sábado, 31 de marzo de 2012

DETRÁS DEL PEREJIL (Gordon Lefty)


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sgs


Detrás del perejil, entre el sol y la sombra,

he encontrado petróleo: es un pozo pequeño,

del tamaño de una mancha grande de aceite o

como una niña a gatas que esparce sus cabellos

delante de ella para secarlos al sol, más o menos,

y es delicado, es peligroso perforarlo: a los lados

están las cloacas que son como burbujas de la muerte.

El petróleo es como un frío sueño de otoño derramado

en la tierra fría con unas pobres chispas azules

volando en la lluvia: eso es lo que dicen los de la Shell,

pero yo me lo imagino como una cabellera de hierba

en el agua, más tierno al atardecer, limpio como el viento.

Está como de pie sobre su sombra y a menudo

a punto de gritar: no es una idea pura, es petróleo,

va sorbiendo los colores de la tarde hasta que se los bebe

y se duerme como un niño después del vaso de leche.

La oscuridad es un poco más lenta que la luz,

por eso parece mala o tonta y por eso se esconde.

Justo detrás del perejil, entre el sol y la sombra,

donde el tío Ernesto dormía la siesta en verano, allí mismo.


Gordon Lefty Wrong


viernes, 30 de marzo de 2012

TETAS AL AIRE (Juan Serrano)

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Los finolis a los del campo nos llaman patanes, por eso, entre presumido y resabiado, esta mañana me digo:

¡Arréglate un poco, mi cuerpo, que nos vamos al pueblo!




Me ducho, me afeito, me corto las uñas, y como el que va al doctor, por si le auscultara los calandrajos, me cambio de calzoncillos. Cojo un pañuelo limpio. Nada de corbata ni gemelos. Nunca supe para qué. Nada de oropeles, ternos, cadenas y jaeces de pedrerías, eso queda para las caballerías de caciques en días de romería.

Aquí adonde vivo, entre gallinos, conejos, cardos y amapolas, voy como me da la gana, sin etiquetas, desarreglado o en pelotas. Sólo dos cosas rebullen en mi cabeza: que a mis cabras no le falte la hierba y saber donde dejo la dulce pipiritaña. Si perdiera mi canora, la caña de mis bucolías y romanzas, ¿cómo diría a los pájaros que el viento les viene zurrusco, o que el céfiro les aguarda plácido como chinchorro o balancín de feria? Tampoco sabría como alimentar a mi amiga la soledad. Pero bueno, no es momento ahora para nostalgias y filosofías. He de cambiarle las cuchillas a las tijeras de esquilar. Los calores aprietan y mis ovejas, de lanudas se asfixian. Así que me aliño lo más que puedo, restauro el descuidado trono de mi descuidada figura, me lavo los dientes, para que luego no digan que los del campo respiramos guano, y... ¡andando pal pueblo que es gerundio!

Llego a la gran ferretería. Este establecimiento alineado en pulcras gavetas, con aire acondicionado, desinfectador, cajero y báscula electrónica incluida, se parece más a una botica emperifollada de frascos encapullados. Nada tiene que ver con aquel ingenioso obraje del “vaciador” donde mi padre afilaba el rejón y sus corvillas para la siega. De la rueda del amolador, entre aperos, botes de sebo, limas de todos los números, brotaban en abanico refulgente estrellas de fuego que yo guardaba con cuidado en mis bolsillos para que en la fragua de la noche mis sueños relumbraran de color y asombro.

Un encopetado empleado vestido como un recién casado me atiende el primero, como si yo fuera un gran señor. No me extraño de que entre tanta gente sea yo el elegido. Hincho el pecho como una rana a quien su príncipe le tira los tejos, y ufano le digo a mi soma serrano:

Acicalarnos, cuerpo mío, bien ha servido para que nos consideren.

