miércoles, 27 de julio de 2011

LOS ENTRAÑABLES NÚMEROS PRIMOS (Antonio Envid)

SGS


Quién iba a decirme que llegaría a cobrar afecto a los antipáticos números primos de la escuela. ¿Primos de quién? me preguntaba; desde luego míos no. Pues no, no eran primos de nadie. Son primos, porque surgen de sí mismos, son los primeros de la creación, se autocrearon, no proceden de otros. El resto de los números naturales mayores que 1 son compuestos, proceden de ellos, no son sino el producto de otros números primos. Por definición un número primo es el que no puede dividirse nada más que por 1 y por sí mismo, o sea, imposible de ser descompuestos. Pero el 1 no forma parte de ellos, el 1 es distinto a todos, es el símbolo de Dios.

Eratóstenes pasaba afanosamente a los números por una criba para encontrarlos, como si de pepitas de oro se tratasen, y cada vez que hallaba uno daba gracias a los dioses.

Al principio éstos se hallan relativamente cerca unos de otros

2
3
5
7
11
13
17
19
23
29

incluso el 2 y el 3 se hallan juntos (ya no volverá a darse este caso) pero poco a poco se van distanciando. Como se ve hay un salto desde el 23 al 29. A medida que ascendemos por la sucesión de números naturales van escaseando los números primos, de modo que si hasta el 100 encontramos veinticinco, entre el primer millón de números, lo primos no llegan ni al ocho por ciento. Los imagino solitarios, errabundos, sumergidos en un mar de vulgares números compuestos, sin tener noticia unos de otros.

Los primos, al ser diferentes al resto, tienen su propia personalidad. Los matemáticos han gastado mucho tiempo e ingenio para encontrar la regla o norma que rige su distribución en la serie de números naturales, sin que hasta ahora la hayan encontrado, por lo que se supone que se distribuyen por puro azar. De modo que son distintos, tienen su propia personalidad y criterio, surgen por puro azar y todo esto les conduce a la soledad. Incluso hay una clase que se denominan “primos gemelos” cuya soledad es especialmente dolorosa. Los primos gemelos son aquellos que para ser correlativos solo les separa un número, por ejemplo, los siguientes pares:

(3, 5)
(5, 7)
(11, 13)
(17, 19)
(29, 31)
(41, 43)

No podrán estar juntos jamás a pesar de estar tan próximos, siempre les separara otro número, fatalmente.

Esta característica de los primos gemelos ha dado pie para que un joven físico italiano, Paolo Giordano, haya escrito una novela de éxito y de muy recomendable: “La soledad de los números primos”. En sus propias palabras:«En una clase de primer curso Mattia había estudiado que entre los números primos hay algunos aún más especiales. Los matemáticos los llaman números primos gemelos: son parejas de números primos que están juntos, o mejor dicho, casi juntos, pues entre ellos media siempre un número par que les impide tocarse de verdad. Números como el 11 y el 13, el 17 y el 19, o el 41 y el 43. Mattia pensaba que Alice y él eran así, dos primos gemelos, solos y perdidos, juntos pero no lo bastante para tocarse de verdad.»
Giordano cuenta la conmovedora historia de Alice y Mattia, quienes, cada uno, han sufrido un hecho luctuoso en su niñez que los deja marcados. Alice desarrollará una personalidad autodestructiva. Mattia será incapaz de comunicar sus sentimientos y se refugiará en las matemáticas.

Hay gente que se parece mucho a los números primos. Poseen un pensamiento libre, independiente, y sustentan criterios propios; los encontramos distribuidos al azar, los hay con sólidos estudios, pero otros ni siquiera han pisado la Universidad. Todos ellos tienen dificultad para comunicar sus pensamientos, no suelen encontrar interlocutores, e,  incluso, son marginados, motejándolos de raros.

