lunes, 27 de abril de 2009

CRONICA CON CRIADILLAS (Por Azulenca)



Esto de la paridad pone cachondo a cualquiera, a cualquiera que sea normal quiero decir. Como siga mucho este gobierno al mando del país vamos a acabar todos idiotizados. Yo comienzo a tener síntomas. Me pongo ante caja tonta, escucho a los políticos y me quedo estólida escuchando lo que dicen, a veces me pregunto si oigo bien, porque es increíble la capacidad que tienen para decir tonterías en poco rato. Mientras, la oposición ni está ni se le espera y con sus ausencias y silencios da más cancha a los que mandan. Increíble.
Esta semana ha sido gloriosa o mejor dicho, esperanzosa. Porque nuestra Esperanza sólo quiere bailar chá-chá-chá y al parecer sola. En mi opinión creo que sufrió daños colaterales después del incidente en Bombay. Con un poco de mala suerte va a pasar de muñeca Repollo a muñeca Chochona. La invitan a desayunar y se despacha largando de lo que le atañe, de lo que no le atañe y como colofón arremete contra la subida salarial de los funcionarios como si saliera de su bolsillo, como si la patronal fuera ella. Esta es una nueva forma de ganar votos, quizá sea otra forma de hacer amigos: menospreciar al personal que trabaja para el Estado. Espe siempre ha sido la lista de la clase y a decir por una foto en la que muestra una pulsera con el apellido de su jefe (Rajoy), todo un detallazo de vasallaje, además de lista es la pelotas de su partido. Bien, Espe, bien.
Perpleja me dejó José Blanco en su presentación en el Ministerio. Ahora con su nueva política de transporte va a enseñar a los americanos a circular, incluso se ha brindado a USA para lo que necesiten saber. Un día de estos le pone Obama una videoconferencia para cambiar impresiones. El caso de José Blanco es un caso excepcional. No se vengan abajo con el fracaso escolar de sus hijos, ahora el fracaso escolar tiene premio. Como me decía un castizo en plan de guasa: ¡Niña! Esta es una Grande y Libre que soñaba José Antonio. La entrada de Blanco en Fomento me recordó a Sancho Panza en la Insula Barataria. Encontré a Pepe relamiéndose de gusto en el cargo, igual que el Tío Gilito cuando contaba millones y trillones.
¿Y Trini? Triniá, ay, mi Triniá. Esta habla por hablar, o habla por no callar, que viene a ser lo mismo. Por ejemplo dice que va a tomar medidas para lo que sea, pero a continuación dice que ya sabe que serán insuficientes. Que viene a ser algo así como tomar medidas para hacer trajes inservibles. También ha aclarado que el aborto va a ser una prestación sanitaria. Ahora llega una a la Seguridad Social y lo mismo puede quitarse una verruga que un embrión. Esto ya es insuperable. Compareció Trini para dar la noticia ayudada de Bibiana. Hay que ver lo que chotearon las dos, disfrutaron de lo lindo sacudiéndose la melena y taconeando, haciendo gala de la paridad, que para eso las han puesto. Estos planteamientos dan buena idea del magín de las interfectas, que no confundir con el caletre de la Pajín.
Y lo que ya suena a completamente soviético es ese Banco de Buenas Prácticas para internautas: una iniciativa que lo mismo sirve para movilizar el voto, que para informar de los wáteres que ha hecho un ayuntamiento con el dinero que ha soltado Zp. Estas son las soluciones mágicas que los socialistas promueven en plena crisis.
Parece que la sombra de la Memoria Histórica amenaza de nuevo; aunque a mí me gusta más llamarlo alzheimer político, más que nada por la parcialidad que aplican a la historia. Yo pongo por caso el París de Napoleón o la Roma de Mussolini. ¿Se imaginan si los políticos de estos dos países se ponen a derribar las obras hechas por estos dos dictadores? Creo que, tal y como se aplica en España la memoria histórica, es la mejor forma de asolar el pasado; algo parecido hicieron en Afganistán cuando dinamitaron los Budas milenarios. Bien pensado, lo mismo tenemos un denominador común con los Talibanes.
El miércoles al cine, La sombra del poder. Una peli en la que un tipo legal que ejerce el periodismo rastrero y su amigo, un político débil sentimental e incorrupto, se ven involucrados en la trama de unos asesinatos a raíz de la investigación de una empresa de armamento. Russell Crawe está inmenso en su papel de periodista desaliñado con un punto pasota. Una película que no me defraudó. Recordé aquellos tiempos cuando en España aún quedaban periodistas que ejercían labores de investigación en el campo político.

martes, 21 de abril de 2009

JAVI

Un tomate rojo, rotundo (Narciso)


Cojamos un tomate. Rojo, rotundo, evidente, ahí, con toda su desvergüenza de una sola pieza, indudable, sólido, tranquilo. Y ahora coge un ser humano. Pálido, de un blanco sucio, temeroso, desconfiado, inquieto, articulado, inestable, avergonzado. Estudié Magisterio con mucha vocación, pero un buen día, en el último curso, al llegar a casa vi un tomate encima de la mesa de la cocina y, de pronto, supe que nada de niños, que lo mío eran los tomates, así que compré un huerto y me puse a plantar tomateras como si estuviera corriendo el Tour, y hasta hoy. Nunca me he arrepentido, al contrario, cada día estoy más satisfecho con mis tomates. Mira qué cosa, completo, entero, se basta a sí mismo, lleva dentro su propio sentido, hermoso, de un rojo desafiante, con derecho a existir.
-No, si visto así, Timo, tal como lo cuentas, tienes razón, pero qué quieres que te diga, yo, al rato de estar con un tomate me aburro como un monaguillo.
-Me aburro, me aburro… es que tú, Vatio, siempre has sido un poco tornadizo y caprichoso. Coges un tomate, o dos, o tres, los que quieras. Los pones encima de la mesa, en el sofá, en la cama, donde más te guste. Que te cansas, los cambias de sitio. O los pones en fila, o en círculo, o dejas uno en el suelo y los otros en una silla, de espectadores… no sé, hay tantas posibilidades, Vatio. El domingo pasado me encerré en casa con media docena de tomates y me hicieron feliz.
-Si no te digo que no, Timo, qué quieres, pero a mí dame una rana y no necesito más… ahora, sólo con tomates… cada uno tienes sus querencias, compréndelo.


