jueves, 30 de septiembre de 2010

CAFÉ-BAR LOQASTO (Isabel Carceller)

SGS

Los ‘Cafés’ siempre han sido un lugar de encuentro, mentideros o verdaderos… Su papel es bonito, son ventanas a la vida, al mundo real y cotidiano, a los sueños, a las frustraciones del personal. Entre sus clientes hay de todo: triunfadores, en su escala, perdedores, falsos perdedores, sufridores, macarras… El plantón, deseado o indeseado por quien lo hace forma parte de la vida, por eso tenía que estar reflejado.
Al abrir la puerta mira su reloj y se dice: -he llegado muy pronto, me tocara esperar un buen rato. El autobús que no me ha hecho esperar.

Tiempo hay de sobra, para llenarlo.  Se dirige al tabloncito de notas. Leerá, curioseará los mensajes que se han colgado.  En uno ponía: Releí El Criticón, de Gracián. En estos momentos recomiendo su lectura. Otros eran simples anuncios:Piso de estudiantes, se ofrece una habitación, sector centro, precio razonable. Hay colgado un poema. Lo lee, y se lo lleva a una mesa. Saca de su bolso una pluma y se pone a escribir en el reverso del poema: UN VENTANAL ABIERTO

Creemos que, más allá de la ciudad, siempre habrá granjas, campos, sapos, árboles sempiternos y críticos literarios de primera fila, alejados de la inercia académica y en abierta batalla contra sus colegas estáticos, hasta que un día comprendemos que nada es inmutable y, además, FRANZ KERMODE ha muerto.

Adiós al gran ensayista y crítico.

NO ERA DE LOS QUE, VIENDO INCIERTO EL FUTURO DE SU OFICIO , HALLAN EN EL PESIMISMO UNA ESCUSA PARA LA HARAGANERÍA.

Murió el pasado 17 de agosto, a los 90 años.

OPINABA QUE CUANTO MÁS DE VANGUARDIA ES UN ESCRITOR, MENOS PUEDE PERMITIRSE CAER BAJO ESTE CALIFICATIVO.

Creo que lo mismo podría decirse de un crítico como él. Adiós a su gran ventanal abierto a Selwyn Gardens, en Cambridge.

Una de sus conjeturas más célebres la hallamos en ‘El Sentido De Un Final’.

Cuando decimos que un reloj hace tic-tac, sostiene Kermode, estamos otorgando al ruido una estructura ficcional, que diferencia entre dos sonidos que, físicamente son iguales, de modo que tic sea un principio y tac sea un final, Oímos en realidad tic-tic, así que el tic-tac del reloj sería el modelo de lo que llamamos trama, una estructuración que da forma al tiempo y lo humaniza. (Tac-tic sería en cambio la trama del ‘Ulises’, de joyce, añade Kermode, no sin HUMOR).

NO SE ESPERA DE LOS CRÍTICOS, COMO NO SE ESPERA DE LOS POETAS, QUE NOS AYUDEN A HALLAR EL SENTIDO DE LA VIDA. Quizás por eso, Kermode siempre dijo que, entre otras tareas, A LOS CRÍTICOS LES CORRESPONDE ENSAYAR LA HAZAÑA MENOR DE HALLAR SENTIDO A LAS FORMAS EN QUE INTENTAMOS HALLAR SENTIDO A NUESTRA VIDA . A esa gran hazaña menor dedicó Kermode su obra ensayística, algo que llevó muy lejos en ‘El sentido se un Final’, donde ANALIZÓ LA ETERNA IDEA DEL CAOS Y CRISIS, UNO DE LOS GRANDES ENIGMAS DE NUESTRA CULTURA.

La escena póstuma de su vida no habrá distado mucho de la que él mismo describe hacia el final de "Not entitled, sus memorias".  Allí nos cuenta que una voz femenina que canta a Bach le conecta de pronto con lo sagrado y le lleva a buscar en el hogar algo que perdure cunado él ya no esté y acaba encontrando en su jardín una diosa Diana que le regalaron los amigos y que amanece a veces -diosa pasajera del arco y la flecha- con una diadema de rocío. A esa diosa pagana en el jardín inglés le lanza una mirada de despedida que es tanto un “guiño de continuidad” como una señal a la que podrán recurrir sus lectores cuando les llegúe la angustia del punto final.

PRECISAMENTE esa CONTINUIDAD le es IMPRESCINDIBLE a todo NARRADOR para ir hacia ADELANTE en su RELATO. La necesita sin cesar y por eso, con INTENSIDAD, APELA CONSTANTEMENTE a ella.

Lo raro para todo narrador llega cuando, al sentirse ya en el final, se ve obligado, con la misma intensidad, a IGNORAR esa continuidad. Pero es evidente que ningún relato puede ignorar su particular momento apocalíptico, la necesidad del cierre que da sentido. Llegado a este punto, veo la sombra del final avanzar sobre estas líneas. Adoro la continuidad, pero ella no me quiere a mí. Debo acabar y, por tanto, trazar el sentido que le doy al mundo, o al mundo del artículo, y digo, así a bote pronto, que lo mejor será abrir los ojos y contemplar el desorden.

TAC-TIC. NO SE TRATA DE UN DESORDEN QUE QUEPA COMPRENDER. PROPONGO QUE LO DEJEMOS ENTRAR PORQUE ES LA VERDAD.PROPONGO UN VENTANAL ABIERTO. QUE ENTRE EL DESORDEN EN LA CONTINUIDAD.

Atónito ahora, observo que he abierto perspectivas. Pero también que, aún siendo el tiempo nuestro elemento, no estamos adaptados a los grandes panoramas que se abren a cada instante.

Y es que EL GUIÑO DE DIANA lo hemos LEÍDO como una SEÑAL PLETÓRICA de VIDA, pero las LARGAS PERSPECTIVAS parecen ENCADENADAS a la SOMBRA del FIN.

(Enrique Vila-Matas.- Café Perec)

¿Café Perec? ¿Café-Bar Loqasto? ¿Franz Kermode? ¿Friquismo?

