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De la mano de deletreados, he leído 24 horas en la vida de una mujer. (Stefan Zweig). Y estas han sido mis
anotaciones a su lectura.
Sinopsis
El comerciante de una
pensión es abandonado por su mujer, madame Henriette. A raíz de este escándalo
un grupo de residentes entabla una violenta discusión. La mayoría de los
contertulios critican la actitud de la mujer del comerciante porque ésta ha
tenido la sinvergonzonería de fugarse con un joven francés recién llegado al que
no conocía de nada. Tan sólo el narrador de la historia y una viuda ya mayor se
muestran respetuosos con la actitud adúltera de Henriette. A raíz de esta
coincidencia, la viuda -Madame C- le cuenta al narrador la aventura que a sus
cuarenta años, después de morir su marido, mantiene durante 24 horas con un
joven jugador de casinos.
1.- Igualdad de género
Lo de menos
de la discusión es considerar propio o impropio que una mujer sea criticada por
fugarse con otro a la primera de cambio. En el fondo del debate subyace una
determinada ideología acerca de la libertad personal, la sinceridad y la
hipocresía. ¿Es el hombre, ante el abandono y la soledad, más vulnerable que la
mujer? ¿Es el varón sin la mujer menos hombre que la mujer sin varón? El
decantamiento del autor por la igualdad de género es manifiesto. El mismo
narrador lo dice bien claro:
"... personalmente yo encuentro más digno que una mujer ceda al
instinto en forma libre y apasionadamente, a que engañe a su
esposo."
2.- Brevedad, trascendencia y naturaleza del
amor
La señora C no olvidará nunca el incidente de su corta relación con
el jugador de casinos. Esta circunstancia es como un tizón encendido que late,
ilumina y contextualiza las restantes etapas de su vida. El ser protagonista de
un episodio breve, pero de gran calado por su trascendencia sentimental, le da
la oportunidad de saber lo que realmente tiene sentido:
"Bien. Ya he dicho que sólo deseaba referirme a un solo día de mi
vida: el resto de ella me parece totalmente desprovisto de
importancia"
La complejidad de la naturaleza humana se escapa
al rigor de las leyes físicas, tales como la lógica y el tiempo:
"En aquellas dieciséis horas había aprendido más de la realidad de
la vida que en cuarenta años de apacible y ejemplar existencia
burguesa."
El hecho vertiginoso por su rapidez (la fuga de
Henrriete con el desenvuelto visitante) es una sorpresa para todos. ¿Es la
esencia del amor, un flechazo no compulsado por la razón y la cordura? Y siendo
el amor de condición tan sublime como fugaz, ¿cómo es que nos empuja a cometer
la peor de las bajezas?
¿Tiene el sexo el poder de transformar a las
personas? Hasta la naturaleza baila al son de los sentimientos:
"El mar ayer furiosamente agitado, permanecía ahora sereno,
silencioso e iluminado."
¿Hasta qué punto una experiencia tan corta puede influir tanto? La mujer
después de haber dormido en la misma cama con el joven jugador, pasa de la
angustia y la vergüenza a esa otra sensación de afecto y ternura. Tan sólo unas
horas antes, el muchacho era un cadáver digno de lástima. Y nada más levantarse,
la mujer siente por él una profunda admiración. Admiración, sexo, ¿o tal vez ese
sentimiento altruista de haber salvado a alguien de la fatalidad sea el
sucedáneo -efecto placebo- del mismo amor?
"Ni el menor asomo de vergüenza ni de disgusto por lo ocurrido
oprimía mi corazón....Cambié mi ropa de luto por otra de vivos
colores."
3.- El poder creativo del lenguaje
Es
preciso volver a decir (repetir) aquello de lo cual hemos tenido experiencia.
Para que una cosa haya existido no basta con que ocurra, es necesario hablarla,
referirla, comunicarla. Lo que no se dice, no ha sucedido:
"Tenía que impedir que dijera una palabra. Nada de lo de la pasada
noche tenía que reproducirse, comentarse o ponerse en
claro...
Si nombrar es crear (según Octavio Paz: la cosa es el nombre), el vacío linguístico es
la nada, la inexistencia. O dicho con palabras de Antonio Gamoneda: "No sé lo que sé hasta que no me lo dicen mis propias
y ya escritas palabras". En un mundo donde las palabras no existen, es
imposible forjar la realidad. La palabra es centración, autorregulación y
conciencia.
