jueves, 25 de febrero de 2010

LO QUE QUIERE LA GENTE (José Antonio Vizárraga)

Lo que quiere la gente es ganar dinero, aunque a veces lo disimulen diciendo que si el amor o que si tal o que si cual o que si la salud. Pero no siempre. Un ejemplo. Bajo a comprar tabaco. Hace sol, pero mucho viento. Cruzo la avenida hacia el restaurante. La máquina de tabaco estaba estropeada ayer. Supongo que sigue. Sigue. Unos metros más allá hay otro bar. Este bar. Abro y entro. Está la señora, que lleva gafas, como yo. “Un güisqui” -digo, y voy hacia la máquina. “No. Espera. Yo te lo doy. A ver si baja mi marido y la arregla”. Pone hielo en un vaso y lo llena. Le digo: “Joder con el viento”. Todavía no me ha mirado desde que he entrado en su bar. Ha mirado las botellas, ha mirado también la máquina de tabaco y ahora mira hacia la calle y dice: “Sí”. Pero yo sé que desea mirarme y decirme que me quede más y le pida algo imposible. Fuera hay sol, pero como si no. “¿Cuándo bajará tu marido?” -le digo. “Qué” (ahora me mira). “Que lo bueno de las terrazas es que estén al abrigo”. “Sí” -dice, pero sé que me ha oído bien. “Este barrio, lo malo que tiene es el invierno” -dice. “La gente sale menos que en verano en días así”- le digo yo. “La cosas tienen que ser como se espera que sean o se comporten”. “Tengo que llamar por teléfono” -dice. “Muy bien” -digo yo. “Te espero”. Sale. Entra en la cocina. La máquina tragaperras emite una música llamativa dirigida a mí, aunque yo no soy de esos. Vuelve. “Mi marido bajará pronto” -me dice. “Ah” -le digo. Hace sonar el cristal de los vasos al fregarlos para enseñarme sus nervios. No me mira. Se ha quitado las gafas. “Lo digo por la máquina. El sabe arreglarla” -me dice. “Ah” -repito. Me acerco para ponerme frente a ella. Le miro el escote. Tiene los senos prietos, con los poros bien marcados. Se le mueven al compás de los brazos mientras friega. Los miro con descaro. Ella aguanta. Levanta la vista entonces, hacia el vaso, casi vacío ya. Un poco más arriba ahora, hacia mis ojos, y la deja allí. Aquí. Cuatro o cinco segundos, de uno de mis ojos al otro, como yo con los de ella. “Se me está acabando” -le digo moviendo el vaso. “Me voy”. Entonces baja la mirada y sigue fregando. Voy hacia la puerta. “A veces me dan unas ganas desesperadas de irme”- me dice. ”Yo conozco un sitio”- le digo. “Es un lugar donde el silencio habla. Lo bueno que tiene es ir allí y sentarte y ponerte a escuchar las palabras que jamás has dicho o que nunca te dirán”. Me mira. Y yo a ella durante unos segundos. Luego miro hacia el exterior. “A veces se mueve el viento, pero más suave” -le digo. “Hace tiempo he paseado en barca en un lago de por allí. Pero creo que ya no existe”. Me sigue mirando cuando vuelvo yo a mirarla. “No sé. Tal vez sabría encontrarlo”- le digo. Ella deja de mirarme y sigue fregando mientras abro la puerta. “¿Quieres que suba luego?” -me dice. “No recuerdo cuánto cobras” -le digo. “Te saldrá gratis esta vez. Ha sido bonito” -me dice, sin mirarme todavía. Yo sí la miro. Pero no digo nada. Salgo y cruzo la avenida entre el viento pensando en el mapa que tengo entre los libros. Aunque sé que el lago ya no existe y recuerdo que cobra sesenta.


José Antonio Vizárraga

miércoles, 24 de febrero de 2010

Cuarta convocatoria (Fabiola A.M.)


No creo en las brujas. No creo en Harry Potter. No creo en Karlos Arguiñano. No creo en los 902, en los e-mails en cadena, ni en No es broma, es usted el cliente nº 10.000 y hoy a las 18:21 ha ganado un millón de euros.

En realidad, no creo en nada que no se pueda comer. En nada que no sea masticable: soy tan escéptica que me fío más de morder que de tocar. Magia es levantarte un día más y descubrir que sigues viviendo. Mi realidad no necesitaba polvos (mágicos) ni fenómenos paranormales.

Por eso cuando Chuck apareció en mi casa diciendo que íbamos a aprobar Introducción a la Econometría, la que nos quedaba para terminar la carrera, desde hace dos años; volví a cerrar la puerta y a sentarme en el sofá. Cambié de canal, por costumbre, y regresé al mundo feliz de Ya No Merece La Pena Estudiar, En Dos Días No Puedo Hacer Lo Que No He Hecho En Tres Convocatorias.

Chuck volvió a llamar al timbre.

Subí el volumen de la televisión.

Chuck volvió a llamar al timbre. Desde que se hacía llamar Chuck, estaba de lo más extraño.

Abrí la puerta y entró hasta la cocina.

- Gracias – saludó, enfatizando cada sílaba con cortante ironía. – ¡Vamos a aprobar! ¡Introducción!

Odiaba profundamente todas las asignaturas que se llamaran “Introducción”.

- ¿Cómo se llama la película, Chucky?

- Chuck. Lo he visto, Cat.

- Cata. – Siempre había sido Cata. Me llamaba Catalina, y eso había dejado de tener solución 25 años atrás. – ¿En la tele?

- ¡No! Lo he visto en sueños. – Puede que fuera mi mirada de sarcasmo, o la bestial carcajada que la sucedió, la que automáticamente le concedió el derecho a réplica. – Ayer. Me quedé dormido en el sofá. Soñé que saltaba al vacío. De repente, paraba. ¿Sabes cuando sueñas que caes y te despiertas como si hubieras aterrizado en el colchón? – asentí, manteniendo mi expresión escéptica – Pues desperté, pero antes de caer.

- Porque saltabas al vacío… ¿recuerdas?

- Y cuando desperté – continuó, emocionado, como si no me hubiera oído. – La tele estaba en el canal 38 (sin emisión), el vídeo en el 13, y el reloj digital de la mesita, el que compré en Londres, parpadeaba a las 14:37. Me levanté al baño y me reflejé en el espejo del lavabo, llevaba la camiseta de Rams 23, la verde. Aún no me había sentado en el sofá de nuevo, cuando los números se ordenaron delante de mí, uno debajo de otro, rollo vector columna. Y los sumé.

- Amazing… - ironicé.

- Volví a quedarme dormido ipso facto. Pero, antes incluso de ser consciente de ello, seguí cayendo.

- ¿Al vacío?

- Seguí cayendo, y justo antes de frenar… lo vi todo clarísimo. Y aquí viene donde entras tú.

Puede que fuera el aburrimiento. La rutina, que al final nos hace más fuertes. El cercano fin de la vida universitaria, y sus locuras… puede que la improvisación no fuera una forma de vida sino un estado de ánimo… Y yo me sentía improvisada.

Acepté.

Al parecer, yo era la clave final. Mi voz, la voz que le iluminó: "chucky":

- ¿¿¿No lo ves??? Vale, yo también salté a por la calculadora. Atenta: 38+13+14+… – su expresión de satisfacción aumentaba con cada sumando - … +37+23 = 125. ¡Ciento veinticinco! Y ¿qué dijiste tú?, recuérdame, ¿qué dijiste tú?

- Raíz cúbica.

