lunes, 6 de julio de 2009

CRÓNICA CON CANNOLI(Por Azulenca)


He estado de vacaciones en Italia y allí el personal no está muy contento con ese comunista de Zapatero, que así es como lo llaman. Y es que a los italianos les importa un comino la vida de Il Cavaliere. Cada uno en su casa puede hacer lo que quiera. Por lo visto vuestra izquierda y nuestra izquierda no tienen nada mejor que ofrecer y se dedican a hacer montajes. Porque esto es un montaje, Berlusconi no es tan tonto. Tampoco les ha hecho gracia que ese periódico de Zapatero, El País, saque las fotos del premier italiano que ha sacado. Estoy contando lo que me han dicho allí y que conste que mis interlocutores no son partidarios de Berlusconi. Y es que los italianos tendrán sus cosas, sus particularidades, pero no tienen una memoria guerra-civilista como nosotros. Como me gusta visitar librerías allá donde voy, entré en la Feltrinelli y me acerqué a esas islas con centímetros cúbicos de papel llenas de novedades. Me llamó la atención un diccionario que se titulaba “da Aborto a Zapatero. UN VOCABOLARIO LAICO”. Su autor, Vladimiro Polchi. Lo cierto es que leí el párrafo dedicado a Zapatero y aunque no sé italiano pude entender alguna cosa, como que Zapatero estaba cumpliendo sus compromisos con los homosexuales, con el aborto y que ahora ya sólo le queda culminar la ley de suicidio asistido.
Aquí uno se pone al día en cuanto vuelve: más de lo mismo. Aquí pasa lo que pasa pero nadie lo quiere ver, tampoco quieren hablar y esquivan la pregunta como pueden. Pues que sepa la tribu del P.P. que debería tomar medidas con el asunto Bárcenas, también con el sastre de Camps y más medidas, pues la falta de medidas a una oposición que ni siquiera hace como el que se opone, resta gas y los Populares no andan muy sobrados que digamos.
Me tenía intrigada el pelo de la vicepresidenta Salgado, ese casco rubio con onda, esa melena rubia leonina que le da volumen al rostro. Y es que llevar ese pelo tan puesto desde que sale de casa hasta la noche va para nota. Bueno, pues ya me han contado el secreto. Todas las mañanas sale en coche oficial y a las ocho menos cuarto la peinan en unas conocidas peluquerías, que por cierto son muy baratas. Claro que aquí sólo la peinan porque el corte y las mechas, parece ser, son de estilista caro. Lo cierto es que toda esa masa de pelo sobre la cabeza le tiene que pesar lo suyo. ¿Si le afectará soportar el peso a la hora de sacar cuentas? Dicen que gasta en vestuario más que nuestra otra vicepresidenta, María Teresa. Ambas son elegantes, rubias reteñidas y rancias, sobre todo rancias. Rancias de mente, de espíritu; rancias en mentalidad, en la forma de hablar, en naturalidad… Vamos, que tal y como están las cosas y como se pueden poner con el paro, la crisis y demás, harían mejor vistiéndose en Zara. Eso sería dar ejemplo. Total para lo que lucen todo, mejor que se vistan de barato.
Otra que se luce mucho es Trini, la gripe la pone la sube al escenario y ella aprovecha la ocasión para ponerse las perlas al cuello. Yo no sé, pero las perlas son para ir al teatro, a la ópera, para la noche, de hecho, no están muy de moda. Pero Trini se ve bien con ellas y al fin y al cabo ella está en el escenario. Yo creo que se siente segura con ellas. Pero a mí que me gusta valorar las cosas en el conjunto estético televisivo, sólo veo un hilo de perlas entre dos guedejas.
No he ido al cine pero he ido a la ópera, algo que en Italia es muy normal. No quise desaprovechar la ocasión y fui a ver “Così fan tutte” al Teatro Massimo. Un teatro conocido mundialmente no sólo sus representaciones, sino también por el final de la última parte de El Padrino. Les recuerdo las últimas escenas. El viejo mafioso comiendo cannoli golosamente que termina envenenado, la entrada de los mafiosos metralleta en mano y la persecución dentro del teatro y finalmente la muerte de la hija del Padrino en la escalinata.
Foto.- Cúpula del Teatro Massimo.

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