Al salir, a una señora que aguarda desesperada en la cola se le cae el monedero. Me agacho y ¡coño! veo mis peludos muslos desnudos. A pesar de la meticulosa melindrería a la que me había sometido antes de salir, no caí en comprobar bien mi atuendo. ¡Mis pantalones se quedaron olvidados en el poyo del cobertizo! Con la galanura que puedo y disimulando la extravagancia de mi cuerpo confuso, como la mata de la albahaca que a desgana ofrece lívida su aroma cada vez que mis emporcados patos la picotean, cojo el billetero, me yergo entre gentil y timorato, y se lo doy a la señora.

La señora en lugar de avergonzarse o cubrirse la cara, o darme las gracias, como era de esperar, con tono pasteurizado me dice sin más:

Yo de usted, buen hombre, para ser despachado el primero me inventaría otra artimaña más pulcra y pudorosa.


Ni corto ni perezoso le replico al canto a la dama emperifollada:

Perdone, señora, las cabras que yo ordeño son más decentes y educadas que usted, y llevan las tetas al aire.


Y me volví corriendo al campo.





Juan Serrano
(En el blog Blao
16 marzo  2012)

jueves, 29 de marzo de 2012

EL PUEBLO, LAS SECTAS Y EL PODER: De arriba hacia abajo (Servando Gotor)

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Manifestación de los sindicatos mayoritarios en Zaragoza
durante la huelga general de hoy
(sgs)
Tiene Zaragoza un parque que, si bien lleva unas décadas bastante abandonado, sigue siendo uno de los más grandes (unos cuatrocientos mil metros cuadrados) y hermosos de España.  Es el parque de la ciudad, por antonomasia, popularidad y raigambre.




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Se diseñó y construyó entre 1913 y 1927 y cuenta con múltiples y bellos jardines, anchas avenidas salpicadas de musicales fuentes, un jardín botánico,  un museo etnológico, un jardín de invierno, unas construcciones modernistas -entre las que destaca un imponente  quiosco de música-  y el Rincón de Goya (primer ejemplo de arquitectura racionalista diseñado en España).  Y sobre todo ello se alza El Cabezo de Buenavista, atalaya digna de su nombre por la privilegiada panorámica no sólo del parque sino también de la ciudad, sobre cuya cima nos vigila el regio monumento de Alfonso I el batallador -obra de José Bueno-  en memoria del octavo centenario de la conquista de Zaragoza.  A sus pies el león, nuestro león, símbolo de la ciudad.
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El nombre oficial de este magnífico espacio hasta hace algo más de un año, ha sido el de Parque Primo de Rivera. Muchos creen que -como todo- fue cosa de Franco.  Pero andan equivocados porque se trata no de José Antonio sino de su padre, Miguel Primo de Rivera, el dictador de la época de Alfonso XIII.  De hecho, fue él quien lo inauguró oficialmente en el año 1929.
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En todo caso, el nombre popular, es decir el nombre que siempre le ha dado el pueblo zaragozano a este parque rara vez fue ese nombre oficial (ni con Franco ni sin él) porque todos lo hemos conocido invariablemente como El Parque Grande o el Parque del Cabezo o, simplemente, El Cabezo.




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Desde hace, como he dicho, algo más de un año -y aquí es donde quiero llegar- el Ayuntamiento de Zaragoza le ha cambiado de nombre y ahora, oficialmente, se llama Parque José Antonio Labordeta.

Personalmente uno no tiene nada contra Labordeta, faltaría más.  De hecho, en este mismo blog, se le han dedicado al menos cuatro entradas elogiando su persona.

Ahora bien, de ahí a dedicarle el nombre de nuestro Parque por antonomasia, va un trecho.  De entrada, siempre es lo más prudente guardar estos espacios para gente más lejana en el tiempo y sus fricciones y, a poder ser, más universal.  Nos guste o no, José Antonio Labordeta (sin duda gran zaragozano y aragonés) ha sido contemporáneo nuestro y  militó en y lideró un partido político minoritario (por respeto a las minorías, no cambiaría mi opinión si se tratara de un militante o líder mayoritario).