- Y, Catalina, amiga mía, ¿cuál es la raíz cúbica de 125? ¡Sssht! Yo te lo diré, oh sí, la raíz cúbica de 125, redoble de tambores, es… Cinco-Punto-Cero… Aplausos, Gracias… – ignoró mis risas – Segundo Acto: Qué tenemos que hacer, o, como me gusta llamarlo,… “Factor P”.

No lo hice por aprobar. No… tampoco lo hacía por Chuck. Es decir, sí, lo hacía por él… Él me lo había pedido, y él se había inventado la película. Tenía ese punto soñador y altruista que me encantaba. A lo que voy, es que no lo hacía para conseguirle. No estaba perdidamente enamorada de él en secreto, ni me hubiera tirado por un puente solo porque él me dijera que lo hiciese. Bueno, lo segundo tal vez sí.

Ese era, exactamente, su plan.

Era lo más estúpido que había oído en la vida. Por eso. Por eso lo hacía.

(continúa aquí)

Imágenes de Mar


CRÓNICA CACAREADA (Por Azulenca)


El pasado 14 de febrero disfrutaron de su noche estelar los cinecomediantes. Al día siguiente de esa ceremonia farandulera, en la que da pena ver como cogen a Goya del cuello y lo levantan, fueron recibidos por Zp en la Moncloa. Estos socialistas son unos sobones, debe ser la moda progresista: se besan, se abrazan, se manosean. Enternecedora la foto de la familia cinecomedianta en la Moncloa con Zp y Sónsoles, acariciando la cabecita de un Goya. El régimen Zp cada vez más cercano al del Caudillo: él también se retrataba con las familias numerosas. Si Goya levantara la cabeza…

Me apetece ser frivolona en esta crónica, lo necesito y quiero comentar dos modelitos de la noche goyesca. Leire, nuestra sibila Pajín, me defraudó. Me veo obligada a despojarla del título de sibila y dejarla en pitonisa rasa. ¿Dónde va luciendo un modelito típico de Aramis Fuster? No era tipo ballena pero le realzaba tanto como si lo fuera. Y ese pelo… que para una vez que va a la peluquería se lo dejan recogido al estilo paleto de reina de las fiestas. ¿Y la de Cultura? La Sinde escogió una prenda discreta, un modelo color indeciso con una especie de prepucio plisado rodeándole el cuello. Mejor lo dejo aquí.

En estos días hemos visto también en TV una actuación vergonzosa por parte de los políticos en el Parlamento. No sé cómo no se les cae la cara de vergüenza. Pepiño Blanco, sentadito en su banquito azul con su camisita y su canesú, se atrincheraba como un galápago estreñido. Dónde está aquel brazo de mar, con aquel cutis resplandeciente en el día de su nombramiento como Ministro de Fomento. Ahora se asemeja a un Pepiño Blanco de dibujos animados: con los ojos desorbitados, con ese mohín que atufa a cabreo. A Rubalcaba un espontáneo lo citó con la muleta por el caso Faisán, nada, ni entró al trapo. Los del PP no valen ni para formular preguntas. Y Alfredo, con esa cabeza de elefante asiático que la naturaleza le ha dotado, respondió sin decir nada, en su línea.

Cuando dije que la Ley del Aborto era más una ley para el desarrollo del furor uterino que otra cosa, levanté alguna ampolla que otra con mis palabras. Pues no exageré mucho. Nuestra Bibiana va a dedicar una cantidad sustancial de dinero para la elaboración de un “Mapa de Inervación y Excitación Sexual en Clítoris y Labios Menores". Yo no sé si lo de Bibi es labial, geográfico o de nacimiento, en fin, cuando se tiene el sexo en el seso, pasa lo que pasa…

¿Y la oposición, qué? Es una oposición desgastada, sin ganas, sin empuje, sin soluciones, sin estrategia que acorrale al Gobierno a la hora de buscar alguna salida a la crisis. Se lo ponen tan bien a Zp que al final el P.P será el culpable por no echar una mano. A Mariano eso de no hacer se le da muy bien. Y llegados a este punto me pregunto: ¿No hay alguna ley, algún apartado donde acogerse para inhabilitar a un Presidente del Gobierno por incapaz?


Esta semana los políticos se han dedicado a cacarear sin dejarse caer una pluma; pero no están los tiempos como para aguantar el cacareo de una clase política que se dedica a no resolver; eso sí, dispuestos a cobrar lo que haga falta, a asegurarse bien el futuro con dos legislaturas y a tener más vacaciones que nadie, sin dignarse a acudir cuando les toca sesión en el Congreso.

La derecha ya no es lo que era. Esa peineta que Aznar dedicó a los que le insultaban ha sido muy controvertida. José Mari debe estar harto de que lo llamen asesino y al final ha devuelto la ofensa manualmente: más vale un gesto grosero que mil insultos. Pues si Aznar hace la peineta, el Rey debería haber hecho la “coroneta” a los silbidos y abucheos que le dieron en Bilbao.

El miércoles al cine. Up in the Air, la de George Clooney: el cine lleno de señoras, ningún caballero suelto. Una película real como la vida misma siguiendo el patrón americano. George Clooney, sin problemas en el papel de representarse a sí mismo. La buena es ella, Vera Farmiga, en su comportamiento se adivina el final; un final que intenta sorprender pero previsible. No sé para qué fui a ver esta película, si ni siquiera me gusta George. En la “peli” me recordaba constantemente el vendedor de cafeteras en que se ha convertido.

martes, 23 de febrero de 2010

EN LA TRASNOCHADA 9 (María Jesús Mayoral Roche)


Villamayor de Gállego, 21 de febrero de 2010

En la trasnochada, otra vez Nuovo Cinema Paradiso (título de la película en versión original). Aunque la vea mil veces, no deja de emocionarme. Uno de mis escritores sicilianos favoritos, desconocido por completo en España, escribió sobre Leonardo Sciascia lo siguiente:
“Ha encontrado la emoción en los últimos momentos de su vida viendo Nuovo Cinema Paradiso, siendo consciente de la enfermedad que le llevaría a la muerte, rememoró en las imágenes de Tornatore el mundo que había vivido, los vestidos que había visto. Y recobró en aquella película el sentido desesperado del tiempo pasado, que arrasa, que lo vuelve todo más estúpido y negativo, más banal e indiferente. Un film que aflige los ánimos de quienes sienten el peso fascinante de la vida pasada, del que querría volver atrás para recobrar aunque sólo fuera por un momento: las cosas, las personas, los colores, los olores... Y para hacerlo se vale del cine como medio; pero también como lugar de ensueño, exaltando su materialidad. Una película que se quema, una sala destruída. El film ha sido tremendamente controvertido, pero no por ello menos querido. Le han reprochado los recursos para provocar emociones. Tal vez, puede ser. No tengo tiempo de acordarme porque me emociono. Cuando Jacques Perrin vuelve a ver los besos censurados, cuando vuelve al cine destruído, cuando el film de Totò es desviado sobre una fachada... Estos son mis amores: el cine, el tiempo que pasa. Es por ello que no puedo ser un juez objetivo. Sé que quedaría mejor decir que esta película es mala(1). Yo no lo consigo, perdonadme.”
Ver el tiempo que les tocó vivir en imágenes, todo aquel universo humano metido en la sala de proyección de un pueblo genuinamente siciliano -contado y filmado como lo hace Tornatore-; volcar toda esa proyección a través de los ojos de un niño, no deja indiferente a nadie. Pero lo que realmente me conmueve es lo que rescato de mi memoria: mi traje de los domingos, los carteles en la puerta del Cine Roma, el payaso que anunciaba el descanso, los asientos mullidos para perejas, los cascos de gaseosa rodando por el suelo entre las butacas, el olor a maíz Churruca, el acomodador Juliete, los cortes, las broncas, la primera poyección en la sala: Mary Poppins, todo un acontecimiento en Villamayor del Gállego.
Pero si me detengo y me pongo a rebobinar la película analizándola desde el pensamiento siciliano, en este punto hay algo que me hace sonreír. No creo que a estos dos viejos zorros sicilianos sólo les emocionara rememorar su época en las imágenes de Tornatore, tampoco creo que el colofón final de la película cuando Jacques Perrin visiona “i baci tagliati” les conmoviera al extremo. Cierto es que la vejez es propensa a remover este tipo de emociones. Pero lo que me induce a mantener esta suposición, es el trasfondo literario que hay en el párrafo sobre Leonardo Sciascia. Los viejos escritores vieron en Nuovo Cinema Paradiso algo más, mucho más... Pero no quiero ser yo quien desvele lo que verdaderamente les conmovió.
Pido disculpas a los cinéfilos que frecuentan este blog por haberme tomado esta licencia en mi Trasnochada con Cinema Paradiso. Me excuso también por haber traducido el texto sobre Leonardo Sciascia directamente del italiano, es decir, libremente, a mi manera.