(Extraído de 'Cuescos' -Narciso-)

CRÓNICA SIN HUEVOS (Por Azulenca)

Si queremos escachar el país es necesario dar cargos a los más incompetentes, en su defecto, a los más siniestros. Esta debe ser la nueva consigna de los puños florecidos. Con este planteamiento quizá podamos entender el último cambio de gobierno.
Las chicas ministro con melena posaron sonrientes en las escaleras de la Moncloa, también mostraron el instrumental, una cartera que debía pesar lo suyo a decir por sus andares de medio lado; se las veía satisfechas con ganas de trabajar, lo mismo había papeles de verdad dentro del cabás. O lo mismo era que les pesaba en cargo. A decir por la valía de las nombradas concluyo que es mejor ser mujer estorbo que ser mujer objeto. En otro tiempo en este país había mucha mujer objeto, pero como le decía una amiga a sus hijos: Sí, hijo, sí. Soy mujer objeto, pero de anticuario. Los tiempos han cambiado, ahora manda la paridad y la paridad es poner en el cargo a chicas con melena que la meneen, la melena, digo. Pero lo que verdaderamente necesita este país es un ministro con melena y pelotas.
Y todo esto lo escribe una mujer que no es feminista, pero que se considera rebelde y progresista; esto lo dice una mujer que se ha movido en un mundo de hombres y que nunca se ha considerado discriminada. En esta vida, independientemente de ser hombre o mujer, todo ha sido cuestión de valía y de echar un par; pero la paridad deja a un lado la valía y da prioridad al sexo, ahora ya no es cuestión de güevos sino de melena. La mejor está en su papel, como siempre, es la vicepresidenta en su doble cargo: lo mismo hace de madre abadesa que de perro ovejero, el caso es reagrupar al personal. La Vice en su sitio, expectante, bien vestida, iba como de liturgia penitencial, de morado, que para eso estaba en fecha.
Huevos aparte, los chicos ministro parecían haberse caído de un guindo, sólo que de pie. Pepe Blanco se lo merecía, vamos, que se lo ha currado a base de bien. Ahora ya no va de pedos azules, lo suyo ha sido un final con fuegos de artificio, luego vendrán los gases y los fuegos fatuos. Estaremos atentos a Fomento.
A Chaves lo han devuelto al corral, bueno, que lo han devuelto al paso que lo han sacado de su feudo. Siempre que el presidente de una Comunidad Autónoma acaba en Ministro, espérate lo peor; lo peor para el nombrado, baste recordar el caso Bono. Tendremos que estar atentos también.
Zapatero, aunque no lo parece, tiene mucho conocimiento, le sobra talento para quitarse de en medio a la gente, luego pondrá otro estorbo pero el caso es renovar. Él lo llama cambio de ritmo. Lo mejor sería cambiar de nombre a los ministerios, por ejemplo Ministerio de Trabajo y Ciencia Ficción, Ministerio de Ruinas y Solares; reconvertirlos podría ser otra solución, por ejemplo el Ministerio de Cultura pasaría a ser el Ministerio de la Subvención. Para paliar el paro convendría ir echando imaginación al asunto e inventar nuevos oficios, como por ejemplo vigilante de las filas del paro, supervisor de calles, contemplador de cielos... Con la nueva Alianza de las Civilizaciones sería interesante además de sexificar colorear, por ejemplo hacer un organigrama de la Administración en colores según contenidos: verde para Medio Ambiente, negro para Trabajo, Rojo peligro para Fomento... Un planteamiento así sería más que cambiar de ritmo vivir en un mundo feliz.
Yo no estoy preocupada por la crisis. De hecho a nuestros gobernantes lo único que les importa es seguir con la nueva Ley del aborto y hacer una Ley de libertad religiosa. Y es que estas Leyes son indispensables a la hora de comer y pagar hipotecas.
¿Y la oposición dónde está? Pues debe estar de campo o fumándose un puro, porque ni está ni se les espera. Bueno, lo mismo andan por los semanarios adelante retratándose y haciendo reportajes.
Desde que a Maldonado lo han prejubilado, los nuevos hombres y mujeres son los que más curran en televisión: la coreografía es preciosa. Hay que ver lo que mueven las manos, los brazos y la de vueltas que dan; el decorado de fondo es una obra de arte, un montón de mapas cubiertos de isobaras, isotermas, borrascas y anticiclones. Los pobres hombres/mujeres del tiempo deben acabar agotados. En mi casa los llamamos los trabajadores del tiempo.
El miércoles al cine: París, París. Una bonita película que deben ver los amantes del séptimo arte.

