miércoles, 29 de febrero de 2012

PARA USTEDES, "CON TODO AFECTO Y SIMPATÍA..."

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Rodin: El pensador (detalle)
SGS
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Muy distinguido señor:

Hace sólo pocos días que me alcanzó su carta, por cuya grande y afectuosa confianza quiero darle las gracias. Sabré apenas hacer algo más. No puedo entrar en minuciosas consideraciones sobre la índole de sus versos, porque me es del todo ajena cualquier intención de crítica. Y es que, para tomar contacto con una obra de arte, nada, en efecto, resulta menos acertado que el lenguaje crítico, en el cual todo se reduce siempre a unos equívocos más o menos felices.

Las cosas no son todas tan comprensibles ni tan fáciles de expresar como generalmente se nos quisiera hacer creer. La mayor parte de los acontecimientos son inexpresables; suceden dentro de un recinto que nunca holló palabra alguna. Y más inexpresables que cualquier otra cosa son las obras de arte: seres llenos de misterio, cuya vida, junto a la nuestra que pasa y muere, perdura. 

Dicho esto, sólo queda por añadir que sus versos no tienen aún carácter propio, pero sí unos brotes quedos y recatados que despuntan ya, iniciando algo personal. Donde más claramente lo percibo es en el último poema: "Mi alma". Ahí hay algo propio que ansía manifestarse; anhelando cobrar voz y forma y melodía. Y en los bellos versos "A Leopardi" parece brotar cierta afinidad con ese hombre tan grande, tan solitario. Aun así, sus poemas no son todavía nada original, nada independiente. No lo es tampoco el último, ni el que dedica a Leopardi. La bondadosa carta que los acompaña no deja de explicarme algunas deficiencias que percibí al leer sus versos, sin que, con todo, pudiera señalarlas, dando a cada una el nombre que le corresponda. 

Usted pregunta si sus versos son buenos. Me lo pregunta a mí, como antes lo preguntó a otras personas. Envía sus versos a las revistas literarias, los compara con otros versos, y siente inquietud cuando ciertas redacciones rechazan sus ensayos poéticos. Pues bien -ya que me permite darle consejo- he de rogarle que renuncie a todo eso. Está usted mirando hacia fuera, y precisamente esto es lo que ahora no debería hacer. Nadie le puede aconsejar ni ayudar. Nadie... No hay más que un solo remedio: adéntrese en sí mismo. Escudriñe hasta descubrir el móvil que le impele a escribir. Averigüe si ese móvil extiende sus raíces en lo más hondo de su alma. Y, procediendo a su propia confesión, inquiera y reconozca si tendría que morirse en cuanto ya no le fuere permitido escribir. Ante todo, esto: pregúntese en la hora más callada de su noche: "¿Debo yo escribir?" Vaya cavando y ahondando, en busca de una respuesta profunda. Y si es afirmativa, si usted puede ir al encuentro de tan seria pregunta con un "Si debo" firme y sencillo, entonces, conforme a esta necesidad, erija el edificio de su vida. Que hasta en su hora de menor interés y de menor importancia, debe llegar a ser signo y testimonio de ese apremiante impulso. Acérquese a la naturaleza e intente decir, cual si fuese el primer hombre, lo que ve y siente y ama y pierde. No escriba versos de amor. Rehuya, al principio, formas y temas demasiado corrientes: son los más difíciles. Pues se necesita una fuerza muy grande y muy madura para poder dar de sí algo propio ahí donde existe ya multitud de buenos y, en parte, brillantes legados. Por esto, líbrese de los motivos de índole general. Recurra a los que cada día le ofrece su propia vida. Describa sus tristezas y sus anhelos, sus pensamientos fugaces y su fe en algo bello; y dígalo todo con íntima, callada y humilde sinceridad. Valiéndose, para expresarse, de las cosas que lo rodean. De las imágenes que pueblan sus sueños. Y de todo cuanto vive en el recuerdo. 

Si su diario vivir le parece pobre, no lo culpe a él. Acúsese a sí mismo de no ser bastante poeta para lograr descubrir y atraerse sus riquezas. Pues, para un espíritu creador, no hay pobreza. Ni hay tampoco lugar alguno que le parezca pobre o le sea indiferente. Y aun cuando usted se hallara en una cárcel, cuyas paredes no dejasen trascender hasta sus sentidos ninguno de los ruidos del mundo, ¿no le quedaría todavía su infancia, esa riqueza preciosa y regia, ese camarín que guarda los tesoros del recuerdo? Vuelva su atención hacia ella. Intente hacer resurgir las inmersas sensaciones de ese vasto pasado. Así verá cómo su personalidad se afirma, cómo se ensancha su soledad convirtiéndose en penumbrosa morada, mientras discurre muy lejos el estrépito de los demás. Y si de este volverse hacia dentro, si de este sumergirse en su propio mundo, brotan luego unos versos, entonces ya no se le ocurrirá preguntar a nadie si son buenos. Tampoco procurará que las revistas se interesen por sus trabajos. Pues verá en ellos su más preciada y natural riqueza: trozo y voz de su propia vida. 

Una obra de arte es buena si ha nacido al impulso de una íntima necesidad. Precisamente en este su modo de engendrarse radica y estriba el único criterio válido para su enjuiciamiento: no hay ningún otro. Por eso, muy estimado señor, no he sabido darle otro consejo que éste: adentrarse en sí mismo y explorar las profundidades de donde mana su vida. En su venero hallará la respuesta cuando se pregunte si debe crear. Acéptela tal como suene. Sin tratar de buscarle varias y sutiles interpretaciones. Acaso resulte cierto que está llamado a ser poeta. Entonces cargue con este su destino; llévelo con su peso y su grandeza, sin preguntar nunca por el premio que pueda venir de fuera. Pues el hombre creador debe ser un mundo aparte, independiente, y hallarlo todo dentro de sí y en la naturaleza, a la que va unido. 


Pero tal vez, aun después de haberse sumergido en sí mismo y en su soledad, tenga usted que renunciar a ser poeta. (Basta, como ya queda dicho, sentir que se podría seguir viviendo sin escribir, para no permitirse el intentarlo siquiera.) Mas, aun así, este recogimiento que yo le pido no habrá sido inútil : en todo caso, su vida encontrará de ahí en adelante caminos propios. Que éstos sean buenos, ricos, amplios, es lo que yo le deseo más de cuanto puedan expresar mis palabras. 

¿Qué más he de decirle? Me parece que ya todo queda debidamente recalcado. Al fin y al cabo, yo sólo he querido aconsejarle que se desenvuelva y se forme al impulso de su propio desarrollo. Al cual, por cierto, no podría causarle perturbación más violenta que la que sufriría si usted se empeñase en mirar hacia fuera, esperando que del exterior llegue la respuesta a unas preguntas que sólo su más íntimo sentir, en la más callada de sus horas, acierte quizás a contestar. 

Fue para mí una gran alegría el hallar en su carta el nombre del profesor Horacek. Sigo guardando a este amable sabio una profunda veneración y una gratitud que perdurará por muchos años. Hágame el favor de expresarle estos sentimientos míos. Es prueba de gran bondad el que aun se acuerde de mí, y yo lo sé apreciar. 

Le devuelvo los adjuntos versos, que usted me confió tan amablemente. Una vez más le doy las gracias por la magnitud y la cordialidad de su confianza. Mediante esta respuesta sincera y concienzuda, he intentado hacerme digno de ella: al menos un poco más digno de cuanto, como extraño, lo soy en realidad. 