(1) La película entre la crítica italiana fue muy mal acogida. (Certi piccoli amori. Dizionario sentimentale di film, Sperling & Kupfer Editori, Milano, 1994).

lunes, 22 de febrero de 2010

JAVI


LA MONTAÑA PRODIGIOSA (Tomasa Más)


En el recuerdo, bajo ruinas y ortigas,
Sin fuegos deletéreos,
Como cimbre entre las sombras;
Sepulta yace mi oscura pasión:

Causa mis desencantos

Torre derruida de mis esperanzas

Espejo de mi vanidad

Trono sin reina

Vaso colmado de mi despecho

Rosa encendida de mi soberbia
Casa de mis desvelos
Arca de mis secretos
Puerta boreal de mis anhelos

Estrella sin noche
Refugio de mis tentaciones

¡Duerme! Nunca despiertes
Ni vuelvas a atormentarme…

¡Toma! Esta de mis veinte en bastos…

Y las diez de últimas.

jueves, 18 de febrero de 2010

Hólderlin por Mariano Berdusán: Un sueño hecho realidad


EL SUEÑO IMPOSIBLE (Antología poética)

Friedrich Hölderlin
en la versión de Mariano Berdusán

Por fin tengo en mis manos esta maravilla, la versión de Hölderlin de nuestro admirado Mariano Berdusán. De momento me limito a una rápida reseña resaltando una vez más la concisión y precisión ya demostradas por Berdusán en su Propercio ("Todo amor es grande"). Prólogo, comentarios, notas y pies de entrada consiguen no sólo que el lector avezado disfrute de una versión nueva y rebosante de frescura del poeta alemán, sino también para que el profano que se acerca por vez primera a estos versos, lo haga de la mano amiga que le tiende el traductor. En suma, un Hölderlin más accesible. Una maravilla. Insisto.
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La presentación será el próximo
miércoles, 3 de marzo a las 20 horas
Librería Los portadores de sueños
Jerónimo Blancas, 4 - Zaragoza.



Reseña editorial:

EL SUEÑO IMPOSIBLE (ANTOLOGÍA POÉTICA)
Autor: Friedrich Hólderlin


Catálogo: Golpe de Dados Libro nº 83 de la colección

Descripción: EL SUEÑO IMPOSIBLE de Hölderlin fue su gran deseo de llegar a ser profesor de universidad para lo que estaba excepcionalmente bien preparado. EL SUEÑO IMPOSIBLE de Hölderlin fue que ni la universidad, ni sus amigos (que a veces le llevaron por unos y otros caminos de la vida) supieron o pudieron hacer realidad el gran deseo del poeta. Pero el renombre y el esplendor que con ellos y con la universidad no pudo conseguir Hölderlin lo alcanzó – como casi todos los grandes hombres de la Historia - después de su muerte, merced a su extensa y espléndida creación literaria de la que esta antología que ahora presentamos, aún siendo amplia, es sólo una muestra. Traducción, notas y prólogo de Mariano Berdusán Cabellos.


Editorial: Libros del Innombrable

Cronica griega (Por Azulenca)

Pepiño ha estado en sus declaraciones sobre la conspiración que persigue a nuestro insigne Zp, exato, perfeto y correto. Estos socialistas cada día se parecen más al antiguo Movimiento, creo que ya lo comenté en algunas de mis crónicas anteriores. El Caudillo siempre hacía alusión a la conspiración judeo-masónica en sus discursos en la Plaza de Oriente. Ahora el escenario es otro, una radio del Régimen desde donde lanzar sus consignas caza fantasmas.
¿Y la oposición qué? La oposición a lo suyo, o sea, nada. Mientras la Serrana de la Moncloa (Mari Tere Fdez. de la Vega) reconvertida en madrastra de Blancanieves acusaba a Soraya de la Oposición de tener gula de poder; Soraya se quedaba sentadita en su escaño, muy recogidita ella. Me pareció estar presenciando una película de Harry Potter. Y es que nuestra Sorayita hasta se parece a Hermione, esa amiguita tan formal que tiene el mago más famoso del mundo. Eso debería hacer la Sáenz de Santamaría buscarse una pandilleta como la de Harry Potter; yo creo que encajaría más.
Otro que ha estado sembrao es Pío García Escudero recriminando al Presidente del Gobierno. Pío junto con González Pons deberían meterse a cartujos, ahora que tan en crisis está la vida cenobítica. Y según entren, que les den ya los cargos de abad y de padre prior, respectivamente. Tampoco estarían mal como dirigentes de una congregación mariana; ahora que caigo… Ellos militan en la congregación de Mariano, en un partido Mariano.
Su Majestad, el Rey, solicita un pacto de Estado para salir de la crisis que estamos padeciendo: unos más que otros. Pero esas palabras a quién iban dirigidas, ¿al tripartito catalán, quizá? Porque desde luego no creo que fueran dirigidas al Partido Popular, ya que desde el primer momento Zapatero no ha querido saber nada de este partido. De hecho, se ha aliado con todas las minorías posibles para hacer de su capa un sayo. A mayor abundamiento, las minorías que no pintan nada se han aliado con Zp para llevar el ascua a su sardina, aun a sabiendas de que perjudicaban al resto de los españoles. Vamos a ver, en qué país vive el Rey. ¡Qué ingenuidad pensar que Zp pueda pactar con la derechona! Yo, personalmente, no querría a Zapatero ni para el reparto de una herencia. Además, Zapatero sólo puede pactar con el viento que todo se lo lleva.
Tal y como se están desarrollando las cosas, será mejor que sigamos de cerca el caso de los griegos: detrás vamos nosotros. Recordemos que las mejores tragedias son las griegas y que en nuestros días todavía se siguen representado.
Un tonto con carrera se nota más que un tonto sin estudios. El que ha estado gracioso esta semana ha sido José Bono, viendo que salía humo de su ordenador, y sin pensarlo dos veces, le echó un vaso de agua y automáticamente el ordenador se apagó. ¡Genial! ¿Será verdad? Porque si fuera cierto, me extraña que no se fuera la luz en el Congreso o que la cosa no fuera a mayores con el agua y la electricidad. No hay fotos del suceso. A saber…
El miércoles tarde de cine: Nine. Un film que probablemente no pasará a la historia de los grandes musicales, pero se deja ver muy bien. A destacar el firmamento de estrellas que desfila en la película, entre todas ellas, la menos de rutilante es la de nuestra Penélope; a pesar de estar nominada para el óscar. Más vale un plano estático de la Kidman que toda la actuación de nuestra Pé. Pero bueno, mejor que la vean ustedes mismos y hagan su valoración, porque yo siempre veo a Penélope Jamón Jamón. El que está inmenso, pero inmenso del todo y como siempre, es Daniel Day-Lewis.