Tapa su pluma, se dirige al tabloncillo y vuelve a colgar la cuartilla, por el lado del poema, junto con las otras notas.

Al volver hacia su mesa, mira el reloj, tac-tic. Se dice: -hoy, ya no vienen, es tarde, o si vienen yo ya no estaré. Recoge sus cosas, se acerca a la barra, paga y se marcha.




Isabel Carceller

miércoles, 29 de septiembre de 2010

LA ESTRATEGIA DE LA GARRAPATA (Antonio Envid Miñana)

SGS


Cuando vengan los malos días
busca un agujero, encógete,
cierra los puños y aguanta.


Espera, aguarda a que pase cerca
la felicidad.


Entones salta sobre ella,
húndete en su confortable vellón,
agárrate como la garrapata.

Que no haya en el mundo
fuerza capaz de desplazarte.


Antonio Envid
Septiembre 2004

martes, 28 de septiembre de 2010

En la trasnochada, 29 (María Jesús Mayoral Roche)

MJM


Villamayor de Gállego, 27 de septiembre de 2010

Septiembre, el mes más bonito del año. Eso dice mi padre y le doy la razón. En esta trasnochada me vienen a la memoria algunas otras que, no por lejanas, quedan olvidadas. Eran aquellas que me impacientaban y me dejaban nerviosita de sólo pensar que al día siguiente comenzaba el primer día de clase. La llegada de septiembre suponía decir a adiós a las chanclas y que me calzarán aquellos Gorilas marrones atados con cordones que pesaban como piedras, endosarme el uniforme azul marino de Tergal que picaba a rabiar y encajarme un cuello blanco que cada vez que mi madre me lo abrochaba parecía estrangularme. Atrás quedaba el verano y la nostalgia de una estación repleta de emociones y todo se desvanecía en medio de aquella placentera somnolencia matinal.

“Corretear en otoño por el Paseo de Ruiseñores era como escuchar un adagio. Las tonalidades rojizas y amarillentas de las copas de los árboles, la intensidad siena de la tierra y el desprendimiento acompasado e impúdico de las hojas, que caían acolchando el suelo que chasqueaba a nuestro paso, y ese viento cadencioso que se despertaba al atardecer orquestaban al paisaje satinado por los últimos rayos de un anciano sol otoñal. Era como asistir a un concierto.”

Este párrafo corresponde a mi primera novela “Los Castaños de Indias”. Así lo escribí en 1995 y era así como verdaderamente lo recordaba. Una compañera de clase y amiga me preguntó: ¿Es así como viviste y recuerdas el Paseo de Ruiseñores o ha salido de tu imaginación? Aquella pregunta me dejó un tanto descolocada, ya que durante muchos años hicimos juntas aquel Paseo. Le contesté: Sí, claro, yo lo viví así. Ella me respondió: Yo no me acuerdo de nada.

¿Cómo es posible olvidar septiembre? ¿Cómo olvidar aquellos maravillosos y lluviosos otoños?

“Nos gustaban los días de lluvia. A la salida del colegio venían a esperarnos la madre de Almudena y mi tía con los paraguas, impermeables y las botas de agua. Las dos salíamos corriendo a la calle para meternos en los charcos, cuanto más grande y más profundo, más contentas. Nuestro charco preferido se formaba en la primera esquina del Paseo, era enorme y en otoño se quedaba casi cubierto por la hojarasca. Nosotras lo contemplábamos como si fuese nuestro lago particular, nos metíamos en él y el agua casi rebasaba nuestras botas.”

Otro amigo, no mucho tiempo después, me comentaría: Es verdad, tienes razón. El charco más grande se formaba en la esquina y me he ido hasta allí para recordarlo.

Y ahora, en esta trasnochada, recuerdo aquellos septiembres dorados, lluviosos y cubiertos de hojas secas que crepitaban a nuestro paso. Y repasando las imágenes que me cede la memoria doy gracias al sentimiento que las dejó plasmadas.

María Jesús Mayoral




Foto.- Fin del verano en Mondello (Sicilia).

lunes, 27 de septiembre de 2010

A VUELTAS CON LA FELICIDAD (Antonio Envid)

SGS

Sabemos que todos los estados en la naturaleza son de equilibrio, basta con que alguna circunstancia cambie para que se produzca el desequilibrio y mute. Solamente los enamorados y los alcohólicos pretenden que su estado sea permanente. El estado de felicidad supone un equilibrio especialmente inestable y sobre esta evidencia basa precisamente el cristianismo su promesa de felicidad únicamente en la otra vida  (fue San Agustín, basándose en Aristóteles, quien lo argumentó de forma definitiva), lo cual es bastante cómodo, porque, ¿quién va a volver para rebatirlo?

Fernando Savater, en cita de Rojas Marcos, asegura que “Decir quiero ser feliz es una ingenuidad o una cursilería, salvo cuando se trata de un desafío, de una declaración de independencia, de una forma de proclamar: Al cabo, nada os debo”. Es posible que esto sea así, además de ser muy sugerente, pero a mí siempre me ha parecido que para ser feliz de un modo más o menos permanente era necesario ser o muy cretino o muy sabio; carecer de cualquier capacidad de análisis o haber alcanzado un estado de clarividencia que nos haga comprender que nada podemos hacer contra la desgracia, sino aceptarla como algo consustancial a nosotros y al mundo.

Hay quien asegura que la felicidad produce un estado bovino incapaz de cualquier progreso espiritual y material. Orson Wells expresó este pensamiento muy gráficamente al hacer decir a Harry Line en el Tercer Hombre: “En Italia durante treinta años de terror de los Borgia surgieron Miguel Ángel y el Renacimiento. En Suiza durante quinientos años de paz y democracia, el resultado fue el reloj de cuco”.