A José Antonio Labordeta lo utilizó, y él se dejó utilizar, políticamente, toda la -autodenominada-izquierda (no sólo por su minoritario partido, Chunta Aragonesista). Pues bien, Zaragoza no toda es de izquierdas o de ese sector que se autoproclama de izquierdas.  Hay muchos zaragozanos de izquierdas y muchos zaragozanos de derechas y más zaragozanos que no son ni de izquierdas ni de derechas.  Nacionalistas, en el sentido más puro y casposo del término (como lo es el partido que Labordeta lideró) hay muy, pero que muy, pocos.  Mas, insisto, aunque así no fuera: emplear su nombre para el Parque Grande, el parque de todos los zaragozanos, de nuestros padres, de nuestros abuelos, de nuestros hijos y de nuestros nietos, me parece simple y llanamente un desacierto.  Como lo fue, nada más y nada menos, que intentar elevar una canción del propio cantautor (por lo demás muy querida por una parte importante de los zaragozanos) a -nada menos que- himno de Aragón. (Por cierto Aragón no necesitó himno alguno para marcar su impronta en el Mediterráneo; reivindicar ahora no sé qué nacionalismo romántico y trasnochado a base de gilipolleces artificiales, nos empequeñece, ¿es que no se dan cuenta?)

Retomo el hilo: esto de pretender "imponer" a golpe de mandato determinados personajes contemporáneos y con un posicionamiento político "dependiente" y parcial ("partido" y "parcial" tienen la misma raíz) me parece un verdadero exabrupto que sólo se entiende en el contexto de esta extraña época que estamos viviendo, dominada por el sectarismo y la irresponsabilidad más atroz. 

Hay aragoneses (pocos, cierto es, pero los hay) verdaderamente universales y ya más alejados de las tensiones del fugaz presente, que lo tendrían mucho más merecido.  Pero ¿por qué no dejarlo como Parque Grande o, simplemente, como El Cabezo? Por una razón: quieren cambiarnos desde arriba por mucho que prediquen que las cosas se han de cambiar desde abajo. 

De todos modos, al final, el pueblo es muy cabezón (y el aragonés más) y no creo equivocarme al afirmar que los zaragozanos del siglo XXII seguirán llamándole como nuestros abuelos y bisabuelos: Parque Grande o El Cabezo.  Los sectarismos (y por desgracia, hoy estamos rodeados de abundantes sectas -partidos, multinacionales, confesiones, sindicatos, oenegés, etc.-) los sectarismos, digo, son eso: meras sectas con ideologías y principios de muy corto recorrido.

¿Y por qué esta reflexión?  Porque hoy, 29 de marzo del 2012, día de la Huelga General de unos sindicatos que a mí no me engañan porque están financiados por el poder y, por tanto, forman parte activa del sistema y están interesados en que el sistema se mantenga, se han concentrado en la principal manifestación de hoy, aquí mismo, en la puerta de mi casa.  Y, eso: pues que llevo toda la tarde oyendo canciones de Labordeta (que por cierto aunque me gustan algunas de sus  letras, no me gusta tanto su música -salvo contadas excepciones-) y, por supuesto, también esa (que, insisto, me gusta), sí, esa que cierto "sect-or" de la población zaragozana pretendió "elevarla" a himno de Aragón, también por imposición vertical (de arriba a abajo, como siempre). 


Servando Gotor






miércoles, 28 de marzo de 2012

EL MERODEADOR: DECLARACIÓN DE INTENCIONES (Narciso de Alfonso)

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Míralas, mírate: un merodeador es alguien insensatamente sensible a ese abismo que nos une y nos separa de ella, de ellas.

Un merodeador tiende una cuerda (floja, muy floja) sobre ese abismo y sabe que tarde o temprano, aunque la cruce pocas o muchas veces, acabará cayendo, ay, porque si no fuera así dejaría de ser un merodeador para convertirse en cualquier otro tipo de mujeriego o feminista (palabras mal utilizadas por el deplorable lenguaje que se habla en este sucio siglo).

Mírate, míralas: siente el abismo que te separa y, sobre todo, que te une a ella, a ellas, que da sentido a tu vida, que te impide enloquecer. Ella es otra, claro, pero es otra humana (aunque con frecuencia no lo parezca): tenéis algo en común, aunque sea ínfimo. Y no te olvides de que si miras mucho tiempo al abismo, el abismo comienza a mirarte a ti.