Foto.- Teatro Griego de Siracusa (Sicilia), donde cada año vienen representando las más célebres Tragedias Griegas.

lunes, 15 de febrero de 2010

FABIOLA A.M.


Fabiola A.M.

EN LA TRASNOCHADA 8 (María Jesús Mayoral Roche)


Villamayor de Gállego, 12 de febrero de 2010

En esta trasnochada quiero hacer un acto de contrición, llevo tiempo luchando, conteniendo ese ramalazo soberbioso que me sobreviene cuando entablo la lucha dialéctica y debo confesar que no lo consigo. Debería aprender a estar callada y aprender a tragar lo que oigo; pero eso de tragar no me va, mejor sería aprender a engullir. Hay cosas que no soporto: una es la mala educación, mejor dicho, los malos modos. Digo malos modos, porque en estos tiempos que corren la educación brilla por su ausencia.

No soporto la gente que golpea la mesa cuando habla, la gente que invade el espacio ajeno para hacerse ver, que bracea para no decir nada con el fin de hacerse notar; no soporto los gritos, las conversaciones a banda de seis personas y tres discusiones a la vez. Lo peor de todo esto es el día a día en una sociedad que está al borde de un ataque de nervios y a ratos conmocionada.

En la peluquería, un profesional del ramo me comentó que el concepto de peluquería estaba cambiando, que ahora englobaba un todo. Añadió que desde su página http://www.egogloss.com/, él defendía la idea de un estilismo total, protocolo incluido. Le pregunté: ¿Qué necesidad hay del protocolo en estos tiempos? Él, que es un hombre de mundo, añadió que el protocolo en cuestión de estilo era fundamental. No quise entrar en ese debate dialéctico que tanto me caracteriza, más que nada porque el ruido de los secadores interrumpía el ritmo de la conversación.

En mi sincera opinión, hoy en día ni siquiera queda gente educada, tan sólo hay gente correcta. La educación se ha perdido, y cuando digo se ha perdido lo digo con conocimiento de causa. Los hay que no saludan cuando entran en una consulta médica, en el ascensor, en un taxi… Pero esto, no nos engañemos, sólo pasa en España. En el mundo entero por la mañana la gente sonríe y te regala los buenos días. Sé que estas palabras no gustarán a mis lectores, pero desgraciadamente es la realidad.

La vida me ha llevado por muchos derroteros, por muchos lugares, algunos variopintos, otros muy elegantes, selectos. Donde más se ve la educación y el saber estar es a la hora de comer. Que conste que en este punto yo me considero bastante vulgar, entre otras cosas, porque disfruto comiendo y la gente con pedigrí no prueba bocado: picotea y poco más. Para mí comer y comer bien es todo un placer. Decir también que, cuando quiero, sé comer a punta de cuchillo y tenedor; pero sólo cuando las cosas se ponen serias, comidas muy formales, silenciosas, y por lo general con la cultura como protagonista. Ocurre también que en estas comidas se habla mucho y se bebe, pero apenas se mastica. Digamos que no disfruto de la comida pero me sacia la conversación, que de eso es de lo que se trata. Más, en estos tiempos en los que apenas se encuentra gente con la que hablar de Literatura, Arte, Filosofía…

Y a estas horas de la noche me pregunto de qué sirve el protocolo cuando la educación se ha esfumado y se han impuesto como norma general las salidas de tono. Lo que más siento es que esa conversación placentera en torno a un café y un cigarro haya desaparecido por completo, y por contra todos quieran sentirse escuchados, oídos, atendidos… Y para ello gritan, bracean, golpean la mesa. Echo de menos las buenas conversaciones, aquellas en las que aprendía tanto o más que leyendo un libro. Porque la conversación es un arte, un disfrute. En fin, aprenderemos a estar callados y a escuchar los ruidos de fondo; aunque últimamente he conocido el secreto de cómo disfrutar con mis soliloquios en compañía de un buen vaso de vino tinto.

Sensibles (Servando Gotor)

EFE informa: el 96,5% de los conductores españoles suspendería el examen teórico para obtener el permiso de conducir si volviera a realizarlo. Así resulta de una encuesta elaborada por el Instituto de Tráfico y Seguridad Vial, la Confederación Nacional de Autoescuelas y la aseguradora Zúrich, en la que catastróficamente se concluye que a mayor antigüedad del permiso mayor olvido y desconocimiento de la normativa, de la señalización y de los principios de seguridad vial, proponiéndose para paliar semejante “problemón” un reciclaje continuo de los conductores. O sea: más cursillos.

Qué listos. Las autoescuelas, como no tienen bastante con los nuevos cursos de “sensibilización y reeducación” vial para recuperar puntos, inventan ahora un nuevo “producto”: cursitos de reciclaje, oiga (¡y dos güevos duros!). El Instituto de Tráfico y Seguridad Vial, claro, tiene que justificar su existencia y sus subvenciones públicas y privadas sirviendo, lógicamente, a los intereses de aquellos que se las proporcionan “directamente”: las administraciones públicas y las compañías aseguradoras. Entrecomillo “directamente” porque quien de verdad las paga –“indirectamente”- somos usted y yo con primas e impuestos. Y, Zúrich, je: non coment.

Miren: un examen es sólo una referencia teórica. Punto. Saber conducir es otra cosa: experiencia, oficio, y sentido común. Ningún abogado, médico o arquitecto con un buen bagaje profesional pasaría ni un examen parcial de cualquier asignatura de su licenciatura sin prepararlo previamente. Pero ni el alumno más listo, ni el profesor, ni el catedrático más avezado les aventajará en saber llevar un pleito, concluir un buen diagnóstico o diseñar un sólido edificio. ¡Y pensar que para alcalde o presidente o para regir el Instituto de Tráfico o la Confederación mentados no hace falta ni título ni examen y nadie se escandaliza!

En fin acerquémonos un poco al asunto: los centros de las ciudades están peatonalizados. Y las medidas para que no conduzcamos y que cuando conduzcamos lo hagamos con grave riesgo de sanciones administrativas son descabelladas y represoras, con límites de velocidad inversamente proporcionales a los vehículos que nos venden y las vías que también pagamos. Y todo para que nuestro fenómeno Director General de Tráfico (tampoco a él se le exige cursillo ni experiencia alguna) salga en la tele colgándose medallas porque no se ha incrementado el número de accidentes. Aquí hay gato encerrado: negocio. El primero, el de las compañías aseguradoras, empeñadas en que tengamos montones de coches, paguemos las primas, pero no los saquemos de casa. Ya impusieron unos baremos indemnizatorios para las lesiones de tráfico (menuda vergüenza); consiguieron rebajar la tasa de alcohol a 0 y hasta llevarla al código penal. Pero las primas… Yo no sé si ustedes lo recuerdan: hace algo más de una década (hablo de memoria) hubo subidas desproporcionadas de estos seguros por un supuesto aumento de siniestralidad. ¿Bajaron o se congelaron estas primas con las sucesivas restricciones que nos han venido imponiendo? Y los impuestos de circulación que pagamos por conducir en ciudades peatonalizadas y escasos aparcamientos, todos de pago, ¿bajaron alguna vez? ¡Miau!

