, cada cual aterriza en su lecho con rostro beatífico, como si no hubieran pasado del primer sueño. Al día siguiente, nada, nadie ha visto nada, todos han estado roncando en su cama como osos. Créame, aunque le parezca imposible, vista la ciudad ahora con aire tan provinciano, esto por la noche es Sodoma y Gomorra todo junto”. Descansó un momento para pedirle al camarero su “matarratas”, combinado de vermú y ron que no figura en ningún tratado de coctelería.



“¿Sabe la última?, pues, ayer, en plena sesión municipal, la ilustrísima señora alcaldesa constitucional de este pueblo se planta en medio de la sala empuñando el bastón de mando y con rara habilidad, tirándolo al estilo pastor, por debajo de la pierna, lo lanza hacia el concejal jefe de la oposición, que si no se agacha le hace un roto en la testa que se le sale la poca sesera que tiene, y lo deja clavado en el sillón presidencial. Haciendo un corte de mangas a los presentes se despidió con un “que os den…, corro a la llamada el amor”, y desde entonces no se sabe nada de ella. Curiosamente, el jefe de la policía local, un mocetón atlético y bien parecido, también ha desaparecido, nadie da cuenta de su paradero, ¡qué coincidencia! El marido de la señora alcaldesa está ahora recibiendo los parabienes de deudos y amigos y manifestando su sorpresa por la acción de su señora. Que no sospechaba nada, asegura, cuando era sabida por todo el pueblo la pasión amorosa de la señora alcaldesa por el apuesto jefe de policía, incluso anduvo por la red un vídeo algo escabrosillo. En fin, que para corresponder a tantas felicitaciones, el recién enterado marido ha invitado a todos a vermú y viene hacia aquí, de modo que podrá usted saludarlo personalmente”. Llegado a este punto, como siempre, quedó mudo como si se le hubiera cortado la fuente de energía que le daba fuerzas para hablar.



Antonio Envid

 
 

viernes, 14 de septiembre de 2012

24 HORAS EN LA VIDA DE UNA MUJER (Juan Serrano).

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De la mano de deletreados, he leído 24 horas en la vida de una mujer. (Stefan Zweig). Y estas han sido mis anotaciones a su lectura.


Sinopsis

El comerciante de una pensión es abandonado por su mujer, madame Henriette. A raíz de este escándalo un grupo de residentes entabla una violenta discusión. La mayoría de los contertulios critican la actitud de la mujer del comerciante porque ésta ha tenido la sinvergonzonería de fugarse con un joven francés recién llegado al que no conocía de nada. Tan sólo el narrador de la historia y una viuda ya mayor se muestran respetuosos con la actitud adúltera de Henriette. A raíz de esta coincidencia, la viuda -Madame C- le cuenta al narrador la aventura que a sus cuarenta años, después de morir su marido, mantiene durante 24 horas con un joven jugador de casinos.


1.- Igualdad de género

Lo de menos de la discusión es considerar propio o impropio que una mujer sea criticada por fugarse con otro a la primera de cambio. En el fondo del debate subyace una determinada ideología acerca de la libertad personal, la sinceridad y la hipocresía. ¿Es el hombre, ante el abandono y la soledad, más vulnerable que la mujer? ¿Es el varón sin la mujer menos hombre que la mujer sin varón? El decantamiento del autor por la igualdad de género es manifiesto. El mismo narrador lo dice bien claro:
"... personalmente yo encuentro más digno que una mujer ceda al instinto en forma libre y apasionadamente, a que engañe a su esposo."
 

2.- Brevedad, trascendencia y naturaleza del amor

La señora C no olvidará nunca el incidente de su corta relación con el jugador de casinos. Esta circunstancia es como un tizón encendido que late, ilumina y contextualiza las restantes etapas de su vida. El ser protagonista de un episodio breve, pero de gran calado por su trascendencia sentimental, le da la oportunidad de saber lo que realmente tiene sentido:
"Bien. Ya he dicho que sólo deseaba referirme a un solo día de mi vida: el resto de ella me parece totalmente desprovisto de importancia"
La complejidad de la naturaleza humana se escapa al rigor de las leyes físicas, tales como la lógica y el tiempo:
"En aquellas dieciséis horas había aprendido más de la realidad de la vida que en cuarenta años de apacible y ejemplar existencia burguesa."
El hecho vertiginoso por su rapidez (la fuga de Henrriete con el desenvuelto visitante) es una sorpresa para todos. ¿Es la esencia del amor, un flechazo no compulsado por la razón y la cordura? Y siendo el amor de condición tan sublime como fugaz, ¿cómo es que nos empuja a cometer la peor de las bajezas?