Con todo afecto y simpatía,

Rainer Maria Rilke
Cartas a un joven poeta
París, 17 febrero 1903

NUEVO PAISAJE URBANO (Juan Isidro Gotor)

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JIG

Sin palabras




martes, 28 de febrero de 2012

EN LA TRASNOCHADA (María Jesús Mayoral Roche)

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MJM

 
En Villamayor de Gállego, 27 de febrero de 2012

En esta trasnochada quiero recordar mi último viaje a Madrid, mi Madrid. ¡Y cómo estaba mi Madrid! Estaba como a mí gusta, con ese corredor pictórico que es el Paseo del Prado rebosante de arte. Y es que la casualidad o la causalidad han querido que se den cita varias exposiciones espectaculares. El Museo del Prado nos acerca a El Hermitage con una heterogénea y variada colección -incluidos tesoros de la antigüedad- traída de San Petersburgo; esta semana pasada se presentó al público nuestra singular Gioconda y en un alarde de sacar a la luz maravillas perdidas, han expuesto una sarga restaurada de Bruegel El Viejo. Por su parte, el Museo Thyssen-Bornemisza y la Fundación Caja Madrid nos ofrecen una magnífica exposición de más de 150 obras de Chagall, todo un despliegue de la obra del pintor ruso.

Pero quiero centrar esta trasnochada en Chagall, pintor que siempre me había parecido lejano, me refiero a mis gustos. Conocía y había visto algún cuadro de él, pero lo había contemplado con escepticismo, sin entusiasmo. Esos azules prusias y cobaltos en contraste con los bermellones que tanto abundan en su producción pictórica, a mí se me figuraba como un síntoma de paranoia que mi retina no aceptaba. La pasada semana quise quitarme el maleficio que tenía con este pintor y no dude en aprovechar la oportunidad que me brindaba esta grandiosa exposición. No puedo decir que me emocionó, porque mentiría. Pero sí decir que ahora comprendo algo más la obra de Chagall, un trabajador minucioso de los símbolos y un creador del color, cualquiera que vea la exposición se podrá dar cuenta de lo que digo. Muchos afirman que han visto en su obra poesía, quizá porque mantuvo una estrecha relación con los poetas de su época. En esto del arte algunos ven muchas cosas y otros vemos algo menos. Yo más que poesía he reconocido en Chagall una particular simbología, un universo, su universo particular; el soporte de toda esta carga expresiva por supuesto es el color. Y cuando se alían y se encadenan estos elementos el resultado final es la ensoñación, el mundo onírico del pintor. Y Chagall nos muestra y desvela en esa ensoñación sus miedos, sus emociones, sus recuerdos, sus creencias… Pero esto es sólo una opinión.

Debo confesar que aunque Chagall sigue sin emocionarme, ahora contemplo su obra sin prejuicios, sin ideas preconcebidas, ya no me espantan sus colores prusias y bermellones. Y es que he descubierto en su ensoñación pictórica su sensibilidad, que a veces se desvela amarga y otras enternecedora. Y se puede apreciar que de esa sensibilidad nace toda la fuerza, y su fuerza es el color. Un color estridente casi sonoro.

Y ahora, en esta trasnochada, me emociona recordar ese espléndido corredor pictórico del Paseo del Prado.


María Jesús Mayoral


lunes, 27 de febrero de 2012

CRÓNICA DEL TESORO (Por Azulenca)

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MJM

Yo tenía un compañero de trabajo muy gracioso que decía: “Cuando mi madre me parió, cuando me parió mi madre, dijo, ¡ahí va un chulo!” ¿Por qué digo esto…? ¡Ah, sí, ya me acuerdo! Urtargarín, perdón, Urdangarín. Finalmente El Duque hizo el paseíllo a pie como los toreros y aguantando el tipo. Yo pensaba que, dada la naturaleza de este hombre, acabaría yendo al juzgado en coche descapotable o en moto, le pega mucho al muchacho hacer una de estas, una de tantas más. Total… para eso es Duque y yerno de Rey; un rey que consiente, pues hasta le dejó el Palacio de Marivent para que pasara la noche. A propósito del Rey, dada la edad de nuestro monarca, no se ha dado cuenta de que gracias a los movimientos de su yerno está en jaque. Este asunto huele cada vez más a podrido y desde luego si este jugador de balonmano y duque consorte se va de rositas, la Casa Real va a perder muchos puntos. El paseíllo de Urdangarín, su andar y su buena planta me ha recordado a la del Príncipe Felipe sólo que en cuñado. 

La que han montado en Valencia unos críos que no valían media bofetada, luego llegó la policía y después la carga. En este suceso hay división de opiniones, alegan que si la calefacción, que si los recortes, que si la enseñanza, que si una brutal represión policial… Yo digo que en la calle no se aprende nada y que las cosas se pueden resolver de otra manera. Por otra parte me parecieron algunos de los estudiantes un poco talluditos y deduje, dada la edad de los manifestantes, que allí había mucho estudiante zoquete. Desde luego los que más disfrutaron en esa manifestación fueron los mayores que se sumaron a la revuelta, junto con otros personajes ajenos al instituto, tal como un presunto invidente que se tiró a los testículos de un policía para hincarle los piños. Todo un documento visual lo de estas revueltas valencianas.

A propósito de las revueltas valencianas ha salido de nuevo a la palestra nuestra sibila psicodélica Leire para dar caña al ministro con apellido de inventor, Wert. Leire, enfundada en su estilo de rockera hortera de negro y “colorao” y necesitando su cabeza una pasada de agua y jabón más que nada para refrescarle un poco la sesera, pues eso, la Pajín se encaró con el Ministro de Educación para pedirle explicación sobre becas y lo que no eran becas, el caso es meter caña aunque no fuera a cuento con el tema a tratar. Conclusión: la sibila ha perdido sus poderes. A Leire le ha venido bien pasar a la oposición, digamos que está más operativa, ahora lejos de desperezarse y bostezar se encara con el personal: le puede la rabia de haber perdido el poder.

Y mientras en este país algunos lo pasan mal y el resto lo va a pasar y lo que nos queda… Pues al Bautista, Teddy, al que le cortaron la cabeza y el que en tiempos fuera un pobre Canario cantor, ahora quiere jubilarse gracias a su labor e inmejorable gestión en la SGAE con todo lo que pueda, es decir, una indecencia de dineros. Otra que reclama una pensión indecente es María Dolores Amorós, después de hacer una gorda en su entidad bancaria, va y reclama un dineral. En este país cuanto más gorda la haces mayor y más indecente es la recompensa. Y es que los españoles tragamos lo que nos echan. Y lo que más me llama la atención es la dignidad que tiene esta gente a la hora de entrar y salir de los juzgados, bueno, dignidad… la chulería. Y es que en este país los ladrones están bien vistos, incluso se hacen bromas y chistes. Así vamos. 