Dentro de esta apasionante disciplina del merodeo existen unas pocas teorías mínimas, que vienen a ser observaciones recogidas en la tradición del merodeo. Así, por ejemplo, se dice que el merodeo es el arte de sacar conclusiones suficientes a partir de datos insuficientes. Otra teoría mínima dice que sabemos que el merodeo es imprescindible, aunque no sabemos para qué.

Seguimos: las relaciones que se establecen merodeando, son siempre por ósmosis, nunca por frotación. Otra teoría mínima muy valorada dice: nunca permitas que el sentido de la moral te impida hacer lo que está bien. Y otra más: a veces, en la disciplina del merodeo, hay que saber seguir adelante no sólo con miedo, sino también sin esperanza. Citaremos, por el momento, otra: un comienzo no desaparece nunca, ni siquiera con un final.

Otras teorías mínimas del merodeador:

Nunca se tiene una segunda oportunidad para causar la primera impresión.
Es mejor empezar de noche que no empezar (algunos merodeadores prefieren sólo la primera
parte: es mejor empezar de noche).



En esta página se van a recoger apuntes, anotaciones y observaciones de merodeadores de la mujer, de las mujeres.



El significado de merodear, según los diccionarios al uso, es:


1. intr. Vagar por las inmediaciones de algún lugar, en general con malos fines.


2. intr. Dicho de una persona: Vagar por el campo viviendo de lo que coge o roba.





Posiblemente se entienda mejor nuestra intención de merodeadores si recogemos los sinónimos de la palabra merodear, que definen bien su significado: rondar, frecuentar, cortejar, galantear, festejar, bordear, acosar, asediar, frisar, deambular.





De rondar, se dice que es:


1. tr. Dar vueltas alrededor de algo. La mariposa ronda la luz


2. tr. coloq. Andar alrededor de alguien, o siguiéndole continuamente, para conseguir de él algo.



3. tr. coloq. Amagar, empezar a sentir algo. Rondar el sueño, la enfermedad
4. intr. Andar de noche paseando las calles. U. t. c. tr.
5. intr. Dicho de los mozos: Pasear las calles donde viven las mozas a quienes galantean. U. t. c. tr.

Galantearsignifica:
1. tr. Requebrar a una mujer.
2. tr. Procurar captarse el amor de una mujer, especialmente para seducirla.
3. tr. Solicitar asiduamente algo o la voluntad de alguien.

Y bordear es:
1. tr. Ir por el borde, o cerca del borde u orilla de algo. Bordear una montaña.
2. tr. Dicho de una serie o de una fila de cosas: Hallarse en el borde u orilla de otra. Los mojones bordean la finca. Las flores bordean el lago.
3. tr. Acercarse.
4. tr. Aproximarse a un grado o estado de una condición o cualidad moral o intelectual. U. m. en sent. peyor. Una exaltación que bordea la locura. Chistes chocarreros que bordean la indecencia.
5. intr. Mar. Dar bordadas.

martes, 27 de marzo de 2012

EN LA PUERTA DEL SOL DECLINANTE, fábulas de desamor (Antonio Envid)

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Qu-yi deslío lentamente una barra de tinta en el tintero, cogió el pincel y dudó unos momentos ante la blancura del papel que se le ofrecía inmaculado. Pasó gozoso la yema de los dedos para apreciar su textura. Estaba inspirado, daría comienzo a su poema definitivo. Además del accésit ganado en el concurso de primavera, unos meses antes había superado con bastante brillantez los exámenes de otoño para funcionarios, su poema había sido elogiado públicamente por uno de los miembros del tribunal de oposición, y aunque debería de haber obtenido un puesto más alto, dada la calidad del mismo, no se quejaba, había sido ascendido en méritos de la prueba a jefe de vigilancia de la puerta del Sol declinante. Desde luego que habría sido preferible la puerta del Sol naciente, que recibía más viajeros y mercancías, pues era la ruta de la capital de la provincia, pero ésta no estaba mal, ya que por allí entraba la lana de la región ganadera adyacente y escondidas en los vellones los sediciosos trataban de pasar de matute desastradas ideas de vulgar estética. Él sabía como descubrirlas, tenía un sexto sentido para ello, y también sabía lo difícil que resultaba arrancar aquellas ideas agarradas con la fuerza de un piojo o una garrapata al vellón.

