sábado, 12 de junio de 2010

BELÉN Y RIMBAUD, variaciones sobre un texto de Antonio Envid (Servando Gotor)

- Ay, alta lencería para bajos tonos. Sí, Rimbaud, cariño, ya sé, ya sé que estos finos encajes resaltan las arrugas, ya, pero cuánto los necesito en momentos así. A otras les da por contar lunas. Pero no te impacientes cielo,  ¿no querrás que salga a la calle con estas pintas? Ya, ya lo sé, ya sé que el portero va cotorreando por ahí que si doña Belén tal que si doña Belén cual, ya lo sé. Que si salgo a comprar el pan vestida de noche y que me creo de los siete Pares de Francia, ya; haber qué sabrá él de dónde vengo. Y además, quién sabe, quién sabe si doña Belén tiene sangre azul... Será mejor ir como va su mujer, la Petri, la bruja esa, con la eterna colilla pegada a los labios siempre a punto de caerse. ¡Vecinos! Pero tranquilo, Rimbaud, no te pongas nervioso que acabo enseguida. Mira, mira qué medias, ¿has visto? A que te gustan… Ya pueden, me costaron un pico, mira, mira qué elegantes, la costura recta, directa a los tacones. Aún me acuerdo cómo me sentaban los tacones de aguja cuando los podía llevar...  Pero los años no perdonan. ¿Y el tiempo, cómo está el tiempo? Ay, por Dios qué revuelto, a primera hora te hielas y a mediodía te achicharras. Bueno, me pondré la blusita esta de Valentino y me echaré algo sobre los hombros. Pero espera, no te pongas nervioso, aún tengo que pintarme y ponerme las pulseras, aguanta, aguanta el pipí… Pero Rimbaud, Rimbaud, ¡cochino!, qué has hecho, ¡se puede saber qué has hecho!

-Guau

14 comentarios:

  1. Me gustó tanto la idea de Antonio Envid que no he podido resistir la tentación de plagiársela en esta hermosa mañana de un sábado que -espero- pone fin a una semana espantosa.

    besos.

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  2. ¿hermosa mañana de domingo? qué suerte, hombre si su hermosura viene de que pone fin a una semana mala, pues, si, quizás sea muy bella la mañana. Teleológicamente hablando (uy, no se si la he usado bien, la palabra).

    Servando, es una variación divertida y castiza, teñida con un genuino color.

    La mujer del texto de Antonio parece más fingidamente elegante, la tuya es más cercana, no sé si me explico.

    A mí, me han gustado las dos, la de Antonio y la tuya.

    Gracias a ambos.

    Vladimira

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  3. ¿Verlaine como una madura caprichosa y Rimbaud como un perrito...?

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  4. Muy bueno.

    Los juegos fonéticos son divetidos.


    Vdm

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  5. Si mi relato ha excitado la imaginación del maestro Servando y lo ha puesto a trabajar, me siento suficicentemente pagado con ello. El Dracula de Bram Stoker es mejor que el de Polidori.
    En realidad,yo he escrito un drama y Servando una comedia. Mi dama no comprende que el tiempo ha pasado, su barrio se ha ido deteriorando y su juventud marchitando, solamente ella ha quedado detenida en un tiempo preterito y algodonos. La Belen de Servando, en cambio, es vital y acepta con humor la devastación del tiempo. O sea, que ni plagio, ni reinterpretación. Ambos contrastan con la atmosfera de seducción que crea Narciso en su poético relato. Todos imaginamos a una joven atractiva, pero él no lo dice.
    En cuanto a la malévola pregunta del "Anónimo" comunicante, que identifica a Belén/Verlaine, se está refiriendo, sin duda, a que en la tórrida relación amorosa que hubo entre Verlaine y Rimbaud, el primero quizá se comportara como un maduro caprichoso, pero Rimbaud, desde lluego no fue un perrito faldero, sino un "lolito" especialmente cruel.
    Antonio

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  6. ¿un Lolito? No entiendo bien. Si puedes explicármelo te lo agradezco.

    Salud!!

    Vladimira

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  7. Vladimira, supongo que Antonio -aunque mejor será él quien te lo diga- se refiere con "lolito" al carácter tirano del joven bello frente a la mujer madura y decréptia, retratado por tu admirado -creo- Nabokov en "Lolita". Pero... no sé, no sé, esa meadita final y el "guau"... no creo que denoten sumisión, precisamente. Digo...
    Pero mejor lo explicará el -él sí- Maestro Antonio.

    Besos.

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  8. Desde luego que "lolito" es la forma masculina de la Lolita de Nabokov, pero lo de "la meadita final" de muestra dos cosas: que yo soy más ingénuo de lo que pienso (y creo que lo soy) y que el amigo servando es bastante más malvado de lo que aparenta. O sea, qué una comedia olorísta, eh! pero de color verde.
    Salud maestro mágico, liróforo celeste. Pánida, Pan tú mismo que coros condugiste al son de la siringa agreste, el sistro y el tambor.

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  9. Que no me resisto a contar que tengo yo una "Lolita" que es una joya. Me la regaló un amigo que la "heredó" de su padre, lo que aumenta el valor de este regalo.
    Es una edición impresa en la Argentina en 1958 y supongo que su padre la conseguiría, como se conseguían ciertos libros en la dictadura... por la puerta trasera de las librerías.. Ahhh, si hablara esa librería de la Plaza de Los Sitiios! (ya desaparecida)

    Srta. Nabokovna

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  10. Me parece que con Lolita os ha pasado igual que con la mujer del relato de Narciso....

    Vdm

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  11. Ja, ingenuo Antonio...
    (Vladimira: lo de que nos ha pasado como con la mujer del relato de Narciso, no lo termino de entender y eso que me estoy estrujando la cabeza... Por cierto, tampoco entiendo toda la frase final de Antonio que parece sacada de algún sitio extraño).
    Besos.

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  12. No le des más vueltas, Servando, en realidad ha sido un error mío presuponer que la historia de Lolita es como yo la veo.

    Verás, a Lolita no la veo seductora ni siquiera consciente de su poder sobre Humbert.

    Quiero decir, el erotismo en la novela de Nabokov lo pone el lector, al igual que la belleza en la mujer del texto de Narciso -algo así decía Antonio-.


    Sólo era eso, disculpa.

    Vdm

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  13. Es verdad, Vladimira me suena esa visión tuya de Lolita. Evidentemente, no hay nada que perdonar: tú tienes tu personal visión, propia de lo que eres -y lo digo muy en serio-: un genio. Eres -creo yo- uno de los dos, incluso hasta tres genios, que andan por esta Barricada. Un lujo vuestras personales visiones del universo.
    Gracias.

    Besos.

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  14. Maestro mágico y liróforo celeste. Pánida, Pan tú mismo, que coros condujiste al son del sistro y del tambor; son, más o menos, arregladas y dichas de memoria las palabras con que Rubén Darío inicia un poema a Verlaine y me fueron recordadas por una visión que tuve, inducida por alguno de los genios que dice Servando que pululan por aquí, de Servando al que le habían crecido unos cuernecillos y mostraba patas y rabo de cabra, con cara de sátiro, tocando un arpa o una flauta de pan, no recuerdo bien.

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