Del fondo de los mares, gracias a los cazatesoros del Odyssey, España ha recuperado el tesoro de la fragata Nuestra Señora de las Mercedes. Supongo que con harto dolor de corazón por parte de estos piratas de los fondos marinos. Sin comerlo ni beberlo, los españoles nos hemos encontrado con 17 toneladas de monedas de oro y plata. Ha sido preciosa la venida a España de tanta tonelada en monedas: un tesoro que salió del fondo del mar y que regresa por aire, en avión. ¿Y qué vamos hacer con tanta perra? Nadie dice nada, no se sabe nada, dicen que van llevar el tesoro quién sabe dónde, que lo van a custodiar, que tienen que estudiar lo que van a hacer con él… En fin, miedo me da, en este país desaparecen muchas cosas. Por desaparecer desaparece hasta la cocaína confiscada por la policía, pues con tanta moneda no sé yo… Yo propondría que repartieran el tesoro entre los que están padeciendo esta crisis, total para qué queremos tanta moneda, que además estarán hasta repetidas. Lo cierto es que en medio de tanta zozobra recuperar del fondo del mar un tesoro, un maná en forma de monedas de oro y plata, infunde optimismo. Además son monedas y no trozos de ánforas, dineros que no barros.

El miércoles al cine. Los Descendientes. Una película que está bien y vale: tanto la actuación de George como la película no me parecieron como para muchos premios y reconocimientos. Y es que a Cloneey en cuanto lo sacas de galán vendedor de cafeteras, el público no lo encaja en el papel de un marido “desustanciao” y algo más.

Azulenca





domingo, 26 de febrero de 2012

SE BANCÓ COMO DUQUE (Armando Muchabulla)

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Fotograma de El Pardillo


No volverán aquellos espléndidos veranos mallorquines. Bronceados de aire y mar a cuenta de maravillosos aceites. Atuendos deportivos de las marcas más acreditadas. Polos, pantalones cortos o de pirata, mocasines de sailor hijo de papá. Velas que rizan las brisas de poniente. Suave cabeceo de yates de nobles maderas en el puerto. Barcos que encaran la bocana o que vuelan veloces por mar abierto. La familia real que embarca hoy para una excursión familiar, rodeada de una nube de gentes de todo tipo, escoltas, simples marineros y ayudas de cámara, empresarios enriquecidos por la especulación del litoral, logreros de no se sabe bien qué, pepotes olímpicos. Sonrisas de dentaduras perfectas cuidadas por los mejores dentistas brillando al radiante sol mediterráneo…

Tras la ola de sospechas que se levantan sobre los extraños negocios desarrollados en las islas, de las oscuras alianzas entre dirigentes políticos, grises profesores de economía, asesores legales e ilegales, algún miembro de la familia real, aquellos espléndidos veranos ya no volverán a darse. El sol ya no brillará con tanta soberbia, quedará oscurecido por un manto de sospecha y aquella extraña corte quizá emigre a lugares más amables. Las bandadas de gente guapa son esencialmente nómadas y levantan el vuelo a la menor señal de incomodidad, buscando lugares en donde se les reciba con alfombra y música. ¿Dónde aterrizarán ahora, devastada como tienen la costa marbellí y la mallorquina?

Dicen que el duque ha exculpado totalmente a su esposa. Qué esperás, se bancó como duque, es todo un caballero.

 



Armando Muchabulla


sábado, 25 de febrero de 2012

viernes, 24 de febrero de 2012

SOÑÉ (Ángel Ferrer)

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SGS



Soñé
con mi amigo ya fallecido
él se reía de mi reacción
decía...
tranquilo, no pasa nada

pero lo que más me sorprendió
fue ver unas formas
acercándose
eran los vagabundos de esta ciudad
estrechándome su mano




Ángel Ferrer

jueves, 23 de febrero de 2012

EJERCICIO LITERARIO, I (Juan Serrano)

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El hombre olvidó la novela en el coche. Y no tiene ganas de volver allá. El aparcamiento está a tres manzanas de su casa. Pero el libro que tenía entre manos le atrapa tanto que, si quiere seguir leyendo, tendrá que ser él quien continúe la novela. Y en un acto insólito de emulación y atrevimiento, el hombre coje papel y lápiz, cierra los ojos, se concentra, y se dispone a escribir. Ya está sentado frente a la mesa del escritorio. Se mete dentro de la cabeza del autor. Por un momento el hombre será su pluma, su imaginación y trama.
A quienes leyeren lo que a continuación este maletilla de letras se inventa, les propone que descubran el título del libro que, sin querer, dejó en el coche. Para este hombre, luego será un honor que le acusen de plagiar al escritor, a quien no cita para alimentar más el suspense, y sobre todo, para evitar comparaciones que no vienen a cuento:
Marien, aturdida y confusa por tener su corazón entre dos hombres dividido, no aguanta estarse quieta. Si quiere calmarse deberá ocuparse en algo: regar las flores del jardín, salir a dar una vuelta, ordenar el sótano. El silencio de las cosas, la inercia de sus movimientos, la tranquilidad del ambiente destapan con más furia su lucha interior. Ella no quiere que las dudas acaben con su dignidad y entereza. Sus nervios no la dejan hacer nada. Se sienta junto a la ventana del salón. El frío de la mañana, -cuatro bajo cero- perfora sus pensamientos con persistencia y furor. El ocio la inquieta aún más. Ahora, abandona el sillón. Enciende la chimenea, saca el canasto de los hilos. Y al fin se decide por tejer el aushnka que tiene a medio, sin saber si regalárselo luego, una vez terminado, a Marcial, o tal vez ¿este gorro será para Virgilio?
La labor no le relaja. Su cabeza sigue dando vueltas como una montaña rusa. Tiene la sensación de ser un monstruo con dos corazones, como la mujer de las dos cabezas del circo al que su padre la llevó de pequeña. ¿De cuál de las dos cabezas emanaría el aleteo de los párpados, el ajetreo de las manos, el pulso de las venas, el estiramiento de los músculos, la sed, el sueño, los amores de aquel híbrido de la naturaleza? La femme à deux tête ¿reiría con una de sus bocas? ¿con la otra boca lloraría? ¿o acaso esta mujer pudiera reír y llorar al mismo tiempo? ¿o enamorarse de dos hombre sin que su corazón se resquebrajara?
Marien, de niña, consideró una suerte que una misma mujer llevara dos peinados diferentes, pudiera decir sí y no al mismo hombre, mirar al sur y al norte sin mover los pies de su sitio. Expresar emociones contrapuestas, pensamientos distintos, sin duda, son una gran ventaja. Marien ahora sin embargo lamenta la desgracia de tener un sólo corazón para dos hombres. Mientras teje el aushnka, el recuerdo de los ojos gozosos de Virgilio alegran a Marien. En cambio, la imagen del semblante lastimoso de Marcial allá en la guerra la entristecen. Y estos dos sentimientos incompatibles la torturan por dentro. ¡Ojalá ella pudiera tener dos corazones como la mujer de las dos cabezas¡
Juan Serrano
(En el blog Blao
11 febrero  2012)

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Ir a EJERCICIO LITERARIO II
pinchando aquí

miércoles, 22 de febrero de 2012

UN COLIBRÍ DE AMOR ENTRE LOS DIENTES (Narciso de Alfoso)

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La atmósfera está enrarecida como cuando va a llover y los objetos se vuelven extrañamente nítidos, más reales, y el aire está detenido y se ha hecho un silencio largo, de sonido y sombra.

La muchacha tiene la autoridad de una joven reina solemne, caprichosa y tirana, sentada en el trono de su infancia y esposada con dos cuerdas a las cuerdas del columpio. Tiene esa edad que está fuera de los años y que la hace enigmática y poderosa, como tocada por el dedo de los dioses.

