sábado, 27 de junio de 2009

JAVI

Viva París (Narciso)

Con la sotana azul y la gorra de los yankees, voy por el mundo provocando miradas, despertando sospechas, anunciando una vida sin sangre, sin escaparates, llena de cruces bonitas y de saltos de agua. Fumando en pipa, cantando bajo la lluvia, pescando grandes atunes, deseo que todos sean mis hijos para abrirles una cuenta corriente y pagarles un viaje a Cancún.

Soy generoso como un campo de orquídeas blancas, extenso como una lavandería de sábanas, puro como el nacimiento de un caballo persa. Croquetas y albóndigas para todos, lentejas con arroz y mandarina de postre. Los días de la semana alteran mi ánimo y mis sustancias naturales, porque el tiempo es en verdad continuo y sagrado y desmonta los relojes de oro puro a borbotones.

Con los muslos al aire como una normanda, convaleciente de la fiebre asiática y enamoradizo como una colegiala, coqueteo impúdicamente con las dependientas, con las feligresas, con las peatonas, con las porteras, con las trabajadoras sociales, con las enfermeras, con las vendedoras, con las funcionarias. Me levanto la sotana azul para que vean mis fornidas piernas de ciclista y corredor de fondo; les hablo del Taj Mahal y del Aconcagua y de los hermosos lugares para perderse entre las pirámides; les regalo una implacable flor roja y dejo que las cosas sucedan despacio, entre bizcochos y perfumes, atardeciendo. Viva París.
Soy feliz como una feliz portuguesa, necesito todo lo que existe, me gustan los berberechos y resuelvo el asunto de la respiración tomando aire cada vez que me hace falta, sin detenerme a pensar.
(de "Cuescos" -Narciso-)

Blinis con vieiras marinadas (Servando)

Un día llegó el embajador austriaco a la ciudad. Pero lo que causó revuelo no fue su presencia. Venía acompañado de su hijo.

También aquel día había niebla...

Y allí estaba. Allí estaba el hijo del embajador. Crudités con salsa de tofu. Tan apuesto como en las revistas. Biquini de espárragos con jamón y albahaca. Allí. Rodeado por miradas felinas, falaces, felonas, Snacks variados de huevos de codorniz, a tiro de objetivos ocultos de ocultos paparazzis, Bricks de angula con espárragos verdes...

Y allí estaban ellas. Las dos. Crackers de avena. Sí, las dos. Canutos de langostinos. Las flores suelen crecer juntas, en grupos organizados que se llaman inflorescencias. Mini brochetas de mozzarella y albahaca. Allí estaban. Chaleco entallado gris con raya diplomática –italiano, por supuesto-; falda negra, ceñida y corta; blusa blanca y lazo negro a juego con la falda. Elegantes. Apetitosas. Raviolis de piña caramelizados. La inflorescencia se define como la forma en que aparecen colocadas las flores en las plantas. Bastones de polenta con ajo y guindilla.
Allí estaban ellas.

Berta, soy Berta.
Soy yo y mis caprichos
yo y mis fracasos
amazona sin fusta
corcel sin valquiria.


Y allí estaba él, rodeado de objetivos y teleobjetivos. Sushi de huevo y chupa-chups de codorniz. Allí estaba, desnundándolas con la mirada.

dios mío Berta
también tú te has dado cuenta, ¿verdad?
por dios, cómo no me voy a dar cuenta. Todo el mundo lo está viendo...
¿y...?
que me das miedo, Berta. Sólo eso.


(No lo haga, señorita, no lo haga. Nadie se creerá nunca que descendió voluntariamente. Dirán siempre que ha caído...
Y qué le importa todo eso a la maldita pebleya que llevo dentro... Una pebleya será siempre una pebleya. Y una puta siempre será una puta)

Allí estaba él. Allí estaba Ella. En la cima del ranking del emético más audaz. Y luego el momento, el crucial momento. Blinis con vieiras marinadas.