¿Tiene el sexo el poder de transformar a las personas? Hasta la naturaleza baila al son de los sentimientos:
"El mar ayer furiosamente agitado, permanecía ahora sereno, silencioso e iluminado."
¿Hasta qué punto una experiencia tan corta puede influir tanto? La mujer después de haber dormido en la misma cama con el joven jugador, pasa de la angustia y la vergüenza a esa otra sensación de afecto y ternura. Tan sólo unas horas antes, el muchacho era un cadáver digno de lástima. Y nada más levantarse, la mujer siente por él una profunda admiración. Admiración, sexo, ¿o tal vez ese sentimiento altruista de haber salvado a alguien de la fatalidad sea el sucedáneo -efecto placebo- del mismo amor?
"Ni el menor asomo de vergüenza ni de disgusto por lo ocurrido oprimía mi corazón....Cambié mi ropa de luto por otra de vivos colores."

3.- El poder creativo del lenguaje

Es preciso volver a decir (repetir) aquello de lo cual hemos tenido experiencia. Para que una cosa haya existido no basta con que ocurra, es necesario hablarla, referirla, comunicarla. Lo que no se dice, no ha sucedido:
"Tenía que impedir que dijera una palabra. Nada de lo de la pasada noche tenía que reproducirse, comentarse o ponerse en claro...
Si nombrar es crear (según Octavio Paz: la cosa es el nombre), el vacío linguístico es la nada, la inexistencia. O dicho con palabras de Antonio Gamoneda: "No sé lo que sé hasta que no me lo dicen mis propias y ya escritas palabras". En un mundo donde las palabras no existen, es imposible forjar la realidad. La palabra es centración, autorregulación y conciencia.
"Abandoné el hotel cuyo nombre ignoraba, exactamente como ignoraba el del hombre aquel con quien había pasado la noche"
Varias veces en la novela la mujer apela a la necesidad de ser sincera. El contar a alguien, al lector, al muchacho que escoge como confidente de su aventura con el joven jugador, en el fondo es un ejercicio de sinceridad consigo misma. Necesitamos del otro, del oyente, para hacer este trabajo. Creo recordar que Zweig, en algún momento de la novela, se refiere al papel consolador del sacramento de la confesión entre los católicos. Al final de la novela, cuando la mujer termina de relatar su azaroso incidente de un día con el joven jugador exclamará: "Me siento más ágil, casi gozosa."


4.- Erotismo implícito o amor reprimido
El autor para despertar el interés en el lector no recurre a descripciones amorosas de excesiva sensualidad o erotismo. Su amor relatado es completamente blanco. La circuntancia de una señora viuda ante la presencia del cuerpo desnudo de un joven apuesto se presta, tal como años más tarde hará Nabokov con Lolita , a teñir con colores lujuriosos y pornográficos una historia parecida. La mujer en su interior deseaba ser poseida por el joven.
"Por un momento me figuré que iba a abrazarme."
Ella misma confiesa haber deseado que el joven la llevara consigo y que viera en ella a la mujer de su deseo: "Él no vio en mi a la mujer."

Y si la mujer deseó al joven hasta el punto de estar dispuesta a deshonrar su nombre y el de sus hijos, ¿por qué no se lo hace ver así al muchacho?


5.- Amor de género

El autor, ya al principio de la novela hace una mención a la volatidad de los sentimientos del hombre, como si nos anticipara que este es el tema que quiere sobre todo transmitir a los lectores: No aman de igual manera hombres y mujeres. ¿La naturlaeza de su amor es distinta?
"La mayoría de los hombres tienen escasa imaginación. Todo lo que no les afecta de inmediato y directamente no hiere sus sentidos, cual dura y afilada cuña, casi no logra excitarlos; mas si un día ante sus ojos acontece algo insignificante, inmmediatamente estallan apasionados. Entonces la apatía se convierte en frenética vehemencia".
Madame C es capaz de entregar la vida, la eternidad e intensidad de todo su amor al joven jugador. Al contrario, el muchacho, al cabo tan sólo de unas horas, se olvidará de ella; y vuelve a entregarse al juego con la fuerza que debiera poner en corresponder a la mujer. Ella en cambio, sigue amando, aunque para ello cometa la peor de las bajezas. Y lo ama hasta el punto de ser considerada una prostituta:
"Me sentí como si me hubieran desnudado en plana sala."
La mujer se siente culpada y censurada por todos aquellos que supieran de su desliz con el muchacho del casino. Y huía de todo el mundo. La autoinculpación lleva a la mujer a que ni siquiera se deje besar por su hijo. Se ve a si misma sucia y manchada: "Esta ternura no causaba más que dolor".


