lunes, 31 de enero de 2011

EN LA TRASNOCHADA, 40 (María Jesús Mayoral)


Villamayor de Gállego, 31 de enero de 2011

En esta trasnochada me vienen a la memoria muchos recuerdos, vivencias de mis viajes por los países musulmanes. Y después de visitarlos y haber convivido con sus gentes, puedo asegurar, que muchas de las imágenes que nos brindan ciertos medios de comunicación están, en ocasiones, manipuladas. Por ejemplo, he visto encabezar la portada de un periódico con una fotografía hablando de una revuelta en Líbano cuando en realidad la foto había sido tomada en Irán. ¿Cómo se sabe esto? Las pancartas estaban escritas en persa. Jugar con la ignorancia de los demás es una de las más sutiles formas de manipulación. Otro capítulo se merece la llegada a Ramala del féretro de Yaser Arafat. Recuerdo que los telediarios abrían con las imágenes de cientos de miles personas enloquecidas que se subían a las farolas, a los tejados, era todo un descontrol; sin embargo aquel golpe de efecto estaba premeditado. La llegada del féretro de Arafat fue en viernes, día de fiesta y oración para los musulmanes y además, un viernes especial: el que ponía fin al mes de Ramadán. En su día pensé que aquello no era una casualidad. ¿Por qué no se hizo un día antes o un día después? Se trataba de impactar al mundo entero mostrando la locura colectiva del pueblo palestino recibiendo a su líder. Pero aquella locura colectiva era debida en gran parte a una población que llevaba un mes ayunando. Pero pondré un ejemplo más gráfico y más cercano: uno puede ir a la Plaza de la Magdalena tomar una foto a la gente marginal que pasea por allí y subtitularla: Zaragoza hoy. Los zaragozanos sabemos que ese barrio no corresponde a la generalidad de nuestra ciudad, sino a una zona en particular. Y así se manipula. Cuando dan noticias acerca de un país musulmán nunca llevan las cámaras al centro de la ciudad, nunca muestran sus lujosos barrios ni sus lujosas tiendas, tampoco se acercan a la universidad ni a los talleres donde la gente trabaja.

Todo este preámbulo viene a cuento de la película que vi la semana pasada: De dioses y hombres. Un peliculón. Fui a ver esta película con la idea de que el tema prometía ser interesante y de que su director es francés. Al entrar en la sala observé un nutrido número de religiosas; dato me despistó y pensé que había fallado en la elección de la película. Confieso que soy creyente medio practicante, pero hay ciertas historias de la Iglesia que me chirrían. Después de ver la película confieso que esa primera observación fue un prejuicio en toda regla.

La película me parece magnífica porque expone, sin quitar ni poner nada, la convivencia y la problemática vivida en Argelia entre cristianos y musulmanes. Todo va bien hasta que una banda de fundamentalistas asesinan a un grupo de extranjeros que trabajaban en la construcción. Hasta ese día había habido una convivencia exquisita entre monjes y musulmanes, participando recíprocamente en los acontecimientos y en la vida cotidiana de la aldea. A partir de ahí todo cambia. Sin embargo son las palabras de una mujer las que hacen replantear la decisión por parte de los monjes de no abandonar Argelia. "Nosotros somos los pájaros y vosotros las ramas sobre las que nos posamos; ¿qué nos ocurrirá si os marcháis?". Y esta frase es extrapolable a cualquier parte del Tercer Mundo donde hay una comunidad religiosa comprometida en ayudar a una población de otra religión o etnia. La película deja claro que la religión no es la que divide, que lo que divide es otra cosa, una política disfrazada, lo de siempre, una doctrina con falsos ideales tendente a la destrucción.

“De dioses y hombres” la ha dirigido un francés, un ciudadano perteneciente a una nación laica que se atreve a abordar la temática serenamente, sin apenas emoción, poniendo las palabras justas y sin cargar las tintas. Yo me quedo con las palabras del prior defendiendo a sus hermanos musulmanes.

No quería de hablar de esta película en mi trasnochada; pero ayer viendo una actuación estelar de Adriano Celentano en YouTube, me dije: hablaré “De dioses y hombres” y recomendaré el video de Pregherò (Rezaré): falta nos hace a todos. Quizá sea Servando el que os los deje colgado aquí mismo.







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Lo siento, las versiones me matan y no puedo evitar colgar aquí la original de Ben E.King y, por supuesto, la de John Lennon.  Y de propina una cuarta que nos recomienda, con enorme acierto un Mr. "Anónimo". Se recomienda verla entera. Esto sí que es una verdadera alianza de civilizaciones y no la que nos quieren vender. Brutal: deja a las otras tres a la altura del barro (a mi gusto siempre, claro).


Ahí van.



Servando Gotor



¡VAYASE, SEÑOR RODRÍGUEZ! (Armando Bulla)

SGS
Aznar ganó las elecciones de 1996 a base de repetirle al Presiente: ¡Váyase, señor González! Y un día el señor González debió de hartarse de escuchar la cantinela, disolvió el Parlamento, convoco elecciones generales, las pedió y se fue a su casa. El PP está ensayando ahora esta táctica, pero “de coger olivas vengo”.

Hay un clamor muy extendido para que el Presidente Rodríguez Zapatero manifieste que no se va a presentar en las próximas elecciones y para que descubra quien va a ser su sucesor. A mi me llena de confusión esta situación, porqué, a ver, ¿donde se ha visto que un Presiente de Gobierno tire la toalla antes de acabar su legislatura y, sin embargo, siga ocupando la poltrona? ¿Qué clase de interregno es ese? Un jefe de gobierno dimisionario que continúa gobernando, de interino, en una situación tan delicada como la que se encuentra España, y esto por casi dos años, ¡casi ná! que diría un castizo. Esa acefalía sería catastrófica para nuestro crédito exterior y de gravísimas consecuencias en el interior. Y sin embargo, en realidad la situación actual se parece mucho: todo el mundo, incluso el propio Presidente, da por descontado que la etapa ZP está caducada, más caducada que un yogourt de tiempos de Recesvinto, y sin embargo no se toma ninguna decisión al respecto.

¿Y qué vamos a decir del sucesor? Se da por seguro que será Rubalcaba. ¿Pero cómo va a ser Rubalcaba? Si Rodríguez Zapatero toma el papel de reina madre, que parece adoptar, será Rubalcaba el encargado de endilgar al país las dosis de amargo purgante que le exigen desde Bruselas y desde la City, con lo cual está claro que llegará quemado a las elecciones. Si, por el contrario, el partido cuida la imagen de este camaleónico político ¿quién queda para gobernar, el portero de la Moncloa?

Este fin de semana se ha celebrado en Zaragoza una cumbre del partido y todos los medios de comunicación, mostrando un olfato para el análisis político digno de un constipado nasal, daban por descontado que se desvelaría el nombre del delfín. Nada, todo el partido arropando a su líder ZP. ¿Qué otra cosa podía suceder? No cabía esperar otra solución. Los Césares podían estar relativamente tranquilos hasta el día en que designaban a su sucesor, esa era la forma más segura de pasar a la inmortalidad en tiempo breve.

Lo honrado es hacer lo que hizo el señor González, disolver las Cámaras, convocar elecciones y que el pueblo diga lo que quiere. Esto dentro de un orden muy ordenado, claro, pues con las listas cerradas y las opciones que se presentan, poco puede decir la ciudadanía, a no ser un exabrupto.