El puesto era de cierta responsabilidad y no poca autoridad. Ya no tenía que apostarse diariamente en el pequeño resguardo de entrada como hasta entonces, eso lo haría su ayudante, ocuparía una estancia en la torre que flanqueaba la puerta donde permanecería confortable en todo tiempo, esperando a que su ayudante lo reclamara cuando se produjera una entrada de carretas sospechosas, para despacharlas con un además desde su ventana.

Pero lo que realmente le hacía sentir especialmente feliz es que esa era la puerta que franqueaba la dama Ki-yo para dirigirse a su huerta de recreo. Siempre le concedía una mirada cuando pasaba por delante del cobertizo donde él se encontraba cuando era ayudante, pero desde tan modesto puesto nunca se atrevió a mirarla a los ojos. Ahora, con su flamante nuevo cargo podía abrigar esperanzas. Moría de impaciencia apostado en la ventana por verla llegar y tenía advertido a su ayudante que lo avisara tan pronto la avistara, recompensándolo con unos cobres. 

Dibujaría hoy ese sublime poema de amor con su artística caligrafía de modo que la bella dama quedaría irremisiblemente prendada. Había compuesto montones de ellos, pero siempre terminaban en la papelera, pues no eran suficientemente dignos. Cómo captar su delicado caminar, como un cerezo en flor mecido por la brisa, cómo transcribir su elegancia, un leopardo moviéndose entre las altas hierbas, y la dulzura de sus ojos, crisantemos en un delicado jarrón de porcelana. 

La vio llegar y su corazón le saltó en el pecho. Tomó el poema y balbuciente la interpeló: “Excelente dama Ki-yo, de todos es conocida su gran sensibilidad artística”. La dama, sorprendida, detuvo el palafrén. “Este humilde servidor suyo desearía tener el gran honor de que posase sus ojos sobre este sencillo poema que he compuesto….” Tendiéndole el poema, que la dama tomo con cierto recelo. Lo leyó y con una dulce voz exenta de cualquier acento recriminador o despectivo le contestó: “Funcionario Qu-yi, ya estaba enterada de sus habilidades como poeta, conozco su éxito en el certamen de primavera. El poema es hermoso y la joven a quien vaya dirigido, si tiene la fortuna de saber leer, ha de sentirse halagada por él”, continuando su camino. 


Antonio Envid





lunes, 26 de marzo de 2012

CRÓNICA ESPELUCHADA (Por Azulenca)



MJM


Esta semana rindiendo homenaje a la Pepa se lo pasaron todos pipa. No he entendido muy bien el sentido de ese homenaje a la constitución decimonónica. En mis tiempos escolares cuando se estudiaba este episodio histórico no se le daba tanta importancia. En este país la historia es lo único que cambia. 

Soraya -la petite fille del PP- ha colocado a su esposo lo mejor que ha podido. Estas chicas del PP no se dan cuenta de que, con ese afán desmedido de colocar a los maridos, dan la sensación de que se han calzao unos maulas de mucho cuidado. Esta semana le ha tocado el turno a Sor Aya del niño de Iván; niño que vino con un pan debajo del brazo y con un montón de cargos para papá y mamá. Soraya declaró hace ya tiempo en una entrevista concedida a El Mundo -de la que salió malparada- que su marido tenía mucha retranca: esto es un motivo de peso y trascendencia a la hora de contraer matrimonio. Pero no sólo de retranca vive el hombre y tener una señora con muchos cargos da para no soportar la carga de un marido con retranca, así que lo ha colocado en Telefonica sin acento, que así es como se lleva.