No es que la felicidad, convencido de su fugacidad, haya sido un tema sobre el que me haya documentado especialmente, y lo poco que he leído acerca de ella han sido textos de filósofos. Ahora ha caído en mis manos un breve volumen escrito por un psiquiatra, Luis Rojas Marcos (“Nuestra felicidad”, Espasa), que además de ser de fácil lectura es ameno. Aporta una nueva visión para mí: “Cada día se acumulan  más datos que respaldan la teoría de que la felicidad de los seres humanos responde a un mecanismo esencialmente bioquímico que se  activa en el cerebro por causas diversas y se exterioriza de múltiples maneras. Las personas que gozan de esta sensación placentera de dicha la interpretan con significados tan personales como diferentes”. Es la visión bioquímica de la felicidad y una interpretación subjetiva que cada persona hace de la misma. El libro respira optimismo y el autor cree que la mayoría se cree feliz la mayor parte del tiempo.

A pesar de su convencimiento en el carácter esencialmente subjetivo de la felicidad y de que la mayoría de los filósofos inciten a la búsqueda interior de la misma, reconoce que para ser feliz es necesario cierto confort material y una buena calidad de las relaciones con los demás, así como cierta seguridad en que esas condiciones se mantendrán y cita a Bertrand Rusell que lanzaba el siguiente desafio: “Cualquiera que opine que la felicidad proviene exclusivamente de nuestro mundo interior, que pruebe a pasarse treinta y seis horas en una tempestad de nieve con solo cuatro harapos y sin comida”.

En la situación de crisis económica generalizada en la que nos encontramos me parecen oportunas estas reflexiones, porque seguramente muchos estados de felicidad se están desequilibrando en estos momentos. Donde no hay harina todo es mohina.


Antonio Envid Miñana.
   Doce me marzo de 2007 

domingo, 26 de septiembre de 2010

que a ustedes nada les pasará si se portan bien (Vladimira Pund)

SGS

-
Tengo los dedos rotos y el arpa estallada en mi notas discordantes.
sostengo en mis manos la frágil mente con la que traté de vivir.
-
Pero la verdad es más cuerda que mi imagen
-
Y mis manos más reales. No puedo más, No quiero más risas
ni enfermedades que te aten a mí,
-
Me voy.
-
No tengo más que un hatillo de dolorosos recuerdos
de jirones de mi alma remendados y remendados hasta el desuello.
-
Siento el dolor incomprendido
l
Ese al que todo el mundo pone solución con su boca sonora.
Ese dolor al que ponen linimentos de palabras amables.
.
Nadie lo cura.
-
Ahí está, mirenlo y no sientan horror ni miedo
que a ustedes nada les pasará si se portan bien,
si miran hacia otro lado,
no les salpicará mi herida.
.
vladimira pund
balconcillos

ULISES EN ÍTACA (Antonio Envid)

SGS


Esta noche también Ulises llega tarde.
Las últimas callejas, con paso vacilante,
recorre demorado.
Otra vez hallará la puerta atrancada
y la tapia saltará como otras noches.
Cada vez más torpe, los años no perdonan.


Un ladrido hostil.
Un breve rumor…
Silencio.


Con jadeo de borracho, tropezando, hasta el lecho llega,
para encontrarlo vacío, como siempre.
Su esposa hace tiempo que duerme en otra estancia.


Febril entre las sábanas, sin sueño, se revuelve
-su mujer le es hostil y para su hijo, un extraño-
¡Hay de aquél que abandona su lugar,
hasta entre los suyos será un peregrino!


Sale al huerto y bajo la maternal higuera,
que lo acogiera en su infancia tantas veces,
contemplando la desconchada tapia,
al claro lunar, al poco tiempo ronca.

Antonio Envid

sábado, 25 de septiembre de 2010

De otoños y primaveras (Roberto Plural)

SGH & SGS



¿Quién me defenderá
De tu belleza?
Miguel Angel Buonarroti


A veces, contadas veces,
en estas mis largas noches de otoño
donde apenas rige ya lo azul
ni cantan las cigarras,
débil y hastiado
sobre un tenebroso libro que me aburre,
felinos pasos de uñas contenidos
acechan mi ventana con erizo aliento
a anémonas y jacintos.


Abandono la lectura que ya no era lectura,
buceo en el fragor, lo perforo, lo supero
y me encierro sublime como el silencio,
vacío en mi propia mirada,
sutil hasta lo informe.


Y cuando ya nadie me siente,
inmune al mudo zarpazo y oculto en la nada,
inescrutable y pleno de abismo
musito apenas dos versos,
dos viejos versos sobre la mujer sin sombra
coronada con violetas, aciano
y una ramita de fresas silvestres


Abro los ojos,
retorno céfiro a la ventana
y, al herirme al fin el erizo aliento, rendido,
bendigo rabioso la suerte de la cigarra de verano
que nada sabe de otoños ni primaveras.


viernes, 24 de septiembre de 2010

JOSÉ ANTONIO LABORDETA. "CARAMBÚ".



CARAMBÚ: Film de José Antonio Vizárraga (1991), producido por CINECETA.

José Antonio Labordeta fue un hombre entrañable y polifacético.  Poco se conoce de su faceta de actor.  CINECETA tuvo el honor de contar con su inestinable colaboración en la película "CARAMBÚ",  dirigida por José Antonio Vizárraga en 1.991.  Allí, el cantautor interpreta a un extraño escritor que se aísla del mundo, encerrado en un sótano, para terminar la obra literaria que persigue.

Película original, como original es la obra de Vizárraga y todo aquello que creó o en lo que participó José Antonio Labordeta. 

Sería deseable que dicho film estuviera en la web a disposición de todos.  Mientras, hemos de conformarnos con su reseña en la página de la Filmoteca del Xiloca, que aquí reproducimos:

AREA DE DIRECCIÓN Y PRODUCCIÓN
Título original: Carambú
Director: Jose Antonio Vizarraga
Productor: Cineceta P.C.
Año producción: 1991
Género: Cortometraje ficción.