Armando Bulla

domingo, 30 de enero de 2011

CONTRA LA INSOLVENCIA PERPETUA. UN AUTO DE LA AUDIENCIA DE NAVARRA. (Servando Gotor)

SGS
Una Plataforma de gente como nosotros,
sin casa y con una deuda eterna,
de gente condenada a la insolvencia perpetua,
quiere plantar cara

Terminó Derecho en el 2000. Tres años de morralla apenas mileurista y al fin el Banesto: 2.300 euros. Menuda, a este paso alcanza al Montorio, el de comisiones, medio siglo en el Santander. No está mal, no, que un buen curro hay que currarlo y meter la cabeza en un banco no es cosa fácil. Ahora, tres años después, con veintisiete tacos ya, Juanjo Lavilla se plantea con su novia Ana Guiral, diplomada en enfermería y empleada en un Carrefour, comprar piso. Un pequeño problema: el trabajo de Juanjo en el Banesto es en Castellón. Paciencia, dos o tres años –dicen- y de vuelta a casa, como el Montorio; la cosa, meter cabeza en la banca y salir del mileurismo. Dicho y hecho: en el 2006 Juanjo Lavilla, traje del corteinglés y corbata italiana –también del corteinglés “made in china”- atiende ahora flamante en la ventanilla de una oficina del Santander en Unceta, y encima con 250 euros más que en el Banesto, con un par; ah, y viviendo con los padres. ¡Tela! Bueno, queda por pagar el coche, el Twingo que compró en Castellón. Ahora no le haría falta, sin embargo piensa en uno más guapo, de gama media… de momento. En fin, con treinta tacos -que ya vale- piso y boda. Pero cómo está el ladrillo: trienta y dos kilos setenta metros, allá por donde Ángel Cristo nunca montó una carpa. Y encima sacando pecho, que el propio Montorio, apartamento en Ruiseñores, lo reconocía: Lavilla, qué, que con un canto en los dientes.

Hipoteca hasta la jubilación. Casi. Pero esto es la vida y hay que vivirla –estribillo del Montorio-. Ya llegarán las amortizaciones anticipadas si los niños vienen y lo permiten. Al tiempo.

Lo que no saben ni Ana Guiral ni Juanjo Lavilla es que a finales del 2007 un nubarrón del Atlántico traerá la desgracia. Paciencia, paciencia, Lavilla, siempre ha habido momentos malos, predica el Montorio, y aquí, con la Expo, el nubarrón si llega llegará muerto, que no hay crisis que cien años dure.

Enero del 2010: se acabó, todo se acabó. Juanjo Lavilla, Ana Guiral y un par de gemelos, monísimos, eso sí, pero se acabó. Silencio. Quietud. Él lee -por vez primera en su vida, lee- poemas de Nerval: “tendido en la yerba me escucho vivir”. Ana se ha ido a por pan, todavía pueden comprar pan y aún no los han echado del piso, él se ha quedado con los niños, con los ojos, con la mirada atenta y curiosa de los niños. Algo le dice que leer es peligroso… para el poder. Sí, bien, para el poder, pero también para él, y para sus niños, leer es peligroso porque te obliga a pensar. Ana vuelve con cierta sonrisa: una Plataforma, una Plataforma de gente como nosotros, sin casa y con una deuda eterna, de gente condenada a la insolvencia perpetua, quiere plantar cara. Sigue: es por lo del Auto de Navarra, sí, el que le ha dicho al banco que el piso y punto, y que dejen vivir al parado en su miseria. ¿Una Plataforma? Otros jetas. No, Juanjo, estos son como nosotros. Buena representación, pues. Juanjo… Qué. Que somos muchos. Ya. Esa es nuestra fuerza.

Y Juanjo vuelve a los poemas, “tendido en la yerba me escucho vivir”. Vuelve a pensar. Rilke, un poema de Rilke: “Arrojado a su suerte en las montañas / del corazón. Contempla qué pequeño, / mira, mira: el último poblado / de las palabras…”

Aleja la vista del poema. Silencio. Quietud. A lo lejos, el eco de una imagen: la mirada curiosa de los gemelos. Ana la rompe: el Montorio, dice. Qué. Lo acabo de ver. ¿Y? También sin trabajo. Esa Plataforma sí… somos muchos –ahora es Juanjo quien lo dice-: esa es nuestra fuerza.

El Comarcal del Jiloca
04/02/2011

sábado, 29 de enero de 2011

MIS SANTOS PARTICULARES: SAN BRILLAT-SAVARIN, SAN ÁLVARO CUNQUEIRO Y SAN JOSEMARÍA CASTROVIEJO (Antonio Envid)

AEM
Pues como le iba diciendo, yo soy un gourmand teórico, si, soy un devorador de literatura gastronómica. Mi libro de cabecera es el Brillat-Svarin, esa maravilla de “Fisiología del Gusto”, una obra de arte maestra. Las veces que he ido en peregrinación a la tumba de este genio en el Père-Lachaise a depositar un ramo de violetas y leer el más alto pensamiento que ha tenido el ser humano: “Dime lo que comes y te diré quien eres”. Yo creo que una de las cumbres estéticas del arte occidental es el “Oreiller à la Belle Aurora”, ese plato que el gran hombre inventó para dedicarlo a su madre, en un acto de amor filial, que todavía lo ensalza más. Mire, me se de memoria la recta: hay que tomar dos perdices, un faisán, un foie gras de kilo, 350 gramos de carne de conejo de monte, un pato, un pollo, un filete de buey, media libra de lomo de cerdo, huevos, trufas, champiñones, pistachos, manteca de cerdo, mantequilla y harina. Con todo ello se hace un pastel y hay que dejarlo reposar durante veinticuatro horas.

¿Qué dice? ¡Ah, bueno, por eso! La literatura española en este campo está al mayor nivel. ¿Si viera lo sobado, subrayado y anotado que tengo esa maravilla escrita por Álvaro Cunqueiro al alimón con su entrañable amigo José María de Castroviejo, su “Viaje por los montes y chimeneas de Galicia”? Releer que las becadas se bañan al claro de luna en las aguas quietas de las charcas y que cuando se las cocina, reviven estos claros de otoño y es como llevar al paladar el otoño del bosque galaíco, es pura poesía, o escucharlos describir a los tordos ahítos al final del otoño de higos y pasas y como estos aromas pasan a sus carnes y a la nariz del comensal, cuando se los sirve acompañados de un excelente Château d´Yquem, es como escuchar la música de las esferas.

Ah, no… no confunda, ya le he dicho que soy un gourmand teórico, visual, digamos una especie de voyeur de la gastronomía, porque yo personalmente no la practico. Yo no necesito comer, solo alimentarme, satisfacer esa necesidad de forma rápida y práctica, como si fuera un tártaro, que sin dejar de cabalgar, saca el filete de carne de debajo de la silla de montar, macerado por el sudor del caballo y lo engulle. Yo no disfruto comiendo, mis preferencias van por una senda cervantina: un pedazo de queso, unas aceitunas, una hogaza de pan y un vaso de vino, me son más que suficientes, como mucho, un puñado de frutos secos de postre. El mayor goce lo puedo hallar en unas sopas de ajo. “ Ah!, con su ajito y todo”, como apostillaba su excelencia reverendísima el abad mitrado del monasterio de Leyre, escuchando mis cuitas gastronómicas con santa paciencia.

No puedo por menos que referenciar esa biblia de la gastronomía que es “La cocina cristiana de occidente”, donde el gran Cunqueiro asegura que “los obispos de Toul han pasado a la historia por sus perdices, sus peleas con los sastres del burgo y sus arqueros”, y que los de Metz están recogidos en los anales comiendo alondras asadas con nabos tiernos, o que los de Verdún son los opulentos obispos de las becadas, las percas y el jamón en vino ¿Que me dice? ¿Puede haber pasajes más hermosos y sabios en toda la literatura? ¿Y cuando asegura que la sobrina del obispo de Ruan solo comía lenguas de ruiseñor maceradas en leche con canela para conservar su frágil y dulce voz? ¿Y qué me dice de aquellos fantasmas bretones, de voz bretonante, que a las órdenes del Sochantre recorrían los caminos alimentándose de las fresas y moras escarchadas con el rocío de la madrugada, que cogían por esas veredas?