Y qué indignada toda esta cuadrilla que anda en… “la pomada” “del frasco”. Hasta se creen lo que dicen. Si por ellos fuera, nos llevarían a todos a la cárcel, hala, trabajos forzados (“en beneficio de la comunidad”). Pero con cochecito quieto y póliza e impuesto en marcha. Cómo se reduciría entonces la siniestralidad. No digo nada si naciéramos menos y muriéramos más (ojo, que todo se andará): habría menos gente, menos siniestros y menos paro. ¿O no?

Lo peor la complicidad de tantos “periodistas” que les aplauden mezquinamente porque dependen de ellos, de los que mandan: bancos, aseguradoras, prensa y políticos. Qué bien les vendría a todos no unos cursillos sino una lección magistral de cultura y sensibilización ética y democrática. ¡Ya les vale!

(El Comarcal del Jiloca, 06/02/09)

sábado, 13 de febrero de 2010

La próxima vez que te mate (Servando Gotor)


La próxima vez que te mate lo haré de verdad. No te valdrán ni trucos ni disfraces. Te emplazaré en estrados y al primer señalamiento, a toga quitada y cuchillo afilado, escupiré aforismos, vomitaré sentencias y recitaré el pandectas. De nada te valdrán jueces ni magistrados ni plegarias bíblicas. Porque sin perdón ni posible absolución, postulando la venia al cubo y derrotada en argumentos, por toda Europa estallará el grito orgásmico de tu condena. Pero sólo al despertar sabrás, entonces sí y con todos los pronunciamientos favorables, que en este pleito la victoria es mía.
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Imágen: Miguel Herrero/Servando Gotor

viernes, 12 de febrero de 2010

Atropina Jackson (Rebeca Parcial)


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…………………………………………………………………………….…………………………….…………si me quieres matar, mírame
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Atropina Jackson es la domadora de tigres del circo Sustanzia.
Ama su trabajo y ama a Desmond Poter, la bala humana,
que hace también de payaso y de funambulista.
Atropina Jackson es egipcia, a veces vegetariana
y gran coleccionista de azulejos.
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Atropina Jackson descansa recostada en la chaise longue,
lánguida y voluptuosa como una cleopatra.
Sus tigres la miran miran, sus tigres la están mirando.
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Cinco son los cinco tigres de Atropina:
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……………..solanillas, el más joven y travieso
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…………….pérez turbante, el de más años y edad
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…………….sabadell, que es tuerto del ojo izquierdo
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……..…….american beauty, un tigre albino
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………….….y müller müller, el quinto
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……………………………………………………………………………….…para hacerme soñar, mírame
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Soberbia e insobornable, Atropina Jackson
tiene un estilo faraónico y cruel de valorar las cosas
y la vida de los hombres no es importante para ella.
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Pasea con sus cinco tigres entre los rosales
de la margen izquierda o se acerca a loewe
porque necesita unos zapatos nuevos, mejor
si los tienen de cuero rojo con remates negros.
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Desnuda en la playa de los Diecisiete Silencios,
con sus cinco tigres entre la espuma y la arena,
tumbada al sol o mirando mirando al horizonte,
Atropina se siente viva y saborea toda la extensión
del universo.
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…………………………………………—————————–si tu amor es verdad, mírame
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Rebeca Parcial Parcial
Atropina Jackson
De El cazador de faisanes, R. y P. Parcial
Editorial Inéditos Definitivos, Zaragoza, 2008

jueves, 11 de febrero de 2010

Las olas de mi alma (Vladimira Pund)

Un Mar de sonrosados bostezos emerge de la nada
En su calidez placentaria pacen los peces de carne.
Allí laten las olas de mi alma.
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Mientras tanto, en otro Silencio, las errantes rosas de hielo
Flotan en dirección opuesta.
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Ante mí, los mares convergen
…………………se funden los pétalos
……………………………y la voz verde brota de la luz silenciosa.
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Y me dice:
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……………..Quiero vivir en tu virginal garganta.
…………………Voy a expulsar a tus coralinos carceleros
……………………..Voy a liberar a las olas.
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Vladimira Pund
sin título
11 de febrero de 2010

miércoles, 10 de febrero de 2010

COSAS VEREMOS AMIGO SANCHO (Antonio Envid Miñana)

Cosas veremos, amigo Sancho, que harán hablar a las piedras. Es inútil buscar esta cita en El Quijote, porque no está, es apócrifa, pero ha tenido fortuna y viene aquí pintiparada. El caso es que el ateazo de Zapatero, el del abuelo republicano y todo eso, se ha ido, nada menos que a Washington, a rezar con los senadores más conservadores de Norteamérica. Allí nuestro Presidente, como otro Moisés, ha citado el Deuteromonio en un claro guiño al poder judío americano, ese que ha aupado a Obama hasta la Presidencia y nos ha enviado a un embajador judío, como indica abiertamente su apellido, Solomont. Mi cerebro no es precisamente antisemita, reconozco que son gentes cultas y laboriosas, pero sospecho que mi bulbo raquídeo, el que dicen que rige las funciones vitales básicas, las instintivas, si que lo es ¡Qué le vamos a hacer!

Si en Washington Zapatero insta a pagar el salario al jornalero, en nuestro país parece más preocupado por subsidiar al parado, que por encontrarle un trabajo que lo sustente con dignidad. No nos extrañemos de esta vena bíblica recién descubierta de Zapatero, porque yo siempre le he observado un ramalazo mesiánico, algo así como: “seguidme, os conduciré a la tierra prometida, no os paréis a escuchar a agoreros”. Eso mismo dijo Moisés a los israelitas. Y le siguieron. Y los metió en el desierto y allí estuvieron dando vueltas durante cuarenta años. Claro, que entonces todavía no se usaba el Tom Tom y, además, hicieron una paradita para darle gusto a Moisés, que le dio por escalar el Sinaí.

Total, que para templar un poco los ánimos de sus gentes, bastante hartas de deambular por aquel desierto sin ver el final del túnel, Moisés les entrega El Deuteronomio, en el que, tras dar un repaso de lo acaecido durante el duro peregrinaje, les asegura estar a la vista de la tierra prometida, mientras les otorga nuevas leyes. Por cierto, que no sería Moisés, sino Josué, quien, al final, les llevaría a la tierra de promisión.

No sé porqué intuyo algún paralelismo entre aquellos históricos tiempos y nuestra actual situación: el borrego caminar de nuestro pueblo tras el mesiánico Zapatero, que prometiendo años de prosperidad, nos ha metido de hoz y de coz en una profunda crisis donde hemos quedado enfangados, no diré que por cuarenta años, pero por unos cuantos, al menos, tiene algo de acontecimiento bíblico. ¿Será Zapatero la plaga que nos envía la Providencia como castigo a nuestro pecado por adorar al becerro de oro de la especulación?

Febrero 2010.