                                          
                                           FICHA TÉCNICA
Id filmoteca: 00140
Intérpretes: Jose Antonio Labordeta, Daniel Rabadán, Luisa Gabasa,
Autor del guión: Jose Antonio Vizarraga
Técnico fotografía: Juan Gregorio Rodriguez
Autor de la música: Antonio Armengod, Jesús Tejada
Montaje: Alfredo Herrero

Ayudantes: Ayudante de cámara: Enrique Calvo, Ayudante dirección: Javier Martinez
Productor: Francisco J. Peña, Carlos Torres,
Operadores de cámara: Camara Rent
Otros datos técnicos: Decoración: Pepe Peinado,
Vestuario Miguel Villanueva,
Maquillaje: Ana Bruned,
Foto fija: Carmen Navales,
Iluminación: Miguel Ciorda y Javier Vegas,
Director de fotografia: Juan Gregorio Rodriguez,
Auxiliar de Producción: Armando Erdociain
Auxiliar de fotografía: José Torres
Película: Agfa Gevaert
Cámara: Camra rent
Laboratorio: Cinemetraje riera-filmtel
Pilotó y material eléctrico: Videar S.A.
AGRADECIMIENTOS A: Videar S.A, RAMDOM S.A. y Alfonso Gi

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jueves, 23 de septiembre de 2010

REZAD POR ESPAÑA (Armando Bulla)

SGS

Quien negó hasta la extenuación que hubiera crisis. Quien después juró y perjuró que era una crisis financiera del resto del mundo, pero que el sistema financiero español era un modelo donde deberían mirarse los demás (*). Quien sólo comenzó a tomar medidas (drásticas, burdas, poco meditadas) cuando sus compañeros europeos le cantaron las cuarenta. Quién se encara con los parlamentarios para explicar su política financiera como si estuviera en una escuela de párvulos: mirad niños si se gasta más que lo que gana, pues hay que pedir prestado, y el que presta el dinero quiere cobrar sus intereses y, resulta, que entonces una parte de lo que se gana hay que gastarlo en intereses, de manera que cada vez deben más…… Sólo le faltaba una pizarra y decir “A ver Pepiño ¿lo has entendido? Pues explícalo a tus compañeros….Éste Zapatero de nuestros pecados es quien ha tratado de convencer a los banqueros americanos para que confíen en España, sigan comprando deuda española y bonos de nuestros bancos.

Qué no habría yo dado para poder contemplar a Zapatero en Nueva York explicando las cuatro banalidades que sabe de economía a lo más granado de las finanzas internacionales: Citigroup, Morgan Stanley, Goldman Sachs, Prudential, Metlife, Blackrock o Travelers, con tiburones de las finanzas como George Soros y John Paulson. ¿Habrá sacado la pizarra y el puntero en este caso? Repitan conmigo: “la economía española es sólida, la banca española modélica y la política económica que estamos aplicando la más adecuada” y si no lo aprenden lo copiarán cien veces.

Previamente, el día anterior, para calentar motores, aconsejaba algo tan temido por los banqueros, como implantar la tasa Tobin, un impuesto ante el que éstos huyen tan aterrorizados como, en su día, los campesinos rusos ante la vacuna del doctor Pasteur. Algo así como colgar unos cuernos en la puerta de la vivienda del cornudo.

No es extraño que Soros saliera de la reunión diciendo algo tan enigmático como que había sido interesante (¿qué órdenes daría a continuación a sus agentes de Bolsa?) y uno de los asistentes aconsejara rezar por España.

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(*) La deuda de la banca española, únicamente con el Banco Central Europeo, es de unos 110.000 millones de euros.



Armando Bulla

EPIGRAMA (Antonio Envid)

SGS


Ya sé que no conquistaré reino alguno,
ni ceñirán mis sienes corona de laurel,
de modo que descorchemos unas botellas
y bebamos


contemplando la decadencia del día
en este atardecer.


-------------- La vida pasó por mi lado indiferente.



Antonio Envid.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

“VAYA Y AVERÍGÜELO, VARGAS” (Servando Gotor)


SGS

Porque corren “malos tiempos para Orfeo y su lira”, porque “malo es todo pero la necedad intolerable” y “los más ven y oyen con ojos y oídos prestados”, PROCLAMO que cuando para informarte tienes que leer dos periódicos opuestos porque no existen otros y se ignora el pudor; cuando apenas quedan periodistas sino putas repugnantes (sin perdón para las putas) porque ya no queda oficio sino sólo beneficio; cuando no hay sindicatos sino vagos sinvergüenzas liberados y subvencionados; cuando quienes cuentan nuestras cuentas nos cuentan cuentos o corruptos cooperantes o estériles trovadores degeneran en serviles pregoneros, contando cuentas de canon y prebenda sin gracia ni en-canto (que “no hay cuenta sin cuento ni cuento sin cuenta”); cuando del árbol se maltratan las raíces sujetando el tronco en las ajenas; cuando los libros de Historia te cuentan manipuladoras farsas en vez de Historia; cuando la multinacional campa libre de impuestos y cargada de subvenciones y al humilde autónomo se le trata de asqueroso capitalista; cuando no cuentan las mayorías sino chirriantes bisagras; cuando el ciudadano soporta y mantiene hasta cinco administraciones; cuando el cine ya no es cine y la literatura no existe; cuando el arte no surge sino que se encarga; cuando el amor ya no es eterno y el único vínculo infinito que queda es el contrato de permanencia del móvil (pues “aquí se vende el que compra”); cuando los supuestos defensores del consumidor consiguen que acabemos por hablar “con” un teléfono en vez de hablar “por” teléfono y que una máquina que nos estafa nos dé las gracias (“dichosos los que habitan en las ciudades grandes”, pues hallarán de todo menos felicidad); cuando sobran campus y catedráticos y te sientes rodeado de absurdos doctores y licenciados; cuando el presidente de un club de fútbol parece el presidente de un comité de sabios y el de un comité de sabios el presidente de un club (“honra y doblones no caben en un saco”); cuando Sevilla sólo salta a la calle si desciende el Betis y España si gana un mundial; cuando los macarras campan y se forran haciendo el cabrón en televisión para ejemplo y escarnio de la inmadura plebe que vota; cuando un juez se salta la ley y el pueblo idiota le aplaude (“mal señal cuando mis cosas agradan a todos”); cuando el gobierno, atento al “cargo sin carga”, neutraliza BOE, parlamento y judicatura, cuando cede al chantaje criminal mientras amordaza y esclaviza al ciudadano; cuando en las cárceles hay homicidas que sólo mataron una vez y morirán con la conciencia destrozada mientras al asesino en serie terrorista y amoral lo sueltan si dice arrepentirse; cuando en la calle se pavonean ladrones de guante blanco, guapos que se creen guapos, listos que se creen listos, feos que se creen guapos, tontos que se creen listos, y feos, bajos y tontos que se creen guapos, altos y listos y aspiran a la gloria, porque “yendo uno en litera ya es sabio”; cuando el sistema nos tiene controlados, maniatados y escaneados, fichados, grabados y fotografiados y al tiempo nos vende, somete y castiga con una ley protectora de datos; cuando todo el mundo anda “lleno de vacío” y la corrupción se enquista y sistematiza, sabiendo “que jamás hemos de vernos libres de monstruos ni de fieras, que toda la vida ha de ser arma”, cuando todo nos lo prohíben porque están amargados –pues “si no beben, ¿cómo viven?”- y cuando, en fin, si no contribuyes a todo esto te tachan de inmoral… pintan bastos y obran barricadas.