En sus ojos negros y en su cabello negro y en su mirada negra es donde está la tormenta que se siente ya a su alrededor, oscureciendo el paisaje, matando a las mariposas. Nos mira sin salir apenas de su introversión, de su oscuro reino, de su intimidad, de su clausura interior, con una mirada natural y entera que nos objetiva sin piedad, sin concesiones, y que nos hace sentir secos vertebrados de dos piernas pendientes de su aprobación, de su permiso para seguir viviendo o de una orden suya para morir. 'Nadie comprende el perfume de la oscura magnolia de tu vientre. Nadie sabe que martirizas un colibrí de amor entre los dientes. Mil caballitos persas se duermen en la plaza con luna de tu frente.' Lo dijo el poeta, claro, quién lo va a decir. Hay (muy) pocos asuntos que le importen a la joven reina y nosotros no estamos entre ellos, ay. Con el pecho frío y traspasado por linternas sordas buscamos nuestro lugar bajo las rosas tibias de su cama, donde los muertos gimen esperando turno.






Narciso de Alfonso
De su blog: El merodeador
(bordeando a la mujer, rondando a las mujeres)



martes, 21 de febrero de 2012

EL MOZO OLVIDADO ENTRE LAS PÁGINAS DE EL QUIJOTE (Antonio Envid)

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Argamasilla de Alba, cárcel donde, según la tradición, se escribió El Quijote
(Fotografía AEM)


Aquí donde me ven vuesas mercedes es mucha la injusticia que conmigo se ha cometido. Pues no es el caso de que entre los innumerables personajes que contiene El Quijote, muchos de ellos metidos a empujones como quien dice, solamente se me dedique una mención, eso sí, nada más comenzar, en el primer capítulo. Yo no se leer, que para ser buen cristiano no es necesario, y hasta inconveniente, me dice el cura, que bien me sé el credo y el padrenuestro, y podo una viña como el mejor y con eso me siento tan honrado cristiano como el que más, aunque no sepa leer esa mención me la sé de memoria:

“Tenía en su casa una ama que pasaba de los cuarenta y una sobrina que no llegaba a los veinte, y un mozo de campo y plaza que así ensillaba el rocín como tomaba la podadera.”

Le tengo preguntado cien veces al cura, que se sabe el libro de cabo a rabo y pasaría mejor un examen de él que de doctrina, sobre lo demás que en El Quijote se cuente de mí, la última vez con prohibición expresa de no volverle a preguntar, que es prohibición de Santa Madre Iglesia reservada, según dijo, al ordinario, que no se a que ordinario se refería, que aquí en el pueblo, salvo él, el barbero y el bachiller, somos todos muy ordinarios, pues, está cansado de contestarme, que el autor del libro no vuelve a acordarse de mí en todos los folios de sus dos gruesos tomos.

Pues, puedo jurarles por las bragas de mi abuelo, que era tan cristiano viejo y tan buen podador como yo, que sin mí no se habría escrito el libro y si se me hubiera preguntado, en lugar de a un tal Cidi Hamete, que seguro que tendrá más de un dedo de grasa rancia de judío, no habría tantas falsedades en la historia de mi buen amo don Quijote, que según me cuenta el barbero, cuando voy a rasurarme las vísperas de fiestas solemnes, está lleno de imprecisiones, “imprecisiones” dijo, que me repetí la palabra varias veces para acordarme, que en otro momento, si vuesas mercedes tienen paciencia, yo les contaré por menudo. Les aseguro, digo, que sin mí el buen don Alonso Quijano no podría haber abandonado hacienda, ama y sobrina para ir por esas tierras de Dios, en su gloria esté, en busca de doncellas deshonradas y entuertos que enderezar.

Pues bien que se proveyó de dineros en la salida que hizo en la segunda parte, que ya andaba advertido de que los caballeros andantes precisaban de dineros tanto como de valor y esforzado brazo. Pregúntense de donde salieron los reales y los pesos que llevó y, que yo sepa, no volvieron, que ya anduvieron a cuenta de ellos algunos chismes por la aldea, que si en el testamento mandó mi señor que no se le pidiesen cuentas a Sancho, que si tal, que si cual, pues esos dineros salieron del esfuerzo y mimo con que cuidaba yo de su hacienda, que él, entre los libracos que leía y sus conversaciones con el cura y el barbero, poco se ocupaba de ella. Sin embargo el mentecato de mi vecino Sancho ha pasado a la historia y anda en libros y cuentos, que buen provecho le haga, que para mí que a burro muerto cebada al rabo y para después de mi muerte con que se me haga alguna misa ya me siento satisfecho.

Con ser mucha la injusticia que me hizo ese tal Cervantes, que en gloria esté, lo que de verdad me tienen desasosegado son las mentiras que se han dicho después. Que, qué podía hacer yo, hombre mozo como era, solo en la casa con el ama y la sobrina, durante las prolongadas ausencias de mi señor don Alonso. Que, a qué se refiere el autor al decir que yo “ensillaba el rocín”, que si a quien ensillaba sería al ama, que pasaba de cuarenta y ya era cabalgadura vieja y de trabajo. Y en lo de “tomar la podadera”, habiendo en casa doncella y moza, si sería ella el majuelo donde yo me ejercitaba. Todo maldades y chismorreos de aldea que me han amargado la vida y eso que, acompañando de caza al cura, que más apreciaba mis consejos sobre donde encontrar las perdices, que me conozco yo bien sus querencias en estos parajes, y mis muestras y señales, que las de su perdiguero, me decía que no hiciera caso de chismes y hablillas, que cada uno en su casa y Dios en la de todos y a cada perro su hueso,  y que me confesara el domingo y estuviera atento al pájaro, que la perdiz por el pico se pierde. Con todo nada se ha dicho de lo cuidadas que tenía la media docena de hanegadas propiedad de nosamo don Alonso, sembradas o en barbecho según viniera el año, y lo lindamente podadas que estaban su cuatro cepas, que era gloria verlas; que como podador me la juego con el mejor de toda La Mancha, que así se me reconoce en el pueblo y no me dejarán mentir. En fin, guárdeles Dios a vuesas mercedes y tengan buena ventura, que lo poco se agradece, pero lo mucho cansa.


Antonio Envid

lunes, 20 de febrero de 2012

CRÓNICA LABORAL (Por Azulenca)


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MJM


Cándido y Toxo van errabundos por ahí buscando apoyos, tienen el triste aspecto de haber sido abandonados por la novia después de ocho años de noviazgo. Un día se entrevistan con Alfredo, Mortadelo Plus, otro día se entrevistan con Cayo. El motivo es la Reforma Laboral de Fátima “ora et labora”. Cándido UGT y Toxo CCOO quieren movilizar al personal; pero sólo cuentan con parados y desempleados, gente sin movilidad. Y es que estos dos sindicalistas tienen el estómago tan repleto de gambas y mariscadas, se han entusiasmado tanto en los últimos tiempos con los cruceros de lujo, se han aficionado al coleccionismo de relojes de alta gama, están tan hartos de comilonas en El Bulli, que ya no les quedan arrestos para arengar a los trabajadores, ni siquiera se acuerdan de cómo se cerraba el puño. En esta semana han empezado a chupar cámara, a lanzar consignas y llamamientos; pero se les atragantan las palabras, se les ha ido la fuerza a puro de lujo y gusto por el capital. Cándido, hombre de faz leonina totalmente amansada por la buena cocina, tan sólo puede emitir los rugidos mudos del león de la Metro. En otro tiempo se le observaba algún gesto stalinista, alguna traza soviética; sin embargo ahora la buena vida ha acabado con todo compromiso proletario. Toxo está en las mismas o parecidas. Lo cierto es que veo en estos dos una pareja errabunda y con síntomas de no tener una analítica en condiciones. Cándido ha adelgazado mucho y Toxo parece tristón: tantas comilonas a cuenta del sindicato pasan factura, lo de menos para estos es el dinero, sino los triglicéridos y el ácido úrico que acumulan en el cuerpo. Cándido y Toxo no están para volver a la carga, estarían mejor jugando a la petanca y tomándose un Danacol diario.