(De "Oh! luna de Alabama" -Servando Gotor-)

CINE: la calidad de antaño (Arcadio Muñoz)

Me viene a la memoria a raiz de una cena que esta noche 26 de junio celebrará el extinguido grupo Cineceta y a la que no podré asistir, el recuerdo de otra época, digo que me salen los exabruptos de una tiempo lejano. Eran los años 80 cuando un grupo de jóvenes zaragozanos se reunían en un local de la calle Zumalacárregui para simplemente hablar de cine, bien es verdad que se rodaron películas, importantes (cortometrajes) de cierto presupuesto que poníamos de nuestros bolsillos, téngase en cuenta que no existía la desatinada SGAE, ni las subvenciones que con tan beneplácito se obsequia a los nuevos valores de hoy día para filmar esas series “infumables” que nos ofrecen las diferentes cadenas de tv y, más duro todavía, se estrenan en Salas de Exhibición convertidas en largometrajes.

Posteriormente, una vez disuelta la sociedad, cada miembro tomó un camino diferente, pero sigo pensando lo de entonces, esto es, nunca logró Zaragoza un festival de cine en condiciones, ni salas en VO, a pesar de ser una ciudad cinéfila, de genios del séptimo arte, cayendo en lo mas bajo, las salas de los centros comerciales que proliferan por doquier, allí se exhiben filmes con escasa garantía cinematográfica, a veces depende del menú paquidermo a que se tiene acceso guardando la entrada, para elegir una u otra película.

Lo verdaderamente lamentable es que estudiantes universitarios sean los mas adictos a estas series, con unos actores artificiales, muñecos parlantes, lejos de los Fernando Delgado, José Bodalo, José Mª Rodero, José Mª Prada, Paco Rabal, José Luis Ozores, Victor Valverde, Manolo Galiana (recurriendo a “Escenas de Matrimonio” para comer), Fernando-Fernán Gómez, Rafael Alonso, Juanjo Menéndez, Jesús Puente (acabó sus días presentado aquel bodrio “Media naranja”), Pablo Sanz y tantos otros. Hoy resultaría un privilegio contar con alguno de ellos. En la actualidad, los jóvenes actores la mayoría retocados, parecen “chermineichiors”. Y no me imagino a Bodalo operado de la nariz, ahora sería un factor a retocar, cuando le daba cierta personalidad en sus personajes de policía con esa voz entrecortada.

Los nuevos tiempos, las estúpidas “operaciones triunfo”, la escuela de “fama”, todo ello son muñecos diabólicos, recreados por los espectadores. Hace poco decía Chicho Ibáñez Serrador que lo mejor que se puede hacer con televisión es apagarla. Por mi parte, jamás he pasado mas pánico que viendo “Historias para no dormir”. Tertulias estúpidas con unos “personajillos” de pacotilla, basta recordar a la histriónica Belén Esteban, debatiendo unos problemas interesantísimos, levantando la voz a gritos, el Conde Lequio, vividor empedernido sin oficio ni beneficio, todos ellos anotándose cada mes un buen pellizco en su cartilla de ahorros, ¿alguien ha oído hablar de “La Clave”?, posiblemente interesa mas lo que ocurre en la finca “ambiciones” que el aumento del paro. ARCADIO MUÑOZ.

domingo, 21 de junio de 2009

JAVI

LEVÁNTATE Y ANDA (Servando Gotor)

Vivir mata y obvio es que la muerte disipa la vida. Sin embargo, al morir, pierde más quien más ha vivido porque, aunque todos vivimos, unos viven más muriendo menos; algunos parecen soñar en vez de vivir; muere más el que más vive y vive más el que más muere, y al morir muere más el más vivo porque cuando muere un muerto apenas muere. ¿Y quiénes son los vivos y quiénes los muertos?

Avancemos. Primero, un viejo chiste: el médico exige al paciente una vida “sana”, nada de excesos, nada de cigarrillos, nada de alcohol, nada de sexo, nada de nada… ¿Y usted cree que así viviré más? Pues no lo sé, pero la vida se le hará eterna. Chiste que enlaza muy bien con aquello que decía, creo que Groucho Marx, acerca de que el mayor enigma no es saber si hay vida después de la muerte, sino si la hay antes de la muerte. Con lo que volvemos a la cuestión: ¿quiénes son los vivos y quiénes los muertos?

Los más vivos, no me cabe duda, son los que más quieren vivir. Y el paradigma literario nos lo ofrece Calderón en “La vida es sueño”: Segismundo, amordazado desde que nació sin haber visto nunca a otro ser que a su carcelero, siente un fogoso deseo de vivir cuando ve por vez primera a una mujer: la bella Rosaura. Vean lo que siente y lo que dice: “Con cada vez que te veo / nueva admiración me das, / y cuando te miro más / aún más mirarte deseo. / Ojos hidrópicos creo / que mis ojos deben ser, / pues cuando es muerte el beber / beben más, y desta suerte, / viendo que el ver me da muerte, /estoy muriendo por ver. / Pero véate yo y muera / que no sé, rendido ya, / si el verte muerte me da, / el no verte qué me diera”.