Así que en marcha. Y, mientras, si alguien atisba otro remedio, grite. Y que “Vargas lo averigüe”.

(Los entrecomillados, de “El Criticón” de Gracián, en aquellos tiempos en que se perdió mucho pero aun quedó lo poco que ahora dilapidamos).


Servando Gotor
El Comarcal del Jiloca
17/09/10

martes, 21 de septiembre de 2010

BALCONCILLOS, 4 (Narciso de Alfonso)


SGS

Desde los balconcillos verás esas extrañas cosas, al parecer de otro mundo y casi eternas: nieves, cremas, hongos purísimos, rocíos, huevos, espejos: para marosa son fácilmente descifrables; enrique (lihn), en cambio, no las alcanza: a ese pequeño sistema planetario, dice, le falta la cuarta dimensión. Mmmm. Asomado a estos amenos balconcillos podrás conocer, si te interesa, la historia del piantao, matarife de un pulcro frigorífico del sur que mantuvo relaciones carnales con equívocas flores. Acusado, condenado y recluido entre rejas, forjó el sentido de su vida, de su muerte: la (altiva) petalización de los actos, la explosión florida. Sin duda, en días venideros, las umbrías flores del orco lo recordarán.

Conocerás, si te interesa, la curiosa historia de günter: al abrir la ventana, la habitación se le llenó de (molestos) arenques y de (más molestos) marineros, capitanes y timoneles que con frecuencia se acercaban a la ventana para pedirle fuego -el tabaco que fumaban era malísimo, al parecer-. Y la también muy curiosa historia del búmerang y el perro coli -un coliperro, un colibúmerang-: cuando los lanzaba, retornaban tiernamente de lo eterno. Cuando estaban lejos eran un colibrí; al acercarse, un caribú, o traían entre las alas más de un maribú. Pero lo más hermoso de la historia es: al lanzarlos: cada beso / cada ave / cada suave / cada vuelo / cada suelo / cada ala / cada ola / cada cola / caracola / cada alma / cada oro / cada hora / cada ahora / el corazón.


JOSÉ ANTONIO LABORDETA (F.Jiménez Losantos)

El primitivo Grupo de Teruel.
De izquierda a derecha:
Joaquín Carbonell, Fernando Sarrais, José Antonio Labordeta,
Mari Carmen Magallón y Federico Jiménez Losantos.

Hay personas que ocupan un lugar definitivo en tu vida, aunque de eso sólo te das cuenta más tarde. José Antonio Labordeta lo ocupa en la mía de forma definitiva, maravillosa, irrevocable; y ahora que dicen que se ha muerto ha tomado posesión de él de la forma más natural, como cuando llegaba a la casa de mi pueblo y se sentaba a comer jamón, para espanto de mi abuela, porque entre Gonzalo Tena, Fernando Sarrais y él, en una tarde, dejaron a uno para caldo, o sea, en el hueso; y temía su vuelta.

En 1995 me pidió el prólogo para su libro Tierra sin mary al escribirlo me di cuenta de hasta qué punto los cinco años junto a él, de los 15 a los 20, serán siempre una luz en cada túnel. Acababa de cumplir los 15 cuando lo conocí como jefe de Estudios en el Colegio San Pablo y luego como profesor de Historia del Arte, el mejor que he tenido. Desde que con 16 años murió el mío, fue casi un segundo padre, aunque esto es lo que en la vida tardas en comprender. Labordeta y Sanchís Sinisterra ocuparon ese lugar paterno, esencial en el hacerse de la adolescencia, que brinda seguridad y distancia, autoridad y amparo. ¿Cómo agradecer el respirar?

Con Pepe estudié muchísimo: marxismo, psicoanálisis, semiótica, teatro, Kafka, los clásicos españoles... Con Labordeta leí una barbaridad: Rulfo, Cortázar, García Márquez, Donoso, Borges, Fuentes, Proust, Joyce, y, con su hermano Miguel al fondo, poesía, siempre poesía... Míos fueron sus libros: primero, en el Instituto y en su casa de Teruel, donde la maravillosa Juana nos daba café con leche y galletas, porque en el colegio, a saber. Luego, en la de Zaragoza, Camino de las Torres, con biblioteca y cafetería abiertas siempre, como el propio José Antonio, generoso hasta lo indecible.

Este pasado julio comenté en esRadio su último libro -guardo dedicado Las sonatas, el primero- titulado, muy en su estilo, Regular, gracias a Dios. Ahí, con la ayuda de su hija Angela, la novelista de Rapitán, aparece, tropezando con el cáncer, el Labordeta inmejorable. Y recuerda la última obra de teatro en la que me dirigió, En alta mar, de Mrozeck: "Tres náufragos en una balsa perdida juegan a la democracia. Al final, se meriendan al más pequeño, al más pobre, que en esa ocasión interpretaba Jiménez Losantos, con una inocencia que todavía me conmueve".

A mí me conmueve aquello y esto, toda esta vida del morir. José Antonio, conmigo vas, mi corazón te lleva.