Urdangarin no sufre la ira del Rey, el duque sigue siendo de la Familia Real y será tratado como tal. La infanta dice a la prensa española, allende los mares mientras coge una ciruela y la mira en un supermercado, que intentan hacer una vida normal y que los periodistas no les dejan. ¿Vida normal? ¿Puede llevar una Infanta de España una vida normal? ¿A qué vida normal se refiere la Infanta a la de antes de… o a la de después de…? Yo estoy segura de que el Duque se va a ir de rositas y que todo lo que está saliendo de él lo hacen para encabronar al personal, para hacernos ver que el muchacho va a ser juzgado sin distinción. Pero no le va a pasar nada. Vivir para ver. Y ese hombrecillo, ese abogado que parece el cobrador del agua de los años 60, lo ha debido poner el Duque para despistar. De hecho dicen que le llevan el asunto en Madrid. El caso es marear la perdiz. 

De Guindos, De Guindos Bond, el siciliano del gobierno Mariano ha presentado la Reforma Financiera y ha conseguido un total apoyo en el Congreso. Este hombre teórico donde los haya, finalmente ha puesto una pica en Flandes y encima añade que todo va a ir de mal en peor. Esto es lo que se dice ser un hombre de fe en sus acciones.

Esperanza Aguirre ha emprendido oficialmente su camino a la beatitud. Un sindicalista de su Comunidad la ha definido como una “reliquia cañí del tardofranquismo”. Esperanza: después de las 2500 curaciones, tu camino a la santidad no ha hecho sino empezar. 

Cañete viene de caña, encañar también viene de ahí. Algunos agricultores se van a acordar del ministro cuando llegue el tiempo de encañar los tomates, gracias al acuerdo de la UE con Marruecos. Muy pito Cañete con el trasvase y total para no dar salida al tomate. A mí este ministro me fomenta la fantasía culinaria, ahora lo veo en lonchas y entre el pan.

Los populares con su Congreso de fin de semana acaban de adelantar la toma de Andalucía. No sé a qué viene tanto interés por Andalucía, total para coger “fondos de reptiles” y saurios fantasmas. Arenas va a tener la misma victoria que tuvo Mariano: maduro, maduro, que te caigas de culo. Ya puedo leer el titular: Arenas llega a la Junta y se encuentra un desierto. 

Garzón se va quedar sólo en un juez prevaricador y vale, lo del cohecho le ha salido gratis. Yo que pensaba que le iba a salir completa la cosa de cohecho y prevaricación, pues no, el cohecho le ha prescrito. 

Y tal es el paro y el desempleo que hasta los perros han empezado a hacer la calle.



Azulenca

 

sábado, 18 de febrero de 2012

BALCONCILLOS 15 (Narciso de Alfonso)

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SGS


Asómate a estos balconcillos si quieres, si te apetece, pero no te pares, no te sientes, no hables
con la boca llena de sangre, que la sangre sueña con dalias y las dalias empiezan a sangrar.
No sé si es culpa tuya que estés hecho de cristales amargos (y de líquidos ardientes) que se disputan
tu ternura y empujan sin cesar tus dolorosas poleas, tus émbolos y tus (dentadas) ruedas escarlata.
Eres sólo un insolente juguete de cabellos negros y dientes amarillos.
Estás hecho de sonrientes materias (que sollozan y sollozan), pero también de sollozantes materias
(que sonríen y sonríen). Eres un pobre laberinto de células y ácidos azules. Aunque no seas el padre
de la jirafilla, asómate si quieres a estos balcones de ambiente ameno y amable clima. Puedes oír y hasta
escuchar lo que dicen los muchachos cuando quieren hablar, que es sólo de vez en cuando. Puedes
verlos ir y venir, a no ser que prefieran esconderse.
Te aviso: te mojarás en la rue dauphine, no hay nadie en los cafés repletos, no te miento: no hay nadie.
No hay ventanas ni afuera y no llueve en rangoon. Si por lo menos fueras un poco sensato.
Mira, mejor te sientas ahí, donde revolotea la mosca pequeña: estáis juntos, trenzados en el aire y en la vida
y ya es tarde para los dos. Creo que te conviene conformarte con esa oscura –pero indudable- fraternidad
que te une a la mosca, sí, a la más pequeña. ¿Qué más quieres?
Pongamos –por poner un poner- que fueras un producto nacional, o incluso un poder. En ese caso, los átomos
te dejarían (de momento) que vivieras en tu fantasía, es decir, en lo vulgar del día, que es tan sólo un cada día
más sin más, normal, fabulosamente real. Pero ya te he dicho que no te miento: no hay nadie en los cafés repletos,
y no hay tampoco ventanas ni afuera. Y no llueve en rangoon.
Y tú ya me has dicho que estás tremendamente solo, hilvanando biodramina. Y también me has dicho cuánto catorce
ha habido en tu existencia. Bien, bueno, vale, pero cuando alguien se va, alguien queda.
Alguien se va en tren o en avión o a caballo o a pie o arrastrándose. Pero se queda el órgano, el agente en gerundio
y en círculo. Los pasos se van, como los besos y los perdones y los crímenes. Pero quedan los pies, los labios, los ojos,
incluso el corazón. El bien y el mal, el sí y el no, se van, pero queda el sujeto del acto en preferente para llamarte paco
o joe o mary, para decirte que eres un indecente o un pendejo o un sucio canalla.
Escucha, escucha: sharon está hablando de su madre, no te lo pierdas. ‘Por las ventanas de su nariz saca pergaminos
que arden’. Caray con la madre de sharon, realmente tiene para todo. ‘En el grand finale se saca lentamente a mi padre
de su coño y poniéndolo en un sombrero de seda, lo hace desaparecer’. Carajo con sharon y su madre, las dos solas llenarían
el mundo de sucios conflictos.
Raymond, al contemplar cómo su esposa se suelta y se cepilla el cabello castaño frente a la ventana, se acuerda, no sabe
por qué, de los 300, de aquellos lacedemonios sobre los que escribió el bueno de herodoto. El (espléndido) jerjes quiso
saber (asombrado, incrédulo) por qué los 300 peinaban y repeinaban sus largos cabellos antes de la batalla. Le respondieron
lo que ya (más o menos) sabemos: cuando estos hombres van a perder la vida, quieren que sus cabezas estén hermosas.
A eso se le llama, aquí, entre nosotros, tenerlo claro.
Con la que está cayendo y allá va almudena con la chaquetita de angorina rosa y botones de nácar que le regaló su… amante.
Pasaron un fin de semana en santiago, pero no pudieron encender una velita al apóstol porque, justo en ese momento,
un niño se dio un (tremendo) cabezazo contra la piedra de la pila bautismal (wow, cómo duele eso) y tuvieron que consolarlo,
claro. Ay, almudena y sus amores con señores y ustedes.
Aquí, en los balconcillos, en los asuntos del amor y de la vida y de la muerte (y en todos los demás) cada uno va por libre,
sin encomendarse a dios ni al diablo. Hay momentos, cuando todo el mundo duerme, en que las preguntas se vuelven demasiado
profundas para un hombre tan sencillo como yo. ¿Quieres decirme, por favor, lo que hemos aprendido? Sé que suena absurdo
pero, por favor, dime quién soy. Y cuidado con lo que dices o te van a llamar radical, liberal, fanático y criminal.
Son los supertramp, claro.