Otra muy –“pero que muy”- viva era Santa Teresa. Tanto, que se le quedaba pequeña esta vida y ansiaba otra mejor aun a costa de perder la primera. Y esperando aquella claro está que no perdió el tiempo en ésta. Miren si no, qué versos se marcó la extática abulense: “¡Ay, qué larga es esta vida! / ¡Qué duros estos destierros, / esta cárcel, estos hierros / en que el alma está metida! / Sólo esperar la salida / me causa dolor tan fiero, / que muero porque no muero”.

¿Y los muertos? Para mí que no hay vivos más muertos que quienes, esclavos de la moda, presumen de estar al día. Porque vivir es elegir, no que elijan por ti; vivir tu vida en lugar de la ajena; buscar, no encontrar; luchar, en vez de someterse. La excelencia está en no dejarse dominar por nada, dijo Antístenes. El esclavo de la moda, subyugado, hipnotizado, se deja arrastrar cómodamente y eso puede llevarle al hastío y a la imbecilidad. Que no hay duda: “el diablo es quien maneja los hilos que nos mueven. /Atractivo encontramos lo más repugnante”. Baudelaire lo vio.


Por eso, mientras tú que presumes de estar al día te empeñas en cuidarte, prohibir y obedecer, yo lucho, busco, elijo y hasta fumo. Me moriré antes, quizá. Y más gastado, seguro. Pero habré vivido. Aprende: vive y deja vivir. No dejes que los demás lo hagan por ti o a tu costa, ni amargues ni te amargues. Rebélate. Monta tu propia barricada contra el mundo, este atroz y doctrinario mundo de la anulación del individuo y sus libertades, la tiranía de la moda, el despotismo de las minorías resentidas y el fundamentalismo de lo políticamente correcto. A ti, a ti te digo: hastiado, perezoso, abducido: despierta, lucha, vive. ¡Levántate y anda!

(El Comarcal del Jiloca, 12/06/09)

miércoles, 10 de junio de 2009

JAVI

CRONICA CON BANANAS (Por Azulenca)