Antonio Envid Miñana

martes, 9 de febrero de 2010

EN LA TRASNOCHADA 7 (María Jesús Mayoral Roche)

En la trasnochada, buscando un cuadro de Goya en una enciclopedia, me viene a la memoria la conversación que mantuve hace muchos años con unos amigos; era cuando vivía en Madrid y me perdía por El Prado con frecuencia. Mi amigo y yo coincidimos en que viendo una obra pictórica habíamos sentido ganas de llorar. Su madre -profesora de arte- esbozó una tímida sonrisa y nos comentó que ella se emocionaba, pero no hasta ese extremo. Hace unos años hablando de pintura con otro profesor de arte, le pregunté: ¿Has sentido ganas de llorar ante una obra arte? Me miró extrañado y me dijo que no. Él me devolvió la pregunta y me vi obligada a decir la verdad asintiendo con la cabeza, por la forma de mirarme me pareció que se sentía en desventaja. Sin duda –añadió- tienes una sensibilidad especial, porque yo nunca he sentido esa emoción y lo cierto es que me gustaría tenerla.
Hoy por hoy pienso, sinceramente, que los profesores de arte ante una obra maestra lo primero que hacen es valorar su parte técnica y que los simples amantes del arte nos dedicamos exclusivamente a apreciar su belleza. Y es que técnica y belleza, a veces, no se llevan bien. Cuando se contempla sólo la parte técnica no se puede apreciar la belleza, bueno, esa es mi humilde opinión.
En mi primer viaje a Sicilia, sabiendo de antemano todo lo que iba a visitar y en más de una ocasión, exclamé para mis adentros: ¡Dios mío! ¿Será posible? Y mientras yo me quedaba extasiada viendo las metopas de un templo griego, los vigilantes del museo seguían a la suya hablando y comiendo pasteles, sin hacer ni caso de lo que custodiaban, como si aquellas piedras sólo pudieran importar a los cuatro turistas chiflados que se perdíamos por allí. Fue en una iglesia barroca -máximo exponente de este estilo- donde los ojos se me arrasaron en lágrimas y sufrí palpitaciones hasta el extremo de no poder permanecer de pie, viéndome obligada a buscar un banco para sentarme. No sé qué me pasó realmente, pero pasados unos minutos me quedé sumergida en un agradable éxtasis. A mi regreso, hablando con una amiga que ama el arte tanto como yo, le comenté aquella extraña emoción. Ella se echó a reír y me dijo:
-Padeces el síndrome de Stendhal, el escritor, que cuando salió de la Santa Croce de Florencia se puso malo: su retina no pudo soportar tanta belleza y se quedó en éxtasis. Esa es, querida, una enfermedad exquisita.
Llegados a este punto me pregunto: ¿Hay alguna exposición actual, ya no que nos deje en éxtasis, sino que no nos deje indiferentes? Quizá el arte actual padezca la crisis que estamos viviendo; una crisis no sólo material sino también espiritual, con el agravante de que las crisis espirituales afectan más al arte que las materiales. Hace tiempo que no me maravillan las exposiciones a las que asisto, y lo que es peor, no sólo no me maravillan sino que además me cabrean, perdonen la expresión. Con tanto material técnico, con tanto soporte informático, lejos de ver una obra que me cautive o admire, lo único que aprecio en algunos cuadros es la copia de una fotografía mal hecha, la luz uniforme que reparte una cámara fotográfica, los fallos de un principiante, masa de pintura incontrolada, enormes cuadros dibujados a golpe de proyector. Algunas de estas exposiciones, como colofón, emiten un documental sobre al autor y su obra. En la última que estuve, viendo el documental de rigor, no sé si se trataba de un reportaje alusivo a la exposición o de un documental agropecuario. Para colmo, las críticas que leí en la prensa me dejaron estólida del todo. No deja de ser curioso que los expertos vieran todo lo que yo había echado en falta en aquellos cuadros. Y es que ellos, probablemente, desconocían los parajes en los que yo había crecido: los puedo ver con los ojos cerrados, con toda su luz, con el color en toda su intensidad, a todas las horas del día, en todas las estaciones del año… Los cuadros de aquella exposición tenían la luz automática de una cámara de fotos.
Puestos a sincerarme del todo, prefiero padecer el mal de Stendhal a sufrir el cabreo que me producen ciertas exposiciones y las opiniones de críticos políticamente correctos.





Foto.- Agrigento, Valle de los Templos (Sicilia)

lunes, 8 de febrero de 2010

CRÓNICA BEATA (Por Azulenca)

No sé quién habrá sido el exégeta que le escribió el discurso a nuestro ilustre Zapatero para su desayuno de oración en USA; desde luego no me cabe la menor duda de que fue a gusto del Presidente. Añadir que, con la que está cayendo en España, los españolitos ya nos habíamos percatado de que Zp no está por la explotación del jornalero humilde, sino por la labor de mandarlo al paro directamente: basta ver las colas del INEM. Los lectores de la Biblia y los que han comprobado los versículos del Deuteronomio que leyó Zp en el desayuno de la oración, dicen que debería haber seguido la cita hasta el final del párrafo. Yo comprendo a nuestro Zapatero laico, progre y libre y, añado por mi parte, que un agnóstico-ateo no puede nombrar a Dios en su oración bajo ningún concepto, por eso omitió la frase final: «De otro modo, (el jornalero) clamaría a Yavé contra ti y tú cargarías con un pecado». Vamos a ver, en qué cabeza cabe que nuestro Zp pueda mentar a Dios en su oración: eso sólo cabe en la cabeza de beatos y meapilas. ¿Alguno/a albergaba la duda de que no se atrevería a manipular la Biblia? Gente ingenua, supongo. Si no conociéramos las hazañas de nuestro Zp, incluso pensaríamos que se sentía orgulloso de ser español, de pertenecer a la civilización cristiana. Resumiendo: lo de Zp en USA una pantomima más retransmitida. Yo le hubiese recomendado a nuestro Zapatero que leyera los versículos del Libro de la Sabiduría, más que nada para ver si se le pegaba algo.
Nuestra sibila más psicodélica nos ha fallado, nuestra Leire Pajín ha errado en su previsión: la conjunción planetaria Obama-Zapatero no acaecerá, al menos en este año. Este hecho es de preocupar, quizá Leire esté perdiendo sus dotes adivinatorias. Lo que seguro no va a perder es su sueldazo a fin de mes y ese estilismo grasiento que la caracteriza. El otro día compareció con un nuevo look, llevaba flequillto muy gracioso y el pelo recogido en una coleta, eso sí, con el mismo unto de siempre.
La que de verdad noto afectada es a nuestra Serrana de la Moncloa (Mª Teresa Fdez. de la Vega). Y es que esta semana ha sido trágica para el Partido Socialista: ha caído la bolsa, ha aumentado el paro y a Botín le van las cosas mejor que nunca. Nuestra Serrana, en su última comparecencia ante los medios de comunicación, ya no nos regaló esa sonrisa arcaica, tan suya, enmarcada en arrugas; esta vez esbozó una mueca pintada de carmín marcándole el código de barras labial. Otra a la que le empieza a fallar el estilismo: de serrana cualquier día de estos se queda elfa doméstica. Digo elfa, más que nada, por dejarla reducida a lo elemental.
El que está rotundo y “sembrao” es Pepiño Blanco. Ahí está nuestro flamante Ministro de Fomento defendiendo con uñas y dientes al gobierno, al Partido Socialista, en definitiva, su sueldo, su sillón, su cargo. Y alega que el Partido Socialista trabaja, que tiene ideas, planes… En fin, de ilusión también se vive; pero ha llegado el momento de ver la trágica realidad que al pueblo español se le viene encima y no tardando mucho.
Trágica ha sido también la muerte de un soldado en Afganistán. Un soldado colombiano defendiendo la bandera española muere en Afganistán. La supervivencia es lo único que importa y los más desgraciados siguen cayendo, como siempre.
Concluyo mi crónica recordando, a todos aquellos que no han estudiado latín y a los que padecen los últimos planes de educación, que en el sentido etimológico de la palabra beato significa feliz.
Que tengan una beata semana.