No, no, qué voy a ser un buen cocinero ¿tan mal me explico o es que no quiere entenderme? Le repito que yo soy un teórico, ni me entusiasma el comer, ni se cocinar. En esto último me parezco a muchos críticos gastronómicos, tan en boga, qué me gustaría a mí verlos en la cocina, pero, eso sí, sin hacer el gorrón, como hacen ellos. Mire, en mí, eso de “no sabe ni freír un huevo” no es una metáfora, es una realidad palmaria. Tendrían que habilitar en los huevos un “abrefácil” para que no se me estrellaran contra la sarten cada vez que intento freírlos y las cazuelas deberían de ir provistas de un folleto de instrucciones para que yo lo leyese atentamente antes de enfrentarme a su uso. Le contaré lo que me sucedió en una ocasión para que se haga una idea de mi total inutilidad en los fogones. En pleno ferragosto, un verano en que me habían dejado abandonado en la ciudad, tanto mi mujer, como mi amante y ni siquiera podía recurrir a mi suegra, que se hallaba tomando las aguas, para aliviar su reuma y sus malos humos, en Cestona, en plena canícula, de modo que la media docena escasa de restaurantes decentes que hay en mi ciudad se hallaban cerrados por vacaciones, para no morir de inanición, tras algunos días de alimentarme solo de galletas maría, hube de entrar en un supermercado. Tras dar bastantes vueltas empujando un carrito y con cara de indio que acaba de salir de la reserva y lo han soltado en Time Square, medio mareado, al final agarré una lata, que resultó ser de fabada. Menos mal que tuve la genial ocurrencia de meterla en el radiador del coche, de modo que al llegar a casa: abrir y servir. Me salvé de una muerte segura, pero pasé veinticuatro horas de angustia, bebiendo hectolitros de agua y cogido del aparato de aire acondicionado puesto a tope.


Antonio Envid.

jueves, 27 de enero de 2011

EN LA TRASNOCHADA, 39 (María Jesús Mayoral)

MJM


Villamayor de Gállego, 26 de enero de 2011

En la trasnochada, al calor del radiador, las ideas me circulan mejor. Últimamente oigo -a los incondicionales de Zapatero- decir que esta crisis por la que estamos pasando la han creado los ricos. Yo respondo con una pregunta: ¿Los ricos o los pobres que se han apresurado a vivir como millonarios?

A mí los ricos no me molestan, ni los envidio ni los imito. Considero que pertenecen a otra casta con la que yo no tengo nada que ver. Qué quiero decir con esto, pues simplemente que me parece importantísimo reconocer mi origen y saber el lugar que ocupo en la sociedad. Querer aparentar lo que no somos es causa de infelicidad perpetua; ganar mucho dinero para comprar mansiones, coches de lujo, brillantes y ropa de diseño me parece algo agotador. Claro que lo dice una que nunca se ha esforzado y que siempre se ha aplicado la ley del mínimo esfuerzo: prefiero disfrutar y conformarme con lo que tengo. Otro remedio no me queda.

Siempre he contemplado a la gente rica desde otro plano y mi deformación profesional me lleva a la observación. Cuando asisto al sepelio de algún rico, tengo comprobado que los que más lloran y se emocionan en el funeral son los empleados que ha tenido a su servicio. Los descendientes más directos y herederos son los menos afectados: muerto el rico deja la herencia y no hay mejor consuelo.

La esclavitud hace ya tiempo que desapareció, eso dicen. Yo no estoy de acuerdo y afirmo que la esclavitud continúa. Han desaparecido el látigo y los grilletes; pero hay un despertador que suena para recordarnos que comienza la jornada laboral, una vez terminada, es el mismo reloj el que nos recuerda que ha terminado. La esclavitud ha desaparecido pero seguimos encadenados al trabajo: no hay látigo pero hay reloj. Ni que decir tiene que este sistema es mucho más civilizado.

¿Se acuerdan de aquella figura siniestra del recaudador de impuestos en medio de la plaza del pueblo exigiendo dinero a los pobres? Esa figura tiene ahora forma de carta metida en un sobre con el anagrama del Ministerio de Economía y Hacienda: recibimos la receta, vamos y pagamos. En cuanto a los gobernantes: el pueblo los soporta, el pueblo aguanta lo que le echen que para eso tiene derecho al voto y con opinar ya es suficiente.

¿Y la usura? Sigue en vigor con otro nombre y en otro espacio. La figura del judío contando y prestando dinero ha desparecido. Aquí en España ni siquiera quedan judíos desde que los echamos. Ahora todo es mucho más sofisticado: vas a un establecimiento te graban con una cámara según vas entrando, haces fila, te dan dinero y te lo cobran con creces legalmente. Quizá piensen que estoy exagerando o sacando las cosas de quicio; pero casi todo sigue igual, con otras formas y otro estilo pero en esencia igual.

Hay una cosa que se llama progreso y las máquinas liberaron al hombre de la esclavitud, al menos así nos lo han contando. Yo, visto lo visto, afirmo que las máquinas serán las que encadenen al individuo de nuevo. El pueblo debe estar sometido, como sea, pero sometido: sutilmente, sin que se percate de ello. De la rebeldía surge la conciencia -decía Camus- y yo añado que para anularla lo mejor es castrarla, despistarla. En estos tiempos no faltan métodos y formas para despistar conciencias y castrar rebeldías: videojuegos, la wii, mensengers, internet… Claro que esta última puede ejercer el efecto contrario y ser un detonante social; pero si se manipula bien deja de ser un problema.

En esto pienso, reflexiono y me digo: si los pobres quieren vivir como millonarios y en tiempos de crisis sin estrecheces; es necesario que los ricos se hagan más ricos.

María Jesús Mayoral



Foto.- Lujosa fuente rococó. Palacio Mirto (Palermo).

miércoles, 26 de enero de 2011

PROUST HACIA COPPOLA (Antonio Envid)


SGS

Me habría gustado titular estas notas como “Proust versus Coppola”, pero se me han adelantado los anglófilos y hoy el “versus” latino ha tomado en el español de uso el significado de confrontación, no el de convergencia, que parecía un camino más natural para las lenguas romances. En fin, hablemos de Proust. ¿Por qué está de moda Proust? Nunca ha dejado de estar presente el apocado Marcel, pero actualmente ha cobrado una presencia nada usual para un clásico. Ya se sabe, un clásico es aquél que todo el mundo cita pero nadie lee, y eso no se puede predicar de Proust, pues la reedición de sus obras es constante y ha pasado la prueba ácida, que muy pocos pueden acreditar, de serlo en libro de bolsillo. Al fin y al cabo estamos hablando de una literatura casi centenaria y de no fácil lectura precisamente, no para leer en el autobús.

Se me ocurren un par de razones para explicar este protagonismo. La primera es que el novelista retrata un “fin de siècle” y, quizá, estemos asistiendo en estos momentos a otro fin de siglo. En alguna ocasión he dicho que los siglos terminan cuando quieren, no precisamente el año cuyas decenas y unidades son cero. El siglo diecinueve en Europa terminó con la guerra europea, y con ella el último coletazo de la clase nobiliaria que Proust retrata. Durante todo el diecinueve la aristocracia fue en retirada ante una burguesía emergente, pero hacia sus finales todavía retenía esferas de poder importantes, sobre todo en el ejército, en el que los miembros de la nobleza copaban el generalato y la alta oficialidad. La guerra, con su demanda de hombres, exigió abrir las escalas de oficiales al pueblo y ahí terminó el monopolio, tanto de la nobleza francesa, como la de los “junkers” prusianos. Hoy una crisis económica devastadora está barriendo la clase media europea y estamos asistiendo al fin del siglo veinte, tal como lo conocemos, y el inicio de una nueva era, el veintiuno, en el que quizá la sociedad europea se proletarice siguiendo los peores modelos, los asiáticos, para sobrevivir.