El mes que viene nos suben la luz, eso ha dejado entrever el Ministro Soria, clon de José Mari. Lo malo es que estos del PP como van con pilas suben la luz y no dan bombilla, así que nos darán candela, en el recibo, se entiende.

Elecciones en Andalucía. ¡ERE, que tó el mundo e güeno, una de cocaína y otra de gambas! Pues así van a seguir en el Sur, más de lo mismo. El chato del PSOE, Manolo Chaves, lo dejó todo mal y Griñán mejoró lo peor. Pero en Andalucía el PP, partido de los señoritos, es evidente que no tiene cabida. Arenas se pensaba que iba a tener una victoria mariana como la de Rajoy: maduro, maduro que te caigas de culo y nada, no hay manera.

Montoro, el elfo económico, se ha puesto en plan elfo doméstico con los de su casa: la Administración Pública. Ha dicho que hay que trabajar, la admonición iba dirigida a esos que han entrado por la puerta de atrás en los ayuntamientos y piensan que con entrar y no trabajar está ya todo hecho. Yo le diría al elfo que lo aplique también a la clase política. Porque algunos no sólo no trabajan sino que ocasionan males mayores y encima se llevan una pasta: caso Matas. A Jaume Matas le han caído seis años de cárcel, poca cosa me parece. Y digo que me parece poco porque además de todas las fechorías hechas, habría que añadirle lo que ha choteao el “Tio Matas” a cuenta del cargo y del contribuyente. Y eso de chotear a costa del contribuyente debería estar doblemente penado. A Matas esa condena se le va a quedar en nada: un retiro en el spa penitenciario y poco más.


A Zp le han atizado una propina de 60000 € por dar una conferencia sobre su fuerte, la economía. Este evento extraordinario ha tenido su escenario, como no podía ser de otra manera, en Venezuela. Me parece muy bien que le den trabajo a Zp en el extranjero y que se lo paguen otros. Hay que apartarlo de contemplar nubes como sea, a ver si llueve a cántaros que falta nos hace. Y si Zp sigue en ese empeño de contemplar nubes, tendremos que mirar la forma de escayolarle las ideas. Me he confundido, quería decir pensamientos: Zp nunca tenido ideas. Buenas, ideas buenas, quería decir.

Veo a la clase política socialista aragonesa un poco espeluchada(*). En su última salida en TV la cabellera rubia oxigenada de Eva Almunia la tenía cubierta de energía estática, es decir, con los pelos de punta. Por su parte el alcalde Belloch sigue luciendo su flequillito de choto al que nos tiene acostumbrados, muy mal atusado y con falta de jabón. A ver ese estilismo… No hay que dejarse tanto… Lo de Eva es de preocupar, porque si la carga estática le erizan los pelos, cómo tendrá los hemisferios cerebrales esta mujer. 

El miércoles al cine. Intocable. Una historia peculiar y entrañable contada a la francesa. 

Azulenca



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(*) Espeluchada: dícese en mi pueblo de todo el que va mal peinado o lleva los pelos revueltos.
 

LLÁMAME LUPI (Truhán)

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sgs


Sin mejor plan, acabo de madrugada en el teatro: Tambores en la noche. A pesar del distanciamiento que Brecht exige al espectador, la soledad de Kragler duele: en la garganta tengo un lenguaje de negro.

Uno va al teatro porque está solo. En mi caso, además, porque espero encontrar viejos amigos, y si son amigas, mejor.  Pero si es Cata... 
De modo que desde que te cortan la entrada hasta que te plantas en la barra del bar estiras el cuello y gesticulas ostensiblemente, caña en mano, para ver y para que te vean. Y siempre ocurre el milagro. Bueno, en realidad, no tan milagro: uno va al teatro y a ver a Brecht porque sabe que a Brecht van las camaradas y los camarados y...  Y, sí, allí está, allí está Cata, hermosa como siempre,  joven aún, los rizos bailando sobre su frente simulando abandono pero conservando aún su propio color rojizo.  Allí estaba. ¡Sola! 