6.- Suicidio

Zweig al final de la novela recurre al suicidio del joven jugador como medio reparador y victimista. ¿El suicidio para el escritor es una manera de hacer justicia al deshonor de la mujer causado por el joven?. No olvidemos que Stefan Zweig en su vida real también se suicidará desengañado ante el panorama bélico de su tiempo, al ver que Europa, su patria espiritual se destruye a si misma.

Dejemos que sea el mismo escritor quien nos diga las razones que le llevaron a tomar esta libre determinación con una sobredosis de veronal:

Después de los sesenta se requieren fuerzas especiales para empezar de nuevo. Y las mías están agotadas después de tantos años de andar sin patria. De esta manera considero lo mejor, concluir a tiempo y con integridad una vida, cuya mayor alegría era el trabajo espiritual, y cuyo más preciado bien en esta tierra era la libertad personal.
Saludo a mis amigos. Ojalá puedan ver el amanecer después de esa larga noche. Yo, demasiado impaciente, me les adelanto.
 
 
 
 
Juan Serrano
(En el blog Blao
30 abril de 2012)
 
 
 

jueves, 13 de septiembre de 2012

EL CID Y LOS TRANVÍAS DE ZARAGOZA (Servando Gotor)

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El Gustavo y el Aliaga han abandonado el Cuesco juntos. Pensaban que no los veía. Me creían dormido. Y lo estaba, estaba dormido. Pero mi cabeza, esta cabeza mía tan extraña, hasta cuando duerme los siente. Y los he visto salir hacia la noche taciturna, la noche inconsolable de Conde Aranda. He visto que el Aliaga le decía al Gustavo, que me dejara, que no me despertara, que era mejor así. Y luego han salido sin decir nada, cabizbajos, abatidos, como aplatanados.  

La niebla descencía a los adoquines arrastrada por la noche. Se agarraba a las vías. Y luego el tranvía la partía en bloques, la hacía añicos y la escupía a las lánguidas mejillas de rosa convaleciente; a las pestañas blandas, flácidas, teñidas de luto aliviado; a las narices de erráticas cumbres, instruidas en el olor pardusco de la dictadura; a los lóbulos agrietados, casi quebrados, de orejas tiesas, atentas, adiestradas; a los labios secos, míseros, huérfanos de voz. 

El azul dictadura de la noche Los ecos grises del aislamiento, los sabores tristes de la escasez. La densa, la cegadora niebla. 


Los autobuses la atravesaban, la pulverizaban y la lanzaban contra inmunes ventanas de cristales empañados. En el Tenerías-Salamanca, el hombre beige con gabardina triste y afligido sombrero a juego, sin bufanda, aterido, frota el vidrio con raídos guantes de lana recia, pero en vano porque el panorama no se aclara. Y un niño distraído, con pasamontañas verde, observa pasmado al conductor, olvidándose del frío, de la noche y de la niebla. Le recuerda al Cid Campeador. A Charlton Hestton. Su héroe. Sí, es igual que el Cid, el de la película, el de las estampas. Y piensa que de mayor le gustaría conducir un autobús como ese, rebosante, atravesando, pulverizando la niebla, lanzándola contra inmunes ventanas de cristales empañados.

Sí, de mayor será empleado de la empresa esa: Tranvías de Zaragoza.
 
 
 
Servando Gotor
de Cuescos
 
 


 

miércoles, 12 de septiembre de 2012

BALCONCILLOS 23 (Narciso de Alfonso)

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sgs
 
La llaman bicho o bichito, está soliviantando al personal. Suele sentarse o tumbarse allá al fondo, detrás del perejil, entre el sol y la sombra. Sólo sabe hablar de las pollas y los coños que ha chupado por todo el mundo. Debería matarse. Que la hagan callar o que la maten, necesita un descanso largo, muy largo: eterno.