FOTO.- Fuente de la Vergüenza (Palermo)

Dámelo todo

...y, entretanto, las carpas enfermas y en celo se deslizaban por el aire con las sublimes formas del camello ansioso. Rasgando alas de mariposa, clavando los crisantemos del ocio funeral. Nadando, saltando, trazaban lenguas de espuma sobre el profundo azul de la luna oscura, de la luna negra, de la luna veloz que huye del sol porque un día vio, porque un viernes supo, porque una tarde. Dame, dame el botiquín de blonda que llora persianas rotas, dame el murciélago amarillo, el triciclo enojado, la luna errante. Dámelo, dámelo todo. Todo, menos la luz del manantial. Que no quiero, que prefiero no querer. Ni arroyos obscenos ni rayos burlones. Que no busco la caja transparente, ni la linterna odiosa. Ni siquiera el reflejo leve del viejo candil. A mí déjame con mi luna errante, con mi mesa de autopsias, con mi cabreo de tortuga hostigada. No, no muevas mis conchas, deja mis caparazones, mi viejo cenicero de martini. Que no necesito ni la sonrisa de mil carmines gruesos ni el soplo de cien mulatos verdes. A mí déjame. Déjame en paz. Sola. Con mi canción opalada y mi bic azul. Con mis tangas fucsia de tirantes y mi beso bruno y fugaz. Sí, aquel de labios exentos. El de la boca sin luz.

(extraído de El Guacamayo Azul -Servando-)

viernes, 17 de abril de 2009

Visión nocturna (Arcadio Muñoz)

Transcurre la tarde tranquila por entre los encinares de Castilla. A lo lejos se divisa una antigua paridera que muy posiblemente en su día albergó algún ganado tránsfuga. Hoy, por sus características exteriores, se la ve abandonada, faltan varias tejas y un madero se balancea sin sujeción alguna. Posiblemente en la época invernal sería refugio de pastores cuando la nieve hacia acto de presencia y la bajada al pueblo era totalmente imposible por lo intransitable de los caminos.

En el horizonte se divisa una gran orla amarilla que me acompaña, a la vez va perdiendo brillo según transcurre el tiempo, también su calor denota cierto enfriamiento cuando entre la maleza me acerco al viejo manantial para saciar mi sed. Por momentos me asusto al ver reflejar mi silueta fantasmal en el agua. Lo mismo le ha ocurrido a una manada de palomas asilvestradas que refrescaban su plumaje en la vieja poza receptora del líquido sobrante.

Estos paseos por el monte me resultan cada vez mas oníricos, la memoria me retrotrae a épocas pasadas, aparecen imágenes que distorsionan la realidad, acontecimientos intemporales, sitios lúgubres, quizá sea una preparación a la muerte, que con su daga cruza estos peñascos castellanos raídos por el viento, que en ocasiones deja las viejas colinas a la intemperie arrastrando la poca tierra fértil que cubre su alma.

Al cruzar la última chopera, aparece mágicamente la gran balsa plagada de renacuajos asomados entre el tarquín y el espliego. Me viene a la memoria la chiquillería de la vieja escuela, hoy derruida, las tardes de los jueves practicando anatomía, Ciencias Naturales, sin más herramientas que guijarros afilados en las rocas, resultando una tragedia supina la operación a la que sometíamos a estos pequeños anfibios. La clase finalizaba con una exposición de tamañas fechorías, auspiciada por el viejo profesor cuya máxima aspiración era ver pasar los días para cambiar de destino y olvidarse de esos endiablados niños, que curiosamente nunca jugaron al fútbol; por el contrario nos atraía el escondernos entrada la noche por los callejones, apareciendo súbitamente al objeto de asustar al viandante que tenía la mala suerte de cruzar la calle. A ello acompañaba la escasa iluminación con sus sombras proyectadas en paredes de adobe. La imagen de una abuela asomada con su bata negra en la ventana tambaleándose por el viento me persigue en las noches de cierzo y me lleva directamente al Camposanto donde reposan sus restos, aunque veo esas noches su figura reflejada al final de cualquier calle, posiblemente sea la vejez que no asumo. (Arcadio Muñoz)

Para querer (Narciso)

No tienen fin las cosas del corazón, y son tantas las cosas que pasan por el corazón, que encuentra enseguida motivos rojos para hilvanar una historia, para enhebrar un recuerdo.
Para querer, a veces, el corazón se hace un larguísimo hilo rojo que anuda y enreda muchas cosas: un aburrimiento, un dolor leve, un país en guerra, una desconocida canción, un cálculo infinitesimal, una última suerte, un oculto desprecio, una piel suave, una cálida oscuridad.
Para querer se necesita a veces un aluminio feroz; un barquito de vela; una soledad cabreada; unas grandes ganas de morder cualquier cosa; una esperanza con unas buenas zarpas rapaces; una curiosidad especial por averiguar en propia carne cuantas heridas se soportan antes de morir; una querencia torera por lo central y por lo marginal; una gran capacidad para desmemorizar sin olvidar; una vida llena de agujeros, desgarrones, costuras y parches y, quizá, un pájaro minúsculo y chino, de esos que pueden vivir dentro del pecho.
Para querer sin equivocarme del todo sería desmemoriado y disponible, sería muchas mesas al sol preparadas para merendar, sería muchas butacas a la vez cuando va a empezar la película, acogedor y exigente como un atraco amoroso, amable y duro como un viejo boxeador, tierno y firme como una mujer policía, extenso y breve como el vuelo de una sábana; tomando apuntes, desapareciendo de pronto, concertando y desconcertando; natural y lento y rojo como una flor; natural y veloz y peligroso como un rayo.
Para querer con algún acierto sería un pueblo en fiestas, una biblioteca municipal y enorme, mucha gente a la vez cobijándose de la lluvia en un pequeño porche, una manada de caballos en celo, un improvisado equipo de fútbol, todas esas cosas que reúnen y acogen sin premeditación.

(extraído de 'Cuescos')

CONZET@S

“EL PRESO: Van a matarme... ¿Qué dirá mañana esa prensa canalla? / MAX: Lo que le manden”.

