jueves, 20 de agosto de 2009

Iguazú (Narciso)


Nunca he visto las cataratas de Iguazú, pero es como si siempre las hubiera visto, como si yo mismo fuera las cataratas de Iguazú, todas ellas a la vez, justo entre Argentina y Brasil, en la mismísima frontera. Es como si yo fuera los más de doscientos saltos de agua, fluida, ininterrumpidamente. Sí, soy reunido y disperso como las grandes aguas, entre flores, vertiginoso y frío y profundo como una corriente azul que lava las raíces; caudaloso y turbulento y mortífero como el innumerable ejército de Atajerjes; oscuro y sangriento como una sacudida fija entre dientes, como un cordero atrapado por un tiburón en el agua helada.
Nunca he visto las cataratas de Iguazú, pero para qué verlas si es como si las conociera de toda la vida, como si yo fuera todas las cataratas de Iguazú al mismo tiempo; saltando azul al vacío; rasgando el aire y el viento como una nube de acuáticas flechas frías; sacudiendo los árboles; mojando las enormes plantas pálidas que crecen en las rocas; fluvial y fugitivo como una tormenta de verano; insistente y poderoso como un toro contra el caballo en el castigo de varas; perdido y feliz como el agua que se va y se olvida; reunido y feliz como el agua que llega para habitar la memoria; persistente e impulsivo, golpeador y contundente, perseverante y esquivo como un boxeador con las apuestas en contra.
Nunca veré las cataratas de Iguazú, para qué, yo soy las cataratas de Iguazú, desbordado y penetrante como el aroma de los jazmines; preso y fugitivo como el agua que no cesa; vertical y atrapado como una cabellera rubia; tremendo como una estampida de elefantes en celo; mortal y sereno y con la sangre fría de un frío asesino a sueldo; fecundo y generoso y excitado como una manada de sementales blancos; espumoso como un barril de cerveza de trigo; temible y terrible como el incesante tiempo que cuenta nuestras vidas; seductor y sabroso como una indígena malabaresa.
Nunca veré las cataratas de Iguazú, para qué, yo soy las cataratas de Iguazú, extenso y concentrado como una manifestación de mineros en huelga; peligroso y traidor como un rico sin escrúpulos; verde botella como una botella de sidra; azul cielo como un bote de jabón de baño; transparente y turbio como un charco removido; preciso y helado como un escalador del Aconcagua; joven y anciano como el despertar de una siesta; fresco y cálido como una mano hundida en la nieve.
Nunca veré las cataratas de Iguazú, para qué, yo soy las cataratas de Iguazú, torrencial y contenido como el orgasmo de una ballena; salvaje y disciplinado como un apache domando potros; fluvial, impúdico y doloroso como el llanto de una viuda en la soledad de la primera noche; vegetal en las orillas como un camino en la huerta; incansable, inagotable, incesante, inundado, insistente, final.

5 comentarios:

  1. Maestro del silencio,
    el él adquires precisión,
    necesaria, que duele y cauteriza a la vez.
    Desconfías, confiando,
    Ayudas, sin hacerlo,
    Tu arte no se aprende en los libros,
    es un don.

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  2. ¡Ahí está! Ahora lo he visto: tú eres las cataratas de Iguazú. Mírate al espejo, siéntete, y las verás. No precisas visitarlas.

    ¡Ahora lo he visto! Hasta su tierra roja, esa tierra roja de Misiones eres tú.

    Como dice Àngel, tu arte no la has aprendido en los libros, es un don.
    Bienaventurado.

    Zitoz
    La Conchaparis

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  3. Conchaparís, tiene usted un humor genial, que me hace tratarla de usted.
    Da mucho respeto.
    Me sale espontáneo.

    Ángel.

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  4. Mire usted, don Ángel, en general yo también utilizo el usted... porque me da mucha risa. Y reir, reir lo necesito como el oxígeno.

    El mal humor me fatiga mucho.

    A las buenas tardes.

    PD.- Bueno, solo trato de tú a Vladimirita pero es que, Vladimirita es Vladimirita... y el mal humor solo lo utilizo con el blogger.

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  5. Cuando trato de usted a alguien, es por que percibo su suscetibilidad, su sensibilidad.
    Me parece genial su humor porque creo que nace de ahí.
    Me pasaba lo mismo con Logasto.

    En cuanto me recupere, vamos mejor dicho en cuanto lo lleve mejor...
    Le va a sentar mal tanto oxígeno.

    Ángel.

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