domingo, 16 de noviembre de 2008

El Adriática Building (II)


Bermúdez y Conde Aranda, Conde Aranda y Bermúdez. Al Bermúdez le llaman el hebreo porque viste de faraón.

Bermúdez...

Bermúdez por Conde Aranda... Por los adoquines de un gris frío, de un gris azulado. Azul postguerra. Gris hambriento. Por el tibio carmín de asfalto que apenas cubre los raíles, las vías, las consignas de un tranvía letal. Por la verde fragancia del cambio, de una esperanza arcillosa. Por entre las parduscas entrañas de una libertad desnuda que muestra sin pudor todas sus vergüenzas, todo su pasado, para luego cubrirlo con aceras regulares, poligonales, rectangulares, anchas aceras de insípidas formas, ocultarlo con la sombra oscura de monstruosas farolas, adornarlo con palmeras lejanas, adelfas de vivero y anodinas papeleras. La libertad desnuda de uniforme gris. Pero algo está cambiando en Conde Aranda, algo tiene que cambiar. De momento, el gris se torna acuarela. Las rectas se tuercen. Las curvas se enderezan. Lo regular rebosa. Lo que siempre había sido blanco ahora es multicolor.

(extraído de “El guacamayo azul”)

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