A ratos leo a Valle Inclán, otros pienso. Uno es duro de entendederas pero como buen cabezón acaba por cazar algunas. No entiendo a periodistas ni a políticos. Dudo (“todos tenemos algo de hamletos”). Y de repente, ¡oh!, se me desvela desnuda la verdad: juegan a inventores de “palabros”, “conzetos” y “con-Zetas” . Vamos, como Valle o Cela pero... ¿para enriquecer el idioma? Miau, para enriquecerse ellos, pues la tragedia nuestra es en verdad un esperpento. ¿Y qué es, pues, un “conZet@”? Hace falta algo más que bohemia iluminación para expresarlo pero lo intentaré: un conZet@ es un concepto reflejado en un espejo cóncavo... (copyright: Pepiño le-Blanc). Pongamos frente al cóncavo otro convexo y se revelará la milagrosa imagen.

Así, al concepto “vivirás con el sudor de tu frente” corresponde el conZet@: “vivirás con el sudor del de enfrente” (canon para la SGAE); al concepto “servicio público” el conZet@ “servirse del público” (Zaplana lo ha entendido bien); al concepto “trasvase” l@s conZet@s “transfusión”, “captación” o simplemente “tubería”. Por cierto que el propio conZet@ “reasignación” resulta “multifacético” porque también se emplea para cuando uno está jodido con sus genitales y se los quiere cambiar “por los que le corresponden”: así nace el conZet@ “reasignación de género”, opuesto frontalmente al concepto “cambio de sexo”. El “género” también es un conZet@ muy rico pues puede referirse a la violencia que un hombre ejerce sobre su pareja femenina pero también a la discriminación social de una mujer, en cuanto tal, conZet@ negativ@ que intenta paliarse mediante otro conZet@ no menos importante: el de “paridad” consistente en que, independientemente de l@ buen@ que un@ sea, si hay que cubrir diez puestos de trabajo con mil candidat@s, el puesto no será para l@s diez mejores, sino para los cinco hombres mejores y las cinco mejores mujeres, discriminando así y hurtando ese merecido puesto de trabajo a hombres y/o mujeres mejor preparados, con la consiguiente merma -además- en el resultado del trabajo (genitales joden producto). Lo mismo ocurre con el conZet@ “idioma impuesto”, que prevalece el idioma sobre la cualificación (aunque el idioma sea completamente irrelevante para el puesto de trabajo). Luego están l@s conZet@s “raza” y “nación”. Pero est@s son ya muy viej@s. Los manejó Franco (hasta la única novela que firmó se titulaba “Raza”). El primero consiste en que hay seres superiores a otros, y está cada día más en boga enlazado directamente con el de “nación” que, en definitiva, consiste en la agrupación de gente de una misma raza (superior), lengua, territorio y –sobre todo- doctrina (superiores). Éste último, el conZet@ “nación”, también anda muy vinculado con el conZet@ “bandera” y ambos se diferencian de sus respectivos conceptos en que en aquellos caben todas las naciones y banderas del mundo menos la española. El conZet@ España no existe, existe sólo como concepto, pero tabú; de forma que el que lo nombra es tachado de “facha”, réprobo conZet@ este último muy manido y desgastado con el que se designa, insultándole, a todo aquel que no piensa como yo. L@s conZet@s “izquierda”, “progre”, “modern@” y “avanzad@” son sinónim@s y nada tienen que ver con sus respectivos conceptos; así, si estos designan a personas comprometidas con principios humanos elementales como libertad, justicia, igualdad y fraternidad, aquell@s se refieren a personas que comparten determinados lugares comunes “políticamente correctos”. ¿Y qué es lo “políticamente correcto”? Muy buena pregunta oiga, porque se trata del conZet@ principal en que se encierran los demás: aquello que se ajusta no a un pensamiento o reflexión libre y razonada sino a una doctrina impuesta. ¿Lo “acetamos”?

“MAX: También aquí se pisan cristales rotos (...) Latino, sácame de este círculo infernal”.

(Servando, El Comarcal 6 mayo 2008)

miércoles, 15 de abril de 2009

Buñuel, su Nazarín y el camino a ninguna parte

Al comienzo de la Semana de Pasión y bien entrada la noche, en esos días que la cartelera zaragozana solo ofrece auténticos sucedáneos cinematográficos, me encaminé hacia el Palacio de San Carlos, sede oficial de la Filmoteca para, en su local de exhibición, disfrutar del ciclo por enésima vez de nuestro maestro D. Luis. Esa noche, como digo, proyectaban Nazarin, una de sus obras maestras, premio de la crítica en Cannes año 1959.

La trayectoria de este maestro de la narrativa fílmica es de sobra conocida, su animadversión hacia los tres estamentos de nuestra sociedad, religión,burguesia y estamento militar también lo es, quizá fruto de su educación en los jesuitas y el linaje en cuanto a su descendencia de familia adinerada.

Nazario, sacerdote de una aldea mejicana que recuerda aquel documental filmado en Extremadura “Las Hurdes tierra sin pan”, intenta vivir su religiosidad, enmarcada todavía más por Buñuel cuando su protagonista matiza, “soy católico, apostólico y romano”. En el filme aparecen todos los tipos buñuelanos, pero recobra especial significado que sea su correligionario, otro compañero también sacerdote, quien más trabas ponga a su manera de vivir la religión. El joven sacerdote deambula sin tener lugar fijo, su casa es prácticamente un lugar público, en ocasiones refugio de mujeres de “mala vida” lo que le acarrea continuos problemas con las fuerzas del orden público. Hasta se verá implicado judicialmente en una de las redadas.