Otra de las razones, quizá, es el auge de la estética homosexual. Pero Proust no es un escritor homosexual, sino algo diferente: un homosexual escritor. Me explicaré, Marcel Proust es ante todo un gran novelista, seguramente el mayor de los escritores franceses del pasado siglo, que arrastra como una pesada losa su desviación sexual por toda su obra, aunque esta circunstancia preste a sus novelas un encanto oculto, que las hace distintas a cualquier otra. Convierte pudorosamente a Albert en Albertine para que su amor no escandalice al lector y, desde luego, no aplaude el proceder de Robert, el señor de Saint-Loup, con su esposa Gilberte, a quien mortifica con celos, haciéndose acompañar por hermosas damas, cuando sus verdaderas inclinaciones se dirigen hacia los jovencitos. Como mucho hace una tímida defensa del amor clásico del griego adulto y respetable por el efebo, que a través de una relación íntima, no solo sexual, transmite su saber y sus principios al adolescente, o la de los compañeros de armas, capaces de dar pruebas del mayor valor, hasta entregar la vida a cambio de la de su amante.

Pero a lo que iba es a la permanente actualidad de este escritor y pondré un ejemplo. Se afirma, y con razón, que en “Apocalipsis now” Francis Ford Coppola plasma en el cine, de modo magistral, la novela de Joseph Conrad “El corazón de las tinieblas”, pero ha pasado bastante desapercibida la influencia que la obra de Proust tiene en esta gran película. Sin embargo, el título de la película está tomado de un pasaje de “El tiempo recobrado”. No solo esto, sino que la escena cumbre de la película, el bombardeo de una aldea vietnamita por un batallón de caballería del ejercito americano, pilotando unos monstruosos helicópteros y al son de la “Cabalgata de las valquirias” de Wagner es la recreación cinematográfica del bombardeo de París por la aviación prusiana, que relata Proust: (habla de la aviación alemana) “¿no prefieres el momento en que, definitivamente asimilados a las estrellas se separan de ellas para salir de caza o volver después de la alarma, el momento en que hacen apocalipsis y ni siquiera ya las estrellas conservan ya su lugar? Y aquellas sirenas eran lo bastante wagnerianas, cosa, por lo demás, muy natural para saludar la llegada de los alemanes…. Era para preguntarse si quienes subían eran de verdad aviadores y no valquirias”….”¡Es que, vamos, la música de las sirenas era tal Cabalgada! Está claro que solo con la llegada de los alemanes se puede oír a Wagner en París” (El tiempo Recobrado; traducción de Carlos Manzano).


Antonio Envid.




La magnífica escena (que no hemos podido reproducir por estar protegida) puede verse espléndidamente en en you tube, pinchando aquí.
Para ir a la -esta sí- conocida lectura del poema de T.S. Eliot por Marlon Brando, pinchar aquí. 

martes, 25 de enero de 2011

CRÓNICA AMARILLA (Por Azulenca)

SGS

Yo, en fin… No sé… Voy a hablar de los chinos. Yo, por edad, pertenezco a la generación de los Planes de Desarrollo y fui educada en un colegio de monjitas, esa era la moda en los años sesenta. Cuando llegaba la época de las misiones, la monjita nos proponía redimir a los infieles de las llamas del infierno bautizándolos al módico precio de dos pesetas con cincuenta céntimos. Pagando un duro bautizábamos a dos infieles y la monja clavaba en un mural la cabeza de un chinito o un negrito con el nombre elegido. Particularmente las cabezas de los negros no me gustaban, mucho pelo rizado y muchos morritos colorados que mejor olvidar; hasta me parece recordar que llevaban pendiente a modo de distintivo caníbal. Sin embargo me encantaban las cabezas de los chinitos con la trenza y el sombrerito. La de duros que se gastó mi madre para que yo clavase cabecitas con mi nombre en el mural de las misiones, la de chinitas que se deben llamar como yo. Tanto debimos rezar por los chinos que ahora se han hecho los amos del mundo. Mi visión de las cabezas de chinitos ha cambiado sensiblemente. Cada vez que entro en un comercio o en un bar y veo la cabeza de un chino me doy media vuelta. ¿Será algún trauma a consecuencia de aquella educación religiosa? Rotundamente no, es otra cosa. Veo a esta gente amarilla como la ruina de España, mientras los chinos abren cada día una tienda, los españoles están cerrando las suyas. Y todo esto gracias a la política española que da carta blanca al peligro amarillo para entrar en la península. Por la compasión, dicen, entra la lepra.

Esta semana la estrella ha sido el pinganillo; nombre que se le da al auricular que se ponen en la oreja los políticos del senado, quienes sabiendo español, se lo colocan para oír otras lenguas, como el catalán, vasco, gallego o valenciano con el fin de enterarse un poco menos del tema que están tratando. Esto ya es la torre de Babel. Bueno, esto es de tontos “cum laude” y de gente sin escrúpulos, porque tal y como están las cosas en este momento es un despilfarro y un espectáculo bochornoso ver a toda esta pandilla con un auricular conociendo el mismo idioma. ¡De vergüenza! Y a mí que la palabra pinganillo me suena como a órgano sexual reducido a un apéndice. No sé… ¿Por qué no dicen auricular?

Estos del P.P, Mariano con su cuadrilla, son unos tipos que defienden sus intereses personales y nada más. Lo importante es ocupar una buena silla remunerada dentro del partido y ya está. Y como para mantener sus sillas se trata de tener al personal contento: prefieren perder una comunidad autónoma antes que retirar al sostenedor de una silla. Gracias a este planteamiento van a perder la comunidad asturiana. A nuestros políticos ni les importa España, ni las CC.AA, ni los ayuntamientos. Algunos políticos se retiran de la política por agotamiento sexual, no sé a qué viene esto. ¡Ah ya! Cascos es mucho Cascos y ha vuelto a la política después de haberse desentendido de ella; pero sabiendo que con él a la cabeza ganan Asturias, es de necios retirarlo del mapa. El planteamiento del Partido Popular es el siguiente: prefieren perder una comunidad autónoma y quedarse con una silla coja, antes que quitar de en medio a un político/a incapaz de hacerse con una comunidad autónoma.

El viernes al cine y sesión de lujo: proyectaron la película para mí sola, no había nadie más en la sala. No es la primera vez que me pasa y puedo decir que me encanta estar sola en el cine frente la gran pantalla. The Tourist. Venecia preciosa y la Jolie, vestida como para ir de boda, interpretando el papel de mascarón de proa. Mejor hubiese estado en ese papel Mónica Belucci, más guapa y más meridional. Me gustó el elenco de actores italianos que desfilan a lo largo de la película en una especie de cameo. The Tourist se deja ver, quizá sea porque se desarrolla en la ciudad de los canales. El mismo guión en Soria o en Albacete no hubiese dado tanto juego.

Azulenca

domingo, 23 de enero de 2011

UN TREN FANTASMA ME LLEVABA LA DELANTERA (Babiluno)