Foto.- Altar barroco en Chiesa San Francesco (Palermo)

viernes, 5 de febrero de 2010

El mal (II) - Servando Gotor

Algo nos arrastra. Algo desconocido sin duda, nos arrastra.

Arthur Schopenhauer nos dejó su filosofía en un monumental tratado: “El mundo como voluntad y representación”. Decía allí que la realidad se nos oculta bajo un velo (como el velo de Maya) y nuestros limitados sentidos sólo alcanzan a ver un reflejo, una “representación” de esa realidad. Que si levantáramos el velo veríamos que esa realidad está regida por una única voluntad que todo lo mueve y a todos nos mueve, una única voluntad que preside todos y cada uno de nuestros actos. Y explicaba así el movimiento del universo, desde las salidas y puestas del sol hasta el más mínimo actuar de cualquier ser vivo. Si observamos a abejas u hormigas, las vemos incansables, laboriosas y disciplinadas hacia un fin desconocido que ellas mismas ignoran. Es el instinto de conservación, una de las manifestaciones de esa “voluntad” única y desconocida que todo lo mueve (muchos han visto la influencia de Schopenhauer en las doctrinas freudianas sobre el sexo y el instinto, concretamente en el “ello” que tira de nosotros).

Si observáramos una ciudad a vista de pájaro y constatáramos el reiterado ajetreo del humano pulular, comprobaríamos lo poco que nos diferenciamos de esos insectos. Bien pensado, nacemos para luchar, prepararnos, superarnos, con el fin de… ¿Con qué fin? Con el fin de... ¿morir? Sí, morir. Porque –en lo que alcanzamos a conocer- ahí acaba necesaria, fatalmente, todo lo que vive: en la muerte. A fin de cuentas toda vida se encamina hacia ella. Luchamos y peleamos sabiendo que vamos a morir y lo hacemos para sacar adelante a nuestros hijos que también lucharán para luego morir, amén de pelear para sacar adelante a los suyos para que los suyos, a su vez, hagan lo propio. Y así seguirá el movimiento –absurdo, a lo que alcanzamos- generación tras generación. ¿Por qué?, no lo sabemos. ¿A quién obedecemos?, lo ignoramos. El velo de Maya (nuestra limitación perceptiva o sensorial) nos lo oculta. Pero está claro que formamos parte de algo, de algún ignoto proyecto, que somos él mismo, la misma y única “voluntad”.

Hay momentos (los artísticos, los sublimes) en que un flash levanta el velo y nos descubre desnuda esa “realidad” inmensa y cifrada en un verso o en una pincelada. Son segundos, décimas, milésimas de segundo: el arte, el amor. Pero también la intuimos en otras manifestaciones. Por ejemplo cuando nos duele el mal ajeno. Si vemos maltratar a alguien y sufrimos, comprobamos que la víctima y nosotros formamos parte de algo, de un todo único que ignoramos. Su dolor es el nuestro.

Kant -recordemos- consiguió dar con la mínima regla “moral” objetiva alcanzable desde nuestras limitaciones. Ese humilde "imperativo categórico" que te aconseja obrar de forma que tu conducta sea generalizable; si no lo es, abstente. Único criterio apto para valorar la conducta humana como buena o mala.

Ahora bien, si atendemos, al "ello", a nuestro obrar mecánico e inconsciente sometido a una desconocida voluntad, a una fuerza desconocida, a los naturales principios de supervivencia, al instinto, a la naturaleza… también podríamos tomarlo como una referencia para huir del relativismo moral que mina nuestra actual convivencia. Si obramos de acuerdo a nuestro instinto, protegiéndonos a nosotros y al prójimo, si nos mueve la compasión ante el dolor ajeno, compasión que nos sale de dentro, de un ignorado interior, seguramente encontraremos ahí si no un criterio para distinguir el bien y el mal al menos una referencia para obrar.

Y también desde el punto de vista puramente práctico puede valer: al menos para echarlo en cara a los que, amparados en esa dificultad de dar con criterios éticos, mantienen que todo vale. (Huelga insistir, que hablo siempre, al margen de toda creencia o confesión).


(El Comarcal del Jiloca, 05/02/10)

miércoles, 3 de febrero de 2010

FABIOLA A.M.

Nos lo prometió. Fabiola nos prometió que afrontaría imágenes propias. Aquí nos honra con la primera. Gracias.

EN LA TRASNOCHADA 6 (María Jesús Mayoral Roche)


Villamayor de Gállego, 3 de febrero de 2010

En la trasnochada, poniendo en orden las fotos de la matacía de un tocino que se llevó a cabo en la Peña Gastronómica El Cerdo, me viene a la memoria la primera matacía a la que asistí siendo prácticamente una niña. Acontecimiento este que no se olvida y que me apetece rememorar a estas horas previas al sueño, horas que avivan el recuerdo. Y lo voy a contar como debo contarlo, al estilo de Villamayor de Gállego, mi pueblo.

Para los niños pertenecientes a la generación de los Planes de Desarrollo, la matanza del cerdo suponía todo un acontecimiento, era por así decirlo el acontecimiento por excelencia del frío invierno.

Días antes, la casa empezaba a oler a ajos, hinojo, pimentón, anisetes, avellanas, piñones y demás especias. Los instrumentos y útiles salían de sus polvorientos y entelarañados aposentos para ser fregados y refregados una y otra vez hasta sacarles el lustre, ese lustre primigenio que sólo el esparto natural sabe sacar: pucheros, terrizos, trébedes, caldera, espumadera, capoladora, envasadora de morcilla… Apilados por cocinas, cubiertos y graneros, esperaban su turno en el gran día de invierno. A mí, todos aquellos preparativos me ponían en un estado más nervioso del habitual, eso de matar al tocino suponía jaleo, entrar y salir a los corrales, estar en medio del zancocho; vamos, que me encantaba estorbar para ver y comprobar, para saciar mi curiosidad infantil. Pero claro, yo nunca había visto matar al tocino. Mis padres se negaban a que lo viera, porque consideraban que no tenía edad para presenciar la matacía.

Pero llegó el día en que mi padre decretó que ya podía asistir a la matanza del cerdo. Lo voy a contar, tal y como lo siento. A las cinco de la mañana, de noche oscuro, llegaron los matarifes armados con los ganchos y cuchillos, se dirigieron a la zolleta, y con alevosía y nocturnidad, engancharon al cerdo de las orejas y lo agarraron del rabo. Los gruñidos del animal eran estremecedores en el silencio y la oscuridad de la madrugada. Yo no perdía ripio de todo lo que estaba presenciando. Los matarifes con fuerza y destreza redujeron al animal hasta tumbarlo en la bacía, completamente estirado y en medio de convulsiones, uno de los matarifes clavó el gran cuchillo en la garganta del cerdo: la sangre comenzó a manar a chorro. Mientras, la mondonguera arrodillada sobre un gran terrizo, remangada hasta los codos recogía la sangre del animal dándole vueltas con brío y sin parar para que no se echara a perder. Yo, viendo aquella carnicería, me había quedado petrificada. Terminada la recogida de la sangre, le tendieron a la mujer un paño blanco e inmaculado para que se limpiara el brazo sanguinolento. Aquel brazo teñido de sangre, el tajo en la garganta del tocino y la agonía del animal hicieron que no volviera a presenciar una matanza. Al terminar la faena mi padre me dijo secamente: bueno, ya lo has visto. Aquel año no comí ni bolas ni morcillas.