El fracaso de la caridad cristiana es una de las constantes, plagado de imágenes surrealistas que distorsionan la continuidad de la narración fílmica, no obstante en cualquier momento puede estallar el factor sorpresa. Lo vemos en ese camino que recorre Nazarín, una vez defenestrado por la Curia. Sin sotana es un obrero más, pero al trabajar sólo por la comida siembra la discordia entre sus compañeros y tiene que huír despavorido. La manera “sui generis” de vivir la religión queda subyugada a la norma imperante y bochornosa del mandato eclesial con sus privilegios para la burguesía, los buenos que con sus propinas creen alcanzar el premio eclesial de la vida eterna, cuando realmente son de la peor calaña. No hay ningún personaje positivo, los seres defectuosos a los que Dios ha dotado con alguna anomalía física, también siembran el mal al querer emular a los perfeccionistas. Cuando cogen la batuta del mando, todavía la maldad se apodera en grado sumo en ellos, resultando seres déspotas por naturaleza.

Finalmente en ese camino que no conduce a ninguna parte, alguien le ofrece una piña para paliar la sed. En ese momento a Nazarin le viene la duda, el aceptarla como hasta ahora o rechazarla. Mira al cielo como pidiendo una contestación, ¿un milagro?, mientras esto ocurre hacia el final del filme, los tambores de Calanda resuenan dando a las imágenes un sabor amargo, sin solución y es que al analizar cualquier filme de Buñuel el final es lo peor, esta lejos de “happy end”, sólo queda la nada y una inquietud intelectual que despierta la mente.
ARCADIO MUÑOZ

JAVI

CRONICA CON CALMA (Por Azulenca)


Esta semana no hablaré de los otros, esta semana hablaré de nosotros. De los “bloguistas asilvestraos” que hacemos Desde mi Barricada.
Excepto yo, el resto de los componentes de este blog son una panda de románticos, bueno, de románticos entre comillas.
Empezaré el repaso por Servando, el dueño del blog. Un tío bestial, brutal; no por estatura sino por tamaño cerebral. Tiene mucho coco, además se llama Servando y estos se cuentan con los dedos de la mano: la importancia de llamarse Servando, diría yo. Aparte de ser brutal, Servando es el más romántico de todos, el más soñador. Cuando no está con los pies en la tierra se pasa el día en las nubes, imaginando, creando, pintando imágenes, fantaseando, flotando… En fin, contemplando todo desde dentro y redecorándolo a su gusto. Disfruta con su columna en El Comarcal del Jiloca, ahí es donde se desahoga, donde combate; pero lo suyo, entendiéndolo como sentimiento, es la Literatura con mayúscula. En sus novelas parece otro, ahí es donde renace, ahí es donde surge el amante de las letras, el mago de las imágenes, el amante del cine. Gracias, Servando, por dejarme un sitio en tu barricada.
La romántica que le escribe a Fabio, que lo consuela, que le desvela su estado de ánimo… En fin, de romántica nada de nada y de dulce, menos. Las cartas a Fabio tienen una continuidad; si las siguen comprobarán el carácter de la romántica. También conocerán la personalidad del escultor italiano, todo un personaje, un tipo de hombre muy de moda. Quiero agradecer a María Jesús que me regalara el pseudónimo, Azulenca: la heroína de un bonito cuento infantil que ha escrito y que está sin publicar por no ser políticamente correcto.
María Jesús es de Villamayor de Gállego, un pueblo que estando muy cerca de Zaragoza me dejó perpleja. Un pueblo que entre los zaragozanos lleva fama de díscolo por su segregación, hace ya unos años. ¡Menudo pueblo y menuda gente! Me invitaron a la fiesta que hacen en torno a La Sabina, una árbol singular, que no sé si es centenario o milenario, bueno da igual. Me lo pasé bomba. Fue un día enteramente bucólico. Una peña a la que llaman La Gastronómica puso una mesa con canapés a gogó y bebida a discreción; después cada uno llevó su comida, sus mantas para tenderlas al suelo, sus sillas, mesas y neveras. El sol coronó la jornada y unos gaiteros animaron el rato de la siesta. ¿Y de la gente del pueblo qué decir? Extraordinaria, lo dan todo y te lo ponen en las manos, no te sientes forastera en ningún momento y se despiden animándote a que vuelvas. Villamayor de Gállego, menudo pueblo y menuda gente. Gracias Villamayor.
Toca hablar ahora de otro romántico, Arcadio. Vaya nombrecitos raros los de este blog: Servando y Arcadio. Yo sólo conozco a estos dos. Arcadio es multifuncional y polifacético: es alcalde de su pueblo, funcionario y crítico de cine. Seguro que se me olvida algún cargo más, pero dejémoslo aquí. Nuestro Arcadio es romántico a capazos. Cuando va al Festival de Cine de Valladolid le trae a su esposa como regalo unos buenos solomillos de ternera: eso sí que es todo un detallazo. Arcadio es además un nostálgico empedernido, basta leer su columna para descubrirlo. Cuando lo leo se me mueve el pasado, vuelvo a ser pequeña, es como rescatar sensaciones perdidas.
Fabiola, la columnista más joven y más original; es como un soplo de aire fresco que da color con sus fotos, con sus cuadros, con sus relatos. Vamos, la que da vidilla al blog. Fabiola, no te descuides, escribe más. Bueno, ya llegará el verano y quizá tengas más tiempo, ahora sigue estudiando
Javi. El extraordinario humorista del blog. Todos esperamos con impaciencia su viñeta. Nos gusta ese humor diferente que no nos deja indiferente y esto es una rara virtud en los artistas de estos tiempos; es más, sus dibujos se nos quedan grabados y esto es el más difícil todavía.
Y yo qué. Pues yo a lo mío, quietecita aquí, atrincherada en la barricada de mi amigo largando lo que me da la gana. Reconozco que necesitaba una terapia y el blog me está resucitando. Gracias a todos.
El miércoles al cine. La Duquesa. Una rocambolesca historia del rococó, en definitiva nada de nada. La tópica historia recurrente bien decorada, con vestuario y exteriores fastuosos y poco más.