Después del anuncio que hizo la Sibila de Cumas (Leyre Pajín) sobre el encuentro planetario de su presidente con el de USA, salió al quite Zp para realzar el activismo verbal de su portavoz. Salta a la vista que Pajín es hija natural del caos y que, en esta conmoción cosmogónica que padece, entra en trance y relata sus visiones de una forma que el resto de los mortales no alcanzamos a comprender; quizá estemos ante un ser superior incomprendido, pero yo, ser poco evolucionado, me río mucho con ella.
La comparecencia de la Pajín para dar el balance de los resultados electorales de las europeas fue otra de sus actuaciones estelares. Eligió para la ocasión un vestidito de colegiala; la niña una vez más hizo gala de su magín y dio a entender que los socialistas apenas habían sido castigados en las urnas. Bien, Leyre, bien. Siempre he sentido curiosidad por la formación de esta mujer, me gustaría saber a qué colegio fue y conocer a alguno/a de sus profesores/as. La semana pasada apareció en una foto desperezándose y bostezando como si estuviera en la cama; sólo que estaba sentada en un sillón del Congreso. Y es que estos socialistas son tan espontáneos y tan laicos, que ahora celebran bautizos civiles para dar la bienvenida a la ciudadanía al neófito de turno. Y para dar consistencia a este tipo de ceremonias se ayudan de iconos liberados como Cerolo. Genial. Hemos llegado a la plena decadencia y sólo la perciben los que tienen sentido común: especie en plena extinción o en estado de aletargamiento.
Me encantó la foto post-electoral del PSOE. Leyre al lado del héroe vencido, del dandy caído, Rodríguez Aguilar. El pobre ni siquiera contó con el apoyo de su tierra Canaria. ¡Anda que no le tiene que doler! En esa foto de familia posaron entre otros, Cerolo y Bibiana. Noté que les pesaba a todos la nariz y que sus labios apenas podían soportar la fuerza de gravedad nasal, convirtiendo la sonrisa en un rictus etrusco. Y es que la línea de flotación estaba tocada. La prueba es que Zp desapareció en la noche de Ferraz; fue una noche sin banderas, sin aplausos, muda. En fin… se han quedado como la pobre señora de derecha que viajaba sola en el autobús. Ese anuncio, que no sé cómo calificarlo, no les ha dado más votos y por lo que se desprende de las urnas, parece ser, que esa pobrecica mujer sola no está tan sola.
Otra que estuvo estupenda bajo la desconfiada mirada del Ministro del Interior fue nuestra vicepresidenta más mona, María Teresa. Balbuceaba las cifras y parecía seguir con la vista los puntos que se le echaban a correr. Sin puntos los millones le bailaban, las decenas y centenas se le alborotaban y las unidades se le escapaban. Y era el temblor que llevaba encima el que le paralizaba el discurso estadístico, el ritmo numérico: perdían y ella quería dilatar las cifras pero sin resultado a favor. Al quite y acertadamente estuvo Alfredo, que de cifras y datos sabe un rato. Y es que no saben perder.
No sé si es de autobronceador o de rayos UVA el moreno antinatural de Ana Mato; lo cierto es que restó resplandor a los resultados del P.P. El estilismo es importante y la puesta en escena hace mucho. Cuando se gana, aunque sea por poco, hay que salir espléndida al escenario. Ana, ese moreno conguito o tipo brasileño, no está de moda.
Estos resultados electorales del pasado domingo no son relevantes. El PP ha ganado y el PSOE ha perdido pero el margen de diferencia es mínimo; a pesar de la que caído en los últimas semanas con la crisis, el paro, el pildorazo y demás… La abstención también cuenta y por eso el triunfalismo de Pío García Escudero está demás, que no se las prometa tan felices. Y quiero recordarle al P.P una máxima que me dijo hace más de veinticinco años una andaluza sin salero: para ir con alpargatas con Fraga prefiero ir en alpargatas con Felipe. Quizá explique esta frase la dinámica del pensamiento español que vota al puño y la rosa.
El miércoles al cine. Millennium: los hombres que no amaban a las mujeres. Una película mal planteada en la que desde la lógica se adivina el final desde el comienzo. La cuadratura del círculo, del rombo y del trapecio. El título debería ser más exacto: los hombres que maltrataban y torturaban a las mujeres. No he leído la novela, pero si es como la película no deja de ser un cuento cruento tipo años cincuenta.

lunes, 8 de junio de 2009

BAZOFIA (Servando)

A ver, Coma, piensa un poco: quieres ir al cine a ver una buena peli, ¿vale? Vale. Pues mira, va a ser que no. ¿Cómo que no? Imposible, Coma, eso es casi imposible. Pero Punto, por favor, si antes te informas bien… ¿Te informas?, ¿te fías de la prensa?; información interesada, Coma, ni caso, lo que yo te diga, además ¿qué te crees, que todas las pelis son buenas? Hombre, buenas lo que se dice buenas…

Bien, avancemos, Coma, ahora piensa en un libro: un viernes, toda la tarde para ti, te apetece leer… ¿Llueve? Sí, además llueve, Coma, ¿qué libro comprarías? Uno de tapas duras. Por favor, sé un poco más exigente, Coma. Pues… qué sé yo, Punto, un ‘buen/seller’, no sé... ¿Y si ese ‘buen/seller’ que dices resulta un fiasco? Pues tampoco se acabaría el mundo, Punto. Ahí, ahí quería llegar yo, Coma, a que el mundo sí se acaba: si consigues llegar a los noventa años en un estado aceptable, treinta te los pasas durmiendo y otros treinta trabajando, de los treinta restantes estás cinco buscando aparcamiento, tres haciendo tus necesidades, cuatro conquistando mujeres, otros cuatro desayunando, comiendo y cenando, y el resto mirando a las avutardas. Tienes razón, Punto, es verdad: hay que aprovechar.

