martes, 19 de abril de 2011

EL GABINETE DEL DOCTOR GLOBELIUS (Antonio Envid)

AEM

El fuerte olor sulfuroso irrita las mucosas del visitante. Unas pajuelas arden en un matraz. El doctor remueve lentamente la solución que contiene una probeta. Alambiques y retortas. Un fogón en una esquina sobre el que hierven unos alambiques. El doctor Globelius lo recibe sin dejar de trajinar en su laboratorio.
Verá, el primero en hacer una destilación fue un paisano suyo, Arnaldo de Vilanova. Destilando vino, extrajo de él su espíritu, el acua vitae, demostrando que mediante esta operación se conservan las cualidades especificas de los elementos sometidos a este proceso, sus principios esenciales, como puntualmente informa la Enciclopedia Moderna de Mellado editada en 1851.
Si destilamos el cerebro de una persona, extraeremos las cualidades específicas de su personalidad, la quintaesencia de su pensamiento. Los doctores Orfila y Pinel han sido los primeros, que yo sepa, en destilar cerebros humanos y extrajeron mercurio del cerebro de individuos que habían tomado durante mucho tiempo preparaciones mercuriales, como tratamiento para la curación de enfermedades venéreas. Puede comprobar todo esto en “Tratado completo de enfermedades venéreas” por A.J.L. Jourdan  Doctor en medicina, editado en Madrid en 1834. Aunque estos doctores buscaban en sus experimentos elementos físicos y no espirituales como yo, demostraron que la operación de destilación de un cerebro es posible e incluso relativamente sencilla. Hasta se habla de una destilación natural del cerebro, un licor llamado pituita, bastante enigmático, si hacemos caso al doctor don Martín Martínez, médico de cámara de su majestad, profesor de cirugía y examinador del Proto-Medicato en su “Medicina Sceptica y Cirugía Modernas” publicado en Madrid en 1748. Yo poseo la tercera impresión de esa excelente obra, con nada menos que una Apología del Rmo. Padre fray Benito Feijoo.
Una tos bronca con resonancias de oquedad interrumpe su discurso. Perdone, estos ácidos que utilizo como reductores están arruinando mis pulmones… Mis trabajos consisten en destilar cerebros de personas para obtener de ellos la esencia de su pensamiento, que es tanto como decir que quiero extraer su alma y conservarla disuelta en espíritu de vino, de modo que pueda utilizarse cuando se quiera, bien ingiriendo este licor, bien utilizándolo como si fuera un perfume cualquiera o inyectándolo con facilidad en el líquido cefalorraquideo. Ahora bien, como hasta ahora solo he conseguido cerebros frescos de vagabundos, ajusticiados, prostitutas callejeras o pobres locos, incluso de un poeta, los resultados obtenidos son bien contrarios a mis afanes, ya que se trataba de individuos marginales y por tanto rebeldes al orden social y sus espíritus nada aptos para mis propósitos. Es ahí donde requiero su colaboración, debe suministrarme cerebros frescos de gente fácil de manejar, disciplinados y obedientes, nada críticos y fácilmente sugestionables. Tampoco le pido nada excepcional, gentes así, gregarias, sometidas y poco críticas, es lo que más abunda. El suministro ha de ser suficiente y regular. Una vez a punto el procedimiento para realizar las destilaciones de modo industrial, vacunaremos a la población con el elixir extraído, de modo que obtengamos ciudadanos que respondan obedientemente a los estímulos del gobierno que estableceremos a escala mundial. Obtendremos, por fin, una sociedad pacífica, feliz y eficiente.


Antonio Envid.

1 comentario:

  1. Al leer 'El gabinete del doctor Globelius'
    otro gabinete ha venido a mi memoria,
    'El Gabinete del doctor Caligari'
    y también Patrick Suskind y 'El perfume'y más etcéteras

    Gracias por compartir sus textos

    isabel

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