Y rememorando esta matanza tradicional me viene otra al recuerdo, sólo que más cálida, más mediterránea. La matanza que nos contó Elio, el guía que nos acompañó en el viaje a las Islas Égadas. Desembarcamos en Favignana, la isla por excelencia del atún; el día era claro y la mar, de un azul intensísimo, estaba en calma. En el mismo puerto, antes de seguir adelante, Elio se puso muy serio, reunió el grupo en torno a él y comenzó su relato. Me gustaría contarlo como lo hizo él, con ese sentimiento ancestral que tienen los sicilianos a la hora de contar sus tradiciones; pero no es lo mismo relatarlo en español que escucharlo en italiano.
La palabra “mattanza” sólo la utilizan los italianos cuando se refieren a la “tonnara”, la matanza del atún. La pesca del atún en Sicilia es un rito sacro y presenciarlo debe ser tan bello como impresionante. En alta mar, diferentes tipos de embarcaciones preparan una trampa, una especie de laberinto hecho con finas mallas por el que entran los atunes hasta llegar a la sala de la muerte, un gran cuadrado forrado con redes donde arponean al atún. El Rais (el jefe) -palabra árabe con la que designan al que gobierna la pesca- en el momento que él estima oportuno, se quita la barretina y con un solo gesto ordena silencio; los pescadores cesan los cánticos y se miran entre ellos: el silencio debe ser sepulcral. En ese instante casi épico y silente, en medio del mar y en la sala de la muerte, se aproximan todas las embarcaciones al palo de San Pedro (una cruz) que porta El Rais, éste entona una oración dejando todo en manos de Dios y la Naturaleza. Sigue el silencio más absoluto en espera de que El Rais dé la señal, un silbido y un gesto: comienza la matanza de los atunes. Intento imaginarme ese momento silente, esa oración plañidera, la seriedad de la batalla entre los atunes saltando y retorciéndose mientras los atuneros clavan el arpón una y otra vez; en cuestión de minutos ese mar plateado de espuma y escamas hierve en sangre. Finalmente, El Rais emite un silbido y hace una señal con el brazo: la “mattanza del tonno” ha terminado. Y este es el breve relato de una “mattanza” secular, semejante a una procesión ritual encabezada por un gran sacerdote hasta oficiar el sacrificio final.
No deja de ser una casualidad que las palabras rais y matarife provengan del árabe y que la palabra matanza signifique lo que viene a ser entendido vulgarmente como una escabechina.

Fotos.- Cerdo abierto en canal en la peña gastronómica “El cerdo” (Villamayor de Gállego) Factorías de atún en Favignana (Sicilia)

lunes, 1 de febrero de 2010

JAVI


CRÓNICA NUCLEAR (Por Azulenca)

Cedo cuatro baldosas del cuarto de estar de mi casa para almacén nuclear. ¿A qué es una buena idea? Tal y como van las cosas en este país, con un sumidero doméstico nuclear subvencionado en casa y un poquito de paro: a vivir que son dos días.
La Ley de Educación. La que les espera a los padres con dos dedos frente en este país. Antes todo era psicológico, ahora con esta nueva clase política que vuelve a renacer, todo se torna ideológico. ¿Qué tendrá que ver el teorema de Pitágoras con la política? Está claro que las nuevas generaciones no sabrán quién es Jesucristo, pero les quedará muy claro que hay que santificar el fin de semana con la litrona, civilizadamente, claro.
Mi amiga María Jesús Mayoral ha escrito en alguna de sus novelas que hoy en día el poder de la palabra lo tienen los tontos, y que los listos se callan por miedo a meter la pata. Bueno, pues eso, Manuel Pizarro abandona la política. También ha escrito y yo lo he comentado en alguna otra ocasión, que en todos los pueblos, en cada rincón de España hay un tonto que se llama Mariano. No digo más, no sigo.
Jubilación a los 67 años, este es el futuro de los niños nacidos a partir de 1959. Como las arcas se están vaciando aprisa y no va a haber dinero para pagar las pensiones, la solución es tener al personal trabajando hasta que se le caigan los dientes. No quiero pensar en lo que pueda pasar de ahora en adelante cuando nos sirva un café un camarero con artrosis, cuando vayamos en un autobús con un conductor prostático, cuando nos atienda un funcionario sordo, en fin… y así sucesivamente. Acabamos de dejar la era del bienestar para volver a la esclavitud: trabajaréis hasta el fin de vuestros días. Como últimamente no estoy nada optimista, en breve, nos dirán que los medicamentos habrá que pagarlos de nuestro bolsillo. En este país no habrá dinero para pagar pensiones ni medicamentos; pero los políticos seguirán con su coche oficial, con su supersueldo, con sus prebendas y a cambio nos multiplicarán los problemas, que es lo único que saben hacer. Aunque no sé por qué digo todo esto, si a mí ni me va ni me viene. Yo, a partir de los sesenta, pienso echarme a la vida hippy. ¡Que trabajen los tonticos!
Ciertas televisiones cada día alcanzan una nueva cuota de indecencia. El Rafita, un personaje que no debería pertenecer a la especie humana, un elemento que mató a una inocente con toda la vesania de la que es capaz un ser degradado; pues bien, lejos de la rehabilitación, a este sujeto le han dado salida a la sociedad y además le han puesto voz en horas de máxima audiencia televisiva. Por lo visto en este país tampoco queda compasión para las víctimas. El periodista Pedro Piqueras fue todavía más lejos y se atrevió a decir que la madre de Sandra Palo no es muy proclive a perdonar. ¿Y tú, Pedro Piqueras, si hubiese sido tu hija serías capaz de perdonar? Esto no es ya telebasura, esto es ya la desvergüenza nacional. Además, perdonar es muy fácil, basta con decirlo, hasta El Rafita es capaz de pedir perdón cuando lo que debería pedir en realidad es que lo castigaran más. Eso sí, no lo debió ni pensar dos veces a la hora de llevarse por delante a una pobre inocente y cómo lo hizo, mejor no recordarlo porque se me ponen los pelos de punta. Sí, perdonar es fácil, basta expresarlo; pero qué madre puede olvidar la muerte de su hija sabiendo la clase de torturas y la muerte que le dieron unos desalmados. El Rafita se merece pasar el resto de sus días en la sombra. Pero no, en este país está de moda dar voz e imagen a estas vidas edificantes que siembran el terror y matan sin piedad; eso sí, luego piden perdón públicamente. Yo le sugeriría a Pedro Piqueras, que se lleve El Rafita a su casa y que si tiene una hija se la presente.
Bueno, cambiemos de tema que se me calienta la sangre por momentos. El miércoles retomé mis tardes de cine. Sherlock Holmes, una película basada en la obra de Conan Doyle, muy entretenida y rompedora en el sentido de que no sigue el viejo patrón del detective más famoso del mundo; me atrevería más bien a calificarlo como una especie de Agente 007 del siglo XIX, añadiendo sutiles matices de Draculianos al malo de la película. Yo me lo pasé bomba, entre otras cosas porque asistí a la sesión con versión digital. Maravillosa la recreación del Londres victoriano bajo unos cielos plúmbeos y voluminosos.
Azulenca


Foto.- Sandía en fase experimental, plantada en un monte exento de residuos radiactivos.
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