miércoles, 8 de abril de 2009

Ca-lei-dos-co-pio (Fabiola)


Tenía cerrado el ojo izquierdo cuando descubrí una de las maravillas del mundo… los colores se fusionaban unos con otros a su antojo, desaparecían formas para volver a aparecer, contornos geométricos se convertían y se intercambiaban en un universo de sorpresas al alcance de mi mano. Como por arte de magia…

No tendría más de cinco años y acababan de hacerme un regalo increíble… incluso su nombre era mágicamente cautivador… 'Es un ca –lei – dos – co – pio'. Dijo mi abuelo. Y así estuve un rato… intentando descubrir la más bonita de todas las combinaciones, arriesgándome a perder la que veía al mínimo movimiento de muñeca y no encontrar nada mejor… Magia. Sin lugar a dudas.

No duró mucho. No podía creerme lo que veía. Precioso. Pero… ¿por qué? ¿Por qué podía ver todo aquello en un tubo de cartón y cerrando un ojo? (había comprobado que con los dos abiertos era peor y con los dos cerrados imposible) ¿Qué era y cómo lo habían encerrado?

No iba a quedarme sin saberlo.

No me dejaban utilizar cuchillos y fue difícil con unas tijeras de punta redonda… pero al tiempo tuve en mi mano un cartón curvado y unas estúpidas piececillas de colores. Oh desilusión. ¿Solo era eso?

Imposible volver a montarlo (lo intenté). Imposible recuperar mi ca – lei – dos – co – pio. La magia se esfumó por dejar de creérmela. (Por suerte, aprendí la lección).

Fabiola A.M.

martes, 7 de abril de 2009

JAVI

CRONICA CON GIN-TONIC (Por Azulenca)

Pepe Blanco va de pedos azules. Pedos azules: gases residuales que deja la ingesta de gin-tonic en el día de reseca. Esta puesta en escena le da óptimos resultados, sobre todo cuando tiene que poner el dedo en llaga, cuando quiere ofender sin miramientos. Pepe se pone firme, centra el cuerpo, contrae los músculos de la cara, hace un mohín raro con los labios y deja pegado el ojo al cristal de la gafa. Resultado: pone cara como de hacer mucha fuerza, como de querer estallar con un ruido pero sin llegar a tirarse un pum. En una de estas actuaciones gaseosas tachó de hipócritas a los que se manifestaron contra la Ley del Aborto, añadiendo una maldad de mal gusto al estilo de las que echa él. El que esté libre de pecado que tire la primera piedra. Esta gente que desprecia la Civilización Cristiana desconoce el sentido de esta frase, claro que el que no sabe como el que no ve. Sin ir más lejos, Carmen Romero confesó recientemente a una periodista que Felipe González y ella hacía veinte años que se habían quitado las alianzas. Pero eso no es hipocresía. Vivir de cara al escaparate no es tener doble moral.
Mientras la fila del paro aumenta cada día, nuestra Vicepresidenta comparece ante las cámaras cada día más elegante: envuelta en sedas y encajes, con collar a juego, pintada como de boda y con esos pelos de mala raza que tiene en su sitio. Y es que la elegancia no debe estar reñida con la crisis, ir vestida de muy caro da confianza al personal. Esta no va de pedos azules, esta va de de estreno todos los días. Lo de María Teresa no son gases, lo de la Vicepresidenta es vanidad a capazos. Aun así se queda en un palo sobrecargado de pasminas y quincalla. Quizá si se apuntalara la cara con algo más de botox y esos pelos que lleva, que deben de ser una continuación a sus ideas, se los tiñera en un tono más natural, tal vez… a lo mejor… parecería menos mona.
No sé lo que le pasa a Bibiana, pero lleva un reseco… Siempre que aparece en las imágenes del Telediario (se pueden comprobar) está abriendo un botellín de agua o echando agua al vaso. ¿Será la resaca de su Ley? Hemos pasado por el fundamentalismo, por la demagogia y por un debate social superado. A ver qué se le ocurre ahora. Esta semana habrá bote.
El que está feliz es nuestro Presidente del Gobierno, allí en el G-20. ¿Si sabrá dónde se encuentra? Después del lapsus lingüe lo mismo se cree que está en el Punto G. Porque el gesto de la foto era extraño, así como de relamerse. Tal vez sea la erótica del poder. De hecho, Zerolo, desde que está Zapatero en el gobierno declaró que nunca había tenido tantos orgasmos. Lo mismo es un remedio ante la crisis erotizar al personal después de idiotizar primero.
No comentaré nada sobre los temas Peperiles que están en el candelero. Esperaremos a ver en qué queda la cosa. Yo creo que la desconfianza y el caldo de gallina no hace mal a nadie. Esto decía la madre de una amiga y es una frase con mucha sustancia. Yo le recomendaría a Rajoy que leyera la Teoría del Conocimiento de San Agustín por aquello del Iluminismo… O que se lea y tome nota de La Campana de Huesca, sin derramamiento de sangre, claro, sólo como escarmiento.
Esta semana no fui al cine. Pero hoy toca hablar de cines fríos y calientes. Los cines Palafox de Zaragoza son fríos: en las dos últimas películas opté por verlas con el abrigo puesto. Reconozco que soy friolera; pero son salas grandes y medio vacías a temperatura ambiente. Los Renoir son otra cosa. Son salas acogedoras y calentitas, entre otras cosas porque ponen la calefacción. Hasta que no entre el verano no volveré a pasarme por los Palafox.