La sala 18, la sala 18, se cree que está en la sala 18 de algún sitio. Escúchala, escucha: a kafka le pasó lo que a mí, fue demasiado lejos en la soledad… y tuvo que saber que de allí no se vuelve. Él se alejó -yo me alejé- no por desprecio, sino porque una es extranjera, una es de otra parte. Ellos se casan, procrean, veranean, tienen horarios, no se asustan por la tenebrosa ambigüedad del lenguaje (no es lo mismo decir buenas noches que decir buenas noches).

Ya lo ves: una egocéntrica, una egomaníaca, una narcisista que desprecia todo y a todos, incluso a ella misma… debe ser algo maligno lo que tiene esta muchacha, bicho, bichito: bicharraco, me parece a mí que es su nombre.

Y como soy tan inteligente que ya no sirvo para nada, y como he soñado tanto que ya no soy de este mundo, aquí estoy, entre las inocentes almas de la sala 18, persuadiéndome día a día de que la sala, las almas puras y yo, tenemos sentido, tenemos destino.

¿No te lo decía? Ya salió la sala 18.

¿Sentido, destino? A esa pobre mujer, el médico le dice que tiene problemas, y ella dice que no sabe, tocándose las tetas dice que ahí tiene algo, y unas ganas de llorar que mama mía. ¿Sentido, destino? Ustedes, los mediquitos de la 18, son tiernos y hasta besan al leproso, pero ¿se casarían con el leproso?

Esta muchacha no está en sus cabales, ya te he dicho que era un ser maligno, perverso, dime tú, ¿cómo se va a casar el médico con el leproso, su paciente? Qué disparate, qué bicharraco de muchacha.

Pobres mediquitos, quieren que la sala 18 –una pocilga- esté limpia porque la roña les da horror, y el desorden les da terror, y la soledad de los días vacíos se les llena de los fantasmas ilícitos de la infancia. Haber besado tantas pollas para acabar encontrándome en una sala llena de carne de prisión.

Que la hagan callar como sea, si es un bichito que la espolvoreen con abundante insecticida. Se debe creer que es una poeta maldita… es más bien una maldita poeta. Insecticida, por favor.

Bien, bueno, ya ves que en estos balconcillos hay también miseria humana, no todo son palabras bonitas ni poesía pura. A veces los muchachos pierden la paciencia o se dan por vencidos o necesitan hacer daño para hacerse daño y que así les duela algo de verdad: un dolor concreto, reconocible porque ellos mismos lo han provocado.

Aquí, como en (casi) cualquier lugar, cuando alguien abre las puertas del infierno, se nota. Claro que ahí está don roberto, que se ha levantado nihilista, y no sé qué es peor: estamos en un naufragio sin barco, sin mar y sin playa, sin espectador, sin fondo y sin náufrago: una historia que nadie cuenta y nadie escucha: una falla sin importancia del abismo.

Sí, la madre es un animal carnívoro que ama la vegetación lujuriosa, me han adornado ridículamente para este mundo, ay, no es lo mismo decir buenas noches que decir buenas noches.

Es el bicho otra vez, creía que lo habrían exterminado, pero sigue extendiendo su malignidad y su resentimiento; su melancolía grande, gorda y marrón. Y, sin embargo, las hojas se estremecen, sin ningún sentido, hermosamente, cuando se levanta el viento del sur. Yo digo, yo creo que vivir es respirar, serenarse, mirar mapas, leer en la piel muchas cosas que no son cuestionables.

Las palabras deben tratarse con cuidado, casi con delicadeza, como los huevos, porque una vez rotas, son cosas imposibles de reparar.

Ya estamos, esa es anne, seguro. Aquí todos se la cogen con papel de fumar. Anne se pasa la vida viajando, trayendo y llevando átomos de aquí para allá; trasladando cosas que existen, desordenando el universo. Seguro que ella ha roto muchos más huevos que los que ha puesto, pero siempre tiene que decir algo, no puede estarse calladita.

La realidad privada detiene su regreso al desastre que conocemos, a la sucia oportunidad, y pone las opciones individuales en punto muerto. Antaño, si mal no recuerdo, mi vida era un festín donde corrían todos los vinos, donde se abrían todos los corazones.