Hombre Cata, tú aquí. Y Cata se ríe porque sabe que siempre le piso los talones. A pesar de la evidencia, le pregunto si ha venido sola.  No, aunque lo parezca, no ha venido sola, señala a un grupo de sesentonas modernas y me dice: he venido con mamá. Mi gozo en un pozo: ¡mamá!  ¿Preferirá a esas carcamalas que a mí? Murphi dixit o debió dixirt: pues sí, Cata prefiere la compañía de mamá y sus amigas a la tuya. Definitivamente estoy acabado, caput. Ay, si por lo menos tuviera un tambor como el de Kragler podría arrojarlo contra la luna, esa luna roja como la sangre de los espartaquistas. El grupo de sesentoncillas me sonríen de oreja a oreja.  También ellas están acabadas, pero entiendo: ellas son lo único que me queda, no esta noche sino el resto de mis noches.  Una de ellas se acerca como la reina de Saba, versión progre.  Será la madre de Cata, supongo: ¿con tu mamá, Cata? ¿Y es esta señora?  Y la señora me fulmina con la mirada y me dice que de qué vas, que no me llames señora, que yo no soy una señora. ¿Y entonces cómo le llamo?  Lupi, llámame Lupi, que ese es mi nombre.  Ya, entiendo.

Al final acabo solo en la barra sin Cata y sin su mamá y sin las amigas de su mamá. Con mi caña. Otra vez he metido la pata.  De nuevo solo, naturalmente. Me trago la función entera, por cierto muy mal interpretada (¡malditos directores modernos -también- que se cargan todo!) y me vuelvo a casa desolado como Kragler, pero sin tambor.

Ya en la cama, un cigarrillo entre los labios y la mirada en la luna (rojita, como la de Brecht), una luna que me guiña el ojo: aprovecha, aprovecha que pronto prohibirán fumar en la cama, en cama. Recuerdo a Lupi. El look de Lupi es el look del partido, uniforme: no me llames señora. Desde el momento en que oyó la palabra “señora”, marcó distancias.  

Ay, esto del lenguaje, el lenguaje uniforme, también: “señora”, expresión burguesa. ¡Impertinente! Los camarados y camaradas la rechazan.

Pero, entonces… ¿cómo coño la tenía que llamar? A ver, pienso… Pienso y recuerdo a Marina. Marina es un amigo gay que tuvo problemas con una pelandusca que le quería quitar el novio y acabaron en el juzgado. Marina se asustó y le dijo al juez que no quería problemas: que ella, la pelandusca, una cría de veinte años, era una señora y él (Marina) un caballero y cuando hay riñas entre una señora y un caballero el caballero siempre lleva las de perder.

Señora, caballero… Sigo pensando.

A ver: lo correcto hubiera sido que Marina dijera no que la pelandusca fuera una señora (¡pero si era una cría!). Lo correcto hubiera sido decirle al juez que estaba acojonado porque la condición de mujer de ella y la de hombre de él (o sea, de Marina) le hacía estar en inferioridad.  Pero ¡llamarle “señora” a una muchacha y, lo que es peor, autoproclamarse, él,  “caballero”!

Señora. Pero, ¿y Lupi? Lupi ya no cumple los sesenta. Además no me dirigía a ella. Yo con quien hablaba era con Cata: ¿Y quién es tu madre, Cata? ¿Esta señora? ¿Señora? No, no me llames señora. A ver: ¿Y quién es tu madre, Cata? ¿Esta mujer? Tampoco: ¡esta mujer!, suena brusco y un punto despectivo; algo así como: ¿Esta?, a secas (mi abuela replicaría: ¿esta? ¡el palo de la escoba!). ¿Esta… chica? ¿Chica? Chica, chica, sí: chica está creciendo pero aún no ha rebasado el umbral de los cuarenta y Lupi no cumple los sesenta: ¡chica!  No, chica tampoco.  ¿Entonces, cómo coño la llamo? ¡Lupi! ¡Pero si no sabía aún su nombre!