F. Jiménez Losantos

Texto y fotografía de El Vivero
Prólogo íntegro de
"Tierra sin mar", aquí.

JOSÉ ANTONIO LABORDETA (Un canto a la libertad)



SGS


Canto a la libertad (J. A. Labordeta)



Habrá un día
en que todos
al levantar la vista
veremos una tierra
que ponga libertad.


Hermano, aquí mi mano
será tuya mi frente
y tu gesto de siempre
caerá sin levantar
huracanes de miedo
ante la libertad.

Haremos el camino
en un mismo trazado
uniendo nuestros hombros
para así levantar
a aquellos que cayeron
gritando libertad.

Sonarán las campanas
desde los campanarios,
y los campos desiertos
volverán a granar
unas espigas altas
dispuestas para el pan.


Para un pan que en los siglos
nunca fue repartido
entre todos aquellos
que hicieron lo posible
para empujar la historia
hacia la libertad.

También será posible
que esa hermosa mañana
ni tú, ni yo, ni el otro
la lleguemos a ver;
pero habrá que forzarla
para que pueda ser.


Que sea como un viento
que arranque los matojossurgiendo la verdad,
y limpie los caminos
de siglos de destrozos
contra la libertad.

JAVI

lunes, 20 de septiembre de 2010

EL NEGRITO POLI (Antonio Envid)

SGS

De natural alegre y jovial caminar, venía hoy por la avenida, sin embargo, cabizbajo y casi arrastrando los pies. ¡Poli! le llamé y dirigió su mirada hacia mí esbozando una sonrisa. Él no se llamaba Poli, ni sabía porqué yo lo llamaba así. Los blancos tienen extrañas ideas. Su nombre era impronunciable y como parecía vivir en alguna de las callejas del barrio de San Pablo y era negro, pues, para mí: el negrito Poli. En mis tiempos de estudiante frecuentaba el Oasis, que se encontraba precisamente en ese barrio (aún sobrevive malamente), y allí actuaba un bailarín y humorista negro cubano que había adoptado como nombre artístico el de “Negrito Poli”. En el ambigú del teatrillo había tomado alguna copa  con aquel simpático artista y me saludaba cuando actuaba y me veía entre el público. En la cerrada Zaragoza de aquel tiempo un negro era una singularidad.
“Mal día, mal día”. Bah, no te preocupes Poli, ya sabes que la suerte cambia en un momento y hoy creo que va a ser bueno; tómate conmigo un vermut con tapa. “No vermú, si tapa” “¿Tapa-bocadiyo?”. Claro, hombre, claro, tapa-bocadillo. Yo sabía que  era un buen musulmán y no tomaba alcohol, pero, por broma, siempre le invitaba a vermut. ¡Un bocadillo de tortilla para mi amigo! También habría rechazado el jamón a pesar de que quizá llevase dos días sin comer. Se comió el bocadillo en dos bocados.
“Mal día, no vendido nada. ¿Quierés buen reló?. Sacó toda la quincallería que llevaba. “Reló roles, muy bueno, made China autentico, bueno, bueno, yo no engañar a ti, amigo, ya sabes, reló muy bueno”. El hombre jovial de siempre había renacido, el comerciante de raza, de nacimiento, seguramente ya acompañaría de niño a su madre en sus trapicheos por los pueblos y barcazas del río Congo. Sus ojos se iluminaban, su sonrisa fluía, era su oficio. “Roles bueno y barato, diez euros”. Si hubiera aceptado el precio sin más lo habría defraudado. Esa no era forma de hacer negocios. Él era un profesional y lo menos que podía exigir es que su cliente estuviese a su altura, de modo que no me quedaba más remedio que regatear. Después de un rato de negociación me adjudiqué el inútil reloj por el excelente precio de cinco euros. “Reló para tu novia. Bonito y barato. Barato” Otra vez el jugueteo del regateo y otra soberbia adquisición por otros cinco euros. Se despidió alegre y digno.
Al rato lo vi. bajar por la calle con ágiles pasos de pantera. La avenida se abría a su alegre caminar. Todo su cuerpo se movía al ritmo de una inexistente música, sus pies trenzaban pasos inverosímiles de danzarín loco. El cielo y la tierra se movían con a él, y el sol  y los planetas y los paseantes y los coches y las farolas. Calzaba unas flamantes zapatillas Nike. Las zapatillas lo invadían todo, tan pronto estaban en el suelo, como sobre una farola o en la rama de un arbolillo, describiendo elegantes curvas en el espacio. Había invertido todo su capital, los diez euros que me había sacado, en unas Nike de imitación, pero nadie en el mundo era tan feliz como él en aquellos momentos.
No había hecho yo mala inversión con diez euros. Había comprado, momentáneamente, un puesto entre los dioses y el derecho a decidir si ese día era fausto o infausto. Además, Poli, me había enseñado el pleno significado de una frase que acababa de leer en una novela de Miklós Bánffy: “Solo podemos renunciar tranquilamente a lo que ya es nuestro, pero no a todo aquello que hemos tratado de alcanzar en vano”.


Antonio Envid.  

sábado, 18 de septiembre de 2010

AL SOL LEVANTO LA VENTRUDA COPA (Antonio Envid)

SGS

un brindis por la salud de
Roberto Plural

Al sol levanto la ventruda copa
y de cardenalíceos resplandores
el mundo se reviste y desde entonces
el esquivo día un tono amable toma.

A mi nariz acerco la redoma
y es un bosque de cerezos y de robles
el que irrumpe en mi cerebro, en noble
interserción con las combadas formas.

Es redonda plenitud ya en la boca,
entre suaves aromas de vainilla
atesorada en oscuridad que evoca
las frondosas arboledas ignotas
donde la baya silvestre acaricia
el hocico del ciervo que retoza.