Sigamos, Coma: una tarde de otoño, te apetece oír música… ¿también consultarías la prensa? Pues mira, Punto, no; aquí sí que lo tengo claro, porque me gusta el blues y en los medios sólo existen el Bisbal y el Bustamante. ¿Entonces, Coma…? Pues que compraría ‘The quintessence’, de Bessie Smith y tan ricamente. ¡Ja!, que te lo has creído, ¿pero tú qué te piensas, Coma, que te tiras a la calle, dices ‘Bessie Smith’ y aparece? Sí, es verdad, Punto: nunca lo encontraría, sólo daría con Bisbal y Bustamante. ¿Entonces, Coma…? Pues que sí, que lo tengo bastante crudo: ‘que siempre que ocurre igual, pasa lo mismo’, Punto.

Sigamos, Coma. Hasta aquí tenemos que las distribuidoras de cine, las editoriales y las discográficas no te venden lo que tú quieres sino lo que ellos quieren. Cierto, Punto. Y de hecho llevamos años y años viendo, leyendo y oyendo lo que ellos y sólo ellos quieren que veamos, leamos y oigamos, ¿no? Así es. Y, además, suelen ser productos de usar y tirar porque en lugar de seleccionar lo que producen necesitan mover constantemente el mercado con una publicidad feroz para que esos productos “suenen”, se “compren” y se “agoten” rápidamente, de forma que en lugar de vender tres venden treinta, ¿no? Sí. Necesitan que estén de moda cuatro o cinco días, ¿miento? Jamás has dicho tanta verdad, Punto. Además, Coma, te convencen de que si tienes ese último ‘hit’ estarás ‘in’ en lugar de ‘out’. Exacto, a la moda. Y podrás decir aquello de ‘yo tengo eso’ o ‘yo vi eso’ o ‘yo leí eso’ o ‘yo estuve allí’. Así es, Punto. Pero al final… al final, Coma, ¿qué nos han ‘metido’? Bazofia, Punto, sólo bazofia. Claro, producen tanto que resulta imposible conseguir cosas buenas.

Conclusión, Coma: al año hay miles de productos nuevos. Sólo los buenos, un porcentaje ridículo, son los que merecen la pena, los que superarán el paso del tiempo, los “clásicos”. Si vas directo a ellos, a los clásicos, aciertas, seguro; si no, te aburrirás como una mona y habrás perdido esas pocas horas de vida que nos sobran consumiendo eso: bazofia. Estarás al día, eso sí, a la moda, pero invadido por el tedio. Sólo la SGAE, implacable y voraz, saldrá ganando.

Sí, Punto, cierto, pero ¿dónde coño encuentro yo esos clásicos del blues, si sólo nos venden al Bisbal y al Bustamante? Joder Coma, en internet. ¿En internet…? Pero eso ¿no está mal? No: eso es ‘barricada”, Coma. ¡Punto!

(El Comarcal del Jiloca 29/05/09, Servando Gotor)

jueves, 4 de junio de 2009

JAVI

CRÓNICA AL PESTO (Por Azulenca)