En fin, acabo el cigarro. Aplasto la colilla contra el cenicero, me doy media vuelta y abrazo la almohada. Miro la luna, y ya traspuesto recuerdo la soledad de Kragler: ¡No me miréis con esos ojos tan románticos! ¡Usureros! ¡Acaparadores! Borracheras y niñerías. ¡Ahora viene la cama, la cama grande, blanca y ancha, ven!


Truhán






JAVI

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JAVI
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domingo, 25 de marzo de 2012

COMPOSICIÓN VIII (Wassily Kandinsky)

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Composición VIII (W. Kandinsky, 1923)
Solomon R. Guggenheim Museum, Nueva York


Cuando la religión, la ciencia y la moral (esta última gracias a la obra demoledora de Nietzsche) se ven zarandeadas y sus bases externas amenazan con derrumbarse, el hombre aparta su vista de lo exterior y la dirige hacia sí mismo.

La literatura, la música y el arte son los sectores más sensibles y los primeros en registrar el giro espiritual de una manera real, reflejando la sombría imagen del presente, y la intuición de algo grande, todavía lejano e imperceptible para la gran masa; una gran oscuridad aparece apenas esbozada, volviéndolos sombríos. Por otro lado, se apartan del contenido sin alma de la vida actual adentrándose en temas y ambientes que dejan vía libre a los afanes y a la búsqueda no material de almas sedientas.
(...)

El espectador puede sentirse realmente ofendido al verse lanzado como una pelota sobre la red que separa el bando de la belleza exterior del de la belleza interior. En ésta se entra por una imperiosa necesidad interior de renunciar a la belleza habitual.

Obviamente, parece fea al que no está acostumbrado, pues el ser humano tiende en general a mantenerse en lo externo y no está fácilmente dispuesto a admitir la necesidad interior (¡especialmente hoy!). El compositor vienes Arnold Schönberg es el único que, actualmente, va por este camino de renuncia total a la belleza convencional y defiende cualquier medio que conduzca al fin de la autoexpresión.


W. Kandinsky

material de almas sedientas.-

LOS QUE PODÍAN CAMINAR, LOS DEMÁS CAYERON (La Conchaparís)

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CORNELIS TROOST
Los que podían caminar, los demás cayeron, 1739
Mauritshuis (La Haya)
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viernes, 23 de marzo de 2012

PLEGARIA (Roberto Plural)

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SGS

Y ahora ven y dame tu boca
Y atraviesa conmigo
La blanca planicie del amor transitivo
Hacia la germinación de nuevos cadáveres
Que suplan los nuestros
Generando también sus propios despojos.

------------------------------------Es gusto innecesario

Ave, Ave María…
Las medusas crecen en mudos bulevares
Y exprimen tus ojos rebosantes de lluvia

------------------------……………------------Amén
Ven, ven y dame tu cuerpo
Y bebe conmigo el vino sangriento
fruto de la vid y del trabajo del hombre
que será para nosotros bebida de castración.

Besa y deja que te bese
Como te besaron los muertos que te amaron en tu infancia.
Como besa la eternidad.
Como el beso ardiente de la aurora.

Ave, Ave María…

Las medusas pueblan nuestras noches
Y se enfrentan despechadas


Citándose
----------------------------------------------Ora pro nobis


Retándose
----------------------------------------------Ora pro nobis


Mirándose sin mirarse
Y hablando sin hablar:
Se miran sin mirarse
----------------------------------------------Ora pro nobis


Hablando sin hablar:
Ya sé que lo sabes
Ya sabes que lo sé
----------------------------------------------Ora pro nobis


Ave, Ave María
Ante ti nuestro próximo horizonte.

-----------------Dichosos los llamados a otra cena


Y ahora ven y dame tu boca
Y atraviesa conmigo
La blanca planicie del amor transitivo
Hacia la germinación de nuevos cadáveres

------------------------------------Es gusto innecesario


Por nuestro amor,
Con él y en él,
A ti, diosa amada y dolorosa,
En la unidad de nuestros tibios cuerpos
Todo fuego y toda gloria
Por los siglos de los siglos

------------------------……………------------Amén







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