SGS
La cosa empeoraba por momentos. Cada vez aparecía más nieve acumulada en el arcén y la carretera se iba estrechando. Intenté poner la radio para ir más entretenido pero no funcionó. “Puñetera mañana para conducir solo”, pensé. Me crucé con una pobre chica que hacía auto-stop metida en la nieve. La sobrepasé, pero tuve remordimientos. Pegué un frenazo en seco. Nunca debí haber sido mochilero. Puse la marcha atrás y llegué hasta ella. Se montó en el asiento de atrás. Por lo menos, me haría compañía. Era una preciosa chica de tez pálida que vestía un fino camisón, más adecuado para una noche de bodas que para salir de paseo en un frío día como aquel. “Puñetera mañana para esperar en la calle”, le dije. “Y puñetera mañana para conducir solo”, me contestó señalando la radio. Su respuesta me produjo un escalofrío. ¿Cómo podía saber que la radio no funcionaba? Instintivamente, apreté a fondo el acelerador para escapar de aquella sensación que ya no me abandonaría hasta el incidente con el tren. A mi viejo cacharro le costó coger el ritmillo pero terminó poniéndose a mil. Entonces, la chica se revolvió incómoda en el asiento trasero. “Frene, por favor”, me dijo educadamente. “Frene antes de que lleguemos al paso a nivel que se ve al final de la carretera. Allí me maté un día de todos los Santos.” ¿Frenar? ¿En una carretera totalmente recta y con un paso a nivel que tiene las barreras levantadas? ¡No recordaba que los mochileros fueran tan impertinentes! Por pelotas, apreté con más fuerza el acelerador. Entonces, soltó un grito de dimensiones colosales: “¡¡¡Que frene le digo, capullooooo!!!!!!!” La explosión sónica abrió el techo del coche como una lata de mejillones, y será porque el marisco es afrodisíaco, pero la pierna derecha se me empalmó contra el pedal del freno con tanta fuerza que se incrustó dentro de la chapa. El espectacular frenazo nos dejó a un centímetro escaso de la vía, justo en el momento en que un monstruoso tren irrumpía arrasándolo todo a su paso. Un vendaval increíble nos envolvió. El coche empezó a rebotar sobre el asfalto pugnando por no salir volando. Me aferré con fuerza al volante para no deshacerme como un espantapájaros. Cuando aquel horrible traqueteo se fue tras el último vagón del convoy, el coche dejó de moverse y yo pude levantar la cabeza. El tren fantasma había desaparecido. Me había librado por un pelo. ¿Y ahora qué? No había duda de que en el asiento trasero llevaba una versión de la chica de la curva. Supongo que lo más correcto en estos casos sería darle las gracias y echarla a patadas del coche. Al fin y al cabo, era un espectro. No la iba a invitar a cenar. Me volví despacito. La chica de la tez pálida y el camisón sexy no estaba. Se había esfumado. ¡Menudo alivio! Entonces, la radio se puso en marcha sola y la voz, que estaba informando sobre un brutal temporal de nieve, me hizo sentir, por primera vez en mi viaje, acompañado.

Un joven menudo, abrigado con un chambergo rojo, se acercó montado en su motocicleta. “¿Has visto eso, chaval?”, le dije poniéndome de pie a través del agujero del techo del coche. “Yo…yo…no he visto nada”, balbuceó el recién llegado sorprendido al verme aparecer como un superhéroe. “¡¿Cómo que no has visto nada, tontoligo?!”, le grité mientras señalaba con el dedo el lugar por donde había desaparecido el tren. Estaba como enloquecido. “¡Ese tren fantasma que casi me mata era real, y el espectro era real! ¡Y yo! ¡Y mi coche! ¡Y también, mis cojones…!” Me agarré la huevera con las dos manos en un gesto tan amenazador que el chaval debió pensar que estaba como para que me encerrasen. El problema era que yo terminé pensando lo mismo después de escucharme. ¡Cielos! O me demostraba que lo que decía era cierto, o viviría el resto de mi vida dudando de mi salud mental. Eché un vistazo a mi alrededor. La motocicleta era la solución. Bajé del coche y me dirigí hacia el joven. “Coge tus cosas y lárgate en mi coche”. Sin rechistar, pasó el contenido de la maleta de su motocicleta al asiento trasero del coche. Me subí sobre la motocicleta y abrí gas para salir a trompicones sobre las traviesas del tren. Por el espejo retrovisor pude ver como el chaval del chambergo rojo se metía en mi viejo coche y atravesaba la vía para continuar su camino. No volví a mirar atrás. Un tren fantasma me llevaba la delantera y debía darle alcance. Me incliné sobre la motocicleta y giré mi muñeca a tope.


sábado, 22 de enero de 2011

ELEGÍA A SEVERO (Antonio Envid)

Château de Laas (AEM) 

Murió Severo en plena
y gozosa juventud,
mi amigo de la adolescencia.
Pasados muchos años
me visitó una tarde



Por qué irrumpes en la modorra de esta tarde,
descendiendo a nosotros desde el maravilloso archipiélago
donde con ventura reinas.

Dejas tus ínsulas extrañas
para mostrarnos sin pudor tu juventud
en nuestra memoria congelada.

Abandonas confiado tu reino abolido.
(un reino que se estrecha cada vez que muere alguien que te amara)
para contemplar nuestra segura decadencia.

¿Recuerdas cuando paseábamos entre macizos de palabras,
como si lo hiciéramos por entre ramos de jacintos,
mientras la tarde agonizaba en nuestras copas?

No nos dolía la muerte de la tarde.
Era tan largo el collar de nuestros días,
que creíamos poder ser pródigos del tiempo.






Antonio Envid.

ANTOLÍN EN EL PARAÍSO (Servando Gotor)



SGS


(Un e-mail de Fabiola M. desde Bolonia, en el que me manda saludos y me cuenta que estuvo viendo Tannhauser, me ha recordado esta Barricada del 2008.  Por cierto, ha vuelto allí a sus pinturas.  A ver cuándo podemos ver alguna).


Tengo un amigo snob que, frío o calor, él siempre con su chaqueta amarillo-chevalier: Antolín. Pocos lo han visto sin ella. Yo sí. A finales de los noventa en Madrid, recién restaurado el Teatro Real.

Amante de la ópera se sacó un abono de temporada. ¿Un bono? Sí, un bono. Será muy caro, ¿no? Hombre, se puede aguantar. ¿Y es buena la localidad? ¿Que si es buena...?: el mismísimo paraíso.

De vuelta los lunes nos ponía la cabeza como un bombo: que si Verdi nunca estuvo en la Aljafería o la gorra de Wagner era prestada; que al Domingo le caía gorda la Caballé y a la Caballé el Domingo; que el restaurante del Real parecía la vía láctea con el techo azul tachonado de estrellas... Me picó tanto que cogí el trompo y una noche de invierno me plante allí... Tosca, ponían (¿se dice “ponían” o “daban”?). Y Antolín tenía razón: el Teatro, impresionante. Miré los precios y tanteé el bolsillo: lo del paraíso, cierto: como el gallinero del cine de mi pueblo pero en bueno: “una para el edén, plis”. Qué bien, qué baratica. Entro, atravieso el vestíbulo oval (“foyer”, ¡oh!), subo las escaleras y al entrar en el paraíso/gallinero le doy la entrada a un empleado. Al verlo me acuerdo de mi hermano Juan Isidro: de chico, quería ser acomodador, “visten de mariscales y llevan linterna”. Yo en cambio, muy modesto, me conformaba con llegar a limpiabotas: zarrapastrosillo, sí, pero los cepillos y las latas de betún me perdían. A lo que voy: le doy la entrada al mariscal (aunque éste iba con smoking, como el Gran Gatsby). La toma bruscamente, se me adelanta y me dirige a la butaca. Ya sentado, me vuelvo para darle las gracias, pero ha volado a su sitio: allí, a la entrada, de pie. Me acomodo y... pis (¡plis!). Salgo raudo al lavabo. Micciono (en la ópera se micciona, faltaría más, qué es eso de “pis”). De vuelta paso del acomodador porque ya conozco mi sitio en el olimpo/gallinero. Entonces veo otros mariscales pululando abajo, en la platea (“¿será el “infierno” o simplemente “la tierra”?). Me vuelvo hacia mi mariscal que sigue allí, tieso... Salgo de mi error: no era un acomodador sino un espectador con smoking. Y él, buena gente, me había atendido por no darme dos leches, pero luego huyó presto para evitar el lance de una propina que nunca pensé darle. Ahora viene lo bueno: me acerco a él para disculparme y ¿saben quién era? Antolín. Lo del abono, cierto: tenía un abono para la localidad más barata del Teatro Real en el paraíso/gallinero: de pie (“bípeda”) y con visibilidad nula (“ciega”). No exagero, es “real”.