Aquí cada uno va a la suya, hala, y si les dices algo, se justifican alegando que es el tema el que los elige, que ellos son sólo instrumentos del idioma que los posee y habla a través suyo. El muchacho pelirrojo que habla en francés o en griego, según el día, busca su carnet de condenado. Para fastidiarlo, le pregunté: ¿y cómo es, cómo es ese carnet, por si lo he visto? Y me respondió con toda naturalidad –pero en griego- que como cualquier otro carnet, de color verde botella y plastificado, pero sin foto: solamente constan, me dijo –en griego- los datos de filiación en el reverso y el número, el número en cifras grandes y rojas, en el anverso. ¿Y cuál es tu número, muchacho?, le pregunté en buen francés. Eso es lo que quiero saber, por eso busco el carnet que he perdido, me respondió –en griego, con acento arcaico-.

Cae el crepúsculo y cesa el viento: las sombras son húmedas, las palomas, negras: he llegado por fin; éste no es mi lugar, pero he llegado.
 
 
 
 
Narciso de Alfonso
 
 
 

martes, 11 de septiembre de 2012

RELATOS PARA CUATRO GATOS (II) - Antonio Envid

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AEM

“Ya ve, éramos cuatro gatos en el pueblo; ya solo quedamos tres. El mes pasado murió Bastián.” Le ofrecí un cigarrillo, que tomo sin ninguna mención de agradecimiento. “Mi hija no me deja fumar, dice que es por mi salud, pero se trata de una venganza por algún rencor antiguo, por alguna ofensa de cuando era niña, que ninguno de los dos recordamos”. Aspiró una larga bocanada de humo y la espiró echando hacia atrás la cabeza, disfrutando del placer de lo prohibido. ”Bastián volvió al pueblo jubilado, tras pasar largos años en el Japón. Trajo como único patrimonio una magra pensión y un bonsái. El bonsái era un cerezo enano que había cultivado él mismo partiendo de un brote. Durante años dedicó una parte de su jornada a aprisionarlo cruelmente con alambres para que sus ramas crecieran en la dirección que les marcaba, a podarlo con saña para evitar su desmesurado crecimiento, a mantenerlo con escasa tierra, hasta convertirlo en un pigmeo de su especie. Un monstruo, en definitiva. Pero, a la vez todas estas despiadadas operaciones las hacía con un amor, una delicadeza y una entrega encomiables. Con qué cariño, yo lo veía todas las mañanas, cuidaba cada una de las hojas de su cerezo, las limpiaba con un pañito húmedo, quitaba las que amarilleaban, mientras hablaba al vegetal de la forma más cariñosa posible, como solo las madres se dirigen a su bebé cuando lo tienen en su regazo. Recortaba sus ramitas, lo regaba y lo rociaba con agua, que él mismo recogía de la fuente del agua fresca que está en la bajada a la plaza. Cuanto amor y cuanta crueldad conjuntamente. El arbolito le era completamente dependiente, lejos de sus cuidados se habría secado en pocos días, pues, como le digo, en realidad era un ser débil, degenerado a conciencia, por no haberlo dejado crecer alegre en una tierra fértil y abundante.” Mientras pronunciaba este discurso, el cigarrillo se mantenía en difícil equilibrio en la comisura de su boca, mientras un hilillo de humo le bañaba los ojos y la frente, dejándose acariciar por él, en tanto que la ceniza quedaba en la punta del tabaco sin caer al suelo. Era una de sus raras habilidades. “Lo que le digo, Bastián y su bonsái eran partes de un mismo cuerpo. Si el bonsái pasaba sed a Bastián se le secaba la boca. Si a pesar de los cuidados, el arbolito sufría una corriente de aire, veías a Bastián subirse las solapas de la americana. Pero cuando en la primavera al cerecito le brotaban unas florecitas rosadas, notabas que Bastián rejuvenecía, bajaba alegremente, hasta dando algún saltito, hacia el bar y requebraba a las mozuelas con versos de antiguos jaikus. Me aseguraba que contemplando su arbolito veía como los cerezos en flor escalaban las laderas del Fuji Yama, que se miraba en el lago tranquilo como un espejo, cubriéndolo de copos de una nieve sonsrosada. El viejo hablaba poco, pero en una ocasión se explayó conmigo y me confesó que una vez fue feliz, solo una vez, contemplando ese paisaje. A raíz de aquello comenzó a cultivar su bonsái”. En este punto miré al viejo y vi en sus pupilas reflejada la imagen de calendario del monte sagrado japonés con unos cerezos en flor en primer plano y todo ello espejado en un lago tranquilo. “A veces se viven vidas ajenas, yo también he viajado al Japón sin moverme del pueblo” Y adquiriendo un tono sombrío terminó. “En otra ocasión me dijo solemne: ves esas hojas que tiene el arbolito, cada una es un día de mi vida. No entendí lo que me decía y tampoco le hice mucho caso, pues ya conocía su carácter romancero. Pero hace unos meses el arbolito comenzó a secarse, ese otoño sus hojas, una a una, amarillearon, se arrugaron, cayeron al suelo, para ya no renacer en primavera. Cuando cayó la última hoja, Bastián murió y comprendí su premonición sobre las hojas y sus días.”    
 