Bibiana y Trini, rubias, peligrosas y ridículas. La que nos ha caído… -dijo Trini. Trini se lo decía a Bibi por lo de la píldora y a sí misma por lo de la gripe. Estos males gestionados por estas muchachas son endémico-sociales, lo malo es que lejos de curarlos se quedan crónicos; el caso es que ahí están estas melenudas sin sesera ejerciendo el cargo. ¡Esto es por lo que hemos luchado, compañera! Lo mismo levantan el puño y todo con las perlas envolviéndoles el cuello, vestidas de firma. Otra que se subió al carro para completar la triple entente, es Carme; ésta es la de la gripe cuartelera, ésta es la que se ha quedado indefensa y para armarse en su comparecencia apareció vestida de rojo pasión. Y es que una mujer vestida de rojo siempre esconde un arma; aunque lo mismo quería taparla.
Gripes aparte, me gustaría saber qué pinta un grupo de niños visitando unas instalaciones militares. ¿Acaso no sabe, Carme, que un cuartel en tiempos de paz es un lugar aburrido, además de peligroso? De hecho no sería la primera vez que ocurre un accidente serio en una visita de este tipo. Los niños aprenden en la escuela, a los cuarteles sólo se va a perder el tiempo. Y en este caso concreto a coger lo que no es suyo, alguna gripe, por ejemplo.
Otra que se apuntó esta semana al rojo fue la niña Pajín. Lo hizo en un mitin, de esos que tanto le gustan y tan bien se le dan. Apareció de “colorao”, con los peletes rizados y húmedos, con esa aparente lozanía de recién salida de la ducha; en la mano llevaba un fardo de tarjetones como las presentadoras de TV, los iba leyendo y los iba pasando. Claro, con esta modalidad tan técnica no se le quedó nada en el tintero. Del programa PSOE no dijo nada, pero a la oposición la puso a caldo, sin argumentos, pero a caldo. Y esta oposición que tenemos, que ni se nota ni traspasa, pues eso… El resultado es una oposición-compresa que absorbe y no pesa.
La última de Pajín ha sido apoteósica: el anuncio histórico planetario Obama-Zapatero. No creo que se haya inspirado en La Guerra de los Mundos para dar semejante noticia, no la considero tan culta como para rememorar la novela y mucho menos el serial radiofónico; lo mismo escuchaba de pequeña a Franco Battiato y ha tenido a bien reinventar alguna de sus canciones. Lo digo por aquello de los mundos interplanetarios de los que tanto nos hablaba el cantante siciliano.
La que se está zumbando una campaña electoral europea memorable es la ex-señora de Felipe González, doña Carmen Romero. No obstante hay que reconocer la capacidad verbal que tiene esta mujer para decir pachuchadas. Quizá por eso prescindía Felipe de ella. Aunque la Romero argumentaba sus ausencias diciendo que ella no era mujer florero. No digo más.
La crisis nos está haciendo mella a todos, pero a algunos les afecta menos. Leo todos los días el Boletín Oficial de Estado y cada día ofertan más cargos de libre dedo, perdón, de libre designación. El cajón de altos cargos debe estar a rebosar, dinero no habrá pero cargos…Con los nuevos tiempos van surgiendo nuevas capas sociales, están por ejemplo la clase diligente-funcionarial, esta la clase digerente-política, esta la clase desocupada-parada, etc.
Últimamente cuando me miro al espejo me encuentro confusa, no sé, no entiendo lo que me pasa. Me explicaré. Si los seres vivos vivientes pero no humanos pueden ser abatidos por una píldora postcoital, por qué el juez Baltasar se empeña en resucitar a los seres muertos difuntos de la guerra. A ver, que me lo expliquen, porque no entiendo nada.
El miércoles al cine. Vacaciones de Ferragosto. El guión serviría para una obra teatral, pero en el cine no dice nada, lejos de transmitir se diluye. Absténgase de ir a ver el film el personal de la tercera edad: los que no se durmieron salieron más que cabreados.

Tuxa (Narciso)

Era entonces portero de noche del Hotel Desdémona. Nunca me gustó aquel trabajo, tantos desconocidos durmiendo a mi lado. Era impúdico. Cuando conocí a Tuxa lo dejé. Ella salía de comprar unos tomates en el puesto de la calle Numancia, iba cargada de libros y de flores, fumando, con prisa, como siempre.
- Tuxa, que te dejas el paraguas –le gritó la dependienta.
- Es una sombrilla, una sombrilla. Guárdamela, que llego tarde, mañana pasaré a buscarla.
Al cruzar la calle se le cayeron los libros y, cuando se agachó a recogerlos, rodaron los tomates. Interrumpió el tráfico en ambos sentidos. La dependienta salió a ayudarla y, entre las dos, consiguieron reunir los tomates y los libros.
- Tus zonas erróneas –dijo la dependienta leyendo el título del libro que acababa de recoger – ¿Tienes zonas erróneas, Tuxa? –le preguntó riendo.
- Veintidós llevo contadas y aún no he leído ni la mitad, –respondió Tuxa –en cuanto lo acabe te lo pasaré, verás lo errónea que eres, Sally, tú que te crees tan perfecta –La dependienta soltó una carcajada mientras volvía a la tienda arreglándose el pelo.
Al llegar a la otra acera se le volvieron a caer los libros; esta vez un hombre se agachó enseguida a recogerlos. ‘Qué desastre de mujer’, pensé, repitiendo lo que habría dicho mi madre; ‘eres implacable, Tersa’, le hubiera reprochado mi padre, ‘va despendolada y tiene pintas de puta’, habría contestado mi madre, que siempre tenía que decir la última palabra. ‘Se parece a Susan’, pensé a continuación, tal vez porque mi madre repetía que era un desastre de mujer. ‘Seguro que no sabe ni planchar una camisa como Dios manda’, decía mi madre de Susan. ‘Mamá, Dios no manda planchar las camisas’, le contestaba yo, ‘que te crees tú eso’, respondía ella airada, ‘Dios manda lo que le da la gana, y a las mujeres nos manda saber planchar las camisas’.
A los pocos días volví a ver a Tuxa, cargada de libros y bolsas, fumando, con prisa, como siempre. Recordé lo que tantas veces había oído decir a Susan: ‘Otra vez he llegado tarde al trabajo, más de diez minutos para aparcar. Pues sales de casa diez minutos antes, me ha dicho el estúpido del jefe. Ya salgo diez minutos antes, le he contestado, y además ayer vendí la lámpara que estaba aquí desde la inauguración de la tienda. ¿La de pie, vendiste a madame lumiere?, me preguntó el muy cretino. Exactamente, y sin rebajarla ni un céntimo’. Tal vez mamá tenía razón con Susan, porque no sabía planchar las camisas. A mi padre, en cambio, le caía bien. ‘Tu padre es un calzonazos’, decía Susan, ‘podría quitarle alguna vez los pantalones a tu madre’. Estaba acostumbrada a que los hombres fueran autoritarios y a que quisieran imponerle su voluntad a gritos; había tenido dos padrastros con los que se pasaba el día peleando. ‘Y además ni siquiera es guapa’, habría dicho mamá de Tuxa, ‘vamos, Tersa, no cargues las tintas, es una mujer muy hermosa’, hubiera respondido papá, seguro de su criterio en el tema, ‘pues será guapa pero no lo parece’, habría concluido mi madre, que siempre tenía que decir la última palabra.