Cuando Antolín se vio descubierto intentó ocultarse. Imposible. Lo pasó fatal, como yo (¡larga espera!, Tosca). Pero luego, de madrugada, acabamos en la buñolería modernista de San Ginés y me confesó que siempre que iba a Madrid a la ópera dormía en casa de una tía viuda, guapa y juguetona, que era la que le prestaba el smoking de su difunto marido. Pobre Antolín, verlo para creerlo...: el fantasma de la ópera.

Mejora, mejora el Antolín con su chaqueta amarillo-chevalier.

Y yo, qué quieren que les diga, feliz con mi abono perpetuo de barricada: asiento y hasta hamaca; cafelito cuando no carajillo; pincho tortilla y Laura de cuando en vez. Y, además, ahora, en pleno verano, no doy abasto: en Calamocha, a falta de una, dos ofrendas a la Virgen de la Asunción (qué locura); y en Daroca la Feria Medieval (a La Morica Encantada la vi en la Expo) y, sobre todo, el Festival de Música Antigua. Y todo sin disfrazarme de mariscal.

¿Quién da más hasta afrontar la crisis allá por septiembre?

El Comarcal del Jiloca
25/07/2008

jueves, 20 de enero de 2011

LA TRAMPA DEL TIEMPO (Narciso de Alfonso)

SGS

El tiempo, es el tiempo y su paso el que nos confunde, la obligación temporal de ser sucesivos; mucho más que el espacio nos separa el tiempo, tal vez porque el maldito tiempo lleva la eternidad en su esencia, sí, o tal vez porque el maldito tiempo no lleva la eternidad en su esencia, no sé, quién sabe.

El desfase; ese instante atemporal entre nosotros y nosotros mismos; el leve, ligero retraso entre el ahora y la actualidad; ese momento sin tiempo del tiempo que no se deja atrapar y que nos impide ser simultáneos, definitivos, eternos.

Sí, el tiempo tiene trampa, basta detenerse un segundo para sentir que en ese segundo hay otro segundo que no es del tiempo, sino una palpitación extraña y virtualmente infinita, eterna, que está entremetida en el tiempo, con qué facilidad se siente, en el tiempo está la anulación del tiempo, sí, ahí está la trampa, en el instante que pasa hay otro instante que también pasa pero que no es temporal; pasa como el tiempo porque lo lleva el tiempo, pero no es del tiempo, y por eso se produce un levísimo desfase, como si hubiera un antes o un después en el ahora, un siempre o un nunca en el ahora, es una instantánea participación de lo eterno en el tiempo, por decirlo de algún modo.


Cuescos




miércoles, 19 de enero de 2011

EL HOMBRE BEIGE DE LA GABARDINA TRISTE (Servando Gotor)

SGS

El hombre beige de la gabardina triste ha agachado la cabeza como queriendo ocultarse y luego ha huido por la calle Mayor.

No tiene sentido, porque todos lo conocen. Nadie sabría describir sus ojos, ni su sonrisa, nadie, porque el hombre beige no tiene cara, ni tiene labios, ni orejas, ni cejas, ni pestañas. Pero soporta una gabardina triste y un semblante beige.  Por eso se le conoce.

Es un alma disuelta. Un zapato de gamuza azul resbalando por el afligido asfalto. Un sombrero de mariposas blancas destilando hiedras confinadas, pañuelos férreos, rosarios quebrados. Gabardina sospechosa que todos ven pero nadie mira.

El hombre beige es ese paso errante que se oye, que se siente, pero nadie escucha. La palmera cruda de los dientes planos. El añil oblongo de poliédrica aurora. La sombra lerda. El blues temprano.

El hombre beige es el hombre gris gimiendo, quizá, por el amor a una mujer muerta o por el dolor de una rosa del Cáucaso.

- ¿Lo has visto? Parece mentira.
- Si, no lo entiendo.
- Nadie lo entiende.
- Tanto huir, tanto huir. Se pasa la vida huyendo.
- Alma que se lleva el diablo.
- ¿Habrá hecho algo?
- Si lo ha hecho nadie lo sabe.
- Si nadie los sabe es que nada ha hecho.
- Algo habrá hecho.
- No es tan sencillo.
- No, no lo es.
- Entonces ¿por qué huye?
- Por nada, ¿no?
- ¿De quién?
- Ah, esa es otra cuestión

Al hombre beige de la gabardina triste nadie le preguntó la hora, ni le ofreció un cigarro, ni le juró amor eterno, ni le dijo mire hoy no tengo tiempo pero quizá mañana...

El hombre beige es de aquí. Y aquí todos somos extraños.  

lunes, 17 de enero de 2011

EN LA TRASNOCHADA, 38 (María Jesús Mayoral)

MJM
Villamayor de Gállego, 16 de enero de 20011

En esta trasnochada, mirando el tríptico de la exposición Pasión por Renoir, vuelvo a mi visita al Museo del Prado del pasado jueves.

Si dijera que me encanta la corriente impresionista, mentiría. Todo va por etapas en esta vida y los gustos van cambiando. De la corriente impresionista los pintores que más me gustan son los más duros, esas pinturas en las que sólo se ve un amasijo de pinceladas. Lugar aparte se merecen también esos otros impresionistas que se desvían de la corriente, absorbiendo matices de otras para terminar dejando su impronta particular.

Pero de todos los pintores impresionistas Renoir es sin duda el que más llega al público, y hasta resulta sencillo explicar esa comunicación entre espectador y pintura. El colorido, el trazo de su pincelada, los temas y esa ternura eterna que destilan los personajes de sus retratos hacen que Renoir se quede en la retina del espectador. La muestra de Renoir perteneciente a la Colección Clark que en estos momentos se expone en el Museo del Prado, me atrevería a calificarla como un pequeño ejemplo de la obra del gran maestro Renoir; pero también añadir que es una muestra de pinturas que juegan al despiste. Me cuesta reconocer que ciertos atardeceres y paisajes hayan salido de la mano de Renoir. También están expuestos, creo recordar, alrededor de cuatro o cinco desnudos femeninos que a mí particularmente no me dijeron nada, hasta el punto de pasar de largo. Esta es sólo una humilde opinión. Sin embargo y aparte de lo dicho anteriormente, hay unos retratos que no sólo no te dejan indiferente sino que además te atrapan: Retrato de una joven (L’Ingénue), Palco en el teatro, Niña con ave, Marie Thérèse Durand-Ruel, Retrato de Thérèse Berard, Muchacha dormida, Muchacha con abanico, Muchacha haciendo ganchillo… A tener en cuenta y para poner nota es el cuadro de Las cebollas, una composición desordenada de tan sólo cebollas que dejan entrever el color en su natural transparencia. Sin embargo el cuadro de Las Peonías y El frutero con Manzanas tampoco lograron captar mi atención. En las peonías vi demasiado tubo de pintura, demasiada masa. Y es que prefiero la pincelada de Renoir leve y vaporosa que tan bien define su obra.

Volviendo a los paisajes que, como ya he dicho anteriormente, no sólo no me impactaron sino que además me plantearon serias dudas. Quizá La barca lavadero de Bas-Meudon sea el paisaje con más vida. Y es que de toda la obra que conozco de Renoir yo me quedaría con las escenas a orillas del Sena, con las estampas de la vida cotidiana parisiense. Y en cuestión de colorido, prefiero el Renoir de las pinceladas de azules y verdes intensos que al Renoir de las tonalidades pastel.

Valorando la exposición en general, añadir, que aunque Renoir no sea de mis pintores preferidos; confieso que la pintura me entusiasma, toda la pintura en general y que con este fin me acerqué a ver Pasión por Renoir. Merece la pena, pero me veo en la obligación de advertir que más de alguno puede quedar decepcionado al ver que tan sólo son dos salas pequeñas las dedicadas a Renoir, y que es la exposición peor puesta de estas características que he visto en el Museo del Prado. La pintura impresionista exige metros de distancia para poder apreciarla: en esta exposición faltan metros y sobra gente. Y aunque esta muestra no requiera una mirada a larga distancia para admirar las obras, Renoir se merecía una sala más diáfana y más amplia. En mi modesta opinión y ya termino, El Prado ha hecho una campaña de difusión excesiva para lo que es la exposición en sí.