 
 
Antonio Envid

sábado, 8 de septiembre de 2012

PATIO DE LUCES (Juan Serrano)

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Los ruidos, las impertinencias de unos, el cacarear de los vecinos, el murmullo de la tele, las trifulcas de la abuela, el ir y venir de otros al escritor tregua no le daban. Así, imposible concentrarse. Cuando una idea bombillera en su cabeza brotaba, la inoportuna presencia de cualquiera espantaba las flores de su imaginación colorida.
Papi, ¿me arreglas los patines?
La casa no era muy pequeña, pero su enclave en una urbanización muy nutrida de matrimonios bullangueros, la convertía en una pajarería, a todas horas repleta de niños: los amiguitos de su hija, la cotorra del bajo, el perro del adosado, el aceite requemado de los guisos de la hurona del primero.



Por el patio de luces trepan bandos y proclamas. Cuando no es el panadero, es un espontáneo vendedor de sandías el que grita su mercancía recién cogida y sin Iva.

Marido, a ver cuando me desatrancas el fregadero.
La inspiración es posesiva, y no le gusta compartir cama con nadie. Ahora es la suegra la que le interrumpe en su escritorio:
¡Yerno, mira qué sardinas más frescas traigo de la plaza de abastos!
La escritura prefiere el tu y yo a solas. Y por la tarde, el pariente jubilado, tampoco falta ningún día.
Cuñado, hoy vengo a que me invites a un café cargado.

El escritor, harto de tanto barullo, y cansado de tanta sequedad literaria, decide pedir prestado a un amigo del Casino su chalet de la playa. Se había comprometido con los de la Asociación terminar su libro antes de que acabara el año. Coge sus ganas, su soledad tan fructífera, el diccionario, sus fichas, las notas, el portátil y sus zapatillas de fieltro. Sin ellas, su amuleto imprescindible, es un iliterato perfecto. Y se recluye, cual eremita en su cenobítico yermo, en un bungalow de la Costa Blanca.

Allí como príncipe de las letras, se instaló en el salón, frente a un gran ventanal que da a un mar fuente de vida, de leyendas y aventuras. Sin voceríos ni desorden, sin los patines de la niña por en medio. Nada de enredos perturbadores, minadores de la fecundidad y el ingenio. Tan sólo el silencio de la arena, la rica complicidad del invierno, el deambular desierto de las nubes insonoras, el sueño callado de las moreras del paseo marítimo, la suave melodía de las olas, y sus cómodas zapatillas de siempre harían el resto, le ayudarían a digerir, dar a luz su atragantada novela.


Pero no fue así. Los dedos del escritor, acostumbrados al bullicio de su casa, a las demandas de la esposa, a las pamplinas de la pequeña, no daban pie con bola en un escritorio apabullado por tranquilidad tan estéril. Una semana estuvo cruzado de pies y manos. Y como a cerda vieja sin leche, la creatividad al escritor no le venía.

Cogió por tanto, malhumorado, su petate de escriba. Y otra vez tenemos al escritor de vuelta en su cuarto del tercero, el que da al patio de luces, aquella jaula de leones de su casa.



Y, ¡milagro!, las ocurrencias espantadas en la playa, allí tan escasas, tan esquivas, no cesan ahora de venir en aluvión a la prolífica mente del escritor asombrado. Sin parar escribe dos días seguidos todo lo que el patio de luces le alumbra y dicta. Y en la paz de este alboroto, el novelista, entre gritos y jaleo, es capaz por fin de concluir el libro El ajetreo, libro por cierto que luego será premiado por la Asociación cultural La Corrala del Barrio.
 



Juan Serrano
(En el blog Blao
7 de agosto de 2012)


 
 
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