"Abandoné el hotel cuyo nombre ignoraba, exactamente como ignoraba
el del hombre aquel con quien había pasado la noche"
Varias
veces en la novela la mujer apela a la necesidad de ser sincera. El contar a
alguien, al lector, al muchacho que escoge como confidente de su aventura con el
joven jugador, en el fondo es un ejercicio de sinceridad consigo misma.
Necesitamos del otro, del oyente, para hacer este trabajo. Creo recordar que
Zweig, en algún momento de la novela, se refiere al papel consolador del
sacramento de la confesión entre los católicos. Al final de la novela, cuando la
mujer termina de relatar su azaroso incidente de un día con el joven jugador
exclamará: "Me siento más ágil, casi
gozosa."
4.- Erotismo implícito o amor reprimido
El
autor para despertar el interés en el lector no recurre a descripciones amorosas
de excesiva sensualidad o erotismo. Su amor relatado es completamente blanco. La
circuntancia de una señora viuda ante la presencia del cuerpo desnudo de un
joven apuesto se presta, tal como años más tarde hará Nabokov con Lolita , a teñir con colores lujuriosos y
pornográficos una historia parecida. La mujer en su interior deseaba ser poseida
por el joven.
"Por un momento me figuré que iba a
abrazarme."
Ella misma confiesa haber deseado que el joven la
llevara consigo y que viera en ella a la mujer de su deseo: "Él no vio en mi a la mujer."
Y si la mujer deseó al joven hasta el punto de
estar dispuesta a deshonrar su nombre y el de sus hijos, ¿por qué no se lo hace
ver así al muchacho?
5.- Amor de género
El autor, ya al
principio de la novela hace una mención a la volatidad de los sentimientos del
hombre, como si nos anticipara que este es el tema que quiere sobre todo
transmitir a los lectores: No aman de igual manera hombres y mujeres. ¿La
naturlaeza de su amor es distinta?
"La mayoría de los hombres tienen
escasa imaginación. Todo lo que no les afecta de inmediato y directamente no
hiere sus sentidos, cual dura y afilada cuña, casi no logra excitarlos; mas si
un día ante sus ojos acontece algo insignificante, inmmediatamente estallan
apasionados. Entonces la apatía se convierte en frenética
vehemencia".
Madame C es capaz de entregar la vida, la
eternidad e intensidad de todo su amor al joven jugador. Al contrario, el
muchacho, al cabo tan sólo de unas horas, se olvidará de ella; y vuelve a
entregarse al juego con la fuerza que debiera poner en corresponder a la mujer.
Ella en cambio, sigue amando, aunque para ello cometa la peor de las bajezas. Y
lo ama hasta el punto de ser considerada una prostituta:
"Me sentí como si me hubieran desnudado en plana
sala."
La mujer se siente culpada y censurada por todos
aquellos que supieran de su desliz con el muchacho del casino. Y huía de todo el
mundo. La autoinculpación lleva a la mujer a que ni siquiera se deje besar por
su hijo. Se ve a si misma sucia y manchada: "Esta ternura no causaba más que
dolor".
6.- Suicidio
Zweig al final de la novela
recurre al suicidio del joven jugador como medio reparador y victimista. ¿El
suicidio para el escritor es una manera de hacer justicia al deshonor de la
mujer causado por el joven?. No olvidemos que Stefan Zweig en su vida real
también se suicidará desengañado ante el panorama bélico de su tiempo, al ver
que Europa, su patria espiritual se destruye a si misma.
Dejemos que sea
el mismo escritor quien nos diga las razones que le llevaron a tomar esta libre
determinación con una sobredosis de veronal:
Después de los sesenta se requieren fuerzas especiales para empezar
de nuevo. Y las mías están agotadas después de tantos años de andar sin patria.
De esta manera considero lo mejor, concluir a tiempo y con integridad una vida,
cuya mayor alegría era el trabajo espiritual, y cuyo más preciado bien en esta
tierra era la libertad personal.
Saludo a mis amigos. Ojalá puedan ver el amanecer después de esa
larga noche. Yo, demasiado impaciente, me les adelanto.
Juan Serrano
(En el blog
Blao
30 abril de
2012)