Narciso de Alfonso
(de su blog, balconcillos)


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viernes, 17 de febrero de 2012

COMPLEJO PROMETEO (Juan Serrano)

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¡Le pesa tanto el cuerpo! El joven está agotado, lleno de despecho. Y ya se sabe: las heridas de amor en la juventud son irresistibles. No sé si por su tamaño, por la inexperiencia o por la falta de aguante.

Precisamente a su padre los dioses le han dado no más de dos meses de vida. A la feria no llega. Va al hospital. Y se lo dice así, a las claras:
¿Estarías dispuesto, mi viejo, a dejarme morir en tu lugar?
Árbol consumido, de arrugas acartonadas, quebradizos tendones y huesos chupados, ante tan destartalada proposición, tan apenado el padre se siente, que acepta:
Vale, pero de los trámites te encargas tú.
Inmediatamente le pega un estirón a la aguja de la medicación de su progenitor proteico, y milagrosamente el joven se convierte en el cadáver del padre. El taita en cambio, mondo y lirondo, tan campante y con su cuerpo recién estrenado sale de la habitación besuqueándose con la enfermera de sus curas y atenciones.

¡Qué coincidencia! La misma y linda muchacha del desamor que horas antes le había llevado al hijo a desear la muerte.


Juan Serrano
(En el blog Blao
28 enero  2011)
 
 

jueves, 16 de febrero de 2012

ANTE EL RECLAMO DE OCÉANO (Ángel)

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SGS


¿Sabes descubrir
acompañar
sondear
y despedirte
de un río
ante el reclamo del océano?


Ángel Ferrer

martes, 14 de febrero de 2012

¿DESCONCERTANTE JUSTICIA? (Antonio Envid)

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Ya he manifestado en alguna ocasión mi creencia de que la justicia no es una categoría natural, que la naturaleza no es justa, que premia y ayuda al fuerte o al más adecuado o preparado en el momento, y desampara al débil sin tener en cuenta lo que es justo o no. El ideal de justicia nace ontológicamente en la conciencia humana sin saber muy bien porqué, quizá como premisa necesaria para la existencia de la sociedad. Tampoco me he molestado mucho en indagar sobre su necesidad, prefiero pensar que es una manifestación del sentimiento humanitario que todos, en mayor o menor medida, albergamos, existe y eso me reconcilia con mis congéneres.

Resulta que el Juez que investiga una trama de torpes manejos entre una pandilla de vividores, Francisco Correa, Álvaro Pérez “El Bigotes”, José Tomás “El Sastre”…, y unos servidores públicos receptivos a tales mamoneos, queda inhabilitado y los presuntos culpables absueltos. No tengo ninguna duda de que el resultado de sendos juicios es correcto, medido con los parámetros de las leyes, únicos posibles en un estado de derecho y que la judicatura, en ambos casos, ha resuelto en justicia, pero no deja de ser desconcertante que una pandilla a quienes desde luego no confiaríamos la gestión de nuestro patrimonio si tuviéramos que emprender un largo viaje queden absueltos de todo cargo, mientras que al Juez que los investiga se le inhabilite.

En la conciencia del jurado que emitió su veredicto debió de pesar la escasa entidad de los regalos que motivaban el caso y, desde luego, la poca consistencia de las pruebas. Pero precisamente ahí está el asunto: podemos estar seguros de que algunos dirigentes políticos tienen la suficiente talla moral para no dejarse seducir por unos obsequios, por unas alabanzas, ronroneos y arrumacos. No sigo, si todos tenemos un precio, al menos pensemos que éste es el más alto posible. En el otro litigio ha quedado claro una cosa: el fin no justifica cualquier medio y creo que el principio de juicio justo ha quedado reforzado.

Acaban de pasar por una cadena de TV la excepcional película de Otto Preminger “Anatomía de un asesinato” y al volverla a ver he descubierto sutiles matices que antes me habían pasado desapercibidos. Como saben, la película trata del juicio a un teniente que comete un asesinato en venganza de la violación de su mujer. Dicho así, la absolución del teniente tras el juicio, que es como se resuelve el argumento del film, parece, al menos, moralmente justo, ya que el jurado aprecia que el protagonista pudo actuar cegado por el criminal abuso cometido con su mujer, violada y apaleada. Sin embargo, la baja categoría moral de los protagonistas, el teniente y su esposa, hacen dudar al espectador de si las cosas son tan diáfanas, ya que al parecer había una relación anterior consentida y quizá el teniente tuviera cierta afición a apretar el gatillo y viera con cierta indiferencia la muerte de un prójimo, como consecuencia de su participación en la guerra de Corea, y tampoco parece que la violación de su esposa le causara un gran shock, dada la banalidad de sus relaciones y la baja estima de ambos. 

Por cierto que en un momento dado, James Stewart, que hace un extraordinario papel de abogado, consigue arrancar torticeramente unas palabras a un testigo y ante la protesta del fiscal el Juez decide que no consten esas manifestaciones y le dice al Jurado que las dará por no oídas; el teniente le pregunta a su abogado ¿cómo pueden no haber oído lo que han escuchado? Las pruebas de las grabaciones de conversaciones entre los acusados y sus abogados en el juicio Gürtel fueron anuladas, pero alguien las habrá escuchado.



 Antonio Envid.

lunes, 13 de febrero de 2012

CRÓNICA MILAGRERA (Por Azulenca)

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MJM


Esperanza chulapa, castiza, emperatriz de Lavapiés, diosa pagana con casco y pico en las obras del metro, y ahora –como no podía ser de otra manera- camino lleva de subirse ella sola a los altares. Espe de Madrid en un mes y gracias a su intercesión, 2.500 funcionarios han recuperado de golpe la salud. Este record milagrero, que para sí lo quisiera más de algún santo de nuestro santoral tradicional, convierte a la Presidenta de Madrid en “casi beata” con derecho a hornacina. Cualquier día de estos la Puerta del Sol, además de ser punto frecuente de indignación, el Km 0 podrá ser declarado lugar de culto y peregrinaje.

Sor Aya, aupada en su cojín, y Fátima, madre del paro, madre de los desempleados, madre de los indigentes… ambas –ministra y vicepresidenta- comparecieron para presentar la ansiada Reforma Laboral; las dos dieron la cara cuan santas y mártires modernas, por supuesto portando la palma del martirio invisible; del martirio que vamos a sufrir los españoles con semejante reforma. Fátima, vestida de blanco inmaculado para la ocasión, me hizo imaginarla de niña cantando “Tú has venido a la orilla” en el coro del colegio. Fue una visión, una de esas que tengo yo.

Fátima madre del paro, Sor Aya Sáenz de Santamaría y del niño Iván, beata Esperanza… Estos Populares parecen vivir en el limbo seráfico de una España de mártires. Y es que no podía ser de otra manera tratándose de un Gobierno Mariano.