Antonio Envid




viernes, 17 de septiembre de 2010

MUERTE A FREUD. LA INEQUÍVOCA ROTUNDIDAD DE UN PARAGUAS (Servando Gotor)

SGS

- La inequívoca rotundidad de un paraguas, sí. Se siente, la siento. Pero en contadas ocasiones. Sólo en contadas. El puño fuerte y seguro de madera labrada. Las varillas frágiles y quebradizas. La tela sutil, palmípeda y alada. Pero sobre todo la visión total y definitiva; vampiresca si es negro, lepidòptera si femenino. La inequívoca rotundidad de un paraguas, sí señor.
- ¿De qué materia están hechos los sueños, Sire?
- De incertidumbre, waiter. De la incertidumbre generada por la razón dormida. Porque está escrito. Está escrito que el sueño de la razón genera monstruos.
- Pues como no se explique más.
- No hay nada que explicar, waiter. Simplemente estar atento a la percepción. Experimentar.
- Aclárese.
- Aclárate tú. Estate atento cuando te invada el sueño y obtendrás la respuesta.
- Pero Sire, eso es una contradicción. Si el sueño me invade, cómo puedo estar atento.
- Waiter, no seas tan simple. Los simples lo único que hacéis es complicar las cosas. Búscate la vida.
- Cada vez lo entiendo menos.
- ¿Te has fijado alguna vez en que cuando el sueño te invade, en un primer momento, los pensamientos se sueltan y entrecruzan? ¿No te has fijado? Al relajarse la razón, o el consciente o lo que coño sea, se desconectan unos de otros y empiezan a volar aislados. No sé, al menos yo lo he experimentado así y he sacado mis propias conclusiones. Pongamos por caso que te acuestas y estás pensando en que mañana tienes que dar un cocktail en el Cuescos. Tú te acuestas con esa obsesión Al poner la cabeza en la almohada estás viendo el Cuescos con todo preparado, como lo has estado viendo todo el día pensando en el puto cocktail. Como un pensamiento lleva a otro pues, no sé, has podido pensar también en que ese día vendrá una mujer hermosa y que quizá con tu labia y con tu destreza en los cocktails te la puedes ligar. A la mujer te la imaginas a tu gusto, o al gusto del momento, que para eso la imaginación y el deseo son libres. Por ejemplo, rubia, con vestido para la ocasión, negro, ajustado y cortito. Todo va encadenado a través de la lógica; por eso, por ejemplo, te la imaginas vestida así y no con blusa y vaqueros. Y la memoria te va lanzando cosas que a veces nada tienen que ver con tu obsesión, en este caso con el cocktail. Si nos dejamos llevar por el nuevo pensamiento inconexo, si nuestra razón no lo desecha, pasamos a otra historia. Nos hemos distraído. Pero la razón, o la consciencia, manda y llevamos nuestro pensamiento, nuestro deseo, nuestro proyecto por donde queremos llevarlo. Bueno, pues cuando comienzas a dormirte, ese instante breve, brevísimo, en que  todavía no nos hemos dormido pero ya no controlamos, en ese momento ¿no lo has notado waiter?, pasan por la cabeza pensamientos de todo tipo sin conexión alguna. La tía rubia no está en el cuescos, de repente se cruza el recuerdo de tu madre, luego la chaqueta amarillo chevalier del Aliaga, la casa del río, la moto del Pito de la Capadocia, todo suelto por ahí, todo cruzado sin ninguna conexión y sin ningún dominio que deseche y seleccione los pensamientos hacia un proyecto, hacia un propósito concreto. Ese, waiter, ese pienso yo que es el material del que están hechos los sueños.
- Pues ahora que lo dice, Sire, sí, es verdad, es como si alucinaras. Es verdad las cosas andan sueltas por ahí a sus anchas, sin que puedas dominarlas.
- ¿Lo ves?
- Sí, pero hay algo que no casa.
- El qué.
- Sí, hay algo que no casa, Sire. Porque los sueños tienen lógica.
- Je, por ejemplo que vuelas, je. Lógica. No, no es correcto lo que dices. Lo que quieres decir es que los sueños tienen su propia lógica que, unas veces puede coincidir con la de la vigilia y otras no.
- Exacto, Sire.
- También yo tengo mi idea al respecto, waiter. Yo pienso que no, que los sueños no tienen ninguna lógica. Ni propia, ni interna, ni leches. Yo sigo pensando que los sueños en realidad, forjados por ese material inconexo, en definitiva, no son más que eso, ese propio material.
- Pero hay sueños, la mayoría, que son verdaderas historias o, no sé, como un relato: con planteamiento nudo y desenlace. 
- Cierto. Hay sueños-verso, sueños-poema, sueños-relato y sueños-novela. Y, de vez en cuando, y esto es lo mejor que le puede pasar al creador, al científico y al inventor, sueños-ensayo, cierto. Que te descubren o te acercan a una teoría, a un descubrimiento, a algo nuevo, tienes razón.
- ¿Entonces...?
- Te diré lo que pienso. Yo creo que de eso nada. En los sueños ni hay historias, ni ideas, ni nada de nada. Sólo un revoltijo de recuerdos, ideas o imaginaciones. Nada más. Todo imaginación y memoria. Nada más. Lo de Freud, un cuento, waiter, que te lo digo yo.
- Pero entonces cómo se explican los sueños-poema o los sueños-novela que acaba de decir.
- ¿Te lo digo, te digo de verdad lo que pienso?
- Me muero por oírlo, Sire.
- Yo creo que esos, esos sueños aparentemente lógicos, los componemos sin darnos cuenta al despertar.
- Pero qué me dice.
- Lo que oyes. Si al despertar no se te han olvidado los recuerdos aflorados durante el sueño; mejor dicho, si te acuerdas de alguno o algunos, ya despierto, involuntariamente o inconscientemente, tú mismo les das la coherencia que te interesa o que más se ajusta a ellos. Así de rotundo, waiter. No como la inequívoca rotundidad de un paraguas, quizá, pero casi como la más que dudosa idiotez de un sillín de bicicleta ciego... digo yo, más o menos, no sé.
- ¿Y la incertidumbre qué decía al principio, Sire?
- Incertidumbre, waiter, en el sentido de, cómo te diría yo, el desasosiego, la inseguridad que nos produce todo lo que se nos escapa, todo aquello que no controlamos.
- Sire, a veces alucino con las cosas que dice.
- Pues alucina menos, y experimenta más. Atiende más a tus propias experiencias, waiter, y de paso ponme un vermouth con unas cigalitas.