La mirada del cofrade

Pero quién coño puede llamar a estas horas’, se había dicho Certeza descolgando el teléfono sin abrir los ojos. ‘¿Diga..? ¡Platón, serás imbécil..! ¿Qué haces que aún no estás en la droga Alfonso, eh...? ¿Que es pronto?' Colgó sin más y se dio media vuelta en la cama.

‘Más caga un buey que cien golondrinas’, fue lo primero que se dijo al oído Certeza Murdoc una hora después, cuando sonó el despertador. ‘Bien que me ha jodido el atontáo este’. Abrió la ventana del dormitorio y oyó las campanas de la Parroquia del reverendo Brown que tocaban a muerto. Y enseguida, en el cielo, la cola blanca de un enorme gato siamés. ‘Luego vendrá el culo y el marramiáu lanzará un enorme chaparrón sobre la isla’, presagió. ‘El culo. A Platón se le está cayendo el culo, sólo por eso los nazis lo hubieran enviado a un campo de concentración. Y mira que lo tenía guapo cuando le metí mano en el Contraseña Falsa, la noche de Miércoles Santo.’ Certeza fue al baño y se ducho con agua fría. Todo en orden. ‘Enamorarse es engañarse’, llegó a decir en voz alta, casi gritando como una destemplada soprano al notar el primer golpe, la primera irrigación que sintió helada. Luego entonó una saeta.

Había conocido a Platón aquel mismo Miércoles Santo. Noche de tambores y alguna saeta en San Cayetano. Hacía viento, como no. Y frío, mucho frío. El tiempo siempre es asqueroso en Semana Santa. Certeza bajó sola a la isla, aburrida, sin ningún plan. Por la tarde, Atropina la había telefoneado pero Certeza no tenía ganas de salir. Estaba con una novelita de François Sagan. Buenos días Certeza, o algo así, creía recordar que se titulaba. O no, dudaba, quizá Cierta Sonrisa o Ciertos días buenos. Nunca se acordaba de los títulos de los libros que leía, pero aquel tenía algo que ver con ella, con su nombre. Luego, vencida la tarde, se arrepintió de no haber aceptado la invitación de Atropina y bajó sola a la isla, segura de encontrarse con alguien. Evitó San Cayetano para eludir concentraciones y atascos. Con lo que no contaba era con que San Felipe, a esa hora, estaría igual de concurrida. El griterío y los tambores eran atronadores, hirientes. Certeza no entendía el gusto por estas cosas tan tétricas. Entre los cofrades, todos con la cara cubierta, destacaba uno muy gordo que, con paso marcial, iba de un lado a otro sin parar de dar órdenes y, a veces, hasta gritaba al público. Llevaba la cara descubierta. Un señor joven, con cazadora Burberry cuyos cuadros escoceses asomaban por el doble del puño, llevaba a su hijo sobre los hombros. ‘Papá, y ese señor ¿quién es?’ ‘El dueño de la procesión, Isidrín’. ‘Mentira, la profesión no tiene dueño’. ‘Bueno, pues si quieres vamos y se lo preguntamos a él, verás cómo es el dueño’. ‘No papa, no, no le preguntes nada'. ‘Como quieras, Isidrín’. Certeza se sintió sola, atrapada por una multitud que la aprisionaba e inmovilizaba. ‘Por lo menos, esa higuera que se asoma por encima de la pared se lleva bien con mi alma’, se dijo al oído, ‘estoy en el peor lugar y en el peor momento’. Ni siquiera podía cruzar a la otra acera. Estaba condenada a tragárse el paso completo: la Cofradía de Jesús de la Humillación, María Santísima de la Amargura y San Felipe y Santiago el Menor. Por lo menos eso dijo con la boca casi pegada a su oreja un brasas que tenía detrás, experto, según era de oir, en la Semana Santa zaragozana. Luego, también dedicado a la oreja de Certeza, describió el uniforme: ‘Túnica blanca; capirote negro con el emblema en el antifaz, aunque los bombos lucen tercerol en lugar de capirote. El hábito se complementa con capa, cíngulo, guantes, zapatos y calcetines negros. La medalla es de plata con cordón blanquinegro, con la Virgen de la Amargura en el anverso y el anagrama y el nombre de la cofradía’. ‘Vaya, vaya con este señor, pues sí que sabe usted’, dijo con retintín un hombre mayor y encorbatado que momentos antes había presumido de conocer personalmente a Gustavo Re en sus mejores tiempos. ‘Querrá decir en sus tiempos’, le apostilló otro que iba con él. ‘Mi novia tiene las tetas de hierro’, dijo un muchacho. ‘Imagina que hay una guerra y no vamos nadie’, dijo una señora. A Certeza se le acababa la poca paciencia que tenía cuando, de repente, desde un balcón la voz gitana más clara y hermosa jamás oída se marcó una saeta aprovechando uno de los silencios de los tambores:


¿Dónde vas Paloma Blanca
a deshoras de la noche?
Voy en busca de mi hijo
que lo entierran esta noche.


‘Pero si aún no lo han matáo’, dijo un gracioso. ‘Esto ni estaba previsto ni se acomoda al paso’, sentenció el especialista de atrás. Y volvieron los tambores. Los neones intermitentes de los bares de la plaza seguían el ritmo. ‘Un novio, eso es lo que yo necesito’, se decía Certeza. ‘Alguien sobre el que disponer a mi antojo: ahora quiero, ahora no quiero. Un hombre fuerte y con personalidad para exhibirlo ante las amigas pero débil y sumiso conmigo. Nada del otro mundo. Lo que toda mujer busca. Atento sólo a mí, a mi capricho: ahora quiero, ahora no quiero. Un novio, sí. En momentos como este no tendría más que decirle sácame de aquí y él se desviviría por hacerlo, se enfrentaría a todos, hasta al chulo ese del retintín, y me liberaría de todo esto’. La imagen de María Santísima del Dulce Nombre se alejaba. Luego, el Jesús de la Humillación paró allí, junto a Certeza y se hizo el silencio.