De Guindos se luce mucho hablando en inglés por la Europa adelante. El otro día nuestro Ministro más Competitivo se puso a hablar con uno de esos que ostenta cargo en la UE y le contó la medicina que nos iba aplicar a los españoles, se lo dijo en inglés. Esa estampa de De Guindos susurrando al europeo, era como ver a Sean Connery en versión rústica al servicio de su majestad Europa.

El que ha estado brillante dando la visión del PSOE sobre la nueva Reforma Laboral ha sido Jesús Puchero, perdón, Jesús Caldera. Este es otro de los que hace honor a su apellido; aunque mejor que Caldera le va Puchero, dada la forma y los razonamientos que salen de su sesera. Han estado los socialistas ocho años en el gobierno sin hacer nada de nada y ahora se suben al púlpito para dar lecciones. Consejos vendo y para mí no tengo.

¡Vaya estiramiento de cara que se ha hecho la Serrana de La Moncloa! A Tere Fernández de la Vega le han estirado ojitos, le han rellenado el código de barras labial, le han puesto pómulos… Resumiendo, que Tere ha tirado de revoque hasta dejarse el rostro completamente apuntalado con efecto “engaña forasteros”, quiero decir con efecto edulcorante. Y es que su expresión se ha dulcificado, ya no es aquel rostro acurrucado efecto pasa, aquella altivez ha sido enterrada definitivamente por el botox. Ahora con su nueva carita ya no podría llamarla La Serrana en mis crónicas, sino más bien tendría que pasar a llamarla Heidi de La Moncloa. Nuestra nueva Tere edulcorada salió a escena para apadrinar al avistador de nubes Zp, en su entrada triunfal en el Consejo de Estado. Este carguito le va a reportar a Zp unos setenta y tantos mil euros, con esto ya tiene para estar ocioso y dedicarse a lo suyo: a contemplador de nubes. Desde luego se ha “impuesto” un retiro nuestro Zp… Y yo que predije que acabaría de repartidor de narices en alguna ONG… Pues no, está claro que la solidaridad se hace mejor con el dinero de otros a golpe de subvención.

Esta semana se conoció la sentencia del Juez Garzón. No voy a hacer valoraciones sobre dicha sentencia. De todas formas yo nunca he visto en Garzón un héroe, ese héroe de comics que el propio Baltasar se ha creado excediéndose en protagonismo. Yo creo que Baltasar en los últimos tiempos se ha convertido en un estorbo, vamos, que molesta a todos: a los unos y a los otros. Y cuando uno deja de servir sobra. Esto yo creo que viene de aquella cacería que hizo con el Ministro Bermejo, no sé, me parece a mí que el Juez ya estaba de más allí. Si algo debe tener un juez es una cosa que se llama autoridad moral y quedarse al margen de la política, no digo más. 


 Azulenca


domingo, 12 de febrero de 2012

LOS MADRAZO NOS VISITAN (Antonio Envid)


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José de Madrazo: Marquesa de Franciforte (1812-1813)
Infoenpunto

Durante el siglo XIX tres generaciones de Madrazo dirigieron en gran medida el mundo de las artes plásticas en España. Desde el patriarca José Madrazo, pasando por sus hijos Federico y Luis y su nieto Raimundo (aunque éste vivió mucho en París), bien por el gran dominio de la técnica pictórica que poseyeron, bien por los cargos que ocuparon de pintores reales, directores del Museo del Prado y por sus relaciones íntimas con otros pintores (Fortuny, que casó con una hija de Federico, Bernardino Montañés), de un modo u otro fueron los árbitros de las bellas artes. Gracias a la última de las descendientes directas de esta familia, a su celo en guardar la colección de sus antepasados, en gran parte retratos familiares, podemos contemplar una exposición de las obras de esta saga de pintores en el palacio de Sástago de Zaragoza, antes de su ubicación definitiva en un museo que se está habilitando en Alcalá de Henares.

Prácticamente la colección se compone de retratos de familiares o amigos y allegados, pintados, magistralmente sin excepción, por cada uno de los Madrazos. Sobresalen y abundan los retratos femeninos, desde la marquesa de Branciforte, que viste al estilo imperio, hasta el magnífico retrato de mujer desconocida de Luis Madrazo de pleno estilo romántico. En general es este último estilo el que más abunda, acercándonos a esa época que idealizó la mujer, haciéndola una especie de ángel deseado y casi nunca conseguido. Todos los retratos muestran más o menos ese tipo femenino pero el más tópico es le mencionado retrato de mujer desconocida, por otra parte, excelente cuadro. Ninguno de los rasgos y símbolos característicos de esa mujer idealizada por la literatura, etérea, espiritual, de gesto lánguido y belleza poco carnal, incluso un arpa, están ausentes de él.

La reclusión de la mujer en el ámbito privado y familiar, la moda que la revestía de ampulosos vestidos, que apenas si descubrían alguna parte de su cuerpo, salvo la cara y las manos, todo contribuía a la creación de un mundo íntimo femenino, muy desconocido y hasta desconcertante para el varón. A esa idealización romántica de la mujer ayudó no poco la poesía de Becker, aunque éste se desmelena alguna que otra vez y muestra una realidad mucho más cruda:


Una mujer me ha envenenado el alma;
otra mujer me ha envenenado el cuerpo;
ninguna de las dos vino a buscarme;
yo, de ninguna de las dos me quejo.

Como el mundo es redondo, el mundo rueda.
Si mañana, rodando, este veneno
envenena a su vez, ¿por qué acusarme?
¿Puedo dar más de lo que a mí me dieron?



Aquí, el envés de ese amor platónico y literario de aquellas féminas de gesto lánguido, el poeta se duele de la sífilis que le contagió un amor bastante más carnal de los que solía rimar. La sífilis, de difícil curación antes de la aparición de los antibióticos, fue el azote de aquellos amores románticos, a la par que venéreos.


Antonio Envid


 

sábado, 11 de febrero de 2012

NADIE, UN CUENTO CON UN FINAL HERMOSO Y OTRO ESCABROSO (Servando Gotor)


.
.
SGS


Nadie flanqueaba la entrada al hall del ayuntamiento  un cuarto de hora antes de su apertura al público. Pero pronto llegarían los otros ladrando, rugiendo, aullando, bramando.  Y daría comienzo la guerra.

Si yo fuese como tú. Si tú fueses como yo.
¿No estaríamos bajo un solo alisio?
Somos extraños.

N. llevaba prisa. Sus casi sesenta años y una familia a cuestas le pesaban como una fúnebre losa (sólo le salvaba la poesía). Tenía que presentar unos documentos y conseguir diversos impresos. Y, sobre todo, a las once, entrevistarse con monsieur Tiburón, con quién debería cerrar el negocio más importante del año, ese negocio que consigue salvar los desastrosos resultados de todo un ejercicio.


Lo adecuado hubiera sido dejar la burocracia municipal para otro día. Pero tanto los documentos a presentar como los impresos a conseguir tenían fecha de caducidad: hoy era el último día para ambas gestiones y su fracaso supondría tal cúmulo de sanciones administrativas capaces de frustrar los resultados de todo el año, aun suponiendo que el negocio de las once llegara a buen puerto.