(Extraído de "Cartones" -Narciso-).

El amor y las moiras (Servando)


Tendría once años cuando tomaron los republicanos la casa de mis padres como cuartel general. A nosotros nos reservaron una habitación. Mi madre había tenido la precaución de resguardar bien las imágenes religiosas para evitar que las destrozaran o, en el mejor de los casos, nos las arrebataran. En el pueblo se supo enseguida que las tropas que llegaban las encabezaba el General Cardenio Nogales, lo cual suponía un alivio para todos aquéllos que tanto temían a Castell.

La toma del pueblo fue correcta (?) y, sobre todo, incruenta. En casa no tardamos en comprobar que aquellos soldados nada tenían en común con los "demonios" que implantaban el comunismo libertario por donde pasaban, aunque sabíamos que, después de Cardenio Nogales, había de llegar la devastadora "Columna de Castell" salvo que, en virtud de algún milagro, las tropas nacionales consiguieran evitarlo.

Los meses que siguieron a la ocupación cambiaron a mi padre: un hombre con gran sentido del humor se convirtió en un ser introvertido, triste e imagino que aterrorizado. Su mirada se fijaba en mis ojos (inconscientemente risueños todavía, por la novedad) lánguida, inexpresiva, húmeda... El movimiento de la casa contrastaba ferozmente con la quietud y silencio de la plaza que, desde el interior de aquel improvisado cuartel, fue el único rincón del pueblo que vi durante una larga temporada. Los soldados, en general, me trataban cariñosamente, algunos hasta jugaban conmigo. El propio General, que había hecho suyo el despacho de mi padre, me trataba con una especial delicadeza. Lo recuerdo todavía como un buen hombre. Pero aquella aparente calma, se vio perturbada muy pronto y enseguida corrió de boca en boca una expresión que a todos (incluso a mí) se nos antojó maldita: "EJECUCION". Y, después, los disparos. Aquellos sonidos lejanos, secos, no muy numerosos pero quizá por ello más espeluznantes. Sabíamos que cada uno de ellos significaba la muerte de algún vecino. ¿Podría ser aquel gallardo y correcto General quien tomara semejantes decisiones? Yo nunca lo creí así y tenía algún indicio para ello. En la casa, como he dicho, había mucho movimiento. Pero no sólo de los soldados que la ocupaban. De vez en cuando venían nuevos con aspecto de malhechores (así me lo parecía a mí) y aquellas visitas solían preceder a las ejecuciones. También frecuentaban la casa dos vecinos del pueblo, a los que mi madre miraba con desprecio y sin disimulo, y se encerraban en el despacho de mi padre con el General y los soldados nuevos. Y aquellas reuniones eran seguidas igualmente de fusilamientos.

(Extracto del Capt. I -La ocupación-, de 'El amor y las moiras', Servando Gotor)
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