jueves, 20 de agosto de 2009

CRÓNICA CON NARANJAS (Por Azulenca)



Tras oír las consejas de la ministra Trini, no sé qué se me pasó por la cabeza, el caso es que me tomé un orujo de sopetón. Eso unido a los cuarenta y tantos grados que marcaba el termómetro de la terraza, terminó por hundirme en el clásico sopor estival. Cerré los ojos y comenzaron las voces: limpiar los mocos con papeles, tapar la boca con la mano cuando se estornuda, lavarse las manos con agua y jabón, no dar besos… Las recomendaciones de la ministra me sumergieron en una pesadilla, mi subconsciente se revolvió de tal manera, que aquellas mujeres tipo sargento con pelusilla de la Sección Femenina se me aparecieron en sueños. Me veía dando volteretas con aquellos bombachos de algodón que nos ponían debajo de la falda tableada del uniforme que picaba que rabiaba, a continuación sonaron unas palmadas cuál tambores africanos llamando a la carrera; cuando ya iba con la lengua fuera me vi en una clase de Urbanidad y Buenas Costumbres a golpe de campanilla, tan típicas del nacional-catolicismo con el fin de hacernos mujeres de provecho. Estaba soñando y me parecía revivir la prehistoria, mujeres de provecho. ¿Todavía se lleva eso? Bueno, volvamos al tema; estaba yo en mi pupitre cuando en mitad del sueño se me coló Trini con su melena acampanada hablándole al micro, con esa voz grave que pone cuando menciona la Gripe A. La imagen de la ministra me trastornó del todo. De repente me vi en mitad de una plaza encabezando una pancarta que decía: ¡BESOS NO, GRIPE FUERA! La conmoción onírica vino cuando una voz lejana y sin cara, a modo de eco repetía: no beséis las sagradas reliquias ni os mojéis los dedos con el agua bendita. Me desperté sobresaltada y desorientada, no sabía si me encontraba en la España actual, en la de los Planes de Desarrollo o en la de la Transición; tampoco sabía si las reliquias y el agua bendita tenían algo que ver con la brujería o con la inquisición. Cerré los ojos y me quedé traspuesta, pasados algunos minutos y algo más recuperada pero con las sienes ardiendo dije: estos socialistas nos van a volver locos a todos. Bueno, no lo dije exactamente así de soso, primero solté un buen taco y luego pronuncié la frase. Y es que llevamos un calentón estival y mental que va a pasar a la historia de la historia.
Es tal el calorazo que hasta al mismo faraón, Pepiño Blanco, se le han parado las máquinas: problemas con el AVE y en el Aeropuerto de Barajas. Di que… desde que es ministro de Fomento sabe torear mejor que José Tomás. José Tomás el torero, que no el sastrecillo indiscreto de Camps.
Lo cierto es que nuestro flamante ministro de Fomento está hecho todo un brazo de mar. No sé, pero le noto un brillo en el cutis que me da que pensar; si a eso le añadimos los trajes raya diplomática que se endosa últimamente no me parece el Pepiño de antes, ahora es un hombre nuevo. Ignoro si tendrá el mismo sastre que Camps, pero le sientan los trajecitos como un guante. Y ese lustre, ese brillo facial que exhibe me da en la nariz que se ha ido a hacer una limpieza de cutis o un tratamiento de rehidratación. Lo cierto es que Pepiño, nuestro Pepiño, luce en todo su esplendor.
Otra faraona es nuestra Vicepesidenta más vice. El otro día iba con su séquito en una de esas visitas que tanto le gusta hacer, salió a la calle y comenzó a andar dejando la mano suelta, suspendida en el aire, como sin saber qué hacer con ella; a continuación una señora de la comitiva, sin mediar palabra, se acercó hasta ella y le puso unas gafas de sol en la mano. Ahora ya se puede decir que estamos viviendo plenamente en la “Corte del Faraón”.
Estoy pasando un verano fatal, esas pancartas del Plan E hacen que me sienta mal. Pensar que toda esa gente que estaba parada hace unos meses ahora está trabajando a lomo caliente con el calor que estamos pasando me remueve la conciencia. Veo ciudades y pueblos levantados, socavones, andamios, hormigoneras, excavadoras; currantes moviéndose entre el polvo y el ruido y me digo: Después del Plan E lo mismo viene el Plan C. Porque si el Plan E es un Plan Español para el Estímulo de la Economía y el Empleo, lo mismo el Plan C es el Catalizador Catalán para Calentar las Castañas que nos traerá el otoño. Bueno, estoy desvariando, sólo era un suponer.
Felices vacaciones.

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