Algunas de estas personas tienen especiales dotes artísticas. Independientemente del éxito que tengan, les resulta difícil conciliar la prosaica realidad de la vida con su sensibilidad artística. La gente común desarrollamos, generalmente, una especie de esquizofrenia, de doble personalidad, que nos permite afrontar los desagradables acontecimientos de la vida con la dureza necesaria, y, sin solución de continuidad, mostrarnos sensibles ante determinados hechos y hacia los nuestros. Tenemos una especie de selector que sintoniza la actitud que debemos mostrar según las circunstancias en las que nos encontremos. Las personas a las que me refiero, no. Algunos no soportan la prosaica realidad y huyen autodestruyéndose.

A los 27 años murieron KurtCobain, JanisJoplin, JimMorrison y JimiHendrix y también Cecilia. Y a esta misma edad es abatido a tiros el líder del grupo TheWalrus, John Winston. Sobre esta muerte de un personaje de ficción Joseph Gelinek construye su novela “Morir a los 27″que muestra la cara del negocio de los grupos musicales menos amable. Al grupo de los que murieron a los 27 años hay que añadir ahora a Amy Vinehouse.
Antonio Envid.

11 comentarios:

  1. Estaba Paolo Giordano y Joseph Gelinek
    Y está de una manera bonita que nos integren con todos a esas personas sobradas de talento, a las que les cuesta digerir la vida y se autodestruyen.
    No sabía la edad que tenía Cecilia cuando murió, pero me encantaban y encantan sus canciones. Su muerte también fue muy triste

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  2. Antonio, me ha impresionado mucho esta entrada tuya. Sé perfectamente qué se siente siendo un número primo, teniendo la certeza de que lo eres. Hablas de la genuina soledad. La soledad del que sabe que no es que esté solo sino que es solo. Puedes camuflarlo e intentar adaptarte pero, efectivamente hay demasiadas cosas que delatan a un solo. -que no solitario-.

    Y creo que respondes a la pregunta sobre la drogadicción.

    Gracias

    Vladimira

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  3. Vladimira, sí, precisamente eso que tú dices: "la soledad del que sabe que no es que esté solo si no que es sólo". No habría sabido yo expresarlo mejor y con tan pocas palabras. Y por supuesto es algo distinto del solitario.

    Una incertidumbre, todavía no he descubierto si ser número primo es una bendición o una maldición.
    Antonio.

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  4. Me parece una incertidumbre difícil de resolver. Los números primos no dejan de poder agruparse y por lo demás, interactúan con el resto. Sin embargo no pueden ser comprendidos por el resto de los números. Quizá ni ellos mismos se conocen. Si se conocen a sí mismos, para los demás sólo son misteriosos. Si no se conocen a sí mismos, entonces, son un misterio. Tiene que ser muy difícil ser número primo sin saberlo.

    Vladimira

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  5. Tiene que se difícil no encontrar la sintonía.

    Vladimira

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  6. De acuerdo con los comentarios de ambos

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  7. El resto de los números están formados por números primos, tal vez por eso sí puedan ser comprendidos por algunos (los que los contienen)
    ¿Los heterónimos, cada uno de los números primos que forman un número cuando van por libre?

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  8. Impresionante. Felicidades.
    Margarita Flores

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  9. El resto de los números naturales son números compuetos, son el resultado de multiplica dos o más números primos (ejemplo 6 = 3x2) por tanto participan de un núcleo común ( ejemplo 30 = 3x2x5, por tanto tene en común con el 6 el 2 y el 3), luego ya pueden solidarirase con aquellos con los que cuentan con un núcleo común, ya pueden formar tribus, etnias, cuadrillas, lo que sea, tienen en común con otros un núcleo.

    Los números primos no tienen nada en común con nadie, de ahí su soledad, como dice Vladimira, no es que estén solos, es que son sólos.
    Antonio

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  10. Entre ellos no tienen nada en común, pero sí con los números compuestos de los que son factores.

    Como los números primos y los números compuestos son infinitos, la tribu, etnia, cuadrilla será más extensa o más selecta. Pero me temo que menos cuando se relacionen entre ellos (los números primos)siempre habrá quien o quienes los comprendan, masas o élites pero comprendidos

    Quisqui Llosa

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  11. Me ha gustado este artículo.Me ha intrigado sobretodo.
    Lo comprendo intermitentemente, pero me gustaría entenderlo del todo algún día.

    angel

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