Cuescos
Servando Gotor

YO TENÍA UN SEISCIENTOS (Vinomio Pañuelo)



Yo tenía un seiscientos que le gustaba a mi novia
Pero, sobre todo, una novia a la que le gustaba mi seiscientos.

Los domingos nos perdíamos entre pinos y abetos
Junto a un estanque con patos.
Y en el viejo seiscientos
Ella bromeaba leyéndome las manos
Y yo sufría descifrando sus ojos.


-------------------------------------- ¡Qué guapa era mi novia!


Ya de vuelta a la ciudad,
Bajo los tilos fragantes,
Con ardor le prometía
A mi gentil princesita
Mil palacios de diamantes
Y un mercedes de argentita

Una mañana de invierno,
En que los árboles eran árboles
Y el cierzo, cierzo,
Nos casamos con urgencia
Sin ruidos ni festejos,

--------------……………-------- ¡qué guapa estaba mi novia!



Hoy, que a nuestro andar crujen ya las hojas,
Sin mercedes ni diamantes,
Juntos nos reímos
De las lunas de jazmín
Y los azules de alabastro

-------------------------------¡Con razón me gustaba mi novia!

jueves, 16 de septiembre de 2010

LA NOSTALGIA DEL PSOE (Armando Bulla)


Presentación en el Senado de un libro de memorias de José Federico Carvajal. El acontecimiento reúne a lo mejorcito de las viejas glorias del socialismo. Felipe González, no está. Excelente muestra de trajes de buen corte, caras bronceadas, implantes capilares, liftings, sonrisas perfectas, melenas de exquisito tinte y corte, todo ello salido de las manos de nuestros mejores sastres, esteticistas, dentistas, cirujanos plásticos, peluqueros…. Se invocó a Pablo Iglesias, pero si al abuelo se le ocurre darse una vuelta por allí habría quedado asombrado de lo que había dado de sí aquella reunión inicial en la taberna de Labra, donde, entre soldaditos de pavía y vasos de vino peleón, se fundara el PSOE. Como mínimo habría considerado que la O se había perdido por el camino. Todos ellos habrían concurrido al acto por alguna razón: unos porque son amigos del antiguo Presidente del Senado, otros por ver y dejarse ver, aquellos para conspirar, o tratar de hacerlo, contra una generación de socialistas, más jóvenes, el frente zapaterista, que ha tomado el poder del partido y los ha arrinconado. Yo, simplemente, porque pasaba por ahí. Y, también, porque no decirlo, por cierta simpatía hacia el personaje, que siempre me pareció íntegro y sincero.

Alfonso Guerra con el desparpajo de siempre y su fluido discurso hizo una presentación del autor en la que él mismo cobraba tanta relevancia o más que el presentado, evocando aquellas sesiones con Fernando Abril para el trabajoso parto constitucional, pero con mesura, salpicando su discurso de elogiosas frases también para el antiguo Presidente del Senado don José Federico, que en algo contribuiría en ello (¡anda qué no es listo el Guerra!). Nos quedamos con la sensación de que la Constitución se concibió y gestó entre manteles y cubiertos de los mejores restaurantes de Madrid. Entre las anécdotas que contó Alfonso Guerra y que arrancaron las sonrisas del personal, señaló algunos de los soporíferos discursos que, según él, tuvieron que aguantar los constituyentes de alguno de los padres de la patria, y puso el ejemplo de uno sobre la defensa del idioma español, del que no mencionó el autor, pero del que leyó un extenso párrafo entre la hilaridad de la concurrencia. El discurso, desde luego, era almibarado y pomposo, inflado de vanos conceptos historicistas, pero elaborado, con una sintaxis irreprochable y cierta ordenación de las ideas, con un amplio catálogo de adjetivos, alguien había puesto atención en desarrollarlo. Comparé aquel melifluo discurso con el bronco alarido actual de muchos de nuestros parlamentarios, su insulto de andamio, su pobreza verbal y el estereotipo de ideas y, puedo asegurarles, que yo no sonreí ante la gracieta de don Alfonso.

Terminó el acto con unas breves palabras de don José Federico de Carvajal, visiblemente deteriorado su estado físico, pero con una envidiable claridad de pensamiento, animando a seguir luchando por la democracia con la única arma útil: el voto; el voto otorgado al partido de nuestra convicción, sea de derechas o de izquierdas, nacionalista o nacional y alegando –ojo- que la alternancia es saludable.

Armando Bulla.

miércoles, 15 de septiembre de 2010

KAVAFIS EN SU VEJEZ (Antonio Envid)


SGS

Busca el viejo bujarrón desapasionadamente,
entre el polvo del desván de su memoria
un recuerdo que le alivie su tristeza.

Las horas han pasado y su pobre cuarto
se ha ido oscureciendo.

- Fuera, quizá, bulla la vida
de la alegre Alejandría
y en los cafés comiencen a cruzarse
miradas que prometen
furtivos e ilícitos encuentros.-

Recuerda que sus labios eran dulces
y su cintura elástica,
que a pesar de su lasciva mirada
su carne parecía, a veces,
como si fuera intacta.

El pecado y la vida
habrán desgarrado su cuerpo
y hoy será uno de los que mendigan
por los alrededores del bazar.


¡Ay, días del verano de 1908!
ya nada, ni siquiera un poema, podrá consolarle.




Antonio Envid

martes, 14 de septiembre de 2010

UNA TARDE SIN TÍ (Roberto Plural)


Hoy he visto la espuma más sangrienta
Golpear fura en el acantilado,
Entre el celaje abismal más nublado
Y una laguna estigia y purulenta.


Hoy he visto caer la tarde lienta,
Sobre un mar turbado y anaranjado
De espantosas alimañas poblado,
Sumida en el Averno y macilenta.


He buscado inquieto por ensenadas
la gaviota azul y cristalina
De alas transparentes y delgadas.


He buscado audaz tu luz opalina
Y sólo he visto lluvias derramadas
Y una tarde sin ti, turbia y cetrina




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