Por una montaña oscura
va caminando mi Jesús
y como la noche estaba oscura
Judas llevaba la luz.


‘Ese cofrade, o me lo parece a mí, o se ha quedado conmigo’, pensó Certeza mirando de reojo al que tenía más cerca, apenas a un metro de ella. Volvió a mirarlo dos, tres veces más. ‘Joder, como que no me quita ojo. Claro, allí debajo, oculto por el capirote, ya puede. Si tuviera algún signo así, no sé, algo que lo distinguiera bien, que lo individualizara del resto y se diera cuenta de que yo me daba cuenta de que. Los ojos, sí, los ojos, cómo mira el tío. Son unos ojos... verdes. Pero qué mirada. Si estuviera sola tendría miedo. Y que no la aparta, que no aparta la mirada. La mano, sí, la que sostiene la vela. La mano... ¡el reloj! Ya está. Se ha fijado, se ha fijado que me he fijado en su reloj. Qué horterada de reloj, no le pega. No, no le pega, con la personalidad que tiene y un reloj así: Esfera roja. ¡Un reloj con esfera roja y corona azul! Solo falta Pluto, ¡Dios!’. Y entonces sí, entonces Certeza le retó con la mirada, fijándola en la de él y señalando con ella el reloj, haciéndole saber que ya lo tenía pillado, que ya podría identificarlo. El cofrade apartó la mirada. La marcha se reanudó y el paso se recogió en la Iglesia. La muchedumbre se dispersó y Certeza se fue al Barba Azul. Alguien habría por allí, alguien conocido, seguro. En el trayecto no dejó de pensar en la mirada del cofrade. Lo del reloj casi lo había olvidado, pero la mirada no. Al cabo de dos horas la mirada seguía ahí, en su cabeza. De madrugada, en el Contraseña Falsa, comentaba con una amiga, las dos junto a la barra, que se está mejor así, sola, que las mujeres en realidad no necesitamos a los hombres. Ellos sí, ellos no saben dar un paso sin el aliento nuestro detrás, pero nosotras nos valemos muy bien solas. Así que, aparte de que nos hagan un hijo cuando queramos o nos echen algún que otro polvo, para lo único que nos sirven es para eso, para crearnos problemas’, decía la amiga mientras Certeza, cansada ya, casi sin oirla, asentía mecánicamente. Estaba incómoda porque detrás de ellas había, además, un jovencito bastante feucho con frac azul y chaleco amarillo que no paraba de decir sandeces con pretensiones filosóficas, casi tan palizas como el tío aquel entendido en procesiones. Certeza iba a despedirse ya de su amiga, cuando el muchacho aquel, que parecía bobo, estiró el brazo entre las dos para pagar la cuenta. La muñeca casi rozó los párpados de Certeza. ¡El reloj! Se quedó sin habla pero lo miró fijamente a los ojos. Verdes, los tenía verdes. Él enrojeció.

-¿Cómo te llamas?
-Platón, ¿y tú?
-Certeza, yo Certeza. ¿Y el hábito?
-¿Qué habito?
-Coño, el de la cofradía, el que llevabas antes.
-¿Yo?
-Venga por favor, no me vaciles. Sé perfectamente que eras tú.
-Que me capen si lo entiendo. Desde luego, lo que es yo, jamás he militado en ninguna cofradía. No me gustan esas cosas, en serio.
-Pero si te acabo de ver en la procesión.

Comenzaron las risas, los juegos. ‘Todo lo que tú quieras, pero tu mirada y el reloj, el reloj ese tan horrible, son los mismos. A mí no me engañas’.

Certeza salió de la ducha riéndose al recordar la cara que puso Platón cuando, a los pocos minutos, allí mismo, en el contraseña falsa, le metió mano. Sí, le tocó el culo. Qué culo tenía entonces Platón. Quedaron para el día siguiente y ella le regaló un reloj decente. ‘¿Es que no te gusta éste?’. ‘No’, contestó Certeza casi ofendida. Platón llegó a creerse que era guapo. No terminaba de asimilar que Certeza se había enamorado de un hombre sin cara, de unos ojos y de un horrible reloj.

(de 'El Guacamayo Azul' -Narciso y Servando-)

viernes, 3 de abril de 2009

A tientas... (vuelve Fabiola)


Sin duda La Tentación es una sugerencia, un indicio de lo que puede llegar a ser, un cruce de miradas que se resiste a apartar la vista, unas palabras que dicen muchas más, un apretón de manos deliciosamente demasiado largo, un amor “imposible”, lo terminantemente prohibido, el rincón oscuro en el que entornas los ojos para poder ver algo aunque lo más emocionante sea seguir sin ver nada…

La Tentación no es un pasado: lo conocido no nos tienta, lo que tenemos nos aburre y buscamos nuevos estímulos y personas que los provoquen. Nos tienta lo incierto, porque aunque pensemos que nos gustaría saberlo todo, en realidad es lo desconocido lo que despierta nuestros instintos.

La moraleja es clara: creamos tentaciones de usar y tirar. La tentación lo será hasta que caigamos en ella.
En tal caso, ¿debemos caer en la tentación? ¿Seguir soñando e imaginando lo perfecto que pudo haber sido, o despertar a la absoluta realidad?

(Fabiola A.M.)
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...