 
 


JAVI

JAVI

CRÓNICA GATUNA (Por Azulenca)

MJM

Alfredo, Rubalcaba, se entiende, se expresa más como un periodista estrella que como un Ministro de Interior con papeles de vicepresidente. La pasada semana, cuando hizo la comparecencia para hablar del tema ETA, la noticia ETA, me recordó a Julián Lago presentando La Máquina de la Verdad. En este gobierno socialista tenemos más estrellas de cine que vicepresidente/a efectivo/a. Yo prefería a la Serrana de la Moncloa, esa mujer prototipo de Barbie jubilada que ahora se ha echado a una vida mejor con cargo, sin responsabilidades y cobrando a base de bien.

España ya no echa humo por la gracia de Leire y algunos dueños de establecimientos hosteleros se rebelan contra la ley. Y es que en un país de bares y vicio a gogó, para qué ir a un bar si no se puede fumar. Y es que la Ministra Pajín se está mostrando muy dura. Ahora que caigo, dándole este tratamiento me parece que me estoy refiriendo a la artista de un circo. Pero no, Leire lleva más camino de ser censora que de ser artista. Con esa ley de la no humillación y de la no ofensa que La Leire se ha sacado de la manga, les va a venir de perlas para escudarse en esta nueva mamarrachada para convertirse en censores. Y es que los socialistas siempre han sido muy vengativos y nuestra Leire se la tiene jurada al alcalde de Valladolid y con la ley en la mano ya puede empezar a meter paquetes a diestro y siniestro. Ahora Leire atiza al personal para que denuncie… ¿No les recuerda esto algo?

Otra que ha estado brillante ha sido María Emilia Casas, la ex presidenta del Tribunal Constitucional, que después de secundar y estar al servicio del gobierno servilmente, va y se despide haciéndose la honesta y justa quedando como una cobarde. Una señora que se debe a quien la ha puesto y al tiempo de despedirse se atreve a hablar a destiempo. ¿Por qué no lo hiciste ese comentario final de despedida durante tu mandato? Adiós María Emilia, adiós.

Aznar salió de la cueva ataviado con una corbata-bufanda color gris que agobiaba con sólo verlo. Desde luego iría bien abrigado con esa bufanda. Esto de que los ex presidentes de gobierno opinen me parece un oficio propio de gente revolvedora. Da igual que sea José Mari o Felipe. Los toros se ven muy bien desde la barrera y cuando tuvieron su oportunidad hicieron las cosas a su manera y lo peor fue lo que no hicieron, particularmente en el caso de Aznar. Y no sólo eso, se van del cargo cobrando y encima cobran más por hablar.

Artur Mas promete ser más que Pujol y ya es decir. Arturo dice que le plantará cara a Zp si mete a Cataluña en el plan de armonización autonómica y hasta amenaza. Cataluña quiere ser sola y por mi parte está sola hace mucho tiempo. Si los catalanes quieren ser solos que se coman todo lo suyo.

El retorno de Cascos. Aparece, desaparece y se planta en Asturias con la pretensión de ser Presidente de Asturias. Ha llegado allí y estorba porque los del P.P asturiano ya se habían repartido los cargos. Con esto los políticos han demostrado que no les importa su tierra sino el cargo. Porque según daban las encuestas Cascos podría ganar por goleada en las elecciones autonómicas y prefieren perderlas a ceder el puesto al que fuera con Aznar el vicepresidente de gobierno, además de ministro.

El miércoles al cine, El discurso del rey. Una magnífica película interpretada magistralmente. El esfuerzo de un rey destinado a no serlo y su empeño en dar un discurso pese a su tartamudez. Esta película me ha hecho pensar. En España una nación monárquica a ratos, con reyes, reinas, príncipes e infantas… ¿Tenemos alguna historia así? Una historia seria y emotiva en la que un rey haga un esfuerzo por su nación, por su pueblo y dé un discurso en condiciones.

En tiempos de crisis me gustaría ser como el gato de la fotografía. No crean que el minino está sentado en el sillón de un jardín. Esta foto la hice frente a unos contenedores de basura y como el sillón no cabía dentro, le vino bien al gatito para tomar el sol.


Azulenca

domingo, 16 de enero de 2011

BALCONCILLOS: CICLO ANNE SEXTON/SILVIA PLATH (Entrevista a Vladimira Pund)

Anne Sexton                                     Sylvia Plath


Vladimira Pund va poniendo luz y más luz sobre estas dos grandes poetas que nos ocupan. Pero a su estilo,Vladimira hace mucha luz o, lo que es equivalente, lee dentro, mucho y muy dentro, pero de modo informal y como sin queriendo. Habla, dice, como sin pensar, sin ensañarse: sobre las dos poetas lo ha pensado todo, casi todo, y ahora, sin necesidad de volverlo a pensar, va poniendo palabras a lo que sabe y sospecha de las dos mujeres. "Anne es la Ava Gadner de la poesía y Sylvia, nuestra Grace Kelly. Son dos mujeres complementarias además de evidentemente bellas. Anna Gadner es una fuerza activa y algo histriónica que enseña sus entrañas de forma impúdica, obligándonos a mirar. Su forma de obligar al lector es a través de un lenguaje sostenidamente (sostenidamente) descarado, desprovisto de cualquier tapujo, pero no llega a cumplir ninguna de las dos cosas: leemos, leeemos, leemos esperando encontrar la idea grosera que se insinúa, que parece merodear. Su lenguaje es centrífugo: escupe las ideas y los pensamientos.

"Anne se come la vida a dentelladas. Sí, podrían ser las de un tiburón.

"Sylvia Kelly es una fuerza pasiva. Digamos que centrípeta, su lenguaje atrae al lector, que sigue leyendo, leyendo, leyendo, mientras piensa que va a desentrañar el misterio de su lenguaje alegórico. No es esta la palabra, alegórico, pero desconozco la que designa la forma de expresión de Sylvia. Obviamente ellas no saben lo que va a sentir el lector, o sí, y creo que les da igual. Muchas veces pienso que, hasta cierto punto, su interlocutor son ellas mismas o su psiquiatra o algo híbrido entre ambos: su yo sanador. Capaz de sanar a través de la comprensión de sus estados anímicos... Espero haber explicado algo y que podamos verlo en los poemas".

Antes de concluir la breve entrevista, Vladimira Pund vuelve a decirme que conviene insistir, que es fácil pasar sobre lo obvio dándolo por sabido, y que la única actitud procedente es volver a comenzar, no soltar los asuntos demasiado pronto, sino demorarse en ellos, demorarse en ellos.

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15 de enero de 2011


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Selección de poemas  de
Anne Sexton y Sylvia Plath  y Ciclo Sylvia/Anne
en Balconcillos

Ir a la segunda entrevista

HARTO DE ESTAR CANSADO Y CANSADO DE SER YO (Pepe Arnau)

Desde Transilvania, nos manda Pepe esta afoto (ya tenemos algo de él en el blog).  Pero ahora me la remite con el texto que sigue, en el que dice que está cansado de ser él.  No lo entiendo, la verdad, porque habla como si siempre hubiera sido el mismo, cuando Pepito es el único "mutante", el verdadero "mutante" con el que me he cruzado en esta vida tan aburrida, tan uniforme.  ¿No será que nos vamos haciendo mayores y de lo que se cansa es de la mutación...?  Bueno, en fin, eso es lo que él dice y esto lo que yo pienso. A ver -sobre todo quienes lo conocéis- qué pensáis.  En todo caso una mala tarde en la que uno puede sentirse como el coche que nos manda, una mala tarde la tenemos cualquiera.


