domingo, 23 de mayo de 2010

SIMULACRO por Javi

Nos vamos al huerto de los callaos más pronto que tarde para nuestro gusto, y nos empeñamos en seguir con el simulacro de que aún tenemos, estamos o somos algo que merezca la pena perpetuar. Veánse si no las pirámides egipcias u otros templos funerarios de barandas de peso que edificaban unos tinglados de la ostia para que les sirviera de morada en el más allá, y de paso, para dejar constancia de su importancia en vida. En nuestra modestia clasemedianera hacemos lo que podemos. Los chalets se convierten en panteones, los adosados en tumbas y los pisos en nichos bien apiladitos, en comunidad, como de costumbre, todo bien organizado, para que cuando llegue el Día del Juicio, quien organice la vista no tenga problemas para encontrar a los comparecientes.
No pretendo ser irreverente con las creencias de cada quisque, pero una vez más quizá convendría reflexionar con aquello de regalar flores antes del funeral, hacer la vida aceptable, y dejarnos de historias cuando ya no hay remedio.

Javi

1 comentario:

  1. Estoy totalmente de acuerdo.

    El "caldo" (las flores, hacer la vida más agradable) para los vivos.

    Los muertos, si fueron personas queridas, se alimentan mejor con y
    en nuestros recuerdos

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