El ayuntamiento lo abrían a las 9 y hubo de madrugar para ser hacerse cn  el primer número de la ventanilla de admisión de documentos. Respiró cuando lo tuvo entre sus manos: “1”. Inmediatamente se puso el primero en la línea de confidencialidad que separaba la fila del mostrador (Ventanilla A). Eran y cinco las nueve: allí no aparecía ningún funcionario. Empezó a ponerse nervioso pero a y diez surgió entre la selva de mesas, monitores y librerías una funcionaria con bigotito tiralíneas del que colgaban dos buenas palas y unas cuidadas patillas que disimulaban sus anchas mandíbulas de hipopótamo. N. se acercó por fin a entregar los documentos y, ¡horror!, se había dejado sin rellenar un apartado. Las prisas. Nunca le había pasado algo parecido. De modo que la funcionaria/hipopótamo se los devolvió y N. se puso a rellenarlos a un lado del mostrador, mientras el señor que llevaba el núm. 2, una especie de cuervecillo inquieto, tomó la ventanilla.

N. cumplimentó inmediatamente lo que le faltaba y el cuervecillo seguía allí, como seguía allí la fila impaciente en la línea de confidencialidad. Había perdido el turno, cierto. N. había perdido su turno. Pero era sólo presentar un impreso y que le sellaran la copia. Debía intentarlo. Debía intentar recurrir a la amabilidad y humanidad de quienes estaban en la fila. Con educación, sería sencillo. El cuervecillo terminó y N., exhibiendo su núm. 1, rogó al siguiente de la fila. Era un joven alto, con fauces de lobo feroz, de unos cuarenta años. Detrás de él una gata con gafitas sobre unos ojos fulminantes, asomó la cabeza y lanzó un atroz bufido. El lobo aulló, ofendido y, entre zarpazos al aire, se lanzó a la ventanilla sin siquiera mirar a N. 

N. dio la vez por perdida, no sin antes mirar a la funcionaria/hipopótamo del bigotito exhibiendo, ya derrotado, el núm. 1. Pero la buena mujer, acariciando una de sus patillas y fileteando con una lengua casi bífida sus dos enormes palas, no le hizo el menor caso a N., centrando toda su atención al apuesto lobo feroz.

En fin, N. miró el reloj (y cuarto). Cogió un nuevo turno y se puso al final de la fila. El lobo terminó y tomó el mostrador la gata fura, que abrió sus manitas que parecían zarpas exhibiendo unas uñas atroces que se clavaron en un montón de documentos que extrajo de su cartera.  Mala suerte, debía ser empleada de la gestoría del zoo. Había allí para un buen rato. N. miraba el reloj.

A las diez menos diez N. conseguía por fin presentar su documento. Luego se fue rápidamente a tomar número para la fila de impresos. Bien, suerte: en el mostrador de venta de impresos (en la administración nada es gratis) no había tanta fila. Esperó su turno. Llevaba el 25, estaban atendiendo al 19 y además había dos ventanillas. Las diez y cinco. Al fin se encendió el núm. 25 en la ventanilla A, pero, una pareja que merodeaba por allí como un par dos monitos silenciosos y maleducados, sin encomendarse a Dios ni al diablo, se adelantó y ocupó la ventanilla. El infierno son los otros, pensó N. y se acercó al mostrador exhibiendo su número. La funcionaria –esta no tenía bigote, sólo patillas y una voz como las cotorras- lo fulminó con la mirada: por favor –le dijo- estos señores llevaban un número anterior al suyo pero se habían confundido de impreso. No, no -contestó N. resignado-, si me parece bien, sólo que, como no habían dicho nada, pensé que podía tratarse de algún error. Pues no, contestó la cotorra, no se trata de ningún error: ¡espérese! En ese momento sonó un clin porque la ventanilla B se había quedado libre y sobre ella parpadeaba el núm. 26. N. se acercó pero el de atrás, el señor que llevaba el núm. 26 le dijo, con cara de merluza exhausta, que era su turno. N. miró a la funcionaria de la ventanilla B, pero esta se encogió de hombros y le dijo: a mí me indica el monitor el núm. 26. Con los demás debemos ser justos –pensó N.- pero con nosotros mismos debemos ser verdaderos. Y se calmó.

Se apartó, sonrió, se quedó en tierra de nadie y cuando acabaron los monitos maleducados -que salieron mirándolo con sorna y haciendo monadas-, pudo por fin comprar el impreso que le interesaba. Mientras la funcionaria le atendía, N. le dijo: oiga si a mí me parece bien lo de la tolerancia, lo que ocurre es que en el mostrador de recepción de documentos yo estaba justo en la situación contraria y nadie ha tenido la menor consideración conmigo. Además, yo allí, al contrario que esta pareja aquí, he pedido permiso con amabilidad a la gente. Pero de nada me ha servido. La funcionaria se encogió de hombros, le entregó los impresos y, sin comentario alguno, le cobró (en la administración nada es gratis).

Miró el reloj: las diez y veinte, se dijo sonriendo de impotencia y resignación. Si cojo un taxi y el tráfico lo permite aún llegaré.  

¿Era un día propicio para cerrar ese negocio de las 11? N. sonreía. La segunda vez que lo habían ninguneado ratificaba claramente que todos se habían portado mal con él en el mostrador de recepción de documentos. Que había sido tratado injustamente. Además, él en la otra posición había sido amable, comprensible y educado, aun con la pareja aquella de monitos maleducados que se le había metido delante sin siquiera mirarle.

A ver si tengo suerte y encuentro rápido un taxi, pensaba al salir del Ayuntamiento. Enseguida apareció uno:

-¡Taxi, taxi!

FINAL HERMOSO

Cuando se disponía a entrar se le adelantó el lobo feroz, que aún andaba por allí, y dando un aullido se metió en el taxi y el taxi emprendió veloz la macha. N. miró sus manos  y se dijo sonriendo: si me crecieran las orejas como las uñas parecería un burro. Luego escrutó cielo y, casi imploró: ¿quién si yo gritara me escucharía desde los coros de ángeles? Y enseguida apareció un segundo taxi. Al entrar comprobó con satisfacción que quien lo conducía era una conductora. Pero ¿cómo era la conductora? ¿Cómo? Como un hermoso pétalo en una rama oscura y húmeda. Así era. N. volvió a sonreír.


FINAL ESCABROSO (REAL)

Cuando se disponía a entrar se le adelantó el lobo feroz, que aún andaba por allí, y dando un aullido se metió en el taxi y el taxi emprendió veloz la macha. N. miró sus manos y se dijo sonriendo: si me crecieran las orejas como las uñas parecería un burro. Luego escrutó el cielo y, casi imploró: ¿quién si yo gritara me escucharía desde los coros de ángeles?  Pensó que enseguida aparecería otro taxi, pero cuando lo hizo ya era demasiado tarde.  La ruina, pensó, esto significa mi ruina y la de los míos.  Deambuló perdido entre calles descono-cidas y cuando acertó a encontrar su casa (que pronto dejaría de serlo) pensó que si tuviera un almario recogería allí su alma.  Pero N. ya no tenía alma.  Así que se dirigió al armario y se hizo con el rifle.  Un winchester 1892, trapper que su tío Murdoc le regaló antes de irse a Kenia de donde ya nunca volvió. Y cartuchos, más de doscientos cartuchos 44 rem magnum, en una preciosa cajita de madera labrada con las iniciales T.S.M.

Y siguiendo los pasos de su tío Murdoc, volvió raudo a la selva y allí disparó indiscriminada-mente contra todo mono viviente: panteras, tigres, lobos, leopardos, tiburones, alguna ballena y varias palomas blancas.


Servando Gotor


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