JAU

Estoy harto de estar cansado y cansado de ser yo.
Busco algo que no encuentro y ya me pregunto si mi búsqueda es algo inalcanzable.
En alguna ocasión me pareció haberlo encontrado, irradié una inmensa alegría, pero resultó ser un falso espejismo.
He intentado conformarme, admitir que es un hecho imposible de alcanzar, que debo asumir la cruda realidad y unirme al resto, pero mi mente alocada me hace desistir y seguir adelante, sin saber dónde ir.
Ya no sé dónde buscar y, muchas veces, ya no sé siquiera qué es lo que busco, incluso si realmente busco algo.
¿En qué lío me he metido?. Quiero dejar de ser yo.
Estoy cansado de ser yo y harto de estar cansado.

Pepe Arnau

sábado, 15 de enero de 2011

¿CÓMO VA A ESTAR PROHIBIDO EL AMOR? (Antonio Envid)

AEM
Pero hombre, no seas matraca, Macario, no me vengas a mí con estos problemas
¿No eres tú el alcalde? Pues a quién le voy a ir
Pero es que sabes que no puedo, que no es legal
¿Quién ha dicho que no es legal? Atilano ¿Dónde está prohibido?
En el Código, hombre, en el Código
¿Qué Código, no será el civil? Porque éste me lo he leído de cabo a rabo y no dice que esté prohibido
A ver, secretario, tráigame el Código y búsqueme lo que dice del matrimonio.
Aquí tiene señor Alcalde : “Artículo 44. El hombre y la mujer tienen derecho a contraer matrimonio conforme a las disposiciones de este Código. El matrimonio tendrá los mismos requisitos y efectos cuando ambos contrayentes sean del mismo o de diferente sexo.”
¿Y no dice más? porque yo no entiendo nada.
No dice más, bueno, dice quiénes no pueden casarse: artículo 47, los menores de edad no emancipados y los que estén ligados con vinculo matrimonial, y, artículo 48, los parientes en línea recta por consaguinidad o adopción, los colaterales por consaguinidad o adopción y los condenados como autores o cómplices de la muerte dolosa del cónyuge.
¿Te convences, Atilano? Ves como el Código no prohíbe mi caso. Nosotros somos mayores de edad y no somos parientes ni de lejos, ni mucho menos hemos cometido ningún homicidio. No nos afecta ninguna prohibición. Luego si no está prohibido es que está permitido. ¿No es ésta una sociedad de libertades? Por tanto, tú, como Alcalde que eres de este pueblo, tienes la obligación de casarnos si te lo pido. Y te lo pido formalmente.
Vaya razonamientos, parecen los de la oposición, que me sacan de quicio con sus sofismas ¡Qué cruz! Pero, hombre, Macario ¿cómo te vas a casar con una vaca?
Es que la amo. Nos amamos, Atilano. Eso es lo que tendría que decir el código, que lo importante en el matrimonio es el amor, y el amor no aparece para nada en todo el Código civil. La amo desde que aquella tarde, cuando yo estaba debajo de un árbol, en la linde del prado donde ella pastaba, me miró con sus ojos grandes y pacíficos y se acercó y dejó que yo la acariciara. Desde entonces todas las tardes me voy al prado y ella me mira con sus hermosos ojos, grandes y dulces, y yo la acaricio y se tiende a mi lado y juntamente vemos atardecer y, en verano, dejamos que las horas transcurran dulcemente y miramos el cielo estrellado y nos amamos. ¿Cómo va a estar prohibido el amor?



Antonio Envid

EL BLOG DE BABILUNO


SGS

El Blog de Babiluno, un blog amigo, recoge parte de la obra de un autor que, por el momento -al menos que yo sepa-, permanece en el anonimato.  Se trata de un humor salvaje y corrosivo, a mi gusto a la máxima altura (por cierto ¿hay hoy literatura de humor, de este tipo de humor?).  Encontramos aquí escenas que me han hecho levantar literalmente del asiento.  Cuando hace unos veinte años leí la presentación que Walker Percy hacía de La conjura de los necios (John Kennedy Toole), era algo como esto lo que esperaba encontrar luego.  Nada que ver.  Babiluno es infinitamente mejor (siempre a mi gusto, insisto).

El Blog de Babiluno ha empezado a colgar las primeras entregas (el personaje del narrador es un administrador de fincas urbanas) y a él, al blog, me remito.  No obstante, y como botón de muestra (y aunque lo conveniente es leerlo entero y en su orden), iremos colgando por aquí algún corte, como el que hemos extraído de la primera entrada ("ENTRE TORRES").  Aquí va.  Espero que os guste.  

Extendió los brazos invocando a las fuerzas de la naturaleza con extrañas palabras y se formó una terrible tormenta dentro del campanario. La bruja se fue elevando hasta terminar flotando en el mismo ojo del huracán y todos los rayos del mundo se empezaron a estrellar a nuestro alrededor. La melena de la bestia azotaba las paredes con tanta furia que saltaban chispazos y pedradas por todos los lados. Me apreté contra el suelo todo lo que pude y me acordé de Santa Bárbara. Pero sus manos nervudas me agarraron poniéndome de pie como si fuera un pingajo. Las risotadas de la vieja eran cada vez más escalofriantes. Me apretó con fuerza la cara contra sus pechos y fui notando como aquellos colgajos se empezaban a hinchar de una forma espantosamente familiar. La presión de sus flotadores alcanzó un límite tan descomunal que me rendí y cerré los ojos esperando el inminente estallido. Pero la temida explosión mamaria no llegó. Todo lo contrario, las apreturas de aquellas desorbitadas tetorras empezaron a ceder hasta que pillaron, digamos, un puntillo perfecto. Me llegué a sentir tan cómodo apoyado sobre aquellas preciosas tetas que hasta me puse palito. Pero, no pude disfrutar mi espasmo muscular porque siguieron perdiendo gas y en seguida pasaron a peras limoneras y luego a tetillas, y continuaron aflojando más y más hasta que acabé aplastado contra unos pellejos vacíos. En un santiamén, mi cara había probado todas las clases de tetas imaginables y me sentí un tipo afortunado. Abrí un ojo y miré para arriba. Vi a la bruja Feliciana, roja como un tomate, intentando mantener la tensión, pero aquello, irremisiblemente, se había venido abajo. Estaba ante el gatillazo femenino más extraño de la historia. Su momento había acabado y empezaba el mío. Me separé de la bruja, que me miró absolutamente desolada, y utilizando un falso tono cariñoso para que mi comentario le atravesara el corazón con más saña, le dije: “Pero abuelita, ¿a dónde me va con esos churrillos? Mírese. Asuma de una vez, su decrepitud, buena de dios”. Alcanzada de lleno, se agachó avergonzada. Femenina incluso en su vejez, sé que estuve a punto de hacerla llorar, pero no quiso darme ese placer. Rabiosa de orgullo, se fue irguiendo con lentitud hasta ponerse más tiesa que un mallo. Después, como si nunca hubiera dejado de ser una buena moza, se atusó el pelo y se acomodó las carnes dentro del vestido. Sus ojos rojos volvieron a brillar de una forma tan intensa que hasta pude sentir el calor de su mirada a través de mi ropa. Finalmente, soltó un aullido y desapareció por el hueco del campanario jurando por el fuego del averno que pronto volveríamos a vernos.

Extracto de Entre torres


jueves, 13 de enero de 2011

AQUEL TIEMPO MUY ANTERIOR AL DE LA ACTUAL DECADENCIA (Antonio Envid)

AEM
Sonaba una sonata de Haydn,
bella como la ecuación de una curva.

Hablábamos de la vida
como de algo trascendente.
La noche sería estrellada,
por supuesto,
y una dulce lujuria
enervaría nuestros cuerpos.

Todo ello es posible,
pues de aquél tiempo,
muy anterior al de la actual decadencia,
apenas si guardo recuerdo.

El hombre es el ser más abyecto
pues a todo puede acomodarse
y continuar viviendo.

Antonio Envid Miñana





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Imagen: Los Novios de Joaquín García Donaire
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